Partida Rol por web

Como era de esperar otro obstáculo mas. ¿No se terminarían nunca las trampas? pensaba mientras me disponía a avanzar anta los cortantes laseres.

La verdad es que kayla tenia razón, dolían, notaba como cortaban a la vez que cauterizaban las heridas que me hacían.

No nos detengamos, ya estamos cerca de nuestro objetivo.

Tras abrir la puerta y sentir ese escalofrío, Ragaht no pudo alegrarse más, sabía que estaban cada vez más cerca, empezaba a volverse loco con llegar hasta su objetivo. Bajo su casco, empezó a sonreír. No sabía qué era, pero le invadía una euforia inexplicable.

Al ver la siguiente prueba que les esperaba, prácticamente sin pensarlo, cerró los ojos y atravesó los láseres ágilmente dando saltos y rodando. No podía esperar más, necesitaba encontrar al Sith.

El frío te helaba hasta las pestañas. Hasta aquel "templo" o escondite excavado en pleno túnel o lo que fuera aquel lugar llegaba hasta tus huesos... Sin embargo, tu sentido de supervivencia se agudizó de repente. No sabías si era la Fuerza, pero enseguida notaste algo casi imperceptible (imperceptible del todo para la mayoría de seres mortales): un patrón en aquellos movimientos de los rayos. No es que lo pudieras contabilizar o calcular, pero por un momento los rastros y recorridos de los mismos barrieron en tu mente el mismo recorrido pero más lentos, y ello te permitió conocer por qué lugar poder atravesarlos sin problemas.

Ragath y Jerec se adentraron en la Fuerza de manera mental, y dejaron fluir su cuerpo a través de los finos e infames rayos láser que protegían el pasillo. Sus extremidades bailaron ágilmente, con una gracia propia de alguien capacitado para superar una prueba jedi. Finalmente lograron atravesar la oleada protectora (no sin algunos cortes en las ropas), y se dieron la vuelta para observar a sus compañeros. Kayla y Jezal hicieron lo mismo, pero se llevaron algunos sustos cuando tales láseres quemaron sus cuerpos... Fue entonces que ambos se dieron cuenta de algo, como si algún patrón de movimiento fuera seguido por los láseres. Kayla lo intentó luego dos veces, mientras que Jezal una. Tras un tenso debate contra aquella amalgama ambos lograron atravesar la defensa con heridas en sus cuerpos...
 

Después del terrible mal trago, vuestros láseres de nuevo alumbraban los túneles helados de los Chiss. Finalmente, descubrísteis el final de aquel pasillo... ¡se hacía la luz! El pasillo volvía al exterior del planeta, pero no lo hacía en una superficie plana, sino que la salida daba a un enorme cañón helado sin vegetación ni fauna, y bordes y precipicios era lo único que se veía en derredor. La nieve de la ventisca caía copiosamente, y aquella posición era un escondite perfecto. Era como si ese lugar no hubiera estado mancillado jamás, como si apenas hubiera conocido vida más allá de los habitantes chiss. Aquella grieta o valle donde estábais ahora, vista desde el espacio o sobre una nave, pasaría inadvertida como un escondite perfecto*.

Sin embargo, estábais allí, y lo que realmente os impactó fue el hecho de que al final del cañón: una gran estructura de entrada, una puerta abierta en la roca, como de manera natural, pero en su interior había luz: ¿sería una especie de templo? Llegar a él no era fácil, había un gran y angustioso paso que atravesar; un vacío irrefrenable y sin fondo al que era mejor no mirar. Podía atravesarse de un salto, sí, pero de no conseguirlo...

No podia creer que este salto fuese el unico modo de cruzar. ¿Como moveria objetos pesados de un lugar a otro? Debe haber algo mas...

Ya estaba cansado de tantas pruebas que retrasaban nuestro camino, me estaba hartando y eso hacia que la tentación de usar poderes prohibidos se fuera acentuando. Empecé a avanzar camino de aquella puerta que veníamos. No conseguí por mi mismo mantenerme en el camino, pero algo me decía que confiara en mi y en el odio que empezaba a sentir por el ser que había puesto todas estas trampas, así que me deje guiar por ese sentimiento para seguir avanzando.

Aún algo dolorida por los lásers, pero satisfecha por haberme dado cuenta del patrón que tenían, llego con mis compañeros al siguiente escollo a superar.

- Venga chicos, seguro que podemos hacerlo. No se ve tan difícil... ¿no?

Un poco insegura pero decidida, hago el salto que me lleva al otro lado del paso, sana y salva, aunque un mal gesto al aterrizar en el otro lado hace que una de las heridas de láser me duela un poco.

Ragath parecía fuera de sí, el hecho de notar cada vez más cerca a su presa hacía que empezara a perder la cabeza, solo se repetía a sí mismo una y otra vez que tenía que llegar hasta el sith costase lo que costase.

Viste pues, a través de los ojos de la mente, aquellos que la Fuerza te abría dentro de tí sin esfuerzo alguno, una estrecha pasarela que estaba justo a vuestros pies. Pareció que nadie más la vió, pues tus compañeros saltaron sin miramientos sobre aquel vacío. Sin embargo tu ser era serenidad, y supiste de algún modo que aquella pasarela rectilínea era oculta para la mayoría de los ojos, y era el único paso "definido" que conectaba ambos precipicios. Sin más preámbulos, diste un paso hacia delante, pues entediste que la Fuerza estaba contigo y que te había mostrado el camino.

***
Tanto Kayla como Ragaht y Jezal cogieron carrerilla y corrieron hacia el precipicio helado. Aquello no era sino una locura para cualquier ser, pero aquello era parte de la prueba final de vuestro camino hacia el rango Jedi. Qwan Mundi estaría orgulloso si os estuviera viendo ahora mismo (aunque aún podía sentiros). A punto estuvieron de caer al vacío los dos compañeros de Kayla, pero afortunadamente ésto no ocurrió. Sin embargo, Jerec, en vez de hacer lo propio, se acercó al borde del precipicio, se quedó inmóvil, extendió su pierna hacia delante, y dió un paso aparentemente en falso que lo haría caer... El resto lo veíais ya desde el otro lado, pensando en porqué el miraluka querría arrojarse al vacío; y vuestros ojos os engañaron: Jerec apoyó su pie como si bajo su bota hubiera algo; y luego apoyó la otra pierna, y anduvo. Y así una y otra vez, y comenzó a caminar en el aire. Era como si algún tipo de fuerza o camino invisible lograra hacerle apoyar sin caer al vacío. Los caminos de la Fuerza (o quién sabe si otro poder místico) eran inabarcables e inexplicables del todo.

Tras unos inmensos segundos de tension, todos hubísteis de cruzar el helado precipicio (en cuyo fondo sólo había negrura).

La entrada del templo se hacía entonces enorme a vuestros ojos: una gran puerta excavada a decenas de metros hacia arriba, en la carne viva de ese cañón montañoso y oculto de Csilla. Tras atravesarlo vísteis que en su interior había excavada en la piedra helada el frontal de una especie de fachada de un templo. ¿Sería un templo de la Fuerza o del Reverso Tenebroso de ésta?

De la puerta principal que se presumía la entrada del mismo apareció una figura con capucha, alta y corpulenta. No se dejó ver, sino que jugaba con las sombras y la luz que se fundían entre sí. Su imperceptible rostro se movió y su boca habló. Una poderosa voz vuestros oídos sintieron:

"No debéis temerme. Uníos a mí: no os arrepentiréis".

Acto seguido, antes de que pudiérais reaccionar, dió unos pasos hacia atrás y la oscuridad de la puertra de entrada de la fachada del templo se lo tragó: si queríais cazar a quien fuera ese tipo (Jan Alaak o cualesquier otro de sus esbirros) tan sólo quedaba ir tras él, hacia el interior del templo.