Partida Rol por web

Las esposas se ajustaron demasiado firmes a sus muñecas... y el gesto para levantarle de aquel soldado fue demasiado brusco... pero A.J sonreía con aquel aspecto indómito, con aquella sonrisa de lobo mirando al ciervo mientras le sujetaban por los brazos..

Sonreía.. sí... pero solo el orgullo mantuvo ese rictus cuando escuchó el motor acercándose... cuando vio salir del poblado aquel camión... cuando de él bajaron más soldados y a la fuerza le subieron a la parte trasera... y sintió el golpe seco en las costillas que le negó el aliento...

En movimiento... y el ruido de balas cada vez más presente....

A pesar del fuerte golpe y de quedarse sin aliento, no mostró signos de dolor alguno. Era demasiado orgulloso para hacerlo. Se dejó llevar y se sentó en el suelo de la parte trasera del camión con las piernas cruzadas. Las esposas le molestaban. Pero algo atrajo su atención: el olor más cercano de la pólvora.

Sus fosas nasales inspiraban y se dilataban, captando aquél nuevo olor. Ladeó la cabeza, cerró los ojos y aguzó el oído, intentando averiguar la posición y el número...

Todo se movía demasiado deprisa, la sangre me recorría las venas como las balas recorrían el aire del bosque. Oir los disparos, oir los gritos, oir esas voces alemanas, esos pasos apresurados, todo eso le era tan familiar que se sentía vivo en medio de todo ese caos, se sentía animado, y daba gracias a Dios de que la guerra existiera en aquel momento, que para su vida era crucial.

Sentía la vida correr por todo aquel bosque donde la muerte estaba presente en cada paso que daba. Una sonrisa recorría su expreción mientras sus dedos recorrían su arma, sintiendo cada culva, como si de una mujer desnuda se tratase. Se encontraba fría, y lo sabía, pero era cuestión de tiempo que fuera cogiendo calor.

El teniente había caido en batalla. Lo sabía. Sabía que era un hombre sabio y que su desición era acertada, pero había caido, había muerto y para él no había marcha atrás, al igual que para todo el grupo que ahora dependía de sus órdenes. Siguió abanzando por el camino, semiencorvado, cubríendose entre los materiales, como hacía cuando estaba en plena batalla, como lo hacía hace tan poco tiempo. Le gustaba, le hacía saltar adrenalina por todos sus costados.

Al pasar al lado de los dos franceses intentó borrar la sonrisa sin poder conseguir disimularlo del todo y con un gesto les indico que agacharan la cabeza y que se estuvieran quietos. Ahora todo dependía de que Jesús deseace su muerte. Si él lo desaba, no había nada más que hacer. Al igual que Jesús le había mandado a aquellos alemanes para que acabase con su vida. Si, él era el encargado de exterminarlos.

¡Malditos Nazis!

Siguió caminado hasta alcanzar visualmente a Gabres que estaba apostado detrás de un tronco, disparando. Era el único arma amiga que reconocía por el sonido, quizás durase menos de lo esperado, pero ese hombre estaba haciendo acopio de valor y eso era de respetar.

Tenía que alcanzarlo y ponerse a su lado para poder disparar a aquellas personas que tanto añoraban su muerte, tenía que hacerlo, tenía que llegar allí y acabar con la vida, tal y como Jesús le había ordenado. Él estaba allí para castigar a los pecadores por sus pecados, ya no había vuelta atrás para ellos, ya no podrían salvar sus vidas, todos sus pecados serían dentro de breves segundos castigados.

Se santiguó mentalmente y siguió avanzando...

Balas y una luz que se filtraba quejosa entre las copas de los arboles... y aquellos nazis que se acercaban, impasibles, imparables... tan furiosos como ellos mismos...

Una bala se estrelló en la madera muerta lanzando al aire miles de astillas, lanzando el quejido de aquel tronco que ahora era escudo para sus vidas. Maude se estremeció, encogiendo su cuerpo contra la madera protectora mientras a su lado, el aire traía sonidos que los sentidos afilados de Louis, acostumbrados a susurros y confidencias de salón... identificaron sin duda...

Los ojos del francés se entornaron apenas para observar el leve temblor de la barbilla de la mujer... el fugaz el avance de Oskar... y un poco más atrás...escuchó lo que supo que eran unas ruedas, y un motor... que se acercaba....

- Sacre Bleu - maldijo Louis.

Intentó respirar a pesar del dolor que le producía la sequedad en su garganta, el miedo convertido en un filo acerado que se hundía en sus entrañas y en su boca, como un veneno que lo mataría igualmente.

Movió la cabeza para desechar los horribles pensamientos que ésta le regalaba y apuntó al soldado que parecía más accesible. Disparó de nuevo, con los labios apretados y aún inseguro de si debía mirar a otro lado, porque el sonido de motor que se acercaba no le gustaba nada de nada.

Su maldición me tensó la espalda.. fue como un peso añadido en el estómago... quizá el estimulo que necesitaba para mantenerme firme... Esa sensación de peligro, esa que te despierta el instinto, que te agudiza el sentido....

E igual que su maldición despertó la mía... su disparó invitó al mío.. Dos balas que partieron practicamente juntas, dos balas que se hundieron casi al unisono en el mismo torso....

Y las balas continuaban silbando... como avanzaba aquel extraño humo, los soldados y las extrañas caras deformadas por el plástico que las cubría.... y el sopor...

Los balazos parecían resonar sobre vuestras cabezas... y los soldados que te acompañaban en aquella parte trasera del camión cruzaban miradas azules y pardas mientras aferraban con fuerza sus fusiles... una nueva ráfaga... la batalla cada vez más cerca...

De repente el camión se detuvo... y el frenar de las ruedas fue señal y motivo. Solo un par de soldados permanecieron sentados mientras los otros se ponían en pie para descender de un salto... casi furiosos... Apenas tardaron unos segundos, y de nuevo el rumor del motor se entremezcló con las balas. El giro del vehículo fue brusco y te obligó al gesto instintivo de sujetarte en el saliente en el que se enredaban las esposas... El camión volvía a marchar sobre el bosque lleno de baches y ahora... afilando la vista a través de la lona kaki y basta que os cubría... podías ver con claridad como te alejabas del escuadrón que había bajado de él...

Y podías ver un poco más allá...

La figura solitaria de Oscar se hacía pequeña a cada giro de las ruedas...

La situación se estaba complicando por momentos ... por no decir que no tenía aparente solución ... me encontraba rodeado de soldados ... mi subfusil se había encasquillado y los soldados poco a poco se iban acercando ... pero a pesar de todo ello no podía ceder ... mi misión era esa ... debía permanecer allí ... eliminar a esos soldaditos ... aunque en el intento dejara mi vida ... y así me disponía a hacerlo ...

Enfundé rápidamente el subfusil y saqué la pistola automática desde mi pequeño escondrijo entre los arbustos ... aunque seguro que los soldados sabían donde me encontraba ... necesitaba una solución ... y la encontré cuando palpé las granadas al enfundar mi subfusil ...

Cogí una de ellas ... y le quité el cerrojo de seguridad ...

CRICK sonó entre el ruido de las balas cortando el aire ...

Graves apuntaba nuevamente con su arma...