En este asunto no serviría de mucha ayuda a mis compañeros. Era un completo incompetente con cualquier tipo de tecnología, mi adiestramiento había sido dirigido hacia otros campos. Mi confianza en mis compañeros era ciega, así que me dirigí hacia uno de los asientos y me abroche el cinturón de seguridad, aprovechando para centrarme un poco. Me encontraba bordeando la fina linea que separaba la luz de la oscuridad, y el odio e ira que sentía podría romper ese equilibrio y hacerme tomar la senda de los sith. Realice unos ejercicios de relajación y meditación intentando canalizar y disipar las frustración y las sensaciones dañinas, no podía caer en este momento.
Ragath y Jerec se colocaron a los mandos de la nave de Alaak. Se elevaron todos por la superficie de Csilla, introduciéndose en la temida ventisca. Por su parte, Jezal dejó que sus compañeros actuaran, pues el aprendiz de jedi no era diestro en el pilotaje sino en otros campos, y Kayla Lightman se aventuró en solitario hacia la cabina de pasajeros (una estancia algo más espaciosa que cualquier otra en la nave). Allí consiguió curar sus heridas con el medpac, haciendo un formidable trabajo en ella misma.
Fue entonces cuando lo notásteis. La ventisca os azotó las entrañas y el alma. Creíais que la nave se desharía en pleno vuelo, pues el azote del viento helado provocaba turbulencias severas. Jerec y Ragaht mantenían los controles como podían, intentando no virar demasiado el transporte para no perder la estela del Mentor Huracanado, la nave de Qwan. Ni tan siquiera los radares podían precisar la exactitud y distancia de éste debido a los vientos y tal vez del extraño magnetismo de Csilla (quién sabe qué ciudades internas habían excavados los Chiss).
Una racha de viento mal planteada envió el cargueron hacia un lateral, haciendo que los dos padawans perdieran el control total de la nave. Ésta, tras unos agónicos segundos, cayó precipitadamente hasta golpear en una enorme duna nevada, arrancando los pocos árboles y rocas bajas que había cerca... En el rastreador, el Mentor Huracanado se esfumó: Qwan había salido del planeta y su rastro estaba ahora perdido. No había nada que hacer...
Fin de la aventura.
Qwan ha conseguido escapar de Csilla, y probablemente del sistema Hoth. La nave de Jan Alaak no ha sufrido daños importantes, sólo ha sido barrida por la ventisca de Csilla. Es posible que salgan una nueva aventura de continuación. En tal caso, si queréis volver a jugarla, os lo plantearé. Espero que os haya gustado.