El paisaje fue pasando deprisa entre las maniobras de Tommaso que puso a prueba su gran pericia y las indicaciones de 13. Las tierras, a veces desoladas por la contaminación, dejaban paso a algún reducto verde, a alguna pequeña localidad activa lejana o las ruinas de lo que pudo ser hacía unas pocas décadas, alguna pequeña urbanización o pueblo.
Pronto divisaron el mar, que se planteaba como una especie de salvación. La salida de aquella difícil situación. En aquel momento, más que nunca, casi podían sentir aquel viejo deseo marinero de que el azul elemento significaba la libertad.
Finalmente, el vehículo dejó atrás la costa y se internó por encima de las aguas. El italiano tuvo que rebajar un poco más la velocidad, para emular un yate deportivo de último modelo, pero no podían superar los 180 km/h o su charada estaría disuelta.
Habían pasado ya más de 10 minutos y no había muestras, al menos visualmente de que alguien les estuviera siguiendo... aunque claro, tenían todos los dispositivos sensoriales apagados. Sólo dependían del limitado posicionamiento de 13 que, según iban pasando más y más minutos, parecía que ganaba en fiabilidad y seguridad.
Frente a ellos, la costa francesa parecía querer darles la bienvenida, pero 13 hizo virar el rumbo para continuar por el Canal de la Mancha rumbo al Océano Atlántico. Sus cálculos venían a decir que quizá en unas horas, pasada gran parte de la costa francesa y llegando a la Península Ibérica, podrían volver a elevarse e incluso cambiar el transpondedor en vuelo para producir más confusión aún. Después de todo, sólo tenían que llegar a las inmediaciones de Lisboa donde su plan de escape seguiría rumbo al Caribe.
En un momento dado, la calma fue apoderándose de todos, incluso la sensación de que lo habían conseguido. Definitivamente no parecía que nadie les persiguiera y el vehículo seguía adelante por una ruta por la que aparentemente no se cruzaban con nadie... Incluso 13 parecía haber vuelto a su "ser", en un momento dado llegó a decir que tenía la certeza de un 97% de que lo conseguirían. La huída, parecía un hecho.
Ok, pues hasta aqui la huida por mi parte.
Dejo abierto por si quereis concluir de alguna forma o presentar vuestro punto de vista ;-).
Como si fuera casi un milagro o quizás un buen augurio, en esa ocasión nadie discutió la decisión del Tano de ir a ras del suelo. Tampoco era que tuvieran demasiadas opciones, claro.
Con 13 como copiloto el Tano se apropió de los controles y llevó adelante la huida. A pesar de lo estresante que era la situación, al menos hasta asegurarse estar a salvo, la pudo disfrutar. ¡Y cómo! Conducir un AV a esas alturas era bastante parecido a lo que él estaba entrenado para hacer. Más adelante, al llegar al mar, incluso pensó que en su nueva vida quizás aprendería a conducir también vehículos acuáticos.
Entre la escasa altura y la medicación pudo tener un viaje casi perfecto. También ayudaba que su copiloto fuera literalmente un robot. Hacía lo que debía hacerse y poco más. Se sentía solo a pesar de estar rodeado de gente. Solos él y su nave. Sentía paz. Más allá de que su nueva vida era incierta, el único pensamiento recurrente tenía forma de pregunta: ¿Cuántas personas en el mundo se podían jactar de haber renacido dos veces en menos de una semana?
Gonzalo y Tommaso habían conseguido darles algo de tiempo extra por lo que Trece, Ilsa y Longwei trabajaron en equipo para que aquel sabotaje pasara desapercibido. La tensión se palpaba en el ambiente. Gotas de sudor se deslizaban por la frente de Wong. Concentración. Tragaba saliva.
Silencio sepulcral.
No tenía ni idea de qué era lo que pasaba por las mentes de aquel dúo que se estaban encargando de las comunicaciones, pero suponía que estaban muy preocupados y nerviosos Vamos... vamos... se animaba a sí mismo y a sus dos compañeros, aunque sabía perfectamente que no lo escuchaban.
El otro AV se iba acercando poco a poco y Wong respiraba para seguir permaneciendo tranquilo. Justo cuando le pareció que no les dada tiempo a realizar aquel sabotaje, el mensaje que ansiaban - prácticamente - llegó. Podían continuar con el viaje. El oriental suspiró aliviado y sonrió primero a los que estaban a su lado y luego echó un vistazo al rubio y al italiano, sonriéndoles también - Lo conseguimos...
Trece comentó al grupo que después de aquella maniobra, tenían varias posibilidades. Longwei se dedicó a escuchar a sus compañeros y en esta ocasión, dejó a Tano que fuera el que decidiera cuál era la mejor opción. El italiano se puso en marcha con el recorrido que Trece le iba marcando.
Observó por algún hueco que tuviese el AV cómo pasaba el paisaje. Cómo pasaba de tierras trabajadas o contaminadas al mar. No habían dicho nada acerca de si los estaban o no persiguiendo, por lo que dedujo que los habían dejado de perseguir o, mejor dicho, les ganaban la suficiente ventaja.
Trece había hecho algunos cambios en el rumbo. Volvía a ser el que era. Longwei sonrió. Les faltaba poco para llegar al lugar donde tendrían una nueva oportunidad para vivir y aprovechar para redimirse.