Partida Rol por web

El relato no ayuda a calmarlo. Aquella mujer era pedante y soberbia. Y puede que lo fuera por un buen motivo.

Lock no sonreía, ni hacia bromas, ni siquiera mostraba sorpresa o enfado. Estaba asimilando todo lo que escuchaba. Aquella mujer sabia de su vida, y no le gustaba. Pero tenía que enterarse de cómo sabia todo lo que sabía, y sobre todo, de aquello que él mismo no sabía.

Continua.

Dijo en un tono seco e impersonal.

Estaba decidido a escuchar todo lo que la mujer quisiera decirle. Y cuando esta hubiera acabado su relato, empezarían las preguntas. Porque había preguntas que responder, de eso no cabía duda.

La cereana asintió y siguió contando.

- Dentro de ti hay un potencial latente, una herencia milenaria, eres un elegido entre un pequeño puñado de mortales, mi destino era encontrarte y enseñarte el camino, un camino donde descubrirías cual es tu papel en la galaxia, algo que tan solo podrías descubrir con mi ayuda, puesto que no eres el único - comentó

- El poder del lado oscuro está dentro de ti, querido Cathar, y yo voy a enseñarte a emplear las herramientas con las que has nacido. Esas herramientas son las que quiere el imperio, por eso te capturaron, cuando aún no eras peligroso, YO quiero convertirte en alguien peligroso, para que nadie sea rival para los de nuestra estirpe - notaste que puso demasiado énfasis en lo de "nuestra" ¿implicaría que ella es igual que tú?

Luego de asimilar lo que escuchabas, luchabas por decidir si aquella mujer estaba loca, o simplemente se creía de verdad lo que decía.

Con un movimiento de cuello decidiste que tenías que escuchar más para tomar una decisión.

Así pues, el felino se giro, y busco donde sentarse, y cuando lo hizo, volvió a preguntar. En un tono completamente conciliador.

Bien, vallamos por parte, quieres.

Como es que yo soy un elegido, ¿y tú lo sabes, y yo no?

Y qué demonios es un Lado Oscuro, algún tipo de grupo de mercenarios, ¿o algo así?

No es que no te crea. Que no lo hago, pero reconocerás, que toda esta historia suena un poco fantástica.

Y apoyo sus palabras con un movimiento de cabeza, que pretendía decir. Como para decir que no chica.

Naiana siguió tu ejemplo y se sentó. Ella parecía muy calmada, eso pudiste notarlo. Se veía su intención claramente, no pretendía hacerte daño, siempre mostraba que tenía la defensa bajada y lo hacía a conciencia para que así confiases en ella.

- ¿Ves? me gustan más las cosas cuando haces preguntas inteligentes y yo te contesto - te sonrió y apoyó su mano en la mejilla

- Es más fácil empezar por la base, no sé qué sabrás al respecto pero ¿crees en la Fuerza? o la censura del imperio ha logrado por completo desacreditar la existencia de una de las fuentes de poder más grandiosas de toda la historia de la galaxia? porque si miras atrás, hace más de treinta años existían miles de personas como tu y como yo que podían usarla. ¿Cómo crees que logré asfixiarte sin ni siquiera mover las manos? yo tengo ese poder, y tu también, simplemente no lo tienes desarrollado - se frotó las manos mientras seguía explicándote.

- El lado oscuro es la versión más poderosa de la fuerza, y al igual que ocurre conmigo, tu cuerpo es por así decirlo "un recipiente" bastante exquisito para albergar tal poder, tuviste la suerte de ser descendiente de alguien importante en el pasado, ¿cómo lo supe? pude sentirlo, al igual que lo sintió el imperio y al igual que tu aprenderás a sentirlo -

- Mi misión es reunir a todos los focos del lado oscuro, quiero que nos unamos y luchemos contra el imperio, y por qué no, quedarnos con la galaxia que nos arrebataron ¿no suena tan mal, verdad? -

No, que va. Como va a sonar mal que tenga poderes especiales, y que con eso pueda liquidar al imperio,  y ser dueño de la galaxia. Suena genial, demasiado genial.

Lock parecía que se estaba burlando, y en buena parte, así era. Porque de todo lo que la mujer le había contado, casi no se creía una sola palabra. Así que continuo.

Aunque pudieras sentirme, cosa que aun intento asimilar. Como es que sabes que el imperio se hizo conmigo. Si eso paso a media galaxia de distancia. Digamos, que para una mente normal, como la mía, aun no encajan todas las piezas.

Si bien es cierto que no se cómo me asfixiabas. Yo, por el contrario, no he sentido nada parecido a un poder místico de antaño corriendo por mis venas. Soy un tipo normal, con más mala suerte que buena.

El felino entrecerró los ojos un momento, y luego volvió a la carga.

Bien, pongamos que te creo a pies juntillas. Y ahora que. Sacas tu varita, me haces un ser súper poderoso. ¿Eso funciona así?

Y luego que. Soy tu siervo para siempre. Si eres tan fuerte o poderosa, para qué demonios me ibas a necesitar. Es que aun hay muchas cosas que no me terminan de encajar.

Y tengo hambre, por si te interesa saberlo.

Lock era así, funcionaba a dos niveles. Había calculado varias cosas. Que la mujer creía lo que decía, y por tanto, era muy peligrosa. Que no sabía nada de ella en absoluto, y que era antes de dejarla, se enteraría de con quien se jugaba los cuartos.

Y que si quería hacer el papel de hombre interesado, tenía que ser tan listo preguntando, como tan corriente actuando.

Eso si, no pensaba bajar la guardia con ella. Ya no solo porque fuera una princesa del lado oscuro de lo que fuera, sino porque era una mujer, y a las mujeres nunca había que dejarles demasiado espacio, porque te manipulaban con total facilidad.

Naiana rió

- Me encanta ver vuestro rostro cuando recibís esta información de golpe, sois tan impresionables y tan incrédulos ante lo desconocido, pero no te culpo, aún no estás entrenado -

- Tenemos espías dentro del imperio, gente normal y corriente que pasa desapercibida, pero son capaces de informarnos de las operaciones especiales más suculentas para nuestro punto de vista, de hecho ahora mismo si no me equivoco estarán diezmando la población Mon Calamari para aprovechar sus fábricas - 

- Y por favor, déjate de chiquilladas, no existen varitas, no existen fórmulas mágicas, tan solo entrenamiento y conciencia de tu posición, yo te enseñaré lo más básico, a sentir, controlar y poder alterar el poder, después serás tu mismo quién lo vaya desarrollando, pero para eso tengo otros planes que te comunicaré a su debido momento -

- No pienses que serás un siervo, serás uno más, además, no sueñes con cosas que no son, he dicho que serás poderosos, no inmortal, necesito efectivos, para las cosas simples tenemos un pequeño ejército, para las cosas importantes estamos tu, yo y los que quedan - aquellas palabras sonaron de manera extraña

- Tienes dos opciones querido, o aceptas a buena voluntad o tendré que matarte ¿o crees que puedes salir de aquí con esta información? yo pienso que puedo confiar en ti, eres un superviviente, entiendo tu naturaleza, sé que podemos entendernos -

Lock miro a la mujer serio. Entre otras cosas, porque no lo había invitado a comer. Lo que sin duda seria una total falta de cortesía.

Ahora, era el momento de tomar una decisión. Si bien en ningún momento había pensado en unirse a una mujer como aquella, en una cruzada absurda y suicida, si que había considerado ver hasta donde llegaba esa charada.

Y la amenaza mortal no era precisamente alentadora para dejarse seducir hacia su “supuesto ejercito bien organizado”.

Me temo que llegados a este punto vamos a tener que aclarar varias cosas.

La primera, y escúchame bien, es que no me gustan las amenazas, y más aquellas que se claramente que no son faroles.

Me estas pidiendo que me una a un grupo sin nombre, con ejércitos y espías, que solo tú conoces, que me enfrente al mayor eje militar que ha conocido la galaxia, y que para ello, no necesito de ideología o de ganas, sino de un poder oculto, que solo me vas a enseñar a controlar lo justo.

Pues te digo que tu propuesta, no es precisamente seductora. Habíamos comentado el punto en el que me amenazabas. Ese sin duda, es un punto negativo muy en contra.

Ahora, se consciente de lo siguiente. Mi única preocupación es seguir con vida. Puede que se te haya olvidado, pero estoy seguro de que lo dije.

Te lo traduzco. Nunca me uniré a un grupo, que me ponga en un peligro especifico, y enfrentarse al imperio es un peligro muy real.

Así como tampoco traicionaría esta interesante entrevista, y tú fe puesta en mí, diciéndole esto a nadie. Tanto como si me fuera  creer alguien como si no. Estoy seguro, que si realmente perteneces a un grupo como el que hablas,  cabos sueltos no se permiten. Por lo que si llegara a salir vivo de aquí, estando tú viva o muerta, no se me pasaría por la cabeza comentarle eso a nadie. Y sabes por qué. Porque pondría mi vida en un peligro estúpido.

El Cathar alza una mano, como pidiendo más espacio para hablar, porque la mujer estaba a punto de comentar algo.

Mira, pongamos otra vez, que me creo lo que dices. Que trabajas, o eres dueña y señora de una organización capaz de poner en Jaque al Imperio Galáctico. Porque no, ya he escuchado antes que hay Rebeldes que se oponen a los imperiales.
Que es una tontería, descarado, pero pongamos que me lo creo. Ahora mismo, eso no me interesa.

Lo que me interesa, es seguir vivo. Espera, eso ya lo había comentado antes, verdad. Así que mi única intención, era averiguar cómo sabias, quien era, como me movía, y que pasaba con mi vida. Y sabiéndolo, ponerle remedio.

Si es verdad que no solo tú sabes cómo localizarme o identificarme sin haberme visto antes. Entonces estoy jodido.

Solo me queda la opción de correr y esconderme allí donde el imperio no tenga mucha cancha. Quizás un sistema gobernado por Sol Negro o los Hutt. Aunque no son precisamente buenas opciones sabes. Porque cualquiera de ellos me vendería en cuanto el Imperio pusiera precio a mi cabeza. Cosa que por otro lado, no creo que llegue a suceder.

Así, pues, parece que tengo otra opción. Pasar algo de tiempo contigo. Que me enseñes ese rollo del poder místico, y si es verdad, estar mejor preparado por si alguien, lleve la bandera que lleve, intente cazarme otra vez.

Eso sí, si me quedo contigo. Y no digo que lo vaya a hacer. No vuelvas a hablarme de tus planes de dominación galáctica, y de esa supuesta organización. Porque eso me pondría en peligro.

Digamos, que por el momento, prefiero que seamos solo tú y yo. Y si llegado el momento, quiero marcharme lo hare, y si llega ese momento quiero quedarme, lo hare también.

No creo que te suponga un esfuerzo decir que sí, porque como tu bien has dicho, yo tengo cara de idiota, y tu un gran poder, y no te resultara difícil enseñarme que tu filosofía o lo que sea, es mucho más grande que cualquier instinto de auto conservación que yo pueda llegar a desarrollar.  ¿No?

Lock espero pacientemente. Había dos opciones. Un ataque inmediato por parte de la Cereana. Que aunque posible, no pensaba que fuera a darse. Porque si no, ella habría atacado desde que escucho el primer no.

O un intento de llegar a consenso, sin rebajar mucho las opciones de alistamiento. Tenía que ser sincero con aquella mujer. No le gustaba. No le hacía gracia. Pero era peligrosa, porque tenía información, la sacara de donde fuera, y porque se creía más poderosa de lo que era. Y eso, la volvía casi impredecible.

El tiempo transcurrió con calma, os dio tiempo perfectamente a descansar y recuperar fuerzas, también de asimilar cual era vuestra posición ahora, estabais en una nave inmensa pero a la vez desconocida, acogidos por una facción rebelde que luchaba contra el imperio, el mismo imperio que te había capturado a ti y a otros desconocidos sin ningún motivo aparente.

Cuando te despertaste comprobaste que estabas solo en la habitación, el Nautolano no estaba, al igual que sus cosas, quizás era buen momento para ir hasta el puente de mando y reunirte con el comandante.

Naiana se quedó observándote, su mirada denotaba interés y análisis ante todo lo que le proponías. No osó a interrumpirte mientras dabas tus explicaciones, tus valoraciones y tu manera de ver las cosas, y a fin de cuentas también tus exigencias. 

- ¿Sabes? veo que realmente eres bastante más precavido que el ciudadano estándar en esta galaxia, sabes bien como conseguir tu seguridad pero también sin perder las oportunidades, eso me gusta, tienes cabeza y cabeza siempre hace falta allá donde se esté.-

- No hará falta que diga mucho más para que tomes tu propia decisión, si por el momento prefieres estar a solas conmigo, sin que te veas envuelto en ninguna otra organización, puedo aceptarlo. Cuando te sientas preparado, querrás venir gustoso a nuestra sede, el ejército de la oscuridad te abrirá sus puertas - la cereana se alejó un poco de ti

- Llegaremos a un término medio, tú trabajarás conmigo, ojo, no para mí, mi interés es instruirte y que tu mismo descubras la verdad, no que seas un esclavo, pero tu tendrás a cambio tu libertad para moverte o quedarte incluso en este apartamento, podría proporcionarte una nave para que tengas movilidad - después dejó pasar un incómodo silencio

- Esta es la última oferta, ¿lo tomas o lo dejas? -

Realmente los términos eran los convenidos. Justo los que había pedido. Pero no era tan inocente como para pensar que Naiana no le diera muerte, en cuanto notara que el joven Cathar se desmarcaba un poco de lo que ella vendiera.

Sin embargo, a pesar de que la mujer en sí, no le gustaba lo mas mínimo. Debía de reconocer que estaba bastante interesado en descubrir qué clase de poder tenía.

La curiosidad era una sensación muy mala, antinatural en muchos casos, y el ahora la estaba sintiendo.

Tras meditarlo solo un segundo, decidió que por el momento estaba a salvo. Y que no jugaría su carta de huida a menos que fuera necesario.

Era el momento de averiguar si el imperio de verdad había tenido interés por él, a causa de un poder latente, o realmente había sido todo un accidente. Había obviado directamente durante todas las negociaciones hablar sobre el imperio. Sobre el porqué lo tenían encerrado en una cárcel de máxima seguridad en un mundo dejado de la civilización. Pero era una pregunta que debía de contestarse. Así que empezaría a preguntar en cuanto fuera el momento.

Bien, pues sigo teniendo hambre.

El felino contestó de una menara más natural, mas tranquilizadora, como si el duelo de voluntades hubiera acabado ya, y ahora solo quedara esa tonta camaradería que existe entre los afines que acaban de empezar una empresa juntos.

Isseriol durmió como no había heccho en meses. Soñó con su planeta, con su padre y con su laboratorio. Incluso soñó que soñaba. Tras despertarse con un humor maravilloso buscó en la habitación al Renko y aunque le extrañó la ausencia, no le dió más importanci. Lo primordial era tomar un desayuno civilizado. Aunque tuvo que volver a ponerse las desgastadas ropas que traía, se adecentó cuanto pudo tras una ducha milagrosa.

Con el estómago lleno podría rumbo al puesto de mando.

Naiana suspiró y volcó los ojos

- Está bien, te llevaré a comer, madre mía ¿tanto apetito tienes? aunque nunca se sabe si esa voracidad puede venirte bien en un futuro - te hizo un gesto para que la acompañaras

- Ven, sígueme, buscaremos un lugar medio decente para comer algo y charlaremos para saber por dónde tengo que empezar contigo, todo esto será lento y no te aseguro que sea fácil y limpio, pero te garantizo que más adelante saldrá de ti alguien mucho mejor que lo que estoy viendo ahora, no te ofendas - finalmente la cereana salió de la casa.

Si decides acompañarla, ella tranquilamente te conducirá al distrito más comercial, cerca de la taberna donde os encontrasteis por primera vez. Buscó un restaurante no demasiado lujoso pero tampoco cutre para que ambos pudierais sentaros en una mesa limpia y poder pedir lo que se te antojara

- No te cortes, esta vez invito yo, ahora quiero que me digas algo sobre la prisión ¿quién más estuvo contigo? -

Tras haber descansado, haberte aseado y llenado tu estómago en un ambiente acogedor, emprendiste rumbo al puente de mando.

Cuando llegaste allí observaste al Ithoriano, estaba con una terminal portátil, revisando posiblemente algunos documentos. En el momento que vio que estabas cerca, no dudó en sonreír

- Oh, el señor Isseriol, gracias por presentarte ¿qué tal has pasado este tiempo, te sientes algo más cómodo aquí? - comprobaste que estabas solo, Renko no estaba allí.

Después de pedir algo rico, pero no excesivamente caro. Pues Lock sabía comer a buen precio, decidió contar su historia.

Pues la verdad es que no lo sé. Las celdas de la prisión eran automáticas. No había manera de salir, o hablar con nadie.

De repente empecé a escuchar disparos. Parte del techo se vino abajo. Recuerdo ver que en la celda de al lado había alguien, seguramente muerto, porque tenía por sombrero un trozo del techo.

Me deslice por un pasillo, y reduje a un guardia. Lo interrogue, y así fue como me entere que unos chiflados estaban atacando la base.

Salí del lugar, y después de hacer un par de jugadas pintorescas me conseguí colar dentro de una nave que recogía soldados.

Me llevaron a una nave mayor, allí me ofrecieron alistarme. Pero les di puerta. Cualquiera tan loco como para oponerse al imperio no era precisamente una opción sensata. No te ofendas.

Fueron bastante amables, supongo. Sabiendo que yo era un ratero, lo único que hicieron fue revisarme de arriba a abajo. Por si era un espía, o un micro con patas. Y luego me dejaron en esta roca, a mi suerte.

Y el resto ya lo sabes, te conocí no mucho después.

Lock contaba la historia como quien contaba lo último que había visto en la tele, no parecía estar inventándose nada. Y los espacios que dejo sin cubrir los dejo adrede. Y se permitió el lujo de contarla con total franqueza, porque entre otras cosas, no había mentido ni una sola vez.

Era un experto en contar la parte de la historia que le convenía. Y aunque sabía que la joven cereana quería datos del resto de reclusos, no pensaba dárselos gratis. Aun no se fiaba de ella.

Perfectamente, gracias por su interés.

Dijo haciendo gala de la máxima cortesía posible. La sorisa del comandante hizo pensar al científico como se repetían los mismos patrones de conducta en especies totalmente distintas. Algo como sonreir parecía propio de todos los seres de la galaxia.

¿Será ambientalismo o una eviolución convergente?

Se preguntó mientras miraba alrededor.

Veo que mis compañeros no están. ¿Qué ha sido de ellos?

Naiana asintió, llegaste a escuchar de ella alguna pequeña carcajada cuando comentabas tu experiencia en la Mesopotamia, sin embargo hasta que no concluiste de narrar lo acontecido, ella no dijo ni una palabra

- Veo que has aprovechado bien el tiempo, lamento mucho que uno de los que estaban en la celda hubiera muerto ¿no había nadie más contigo?¿de ser así, no subieron también a esa nave? piensa y relaciona toda la información, si estaban allí contigo es porque probablemente ellos fuesen como tú, aunque ninguno lo supiera en realidad - Naiana apenas había pedido nada de comer, realmente estaba allí para satisfacer tu apetito y no el suyo propio.