Partida Rol por web

Era arriesgado, incluso una locura, pero había que actuar aantes de que reforzaran la seguridad con la fuga de la niña...

-Poco que perder, mucho que ganar- dije, girándome para regresar con Scar y Kumiko -. Informaré al resto de mi equipo de inmediato. Nos pertrecharemos y partiremos cuanto antes.

Salí de allí. Sólo éramos tres, pero un grupo más grande llamaría demasiado la atención. Tampoco podíamos arriesgarnos a menguar nuestras escasas filas. Han, jodido cobarde. Nos había venido bien dos manos más, pensé arrugando la nariz y el ceño. En vez de morir llevándote por delante a todos los chupasangres que pudieras, decidiste malgastar una bala para quitarte de en medio.

Regresé con Scar y Kumiko y no me andé con rodeos.

-Fet se encargará del traslado a la fábrica, la pequeña se quedará a su cuidado- miré a cada uno a los ojos -. Nosotros iremos a la Isla de Roosvelt para investigar. Cambios de guardia, efectivos, número de strigoi... toda la información que podamos recabar. Una vez localizado el edificio y el ganado, nos prepararemos para el ataque.

Me apoyé en la mesa del mapa y dejé que sopesaran mis palabras.

-La idea es rescatar a todos los que podamos, volar las instalaciones por los aires y salir por patas, pero primero nuestra prioridad es el reconocimiento de la zona. ¿Alguna duda?

Que fácil era todo cuando otros sabían que había que hacer. Tenía poca fe pero la tenía toda puesta en esta resistencia.

Alguien tiene que hacer algo bueno ¿no?

Entendido.

¿Reconocimiento? No sonaba mal, aunque no se me ocurría cómo acercarse a vigilar una isla sin resultar sospechosos.

Tras atender a las instrucciones, respondí con un enérgico gesto afirmativo con la cabeza.

Se nos ocurrirá algún plan, siempre se nos ocurre algo.

Imagino que el reconocimiento y el plan de rescate no están programados para el mismo día, ¿me equivoco? - pregunté con cierta preocupación dibujada en el rostro.

Fet se acercó a ver si estabais preparando todo y de acuerdo con el plan.

-Saldréis al lugar y luego atacaremos- respondió a la pregunta de Kumiko. -Pero no será hoy, es mejor ir a la luz del día y no tardará en anochecer. Reposar, preparaos y comed algo- sus ojos fueron hacia la niña, que no comprendía ni sabía tratar del todo. -Ocupaos que coma bien... Quizás rescatemos a más niños y habrá que saber cómo encauzarlos. Mientras... me ocuparé de Han. Le daré un entierro- decir que sería digno en estas condiciones sería mentir, nada era digno en la vida que les ha tocado vivir. Pero no se rendirían, luchar era todo lo que quedaba.

Bueno. Por hoy hemos terminado. Sera mejor que descanse bien para lo de mañana. Me costara dormir, estoy nervioso por este asunto, lo de los niños me comía por dentro. Joder… el ser humano da asco.

Asentí ante las palabras de Fet.

-Puedo ayudarte con Han, si quieres- dije, sin ningún atisbo de emoción en mi voz. Enterrar a los muertos... ¿Cuántas veces lo habrían hecho ya? Cada día era un regalo, pues la muerte nos acechaba en todos los rincones. Aunque esta vez, no había sido una infección, ni una herida. Ni siquiera una enfermedad, donde los más ancianos eran presa fácil. No obstante, había que hacerlo... una vez más.

Preparémonos entonces - el plan no me convencía demasiado, se me antojaba demasiado ambicioso aunque...por otro lado, si estaban ordeñando a humanos, e incluso a niños, como ganado, no pensaba quedarme de brazos cruzados.

Con una nueva resolución en el rostro, miró a sus compañeros y apretando el puño determiné - Vamos a machacar a esos chupasangre.

-Puedo ocuparme- dijo Fet, rechazando la oferta de Aletha. No necesitaba que nadie más pasara por aquel horror. Además que hacía tiempo que el ruso no valía para pelear ahí fuera por muy diestro que fuera, con su cojera solo era un estorbo y una carga. 

Así es como el líder se fue a ello y os dejó descansar toda la noche, echando un ojo a la pequeña. Otros de los supervivientes del lugar se las arreglaron para reunir comida para todos y hacer un pequeño banquete en su honor. La niña no parecía tener ni idea de modales o de cómo comer en ningún aspecto. En realidad estaba como sacada del libro de la selva, un poco salvaje en sus modales, pero lo normal para alguien que seguramente habían criado en un campo de extracciones. Allí los niños solo valían como una fuente más de sangre, estaba de más educarles o enseñarles nada. 

La pequeña a veces se rascaba de forma nerviosa los codos, como por costumbrismo de haber llevado las vías. Pero por lo demás se portaba bien, era muy tranquila pero de ojos vivos. No tardó en caer rendida al poco de comer, haciéndose un ovillo donde el resto le dejó. Pero vosotros no podríais dormir igual de tranquilos, mañana teníais una misión.