Sabéis que de manera natural siempre han sido una raza enemiga de cualquiera que se adentrase en su territorio.
Byron, suspirando, mira tanto a Eliäna como a Kael.
- Conociendo a Garithos, no creo que nos escuche. Creo que sólo el príncipe tiene una mínima posibilidad de entablar conversación con el Mariscal, si es que se puede llamar conversación a hablar con él. En todo caso, estaré a su lado, Alteza- se pone firme y lleva su mano al pecho, en señal de respeto.
Escuchando vuestras aportaciones, Kael'thas asintió y en un abrir y cerrar de ojos generó un muro de fuego que separó a las fuerzas de la alianza de las tropas naga, dándole a éstas un tiempo vital para que puedan escapar de ser masacradas.
- ¡Deteneos inmediatamente! - comentó mientras controlaba el fuego para que no hiriese a ninguno de los soldados humanos.
Garithos enarcó una ceja, incrédulo ante lo que estaba viendo. Éste, sin bajarse de su caballo, comenzó a acercarse hacia vuestra posición blandiendo orgulloso el estandarte de la Alianza.
- ¿Qué se supone que estáis haciendo, malnacidos? - dijo el humano con rostro despectivo.
Vuestro príncipe os miró, dándoos a entender que era el momento de que dieseis vuestra explicación al Lord Mariscal.
Con la úncia intención de informar como había dicho pero con un gran remordimiento en su conciencia por tener que hablar a aquel intolerante humano como si fuese un héroe de la alianza, comenzó Eliäna a hablar adelantándose:
-Excelentísimo Lord Mariscal Garithos, guardián de la alianza, mi nombre es Eliäna V. Stormwalker... he de decir primero que yo he sido quien ha comunicado a su emisario de la necesidad de ayuda en esta área cuando se nos comunicó que no recibiríamos apollo, y por tanto he de asumir toda responsabilidad si ha habido algún error. Mas déjeme primero explicarle que estos enemigos no están siendo el problema ahora mismo, esas criaturas nos acaban de salvar hace un instante de una muerte segura bajo las garras del azote al igual que han hecho en otras ocasiones desde que llegamos y con ello han protegido el observatorio y un frente de la Alianza que estaba irremediablemente derrotado.-
La sacerdotisa con la cabeza baja en pose de respeto (aunque no se lo tenga), continuó hablando hacia el mariscal con la intención de que su compañero o tal vez el príncipe pudiesen hacer sus peticiones después de que la información estuviese sobre la mesa
-De ahí que mi príncipe, el escelentísimo Kael'thas haya intercedido por ellas para que usted pueda formular un juicio de valor teniendo conocimiento de la situación puesto que a pesar de no formar parte de la Alianza y de ser considerados enemigos, han defendido en esta ocasión a los elfos y con ello a los humanos y toda la Alianza también. Ahora que también es conocedor de esta información es su derecho como nuestro superior tomar una decisión justa sobre los Naga y sobre el Azote mas ha de saber que el Azote, aunque haya retrocedido, lejos de verse debilitado, se ha visto fortalecido con cada uno de nuestros hermanos caídos, que no han sido pocos, por lo que si no fuimos capaces de detenerlos por nosotros mismos, menos capaces seremos a partir de ahora a no ser que contemos con refuerzos y que se establezca una tregua temporal con los naga. Adicionalmente, sin poder ya derrotar al azote sin refuerzos, sería en mi humilde opinión un error luchar también contra los naga distrayéndonos del objetivo principal ya de por si complicado.-
A pesar de no ser el humano más listo, sería prácticamente imposible de manipular por cualquier elfo por lo que en este caso la estupidez del mariscal jugaba en contra del buen juicio, la intolerancia y odio que este sentía harían posiblemente que este hiciese caso omiso de la información condenando a los elfos y a si mismo a un final poco deseable.
Eliäna se retrasó de nuevo e hizo un leve gesto a Byron y a su príncipe (el cual se enteraba ahora también de mucha información que no hubo tiempo para contarle en otro momento) para indicar que había terminado para que interviniesen también.
Byron, después del discurso de Eliänna, no cree necesario decir nada más, porque podría incluso estropearlo. Él era un guerrero, no un orador, y teniendo a ese humano como público no podía fiarse demasiado, ya que podría dar una orden "extraña". Se mantiene firme junto a Kael y vigila a los humanos y en especial a Garithos.
El príncipe Kael'thas miró a sus hermanos con orgullo y admiración, se le notaba que estaba satisfecho por la actuación de su pueblo y las decisiones que se han tomado, pero la tez de Garithos era totalmente contraria. Tenía la boca entreabierta, entre lo que casi se podría traducir como una mueca de asco.
- ¿¿¿Qué pretendes decirme orejas puntiagudas???¿Crees que tu palabrería va a darle sentido a la barbaridad que acabáis de cometer?¿Cuál será vuestro próximo paso?¿¿!! Aliaros con los no-muertos??!! - rió con la peor de las intenciones mientras escupía al suelo.
- Aquellas "criaturas" como dices os podían haber matado por la espalda, podrían haberse aprovechado de vuestros conocimientos, ¡son el enemigo!¡y vosotros habéis aceptado por vuestro egoísmo y afán de supervivencia!¡Si debéis de morir con tal de no aliaros con monstruos, vuestro deber es morir!! - cada vez estaba más exaltado, ¿cómo podía decir aquellas palabras?¿no entendía que la alianza temporal con aquellas Nagas había sido un éxito rotundo?
- Ahora mirad, ellas huyen como víboras... y vosotros... vosotros seréis juzgados por traición a la Alianza, deponed inmediatamente las armas en nombre del Rey de Ventormenta!!!¡Es una orden!! -
Podíais ver con claridad como vuestro príncipe cerraba el puño con fuerza, podíais intuir que tenía ganas de prenderles fuego a todos ellos, pero por desgracia su superioridad numérica estaba en vuestra contra.
Byron siente tanta ira o quizás más que el Príncipe Caminante del Sol, pero no servía de nada oponerse a los humanos y, en consecuencia, a toda la Alianza. Con fuerza, clava su escudo en el suelo y pincha la guja en la hierba. Luego, se retira el yelmo y lo tira frente a él, en muestra de rendición.
Ese humano sin sentido los estaba condenando sin criterio alguno:
-Mariscal Garithos, si lo que pretendiésemos hubiese sido salvar la vida, habríamos retrocedido batiéndonos en retirada pero hemos combatido en este frente al igual que no me cabe duda que lo habría hecho usted hasta perder la última gota de su sangre en el campo de batalla como han hecho la mayoría de nuestras fuerzas que yacen en el suelo.-
El gesto de la elfa se torcía de enfado mientras pronunciaba aquellas palabras pero lo ocultaba bajando su cabeza para posar su arma en el suelo y volver a levantarla con el rostro más gentil posible
-No nos hemos aliado con los naga, simplemente aparecieron yatacaron a los no-muertos, nosotros hemos dado prioridad a defender a nuestros aliados humanos del avance del azote... como le he dicho, nuestro interés era que juzgara usted lo que debíamos hacer con los naga como nuestro superior que es, teniendo conocimiento de la situación. Y sabemos que esas criaturas podrían atacarnos a partir de ahora si ustedes no hubiesen llegado pues hasta ahora estábamos combatiendo y mi príncipe no ha tenido contacto verbal ni de ningún tipo con los naga, suponemos que se estaban acercando a parlamentar ahora mismo pero no tenemos tampoco la certeza-
El hablar era un esfuerzo inútil, el arma de la sacerdotisa estaba a sus pies preparada para ser agarrada y así atacar al mismísimo Garithos si Kael'thas daba la orden, mas eso sería un suicidio seguro.
-¿Podría darnos su permiso al menos para, antes de nuestro juicio despedir a nuestros compañeros caídos con los honores que todo soldado de la Alianza que muere en servicio se merece? pues como sacerdotisa querría pedir a su merced que nos dejase realizar los ritos funerarios de nuestro pueblo para que Belore purifique sus almas...
Garithos bajó de su caballo
- ¿Desde cuando los elfos sois tan parlanchines? os recordaba más sumisos en la segunda guerra...bueno... menos la elfa guardabosques que parecía más un varón que una hembra... - comenzó a andar.
- Si tanto te gusta hablar, elfita... haberte metido a oradora y no a guerrera, puesto que parece que una cosa se te da mejor que la otra. Aquí las cosas no son grises, son o blancas o negras, ¡y estamos en guerra! no permitiremos ningún desliz, ningún cabo suelto y mucho menos un ¿pacto? con los Nagas, vuestro criterio como miembros de la Alianza debería haber sido el de rechazar cualquier tipo de ayuda... ¿no os dais cuenta de la situación en la que os habéis metido?¡Es que no valéis para nada! - alzó la voz de manera desagradable.
- Ya nos encargaremos nosotros de vuestros muertos, no vaya a ser que también decidáis aliaros con los cadáveres -
Aquellas últimas palabras estuvieron fuera de lugar, pudisteis notar como Kael'thas comenzó a conjurar de espaldas a los soldados una bola de fuego, todavía estaba en el proceso, y de terminar de conjurarla podría desatarse una verdadera guerra intentar donde las posibilidades de sobrevivir serían mínimas. En vuestra mano estaba el detener o no a vuestro príncipe... ¿qué sería lo más adecuado?¿seguir vuestra orgullo/dignidad?¿o vuestra supervivencia?
Poneos de acuerdo si queréis en el off-topic ¡pero llega la última gran decisión antes de que acabe la partida!
La elfa señaló a Byron con la mirada hacia el príncipe para que este se fijase en que estaba conjurando y tomase la decisión sobre lo que hacer mientras ella hablaba con el humano:
-Creo que no me ha entendido, no hemos evitado atacar a los naga por gusto Lord mariscal, teníamos que tratar de sobrevivir para informar a los refuerzos de donde se encuentra el asentamiento del azote para poder atacarlo ahora antes de que se repusiesen de nuevo. Los naga como ha visto no representan una amenaza y pueden ser eliminadas después pero el azote crece a cada instante y cada segundo es precioso... siento si se ha malinterpretado nuestra acción como una defensa de los naga o una alianza con ellas, nada más lejos de la realidad. Son nuestras enemigas también-
Eliäna quería explicar a su príncipe sobre sus palabras pero no podía hablar del suceso del río en frente del mariscal.
-Ahora es cuando usted puede demostrar realmente su valor para la alianza liberando por fin esta zona de la influencia del azote... con eso sentiremos que nuestros hermanos caídos no se han ido en vano y usted podrá demostrar que es un hombre de honor y valiente.-
Byron pone una mano en el hombro del príncipe y le susurra el Thalassiano, disimuladamente.
- Calma, Alteza. Sé que el Mariscal le está faltando al respeto, pero quizás podamos sacar algo productivo de su temperamento y podamos conseguir que limpie el territorio de muertos vivientes sin tener que mancharnos nosotros más las manos y tener más bajas. Guarde ese conjuro para un rival que merezca la pena-
El príncipe retractó la canalización de su hechizo tras escuchar las palabras de sus hermanos y sobre todo al sentir como Byron posaba su mano; mientras tanto, el Lord Mariscal os miró con el cuello bien alto y sonrió
- No dudéis en ningún momento que habláis ante un hombre valiente, jamás dejaría a las huestes no-muertas campar por sus anchas, y será mi puño junto con la fuerza de mi ejército lo que les dará la muerte definitiva en pos de lograr un mundo libre... - se giró para mirar a su expectante ejército.
- En cuanto a vosotros, no me arriesgaré a que hagáis alguna estupidez digna de vuestra raza. ¡Muchachos, apresadles! - se volvió a girar hacia ustedes mientras apretaba los dientes.
- Os dejaremos bien aislados por si se os ocurre hacer algo de dudosa moralidad... como permitir que unos hombre serpiente os ayuden en vuestras propias responsabilidades - alzó el brazo y un grupo que os dobló en número intentó acercarse a vuestra posición. Tenían grilletes y cadenas... ¿realmente iban en serio?¿os iban a encarcelar?
El Mariscal estaba deseoso de quitaros de en medio, aunque quizás no de la manera más violenta. Un gran grupo de soldados quiere apresaros, ¿lo vais a consentir?¿u os defenderéis ante tal injusticia a pesar de ser minoría?
Es absurdo que mostremos resistencia. Nos superan en gran número, podrían masacrarnos en segundos...
Byron no se lo piensa dos veces. Clava la guja en el suelo y deja caer el escudo. Se gira hacia Kael.
- Lo siento alteza, pero esta vez, pienso por el bien de nuestra gente. Será mejor aceptar la derrota... - con una ligera expresión de vergüenza, ofrece las manos para los grilletes.
Kael'thas te miró directamente a los ojos y sonrió
- No te avergüences por esta derrota hermano, hemos sido traicionados por aquellos que considerábamos aliados, nuestra prioridad es sobrevivir, por aquellos que han caído, por nuestro pueblo, ¿de lo contrario quién vengará a los ciudadanos de Lunargenta? los humanos están corrompidos desde el principio, pero ésta no será nuestra derrota -
En cuanto vuestro príncipe depuso las armas, el resto de soldados elfos hizo lo mismo, tú incluido, aceptando a desgana los grilletes que iban a transportaros a una nueva vida.
El camino fue largo, a pié, mientras seguíais escuchando las burlas e insultos de otros humanos que os llamaban a vosotros traidores, ¿cómo podía ser posible tanta estupidez?¿a caso no llegaron a entender vuestros actos?
Casi había pasado un día de camino hasta llegar a una fortaleza, ¿era Stormgarde? no lo tenías claro, sin embargo aquello ya no importaba porque de manera brusca os metieron a todos en una cárcel a más de 4 plantas de profundidad, ¿era normal ese trato?
El cautiverio no era tan doloroso como la vergüenza de haber terminado así. Los ánimos de tus hermanos estaban decaídos, sin embargo tu príncipe mantenía una mirada de esperanza cuando se aferraba a los barrotes. Incluso pudiste escucharle susurrar la palabra: pronto...
¡Estáis todos encerrados!
Ahora necesito que hagas lo que será tu último post en la partida donde narrarás tus impresiones por el cautiverio, ¿qué es lo que siente Byron?¿Está decaído por haber terminado así?¿o se siente esperanzado como su príncipe?¿Querrá decir algo?¿o guardará silencio?
¿es tu turno!
Byron observa con calma y detenimiento su celda y la de sus hermanos. Parecía resistente. Los humanos no eran estúpidos, así que, seguramente, también podrían resistir la magia de sus hechiceros y del propio Príncipe. No sería tan sencillo salir. Agarra los barrotes para poder mirar todo lo posible el pasillo. Era como si hubiesen dedicado toda esa sección a su encarcelamiento.
Pero él no tenía miedo. Aunque estuviesen presos, si el príncipe Kael'thas estaba cerca de ellos, la esperanza siempre ardería en sus corazones, y sus almas siempre estarían henchidas de orgullo y fuerza, como el propio Sol.
- Selama ashal'anore- su susurro se pierde en la oscuridad de las celdas.
La oscuridad volvió a estar presente en tus días en aquella celda, pero la esperanza seguía ahí, ardiente, como una llama que nunca iba a extinguirse.
La comida que os daban era la justa para que no muriérais allí dentro ¿pero con qué propósito? tan solo estaban atrasando lo inevitable si no se os ocurría una nueva manera de salir de allí, sin embargo, una de esas mañanas en las que uno creía que todo iba a seguir igual que siempre, donde el tiempo y el espacio no existían sino que se reducía a cuatro paredes mohosas, algo sucedió.
Escuchasteis un sonido serpenteante que hacía eco entre los pasillos. Muchos de tus hermanos (incluido el príncipe) se alzaron y se acercaron a los barrotes. El sonido era cada vez más y más claro hasta que la sombra de un cuerpo de Naga se proyectó en la pared colindante.
- SSsssasssssss - la imagen era clara, una de las Naga que conociste durante tu aventura estaba allí, con su cuerpo manchado en sangre y con un juego de llaves en su mano.
- Sois libre mi príncipe... así lo ha querido nuestro señor, os guiaremos a ti y a tu pueblo a un lugar al que podréis llamar hogar - La salvación tenía cuerpo de serpiente.
Un sudor frío te recorrió el cuerpo cuando viste sonreír de aquella manera a Kael'thas, cuya mano comenzó a arder a raíz de un conjuro de fuego que estaba comenzando a conjurar. En un rápido gesto se giró, os miró de manera penetrante, podíais intuir sus intenciones, entonces aquella sonrisa se transformó en una frase:
Tal anu'men no Sin'dore...
~~~ Continuará ~~~