Partida Rol por web

Seh bueno, ¿es lo que dicen no? Comentó antes de empezar a engullir como si le fuese la vida en ello. ¿Alguna vez viste comer con ansia a alguien? Pues ella era el ejemplo perfecto: grandes mordiscos con los que acababa con una hamburguesa triple de 4 sentadas mientras entre espacio y espacio patatas fritas se colaban por los laterales, como mazazo para reblandecer casi 1 litro de refresco.

Luego si, no hablaba con la boca llena...vamos que no hablaba, y para finalizar se limpiaba como una señorita la boca, con la punta de la servilleta. 

Bueno chaval...se llevó la mano al vientre mientras se dejaba resbalar un poco en la silla PLOC PLOC dos golpes en el mismo yo me voy a...farfulló algo mientras se levantaba voy a terminar de recoger las cosas, nos vemos en el armería en unos 15-20 minutos. Con un golpe en el hombro con la palma abierta, consideró que su despedida era digna, saliendo de la parte de comedores para ir a su habitación y luego como bien había dicho donde los demás tenían que estar, 15 minutos antes, por si acaso. 

Ella que iba a saber que estos llevaban ya allí casi media hora.

La verdad es que la actitud de la teniente García era bastante extraña para un mando, demasiado cercana quizá. Pero bueno, él no era nadie para juzgar, así que tras ver como se despedía, se encogió de hombros y terminó su comida. Una vez recogió todo, se dirigió tranquilamente a reunirse con el resto del grupo. 

"Veremos como nos desenvolvemos en ésa maldita pirámide... Y que nos sueltan los de intendencia..."

Cuando vais llegando a la bahía donde el informe anunciaba que se había preparado un arsenal de intendencia para la misión, veis que ya casi todo el mundo esta allí, hay un montón de cajas de armas y municiones, además de chalecos tácticos y equipamiento variado por toda la pista de aterrizaje y sentado tras una mesa improvisada hay un zoomie de seguridad, con un tablet en las manos atendiendo a uno de los marines.

Además de los rifles de asalto, armas cortas y subfusiles, hay varios accesorios para esas armas, entre ellos y al parecer tras la charla con Bromhead, el más popular estaba siendo el M203, que al menos seis de los nueve marines estaba equipando en sus armas. También las cajas de municiones perforantes estaban en las últimas y las granadas cegadoras ya se habían acabado, Bromhead coge las tres últimas.

A un lado, el alferez Frost vé casi como si se hubiesen encendido unos focos a su alrededor las ametralladoras ligeras y a su lado un único MK1 que parecía estar gritándole "cogeme". También en ese lado había algo que llama la atención de la teniente García, entre los cuchillos militares que normalmente todos ellos llevaban consigo, había machetes selváticos, que empleaban de manera esporádica cuando tenían que adentrarse en junglas.

Todos os equipabais tranquilamente mientras os mentalizabais para lo que iba a venir, normalmente solo teniais que pensar en que ibais a encontraros con hombres y mujeres de ideologías distintas, o movidos por el dinero, que se enfrentarian a vosotros en un combate convencional. Pero esta vez no, criaturas alienigenas esperaban en el interior de aquel templo, ansiosas por probar vuestra carne, la carne de marine.

Al poco rato, la coronel Carter entra en la bahía acompañada por otra mujer con el uniforme de fatiga de la USAF, cuando os paráis un segundo a mirar todos la reconocéis de un lado u otro, es la capitán Bugle. Los marines habíais sido coordinados por ella en la defensa de la ciudad nativa, - una mujer inteligente y perspicaz, aunque algo gruñona y malhablada para ser oficial - Ann y Michael la conocieron un poco antes.

- Damas, caballeros... - dice la coronel cuando todos ya le prestáis atención - Ya conocen todos a la capitán Bugle, de las Fuerzas Aéreas y único miembro del SG·8 que no resultó capturado. - informa extendiendo un brazo con la palma abierta hacia la mujer - La capitán Bugle se ha enterado de que accedí a que el capitán Bromhead y la señorita White volviesen al templo y, - hace una pausa en la que mira de soslayo a la médico y después fulmina con la mirada a Ann - tras convencer a la oficial médico que les asigné para que le diese su puesto en el equipo de asalto... - vuelve a hacer una pausa mirando a Bromhead de manera asesina también - Ha tenido a bien, informarme de ello. - suspira negando con la cabeza, estaba hartándose de esos SG - Les deseo mucha suerte, confien en su entrenamiento y sus oficiales. - concluye saludando de forma militar (a la que todos respondeis de igual modo menos Ann) y marchándose.

Escuchó a la coronel Carter sin inmutarse, mientras observaba a sus nuevos compañeros. Todas eran caras conocidas, en mayor  o menor medida. Cuando coronel mencionó a srta. White, una ligera sombra cruzó su rostro: la chica seguía sin caerle demasiado bien. No se para que quiere volver ahí abajo de nuevo, pensó mientras veía alejarse a Carter, que hecha la presentación, volvía a su puesto.  - La ultima vez casi se nos muere de miedo...suspira.

Buenos días a todos! -  saludó con una leve sonrisa, mientras se acercaba a paso firme al grupo. Me alegro de que estáis bien, apretó la mano primero a Ann y luego a Bromhead. Y enhorabuena por su ascenso, capitán. Veo que es Ud. duro de matar, dijo mientras observaba a Bromhead evaluando si de verdad está capacitado para participar en otro asalto. Le veo recuperado, concluyó. 

Ahora bien, se giró hacía el resto - vayamos al grano: leí los informes que hay sobre la situación y también estuve ahí abajo, así que ahorraos las charlas. Cojamos la munición necesaria y vayamos a rescatar nuestros compañeros. Sus "vacaciones" en este planeta ya se están alargando demasiado... añadió sarcásticamente. 

Frost llegó tranquilamente a la bahía, y una vez allí, tras saludar convenientemente a los oficiales, se dirigió a aprovisionarse. Recogía tranquilamente una buena ametralladora ligera, cintas de munición perforante y algunas granadas cuando de repente se encontró aquel juguete tan bonito. 

-Dios... ¿Es Navidad? Tiene que serlo-dijo, mientras se acercaba a por el arma y la tomaba entre sus brazos. Tras estudiarla un momento, una sonrisa apareció en su rostro-sí señor... Nada como un poco de fuego pesado para alegrarle a uno el día. 

A partir de aquel momento, se dedicó a equiparse con todas aquellas utilidades que pudo encontrar, como chalecos, cantimploras, algún visor para la oscuridad... Todo aquello que consideró que podría serle útil, además de munición extra, por supuesto. Cuando la coronel y la capitán entraron en la bahía, paró automáticamente para saludar a ambas, y después seguir con la tarea de aprovisionarse. 

Woooooojo tu que eres precioso?! se acercó nada mas verlos a los machetes selváticos con una sonrisa de oreja a oreja uah con esto puedo hacer filetes de perros infernales!! Desenvainó esa preciosidad y la observó a contra luz...quería ver el brillo de su amor te llamaré Alfonso...dijo cuando entró la coronel y otra mujer mas, genial!! otra superviviente. Les saludó de forma oficial...con el machete desenfundado y despues de escuchar su discursito siguió armandose hasta los dientes. Eso si, su Alfonso en la cintura. 

Finalmente, parecía que Alexander ya estaba listo. Con el lanzagranadas y la ametralladora ligera, estimaba que se encontraría con pocas cosas que no pudiera afrontar. Miró a sus compañeros, que parecía que también habían terminado de equiparse. 

La hora de empezar la misión se aproximaba, y al menos por su parte, no pensaba dejar aquel planeta sin haber sacado a todos los soldados capturados de allí. 

Evans se ajustó su equipo de combate mientras observaba que todos se pertrechaban adecuadamente para la misión. En esos momentos no solía hablar mucho, ya que sabia que cualquier cosa que olvidaran en este momento podría hacer que se arrepintiera de no haber estado más atento.

Finalmente estabáis todos equipados, la mayoría de marines ya llevaban un ratito preparados y estaban formando delante de la entrada, esperaban a su capitán, bueno a sus capitanes, pues había tres, aunque solo uno de ellos les había salvado la vida en varias ocasiones.

Se iban a enfrentar a unos extraños canes alienígenas del tamaño de tigres de bengala y todos parecían estar tranquilos, al menos en apariencia lo estaban, eran marines y tenían los cojones cuadrados a base de sol y arena, todos eran jóvenes y se habían formado en las guerras de Iraq y Afganistán, si algo daba miedo era un fanático islamista gritando "Alá es grande" mientras corría hacia ellos para inmolarse. Eso si que acojonaba y no un par de bichos llenos de puas y cuernos.

Pero aun así, todos esperaban en posición de firmes a que su capitán les diese esperanza e infundiese valor con unas pocas palabras... O al menos que diese la orden de avanzar a los anillos, decidiendo como iban a bajar, pues solo podían hacerlo de cuatro en cuatro.

Evans miró a los hombres y mujeres que formaban el pelotón de rescate sin pestañear, memorizando cada nombre y cada rostro. Por dentro sabía que, muy probablemente, no volvería a ver esos rostros con vida si se descuidaban en lo más mínimo, pero este era su trabajo, esta era su misión. Se puso al frente de ellos, con los capitanes a los lados, y observó con seriedad a los presentes.

-Marines, muchos me conoceis y sabeis que si estamos aquí es porque hay hermanos y hermanas nuestros en graves problemas. Dos escuadrones estan desaparecidos en el interior del templo de ese Ra, e Inteligencia indica que el enemigo cuenta con superioridad numérica y ofensiva, conoce el terreno mejor que nosotros y para jodernos más aun, cuentan con mascotas -dejó que sus palabras les entrase en la cabeza, no quería que se confiaran en exceso- La estrategia de llegada es sencilla, el escuadrón Alfa será el primero en llegar, Alférez Frost, irá conmigo en el escuadrón Alfa para abrir una brecha en sus fuerzas. El escuadrón Bravo nos seguirá a los 10 segundos, flanco izquierdo, seguido por el mismo intervalo por el escuadron Eco, flanco derecho y por último Gamma -señalando a Brommhead, Jacqueline, Ann White y García- Tal y como aparezcáis quiero que os abráis en abanico, formación de triple cuña, y Gamma en el centro.

Tras indicar la estrategia de inicio volvió a mirarles a todos y sonrió ligeramente.

-Se que no se os ha elegido por vuestra cara bonita. Sois lo mejor de las fuerzas del SG. Experimentados combatientes de los infiernos de Afganistan, Irak, Colombia, Corea del Norte, y cualquier otro puto lugar que se atreviera a joder a nuestro pais. Dudo que donde vayamos se asemeje demasiado a lo que tenemos acostumbrados a ver, pero sea un puto terrorista o un cabron alienígena, no vamos a permitirle salirse con la suya. Sois los mejores, y les demostraremos como nos las gastamos con el enemigo.

Miró de nuevo en general mientras paseaba con firmeza delante de ellos, alzando el tono de voz varias octavas mientras apoyaba el P-90 en el hombro.

-Y acabadas las formalidades de oficial, vamos a lo interesante. ¡Ya sabeis lo que quiero de cada uno de vosotros! ¡Abriremos una jodida brecha en el puto templo! ¡Entramos, localizamos a nuestros hermanos y salimos cagando leches! ¡Las reglas de combate son sencillas, no se hacen prisioneros! ¡Quiero que no sepan ni que cojones les golpeo! ¡Somos los puñeteros marines, los tios más duros al que ningún capullo faraónico jamás se ha enfrentado y quiero que demostreis de la pasta que estais hechos soldados! ¡Y si alguno ve a ese Tutankamon mandadle recuerdos de parte del General O'neil como solo nosotros somos capaces de hacerlo, metiéndole por el culo una granada! ¡Ahora recordad las ordenes! ¡Grupo Alfa en vanguardia! ¡Distancia de 10 metros por escuadra! ¡Fuego de supresión y nada de entretenerse! ¡En cuanto se abra la brecha en el templo el Capitan Brommhead será nuestro hombre en punta y nos guiará! ¡Asi que id moviendo vuestros culos marines a los discos! ¡Alfa adentro! ¡Menos 10 segundos equipo Bravo! ¡UHA!-señalando al primer escuadrón para el teletransporte iendo con ellos en primera linea y luego señalando al segundo equipo para que entren 10 segundos después mientras se colocaba directamente en el disco ya en posición de disparo. Pronto estarían en el infierno. Muy pronto.

Frost escuchó el plan con atención. Sin duda el entrar iba a ser duro, como cada cabeza de puente que se quiere establecer en una ofensiva. Recordó los relatos de su abuelo sobre Normandía, aquello había sido un auténtico campo de aniquilación.

"Y parece que me toca ir en vanguardia... Afrontémoslo de manera positiva: no tendré que cortarme a la hora de disparar, muy poco riesgo de dar a algún objetivo aliado..."

Cuando el capitán Tyler terminó las explicaciones, se cuadró y dijo:

-¡Sí, señor! Vamos a machacar aliens.

Y, con su ametralladora ligera en las manos, se aventuró en el círculo junto al primer grupo. 

Se mantuvo firme al lado de Evans mientras él daba su pequeño discurso. Lo escuchó atentamente, al tiempo que repasaba mentalmente la información de la que disponían y el equipo que llevaban encima. Aunque nos llevásemos la armería entera podría ser insuficiente.... mordió el labio inferior. Bueno, esperemos que nadie pierda la cabeza  y no empiece a desperdiciar las balas en un ataque de pánico.

Cuando todo el mundo empezó a moverse, ocupó su posición al lado del disco esperando su turno, con fusil descolgado a la altura de la cintura, dispuesta a matar a todo enemigo que se le ponga por delante y cumplir con la misión.

El grito de guerra de los marines en respuesta al capitán Tyler inunda por completo la estancia, seguido después por el trotar de una quincena de botas militares marchando sobre el acero del crucero de batalla terrestre, todos caminaban coordinados hacia la sala de los anillos mientras se mentalizaban para lo que se les iba a venir encima, un millar de aliens cabreados con mascotas, o eso decía la inteligencia que tenían, aquello iba a ser épico, sería merecedor de entrar en los libros de historia, pero aquello no iba a ocurrir, su sacrificio sería anónimo, nadie en la Tierra iba a enterarse de aquella batalla.

Cuando llegaron a la sala de los anillos, dos soldados de las Fuerzas Aéreas montaban guardia en la compuerta de acceso, armados con dos SCAR-L, la mujer pasó una tarjeta magnética por la cerradura y tecleó un código para que las puertas se abriesen.

- Denles una lección, señor. - dice saludando militarmente al tiempo que las puertas se abrían - Y traigan a casa a los nuestros. - añade a modo de súplica.

Tanto ella como su compañero se mantienen firmes y saludando mientras los quince hombres y mujeres que iban a asaltar el templo pasaban hacia la sala.

Tyler y Frost se metieron en la plataforma de los anillos sin duda alguna y el marine asignado con estos les sigue sin decir ni mu también, tenía dudas, eso de abrir la marcha nunca gustaba a nadie y además iban a ir solo tres, cuando podían ir cuatro para tener más potencia de fuego en caso de emboscada, pero sus pensamientos no salieron de su cabeza, asiente a su capitán y su alferez cuando le miran y tras quitar el seguro de su M4, se pone en posición de combate, ligeramente agachado y con el fusil apuntando hacia adelante, hacia donde aparecerían los enemigos una vez se teleportasen.

Los marines habían insistido ir primero, aunque eso le tocaba la moral. Él era un ranger y un explorador, y no sabía que cojones estaba haciendo en la formación de retaguardia como un panoli. Todos aquellos cabezabotes no eran ni siquiera de operaciones especiales. Pero querían lanzarse al combate de cabeza, y no discutió sus ganas. Había mucho templo por delante y él podría explorar todo lo que le diera la gana, sospechaba.

Miró a Bugle con una pequeña sonrisa, y luego robó un paquete de chicles a Peters cuando pasó por su lado, pues los tenía asomados en el bolsillo de la guerrera.

-Te debo una -le dijo apenas sin volverse.

Mientras los primeros cabezabotes entraron en los anillos, lanzándose de cabeza (y no entendía por que no mandaban una MALP o unas granadas por delante), él sacó un chicle de su envoltorio y lo comenzó a mascar, echándose al hombro bueno la M4. Luego miró a aquella gigantona latina, García, y le ofreció otro, sin volver la cabeza a mirarla. Estaba disfrutando del espectáculo, algo esperténtico, pero esperanzador. Ganas no les faltaban. Le recordó a aquella escena de Apocalypse Now con el corneta tocando y el coronel Kilgore en el helicóptero con el sombrero azul de caballería. Marines...

Repitio mentalmente las ordenes en su mente:

Distancia de 10 metros por escuadra, fuego de supresión, nada de dejar cabeza con títere...perfecto. Una sonrisa ladeada se le escapó mientras terminaba de adecuarse las armas y comprobar que todo estaba bien sujeto. 

"La noto en mis venas..."

Tomo aire y me coloco en mi posición esperando lo que igual se nos viene encima cuando veo un chicle de refilón por parte de Brom 

Genial un chicle, para luego lo cogió guardándoselo en uno de los bolsillos. Aquello le iba a saber a gloria después de unas buenas subidas de adrenalina. Su fusil estaba deseando descargar TANTO amor...