Partida Rol por web

Entre el pánico, el acojono generalizado, lo horroroso de la situación (ahí abajo), los mil y un sudores que te recorren (y no sudores), respiración agitada, etcétera, por algún motivo que se te escapa a tu comprensión... estas palabras de Rosaura...

Se me dejan de pendejadas o les prometo que me voy a desayunar sus huevos. 

 ... te espabilan tanto o más que sumergirte en un lago de agua helada nada más despertarte, haciéndote consciente de que tu puñetero equipo te necesita y de lo bochornoso de la situación.

Nota mental. En el futuro, no abrir la boca. El Alto Guardián la había asignado como líder de un rebaño obediente, y aunque sus planes fueran, cuanto menos, descabellados, sus órdenes debían ser atendidas so pena de muerte.

Conclusión. Calla y obedece.

Ángel tensó el arco, respiró hondo y realizó un disparo que lejos de causar verdadero daño, al menos esta vez acertó sobre uno de los blancos, apenas causando daños superficiales.

Debajo de la máscara podía sentir como se apretaban los dientes con resentimiento. No era un arquero, sabía usar el arma como defensa, pero no de manera proactiva, y desde luego ese disparo no había sido de lo mejor que había echo... pero al menos esta vez había acertado en el blanco.

-Eso es lo mío jefa. Déjemelo a mi. Cuando estemos abajo pegaos a mi culo.- Dijo a sus compañeros. Se preparó para descender en cuanto se lo indicara Red y sus hermanos hubieran preparado la cuerda.

Aprovechado que aún tenía un momento, tomó la iniciativa de buscar la mejor ruta para llegar al trigal. Al menos aquella que no les acercara a esas cosas y que estuviera relativamente despejada para no encontrarse con ninguna de esas cosas agazapada.

Escuchar a Red amenazarme con cortarme los huevos hace que me despierte. Sigo pensando que vamos a morir y que lo que deberíamos hacer es abrirnos el puto cráneo cuanto antes mejor para quitarnos las penas, pero supongo que le tengo demasiado cariño a mis pelotas como para dejar que Red me los corte.

Pero tiene razón. Ahora mismo soy el único que está siendo un puto cobarde. Y eso que yo decía "antes muerto que huir". ¿Qué coño...?

Me levanto del suelo con toda la dignidad que me queda, después de haberme meado encima y vuelvo a tensar mi flamante Arco Largo. Siento un escalofrío al ver a una de esas cosas por la mirilla, pero mi resolución se hace fuerte: hasta el final.

Disparo la flecha contra uno de los zombis de abajo al que no estén atacando ya mis hermanos.

No puedo evitar una ligera sonrisa escuchando las palabras de Red. Palabras que yo considero más que acertadas, pues la gente simplemente se está imaginando planes que no se han dicho y actuando como cobardes.

Lucas le digo mientras sujeto la cuerda que sostiene a Red mientras esta dispara la flecha de fuego, igual podrías mirar si en los cadáveres de nuestros antiguos compañeros hay algo que nos pudiera servir. Total, a ellos ya no les va a servir de nada.

Intentando reagrupar a los ranger, cuyas mentes estaban desperdigadas dando palos de ciego, Rosaura consigue que tanto Ángel como Mario salgan de sus... particulares estados. Tras motivarlos, a su manera, prende fuego a una flecha y la lanza contra uno de los infectados, clavándose la punta nada más en el cuello, aunque no parece perturbar en absoluto a su objetivo. Tras el vuelo, el fuego parece prácticamente haberse extinguido... pero poco a poco parece que vuelve a arder.

Mientras Adrián prepara el equipo de escalada junto a Max, Ángel logra centrarse, recobrar por un momento la compostura, tomar una flecha y soltarla en dirección a uno de los infectados. Observa cómo impacta en el pecho. Parece clavarse durante unos segundos... antes de acabar cayendo al suelo con la punta manchada de un icor entre marrón y granate oscuro. Aquel ser no muestra síntoma alguno de haberse visto dañado por la flecha.

Por su parte, Sebastián sigue sujetando a Red, mientras que Lucas se prepara para iniciar el posible descenso.

Mario, por su parte, con el cuerpo hecho un escombro después de la experiencia vivida, procede a tomarse un momento, tensar el arco, tomar a otra de esas dichosas criaturas en la mira... y soltar una flecha directa al cabezón, abatiéndola inmediatamente.

Sea como sea, está claro que descender no parece seguro. Por más que os separen 5 metros de altura, los infectados parecen poder veros, y la bajada queda demasiado próxima al grupo como para que se pase por alto el descenso de cualquiera de los presentes... por el momento.

Lucas, echando un vistazo a lo lejos, observa como entre vosotros y el cultivo objetivo. Estará como a una hora, hora y media de distancia. A botepronto ve algún infectado muy disperso, pero nada con lo que no pueda lidiar en una mano... en teoría.

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Verifico que tanto de mi lado como del lado de Max el equipo de escalada se mantuviera firme ya listo para poder descender miro la situación, los infectados nos superan en numero y el tiempo de recarga de una flecha a otra era demasiado, si estos infectados fuesen mas rápidos o mas astutos lo único que deberían de hacer es correrse de la línea de tiro o avanzar de tal manera que abrume al arquero.

Si no fuera por su velocidad tan lenta, eso sería posible, pero lo compensaban con una fuerza sobre-humana por lo que si llegaban hasta nosotros todo acabaría muy rápidamente.

Encima de eso otros infectados nos estaban esperando abajo, suspire dentro de mi mascara, así que me dije ¨piensa,piensa,piensa¨.

Si tenía resultado diría ahora si mi plan con respecto de lo que habría que hacer.

A continuación diría:

-Jefa tengo una idea, son muchos y además los infectados de abajo nos están esperando lo que sugiero es yo encargarme de los que se encuentran abajo mientras me cubren la espalda, tengo lo que necesito para crear una bomba casera que matara alguno de los infectados de abajo e incluso podría matar a los que están aquí con nosotros pero para esto ultimo necesito que todos bajemos.

De lo que hablaba era crear una bomba molotov casera y la otra era la creación de un estallido con un mechero pequeño,el cual demoraría en quemar la composición química, el primero no llamaría la atención de los infectados que estaban mucho mas lejos mas la segunda explosión si que lo haría, pero contamos con la ventaja que somos mas rápidos que ellos para escapar.

Solo esperaba que Rosaura entendiese mi plan o al menos que diera el visto bueno al mismo.

Aquellas cosas eran anti-naturalmente resistentes, ignoraban el dolor y no eran tan fáciles de matar como se podría pensar. Los Ranger estaban preparados para cualquier eventualidad, o eso se creían... Toda su vida se habían preparado para ese momento, el Alto Guardián les había elegido para ese cometido.

Y estaba más que claro que habían fracasado estrepitosamente.

No eran una unidad, ni nada que se le medio pareciera. Actuaban de forma descoordinada y aleatoria, con planes que dejaban mucho que desear, improvisaban en situaciones que estaban lejos de estar fuera de control e intentaban tomar la iniciativa de forma extraña. Si el plan de Adrian pasaba por exponer a todos a un ataque directo, estaba claro que no había calculado correctamente todas las repercusiones a medio plazo. ¿Qué pasaría si esos "infectados" son resistentes al fuego?

Quizás es un buen momento para poner a prueba la inteligencia de esos seres.

Dado que Red no había cambiado sus planes, Ángel se limitó a sacar una nueva flecha, preparar el arco y respirar hondo. Esta vez no fallaría el blanco.

La flecha abate a otro de los infectados y, como el primero, su cabeza hace un ruido asqueroso al ser atravesado. Siento un escalofrío recorriendo todo mi cuerpo, de arriba abajo. ¡Agh! ¡La sola idea de acabar infectado como ellos y me dan ganas de pegarme un tiro! Tenemos que asegurarnos que nuestras máscaras no se rompen.

Me doy cuenta de que a pesar de que las flechas de mis compañeros impactan, sus objetivos parecen seguir intactos. Además están todos aquellos que Sebastián ha electrocutado y siguen moviéndose... ¿inmunes al fuego, dicen?

- Arqueros, probad a atacar a las cabezas. -propongo. - Dejad de atacar al bulto y apuntemos a la cabeza aunque sea más difícil.

Adrian parece tener su plan y, sí sí sí, ahora mismo estaba pensando yo en bajar hasta donde esas cosas puedan alcanzarnos. Ahora. Miro a Red de reojo, deseando que no le haga caso.

-Parece que el camino esta despejado. Señalo Lucas.

Viendo como sus compañeros habían terminado de instalar el equipo de escalada se acerco y se preparo para el descenso.

No tenia miedo. No de momento, aquello era algo que había esperado toda su vida... sabia que algunos de sus hermanos no tenían en alta estima al Alto Guardian y por extensión a la colonia, pero para el lo eran todo junto cono los hombres y mujeres que estaban allí fuera con él.

-Jefa cuando diga.- Aviso a Red.

-Alto Guardian en ti deposito mi vida. Guía mi hacha. Se mi escudo contra esos monstruos e infúndeme el valor para no temerles.

-¡No Adrian nada de estallidos, ni griterias, ni ruido innecesario! Ninguno baja con esos bichos apilados allá abajo. Un molotov, si me dices como hacerlo sin gastar el alcohol que tenemos soy toda oídos, podría acelerar el proceso de la flecha que lancé y ver si arden.

Le gustaba que el muchacho tuviera iniciativa para buscar soluciones no obstante bajar seguía siendo algo que harían eventualmente pero NO ahora. 

Por el momento Ángel y Mario* parecían reaccionar, todo un logro; y aunque lento, tendrían que ir batiendo con los infectados desde allí arriba. Aunque el comienzo había sido algo caótico poco a poco todos iban moldeando su actitud y adaptándose a esta nueva realidad. Los planes trazados se desmoronarían, las contingencias fallarían y siempre estaba el factor aleatorio a tener en cuenta. Eran un grupito de críos sin experiencia jugando a ser héroes con el peso del mundo sobre sus hombros y bastante bien que lo estaban haciendo aunque otros pensaran diferente.

Asintió a Sebastian, los dos habían tenido la misma idea sobre los suicidas en la base; para Rosaura la información de sus dispositivos podría arrojar luz sobre muchas interrogantes.

Tensó el arco apuntando con calma hacia el primer infectado que estuvo en su mirilla oyendo a Mario*. Sonrió dentro de la máscara orgullosa de su arquero principal, el muchacho redimía sus acciones iniciales ofertando valiosa información. Eso explicaba porqué el arma de Sebastián no funcionaba como esperaban, solo había momentáneamente irrumpido en la corriente.

-Están muertos pero el cerebro controla los movimientos con impulsos eléctricos. A la cabeza entonces.

Lucas estaba listo pero seguían habiendo muchos infectados y la llamita ardía muy poco.

-No. Mientras la amenaza no esté controlada no bajes aún. Tenemos que abatir algunos más. Es una lastima que el fogonazo eléctrico durará tan poco sin permitirnos un margen de tiempo más cómodo pero aprendimos de esto.

Le contesta a Lucas mientras tensa el arco nuevamente. 

-Esto va a ser para rato. Maximiliano dispara tu también.

Mientras maniobráis, más de uno podéis ver como una de esas... cosas, en una de esas que araña la pared, los dedos logran afianzarse a un saliente. De pronto, asciende medio metro prácticamente sin esfuerzo, provocando que os de un vuelco en el corazón. Para vuestra suerte, con la siguiente mano no tiene tanta suerte, y rápidamente desciende el terreno ganado deslizándose pegado a la pared, dejándose las yemas de algunos dedos descarnadas en el proceso; aunque al igual que con las flechas, esta eventualidad parece no importunarle lo más mínimo.

Mientras el equipo se prepara, Maximiliano toma riesgos asomándose al borde del acantilado. Al apoyar el pie en el borde, la tierra y la roca ceden bajo sus pies causando que caigan algunas piedrecillas sobre los infectados. Por suerte para él, no ha ido a más. Sea como sea, el explorador carga el arco y lanza la saeta directamente contra el cabezón de uno de estos seres, consiguiendo que se incruste en el pómulo, aunque se mantiene en pie.

Por su parte, sin pretenderlo, mientras Sebastián la mantiene sujeta, Rosaura logra impactar en la cabeza del infectado al que impactó inicialmente, logrando abatirlo tras incrustarle dos saetas en el cráneo. La otra flecha, la ardiente, entre tanto, parece cobrar algo más de fuerza.

Mario y Ángel, asomados al borde, apuntan a los infectados desde arriba, mientras que Lucas se mantiene preparado para bajar y que Adrián hace malabares con los cálculos para decidir cómo desarrollar un molotov eficiente, aunque a costa de medicina básica.

[...]

Lucas digo mientras enrollo la cuerda de Rosaura en mi brazo, utiliza tu cuerda y asegura a otro de los arqueros hasta que tengamos permiso para bajar. Y si queréis creo que yo puedo sujetar a otro más con mi otra mano, es solo evitar que resbaleis por el acantilado, no es como si os estuviera sujetando a pulso. Si alguno más se ata una cuerda y me la pasa la sujetaré con la otra mano. En cualquier caso a Red la mantengo segura.

Lucas miró como Red disparaba desde la seguridad que le brindaba el estar agarrada por Sebastián y como el resto de sus hermanos se asomaban apenas por el peligro de caer.

Joder. Mira qué les ofrece la posibilidad... Si es más peligroso como lo están haciendo. Pensó mientras observaba la escena. En ese momento Sebastián volvió a recalcar lo evidente.

-No tengo ningún problema en hacerlo, son ellos, que parecen que no confían en mi.- Señaló encogiéndose de hombros y desaciendose del equipo de descenso volvió a preguntar.
-¿Alguien quiere que lo sujete para no caer y ser devorado por esos infelices??

De repente la posibilidad de que el terreno ceda y pueda precipitarme hacia las manos de esas cosas se vuelve tan real que doy un par de pasos hacia atrás, demasiado consciente del peligro como para lanzar la flecha. No me queda otra que darle la razón a Sebastián y Lucas.

- ¿Confiar en ti? Ahora mismo ni confío en mí mismo, hermano. -le digo a Lucas, buscando mi equipo de escalada. Me aseguro de sujetar fuerte el arnés y le entrego el otro extremo de la cuerda a Lucas, que me fío más de su fuerza que la de Sebastián. - Y no me sueltes, joder. Te daré un beso en esos musculados brazos que tienes si es necesario.

A medida que me asomo más al acantilado, mis huevos se me van subiendo al cuello y Lucasporfavornomesueltes. Vuelvo a tensar el arco y al apuntar por la mirilla vuelvo a soltar un jodernotecaigas antes de dejar volar la flecha.

El tiempo pasaba extremadamente despacio, y con cada segundo, Ángel más se daba cuenta de que no estaban preparados; nadie estaba preparado para ese mundo.

¿Tales habían sido los pecados de los antiguos que habían desencadenado semejante plaga sobre su propia raza?

No importaban las razones, ellos tenían que pagar las consecuencias. Y si el Alto Guardián lo quería, sobrevivirían al primer encuentro.

La pregunta era; si un pequeño grupo de muertos estaba causando tantos problemas, ¿qué posibilidades tenían si se encontraban con una horda de ellos?

Por el momento, tendría que centrar sus pensamientos en acabar con aquellas cosas. Su arco estaba preparado, disparó una flecha, y nuevamente el disparo acertó por los pelos, pero con pocos resultados.

¿Debía hacer como sus compañeros y disparar a la cabeza?

Ojalá pudiera compartir el humor de Mario, pero en esa situación solo podía pensar en acabar con aquellas cosas.

Otra flecha, respirar hondo, disparar a un blanco, la cabeza no es un mal objetivo...

Si fuera creyente, con esa fe ciega en algún ser omnipotente, le hubiera dedicado una plegaria. Exactamente como alguno de los chicos hacían con el Alto Guardián, pero Rosaura masculló algo entre dientes, seguramente algún improperio, y aspiró profundo. Hacía mucho que se consideraba otra más de la manada y como todos ellos compartía los mismos modales.

El poder de su arco, aunque si iba menguando las filas de zombies tampoco repercutió en una gran diferencia para los daños.

Por el momento Mario, era quien lograba impactar causando un daño significativo.

La llamita se mantenía ardiendo y aunque prometía todavía no desplegaba la eficacia que Rosa esperaba para acabar con los infectados. Tocaba seguir aguardando.

-Paciencia eh.

Comentó la muchacha nuevamente para sí misma. Miró alrededor catando el estado mental y moral del equipo mientras a intervalos oteaba la zona.

-Amarrate Ángel. 

Indicó a último momento.

Mientras los guardias se encargan de mantener a Rosaura y a Mario relativamente a salvo, Ángel y Max se la juegan asomándose al borde del terraplén sin elemento de seguridad alguno. Adrián, por su parte, sigue indeciso debatiendo si hacer el molotov o no.

Los cuatro arqueros sueltan flechas sobre los infectados. La primera de ángel impacta en el pectoral derecho de su objetivo (6), pero lejos de clavarse profundamente, apenas se sujeta un momento y acaba cayendo al suelo por propio peso. Probablemente las costillas hayan hecho su función y protegido de daños mayores. Su segunda flecha, atendiendo a las acciones de Mario, al dirigirse al cráneo logra clavarse directamente en la boca dejando al infectado como si lo hubiera intubado, aunque por desgracia, no es suficiente para abatirlo.

Mario, por su parte, dirige su atención hacia uno de los infectados que sufrieron la descarga de Sebastián (7). Su flecha vuela rauda y precisa hacia la cabeza de aquella pobre desgraciada rubia que ahora se encuentra gimoteando, parcialmente aplastada por otro de esos seres contra la pared. El impacto suena en cuanto hace contacto, y apenas en un instante se escucha el crujir del cráneo quebrándose al albergar la saeta en el cerebro, provocando que esta se pegue contra la montaña y posteriormente caiga hacia un lado, al fin sin vida.

Maximiliano, tras tomarse un rato largo para disparar, acaba haciendo blanco en su objetivo (1). Una saeta endiabladamente precisa que prácticamente atraviesa el cráneo de lado a lado, provocando un ruido sordo y seco que proyecta la cabeza hacia atrás, precipitando la caída del infectado directamente al suelo.

Red, desde su posición, observa como su flecha incendiaria empieza a cobrar un poquito más de fuerza, empezando a tostar las ropas circundantes al impacto. Previsiblemente, pronto empezará a arder en condiciones. Centrándose de nuevo en su nuevo objetivo, dispara de nuevo al bulto, impactando en el pectoral. De nuevo, el impacto no solo no es suficiente para abatir al infectado, si no que este no hace ni mención de haber recibido el impacto. Esta vez la flecha permanece clavada... pero como si no lo estuviera.

Si bien se os están antojando "duros", a costa de munición lo cierto es que poco a poco vas consiguiendo acabar con los infectados. Prácticamente quedan la mitad de los que eran inicialmente.

Con esta breve experiencia, empiezas a sacar conclusiones rápidas respecto a tus oponentes:

Los infectados no padecen dolor.
Si bien el daño corporal parece ser inocuo, el daño cerebral parece funcionar como debería.
Siendo así, atacar cualquier cosa que no sea la cabeza se antoja un desperdicio de fuerzas y de munición; y estaría bien trasladar esta información al resto del grupo.

Hay algo más que te chirría. Con la adrenalina dispara no se hace fácil pensar, pero confias en que una vez limpieis la zona, podrás discurrís qué diantres es.