Partida Rol por web

Tres jóvenes se acercaron a ellas, andando deprisa. Uno de ellos era un chico un poco más bajito que Akane, con la cabeza afeitada, que parecía tener unos dieciocho años recién cumplidos. La segunda era una chica teñida de rubio, con el pelo recogido en dos coletas, vestida muy al estilo gaijin pero sin demasiada clase, con vaqueros, zapatos de tacón, y una camiseta de manga larga negra con letras rosas impregnadas de purpurina que ponían Cool!. Ahora mismo llevaba los zapatos en la mano y andaba sólo sobre sus calcetines tabi, consciente de que si tenían que pelearse o correr ese calzado no la ayudaba. El tercero era un chico alto y delgado, con una leve barba y un peinado particular. Unas gafas de sol colgaban de un bolsillo en el pecho de su kimono. La chica habló la primera.

- ¡Akane-chan! ¡Estás aquí! Joder, menuda carrera nos hemos pegado...

- ¿Va en serio? ¿De verdad los Shimazu tienen el kabuto de Hisawa-sama? Hijos de kappa... ¿Pero vamos a meternos en su territorio, así sin más, sólo nosotros? ¿No deberíamos llamar a los mayores, que se encarguen?

Ahora había hablado el de la cabeza rapada, que parecía el menos convencido de que debiesen estar ahí...

- ¡Tranquilo, Ken-chan! Tu primo te protegerá. Tú intenta parecer un tipo duro, ¿vale? ¡No nos dejes mal! - le respondió la chica.

El de las gafas de sol habló entonces, con una voz grave y serena.

- Los mayores del clan no se meterán en esto. Por lo que ha dicho Akane, los shimazu que tienen el kabuto son jóvenes, como nosotros. Si hoy ocurre una pelea, el clan ganador lo tachará como "locuras de juventud" para evitar conflictos políticos o represalias del clan perdedor. Y en eso quedará. Lo mejor que podemos hacer ahora es darnos prisa. No hay tiempo para llamar a más gente.

Se acercó a Akane, hizo una leve inclinación de cabeza y le tendió la mano.

- ¿Puedo echar un vistazo a ese vídeo, por favor?

Akane procedió a hacer las presentaciones.

- Chicos, ésta es Aisaka-chan, mi prima. Ella es la que ha encontrado el kabuto.

La chica teñida cerró los ojos, sonrió y ladeó la cabeza a modo de saludo, el rapado soltó un tímido "encantado" y el mayor hizo otra inclinación de cabeza.

- Éstos son Ankokuji Kennosuke, Ukita Sachiko, y Ankokuji Fujimaru, mis colegas habituales. Déjale ver el vídeo a Fujimaru-kun, quizá puede identificar al tipo que sale en él.

Aisaka hizo una reverencia saludando a los recien llegados.

- Es un placer. Por favor cuidad bien de mí.* 

Aisaka tomo del bolsillo de su chaqueta el movil y buscó el mensaje de Saizou, para luego extenderselo a Fujimaru-san. 

- Crees que consigues reconocer a alguien de ahí? Una fuente nos ha dicho que hay un local típico de Okinawa aqui cerca... "nosequé tormenta", donde habia una gran celebraión esta noche. Parece que es nuestra mejor pista a seguir.

Aisaka se distrajo mirando a la multitud alrededor de la estatua, Saizou no parecia aparecer por ningún lugar, si tardase mucho más se iba a ir sin él.

Fujimaru tomó el móvil que le ofreció Aisaka. Sachiko y Kennosuke se amontonaron a su alrededor para verlo también. Mientras lo miraban, el más joven tragó saliva, y en la cara de la chica se notaba que la rábia se iba acumulando. El mayor permaneció impasible, aunque hacia el final del vídeo alzó una ceja.

- Claro que sé quien es. Es Shimazu Gouken. El hijo menor del daimyō del clan, un niño mimado que no destaca en casi nada. Aun así, partirle la cara al hijo de un daimyō puede tener repercusiones... pero no es él quien me preocupa. Dejadme volver a ver el vídeo.

Volvió a mirarlo, esta vez apartándose de los otros dos, estudiándolo con atención. Cabeceó, y devolvió el teléfono a su dueña.

- Gouken no suele ir a ninguna parte, y menos montar algo así, sin su mano derecha, Yamada Soun. No le veo en el vídeo, pero probablemente esté ahí. A él sí que deberíamos temerle... y se toma muy en serio lo de mantener a su jefe a salvo, de modo que dudo que se haya emborrachado como todos los demás. En fin... será el gran obstáculo a batir, supongo. ¿Vamos?

Akane y los otros dos asintieron, y luego todos se volvieron hacia Aisaka.

- Guíanos hacia ese bar, por favor. - dijo Fujimaru.

En el momento en que el teléfono volvió a manos de Aisaka, esta vio que había llegado un mensaje mientras se reproducían los vídeos.

SMS de Saizou:

Aisaka escuchaba detenidamente la opinion de ankokuji asintiendo con la cabeza. 

- Umm... en el peor de los casos, recuperar el kabuto es prioridad a darle una paliza a un niño mimado... vamos. - 

Aisaka empezó a caminar entre la multitud hacia la calle que le habia indicado el presunto Sanada, mientras redactaba un nuevo mensaje para Saizou.

Mensaje:

Aisaka prestó atención entre la multitud. Por algun motivo imaginó que el extraño y su complice debían estar aun con los ojos puestos en ellos, a la espera de sus acciones, y al dirigirse hacia el bar de Okinawa solo les estarian dando la razón.

Aisaka encabezaba la marcha, guiando al grupo a través de la avenida llena de gente que entraba y salía de los muchos bares o lugares de entretenimiento nocturno, mientras Akane hizo un breve resumen a sus amigos de como había ido el funeral, la cena, y los eventos que les habían llevado hasta allí. Fujimaru pidió ver la bolsita que les había entregado el "Sanada", sacó una de las monedas, le echó un largo vistazo y volvió a guardarla sin decir nada. Llegaron al gran dojo de Muay Thai y tomaron una calle a la derecha. Esta calle era más pequeña, menos iluminada, con sólo puertas traseras de locales o viviendas abriéndose a ambos lados, ningún establecimiento con brillante cartel como en la avenida que acababan de dejar. Pronto estuvieron en un cruce con otra calle, y en la esquina había un templo muy pequeño y discreto, tanto que casi no reparan en él. A mano derecha se extendía otra calle estrecha, pero en esta había algún que otro bar o casa de juego poco llamativos pero que traían consigo vida y movimiento.

A unos pocos metros de ahí, el hombre del pelo largo que les había dado las indicaciones esperaba con la espalda contra un muro, la mirada baja, un cigarrillo en los labios y los brazos cruzados. Más a lo lejos, parecía haber bastante bullicio alrededor de un local cuyo rótulo no era visible desde donde estaban, pero que a un primer vistazo se les antojó el sitio que estaban buscando.

Akane tiró de la manga de su prima.

- Mira, mira, es el tipo de antes... - le dijo bajando la voz. Y le hizo un gesto con la cabeza como diciendo "tú primera".

Aisaka, se destacó del grupo dirigiendose hacia el extraño individuo. Aisaka se plantó frente a el y se llevó la mano al bolsillo extrayendo de el la bolsa de monedas. Cuando se certificó que el hombre estaba alerta, la lanzó hacia él haciendo una parabola suave.

- Creo que con esto podemos comprar la asistencia de la caballeria Takeda y poco más. Puedo preguntarle que interes hay por detrás de su ayuda... "Yukimura"-dono?

Aisaka bromeó con la expectativa de que el hombre le ofreciera su nombre real en respuesta. Pero aún y asi sus intenciones no parecian muy claras y no confiaba del todo en él. 

El hombre cogió la bolsa al vuelo y soltó una risa breve pero franca ante el comentario de Aisaka. No respondió de inmediato, en lugar de eso buscó con la mirada hasta encontrar a Akane y a sus tres acompañantes.

- ¡Anda, si incluso habéis traído refuerzos! Parece que las viejas parábolas se siguen enseñando en vuestro clan, después de todo...*

Tomó el cigarrillo medio consumido de sus labios y dejó que resbalase entre sus dedos hasta caer al suelo, luego lo pisó con cuidado de dejarlo bien apagado. Se colocó un mechón suelto detrás de la oreja y regresó su atención a Aisaka.

- No me deberéis un favor, si es lo que te preocupa. No soy un hombre de negocios, a veces hago cosas sin pensar en el provecho que obtendré de ello. Esto molesta a alguna gente... pero siendo sincero, mi familia tiene pocos amigos y un buen número de enemigos. Si algo de lo que haga hoy sirve para empezar a tender un puente entre los tuyos y los míos... - dibujó una sonrisa encantadora - ...pues sin duda habrá sido una buena noche. Podéis considerarlo una muestra de buena voluntad.

El hombre echó un vistazo en dirección al bar del final de la calle, antes de volver a centrarse en Aisaka.

- ¿Te parece aceptable, o no quieres mezclarte con "elementos subversivos" como yo?

Aisaka sonrió y como en un acto de espejo también se arregló el flequillo a un lado del pelo, ofreciendo unos ojos con una mirada sincera de aprobación. Miró hacia atrás hacia los recien llegados y despues devolvió la mirada al solitario Sanada.

- Usaremos todas las flechas que podamos encontrar.  - Aisaka afirmó - Cada hombre o mujer dispuesto a luchar a nuestro lado es siempre bienvenido.

Aisaka extendió la mano ofreciendole un apretón de manos.

- Pero si tengo que confiarle mi espalda primero me gustaria saber como debo llamarle en medio del rugir del combate.

- No es por darme aires de grandeza - dijo el hombre con una sonrisa, mientras devolvía el apretón de manos a Aisaka - pero lo de Yukimura me ha gustado. ¿Lo dejamos en eso?

Tras soltar la mano de la Mōri, señaló con el pulgar por encima de su hombro, hacia el bar que estaba a sus espaldas.

- Hablemos del tema que nos trae aquí. Verás, ahí dentro hay un tipo llamado Tokugawa Matsunobu. Es un poco más viejo que yo, y simplemente está "tomando una copa". Pero es una medida de seguridad... si entráis ahí buscando pelea, él intervendrá para poner paz, y si le tocáis un pelo, habréis agredido a un miembro senior del clan más poderoso de Japón, además de lo que les hagáis a los Shimazu. Ya no será una disputa entre jóvenes. Y créeme que las consecuencias no serán bonitas para los vuestros. Pero yo... bueno, puedo entrar ahí con vosotros, y decirle que quiero hablar con él. Por formalismo, está obligado a venir conmigo, y una vez desaparezcamos por la esquina, podéis entrar ahí y montar un jaleo que ni en la batalla de Anegawa. Y si el bueno de Matsunobu decide saltarse los formalismos y negarse... siempre puedo ofenderme y retarle a un duelo. - tras decir esto último sus ojos le brillaron, como si de veras desease que eso pasase.

El Sanada miró por encima del hombro de Aisaka hacia los demás miembros del clan Mōri, luego le dijo a su interlocutora - Coge a tu gente y cuéntales un poco el plan, os espero cerca de la puerta. Mandaré mi hombre dentro para que me diga cómo están los ánimos.

Tras eso se dio la vuelta y se alejó unos metros, y de las sombras de una de las portezuelas que se abrían a los lados de la calle salió el tipo con la cabeza afeitada y algunos dientes de menos que habían visto antes. Intercambió algunas palabras inaudibles con el otro e hizo una inclinación de cabeza, tras lo cual ambos empezaron a dirigirse hacia el bar, el jefe con paso más tranquilo mientras que su ayudante se daba prisa.

Cuando Aisaka volvió con los demás, Fujimaru dio un paso hacia ella.

- Sé quien es ese hombre, vuestro misterioso proveedor de monedas. ¿Os suena el nombre de Sanada Yoshiro? Daimyō del clan entero, y descendiente directo de los Sanada originales. Al no ser legal hasta hace poco, la gente no podía "afiliarse" al clan y ser adoptado en sus filas, de modo que los únicos que llevaban ese apellido eran... pues los verdaderos descendientes de los Sanada, en la línea sucesoria de Sanada Nobuyuki, hermano del famoso Yukimura. Ahora hay más Sanada, claro, adoptados en el clan. Empieza a preocuparme que nos hayamos metido en algo más gordo de lo que podamos manejar...

- ¿El Daimyō en persona? ¿ese tiarrón? - Akane no cabía en su asombro. Sus dos compañeros también se mostraban visiblemente afectados por la afirmación de Fujimaru, de hecho, Kennosuke había puesto cara de terror y le temblaban ligeramente las manos mientras que Sachiko parecía emocionadísima.

Akane echó un vistazo en dirección a las dos figuras que se alejaban. - Pues mira que he estado buscando a ver si veía su sicario, y nada... y estaba ahí mismo, oculto como un maldito shinobi... ¿creeis que tiene a nueve más, escondidos por ahí? Aisaka-chan, si os habéis dado la mano supongo que es que está de nuestra parte, ¿no?

Aisaka se llevo la mano izquierda al bolsillo de la chaqueta mientras veia alejarse al daimyo Sanada. Luego su vista bajó hacia la palma de su mano derecha, aun caliente por el apretón de manos.

- Un tipo interesante.

Aisaka se giró hacia los Mori y su prima, mientras guardaba la mano derecha también en su bolsillo.

- Sinceramente, esto cada vez me esta pareciendo más divertido. Si no lo hacemos nos estaremos arrepintiendo todos los dias, por no hablar de que Hisawa-san no nos lo perdonará. 

La mano derecha de Aisaka salió de nuevo del bolsillo. Y extendió la palma hacia si, delante de su cara, mostrando a sus acompañantes un anillo que hace unos momentos no estaba alli. El circulo dorado representaba al dios Sol, protector del clan, y el emblema del clan lucía sobre él engastado en gemas que reflejaban el brillo de la luna.

- Señores, el plan es el siguiente... 

 Aisaka expuso con palabras complices la estratagema orquestada por Yukimura y luego puso su mano en el centro del circulo instando a sus compañeros a hacer lo mismo.

- Que el dios Sol nos ilumine... - levanto la vista hacia el cielo y rió irónicamente.