Partida Rol por web

La situación se había descontrolado por completo en unos segundos, disparos, explosiones, muertos....esto se había complicado. Rápidamente me acerco hacia la bolsa de cuero del fallecido guardaespaldas y recojo las armas, repartiéndolas rápidamente entre mis compañeros, excepto la de Magwa, el cual se me adelanta recogiéndola antes que yo haga nada.

-Necesitamos salir de aquí cuanto antes. Señor Jagg, dejaremos las negociaciones para más adelante, pero como ha dicho mi socio podemos ayudarle. No queremos tratos con el Imperio, estoy convencido que usted tampoco y estos no tardarán en llegar, y disponemos de una nave para sacarle de este planeta si fuese necesario. Si dispone de una vía de escape conviene que la use ahora mismo -comento mientras apunto mi bláster hacia la puerta- No me gustaría entablar negociaciones "agresivas" con esa gente, no suelen acabar bien y suelen llamar la atención a gente no deseada.

Cuando ocurre la explosión lo único que puedo hacer es resguardarme debajo de la mesa, y luego  de la subita y desafortunada muerte de la hermana del pirata, tomo mi sable  y lo tengo listo.

Menos charla y más acción señores, debemos salir de aquí.

Digo al ver que mis compañeros se extendian en palabras ante una situación tan premura. Mi corazón se extremese ante la posibilidad de que el trato con la alianza se vaya atrás, ese maldito habba siempre estaba detrás de todo...

¿Hay alguna salida de emergencia?, parece que trajeron toda la artillería para atacarnos.

Miro al hombre que acaba de perder su hermana.

Haremos lo posible por apoyarlo...

Gibbon tomó su arma y se acercó a la escalera, alzándo hacia abajo su cuello para inspeccionar lo que podría ocurrir abajo.

¡Mierda! -farfulló-, ¡la escalera está reventada!, ¡y ahí abajo parece que hay problemas! ¡Se oyen voces metálicas de los soldados imperiales!

Aún entre sus manos el cadáver de aquella jóven chica, Secor Jagg parecía hacer caso omiso a las advertencias de Magwa. Efectivamente, debían salir de allí pitando, pero ahora el Duro estaba sumamente herido por dentro.

¡¡Venga hombre!! -le dijo Gibbons mientras le retiraba del suelo intentando levantarlo-, ¡levántase! Es usted un pirata ¿no? Afronte la situación ¡vienen a capturarle o a matarle! ¡Venga!

El tipo pareció reaccionar, pero negó ante la propuesta del dug.

No, no tengo habitaciones secretas ni nada por el estilo -insistió-. La única manera... -entonces miró al balcón, aquel balcón en el que estaba apoyado justo cuando llegásteis minutos atrás-. A mi tampoco señor Kahn: luchar contra el imperio es suicidarse; ya es peligroso mantenerse al márgen...

Entonces os instó para que os acercárais al balcón. La terraza poseía una vista espléndida, y muy cerca había edificios a los que poder acceder, todos ellos con pequeños espaciopuertos personales.

La única solución es saltar ahí, me temo -señaló Secor a hasta una escalera metálica y exterior que sobresalía en el edificio de enfrente, tales como unas escaleras de emergencia-. Vísteis que en su parte baja daban al callejón entre los dos edificios y en la parte alta a la azotea del edificio vecino. Parece que no hay mucha distancia... ¡Venga!

Secor Jagg comenzó a encaramse al balcón, poniendo sus pies en las barandillas metálicas, no sin antes echar una última mirada a aquella extraña jóven que yacía en el tercer piso...

Rápido, saltare primero, si es el caso les ayudare en la bajada,  vamos vamos.... digo diciendole a los demás mientras saltaba escuchando cerca los soldados imperiales, al parecer esta situación habia sido del todo sorpresiva para el pirata, pero trataria de salvar la vida de todos...cueste lo que cueste
 

Me acerco a la barandilla del balcón y observo la distancia que hay que saltar

-Estupendo -comento con tono de resignación mientras sigo apuntando hacia la puerta

Jnuth consigue llegar a las escaleras

-¡Necesitaré tu ayuda!, ¡soy demasiado viejo para hacer acrobacias!

La última vez que me presento voluntario a una misión diplomática....
 

El Duro pisó fuerte con sus botas la barandilla, respiró hondo y se lanzó, al igual que los otros lo habían hecho. Extendió sus manos dispuesto a agarrarse a la escalera exterior del edificio contiguo, que parecía ser alcanzable.

¡¡Uuugghh!! -dijo resoplando mientras volaba en el aire-.

La única salida es saltar. Mis 4 extremidades me ayudan bastante para este tipo de cosas ya que tengo más con las que agarrarme y más con las que propulsarme en el salto pero claro eso no asegura que llegue sano y salvo a mi destino.

-Chicos si veis que no llego cogedme jojojo- tengo confianza en que llegaré, además no me gustaría ver las caras de mis compañeros riendose de mí cuando tengan que ayudarme. Ya saben la rabia que me da y a ellos les encanta. Malditos diablos.

Cojo carrerilla y usando mis brazos y mis piernas salto al otro balcón intentando llegar lo más lejos que pueda.

Gibbon hizo lo mismo, se subió a la barandilla sujetándose en el lateral del balcón, ¡no quería ni mirar abajo! Ciertamente habría unos ocho o diez metros hasta el suelo, pues el edificio era relativamente bajo con respecto a otros rascacielos de la ciudad. Tragó saliva y se impulsó como pudo, lanzánse al vacio y hacia delante... Sin embargo, hubo de calcular mal la distancia, puesto que no logró aferrarse a la barandillo con algunos de vosotros...

Aquel maldito intento de escapar... y todos por los soldados imperiales. Mejor dicho, las sabandijas de Jabba, y luego los soldados imperiales. Jnuth, con gran ligereza se impulsó grácilmente hacia la escalera de enfrente, y agarró su barandilla (con la que luchó para aupar su cuerpo y pisar por dentro de la misma). Lo mismo pasó con el pirata Secor, el cual parecía estar hecho de dura pasta (nunca mejor dicho), pues el duro consiguió agarrarse cual bestia callejera hasta uno de los borde y quedarse colgado, hasta que Jnuth lo ayudó a subir. Peor suerte corrieron el senador, Gibbon y el dug, los cuáles se golpearon con la barandilla o tan siquiera no la llegaron a rozar, cayendo todos ellos hacia abajo...

Tanto Gibbon como el senador Kyle se golpearon en el mismo cartel luminoso de letras rosadas, finas y exóticas. Aquello era el cartel de un prostíbulo o algo semejante. Gracias al mismo, no cayeron directamente al suelo, y tuvieron mejor suerte que el dug, el cual se deslizó entre los hierros por donde estaba anclado tal letrero al edificio, y cayó directamente al suelo, golpeándose la cabeza y quedando inconsciente.