Aquella ola de energía fue temible, hasta el punto de hacer tragar saliva al espadachín, "Genial, un crío al que encierran por ser incapaces de controlarlo" pensó Efrén, le molestaba, sentía que habían descuidado sus obligaciones de criarlo por miedo, unos padres deberían ser responsables de sus actos, y estar dispuestos a arriesgar su propia vida por su progenie. No era su responsabilidad, aun y así se lo llevaría y lo cuidaría, pero el problema sería que el muchacho se controlara y le aceptara como a su tutor. Varios problemas nacían de esa idea, hacer ver al niño que sus padres ya no estaban allí, saber como tratarle para que aprendiera a controlarse, y enseñarle a sonreír a los problemas. Fuera como fuera necesitaría dinero.
El mayor inconveniente del mundo, ¿como decirle que sus padres ya no estaban? Él ni siquiera pudo llorar la muerte de su padre y su hermana, el pecho se sintió tan estrujado y tan infundido por el miedo que le fue imposible derramar más que unas lágrimas de arrepentimiento por no haber sabido llorar en su momento. Ya de inicio eran diferentes, mientras que Efrén supo de esas muertes de primera mano, ese muchacho no sabía que había sido de sus padres. No sabía que magia le sellaba, pero la ausencia de todo rastro en el exterior, le hacía pensar que al menos llevaba allí décadas, eso sin mencionar que según se decía era una ciudad de muchísimo tiempo más atrás.
Se agachó con calma a recoger algunos fragmentos de rubí que fueran aprovechables, no importaba si eran pequeños, las gemas rotas también son gemas de menor tamaño y valor.
- Si les demuestras que puedes vivir sin usar esos poderes, tal vez un día vengan a por ti, deben estar viajando para encontrar un buen hogar para vivir juntos contigo. Pero si haces daño a alguien, solo les mostrarás que es necesario encerrarte mientras buscan ese sitio.
No sabía si el muchacho le haría caso, pero ¿quien en su sano juicio atacaría a un crío asustado?
Tirada de Protagonista
Motivo: Astucia
Dado principal (1d6): 2 = 2
Dado salvaje (1d6): 2 = 2
Total: 2 = 2
Dificultad: 4
Resultado: Fallo
Tiro astucia por si las moscas, no sabiendo si era necesario a la hora de hablarle.
El niño parecía tener miedo y no contestaba a las interesantes preguntas de Lianna, ella lo comprendió. Una comprensión que solo alguien que se ha visto en una situación de abandono podría tener.
A ello lo peligroso se lo parecía la niebla y no el resto de cosas. La tal Gafaza de Serendira decía que había peligro pero ni idea dónde. Ese era el problema de los dioses, que eran unos bastardos que no podían decir las cosas claras. Siempre había profecías “el elegido para mimimi” o “la maldición de mumumu” pero nada de eso era claro, sin nombres ni direcciones. Seguro que se la pasaban de lo lindo mirando desde donde fuera para ver cómo corríamos como pollos sin cabeza en un corral con sus “directrices”.
Sintió un escalofrío cuando el niño gritó y la niebla hizo algo raro. La magia no le gustaba pero era un niño. Cerró los ojos cuando las joyas estallaron y al verlo por ella misma soltó un gemido de frustración. Palpó su bolsillo para asegurarse que la suya estaba bien.
“Esto me dará para una semana de comer y dormir caliente en lugar de para un CASTILLO”- pensó con cierta frustración.
Lianna dio otro par de pasos hacia el niño. Efrén trataba de hablar con él, pero ella sabía que era una estupidez. Puede que no tan estúpido como acercarse, pero a veces la materia gris de la pícara no trabajaba como debiera.
-Mira, es un maldito niño- tuvo que sonreír cuando dijo maldito, porque pilló el doble sentido inintencionado. –La cosa es que lo mismo lo han encerrado para lo que decía Efrén, como sacrificio para alguna cosa mágica. Lo mismo podríamos haberlo salvado de habernos acercado a tiempo, o quizás aún podemos- otro par de pasos hacia el niño. –Eh, ¿estás… bien? ¿De dónde eres y tus papás? Yo soy Lianna- dijo en voz conciliadora, o lo intentó, los niños no se le daban bien.
Jordun no se fiaba del niño, tenía la impresión de que esto no se iba a alargar mucho, era su pequeña impresión. Del niño..¿Que decir del niño? Jordun desconfiaba de él. Tanto que decidió lanzar un pequeño hechizo contra el niño. No esperaba hacerle daño, pero si asustarlo un poco y alejar el peligro del grupo.
Jordun se concentró: - ¡Oh, por los dioses! ¡Alejad el peligro! -
Tirada de Protagonista
Motivo: Proyectil
Dado principal (1d6): 4 = 4
Dado salvaje (1d6): 4 = 4
Total: 4 = 4
Dificultad: 4
Resultado: Exito
Lanzo el hechizo. Se que acaba la historia, pero tenía que intentarlo...jeje
EPÍLOGO
- ¿Me estás diciendo que Efrén atravesó con su espada al mago que lo acompañaba? ¿A su compañero?
- Era un niño ¿no? ¿Te sorprende de veras? Tú lo has visto.
- No me creo nada de lo que me cuentas. Ya partiendo de la base de que el Capitán Defensor no me parece el típico individuo que fuera de aventuras de chaval.
Los dos guardias custodiaban la muralla de la ciudad. La actividad orca se había intensificado las semanas anteriores y se hablaba de un caudillo fuerte que empezaba a unir a las pequeñas tribus para asaltar objetivos mayores. Todos dudaban que por muy fuerte que fuese el caudillo, por muchos orcos que lograse reunir, se atreviese a atacar una ciudad fortificada como Volgrad. Los orcos eran buenos en escaramuzas y usando su brutalidad en campo abierto, pero aquello les quedaba grande. Sin embargo Efrén, el Capitán Defensor de aquella ciudad, era un hombre cauto.
- ¿Cómo crees que llegó hasta su puesto? No es de ningún linaje. ¿Has visto alguna vez un Capitán Defensor que no sea de una Casa Mayor?
El otro guardia asintió. En eso llevaba razón su compañero: el actual Capitán Defensor se había forjado una legendaria fama sobre su valor en la batalla pero todos sabían que no era de noble cuna.
- Fue por el muchacho. Resultó que el peligro no era él. El peligro eran los Hombres Oscuros. Cuando lograron liberarlo de la niebla las cosas se pusieron mucho peor. Cuentan que los viejos espíritus de esas bestias mágicas - que nada tenían de hombres, aunque sí de oscuros - se alzaron para evitar que lo sacasen de allí. No sé bien como fue la cosa. Es probable que la pícara encontrase algún modo de huir. Otros cuentan que el dios de la sacerdotisa intervino directamente, tal era la importancia del chico. O puede que sea cierto lo que cuentan de que Efrén se abrió paso a espadazos en medio de una horda infernal. Hay quienes incluso dicen que el mago entró en razón cuando sintió el acero del Capitán Defensor y que colaboró con sus conjuros para sacarlos de allí. Claro que no lo habrían logrado si no fuera por el niño.
- ¿Era el Señor de la Luz? ¿De veras lo era?
- Ahora es el Señor de la Luz. En aquel momento era un mocoso asustado cargado de poderes mágicos.
- Si es así ¿cómo es que ninguno de esos aventureros salen en las Crónicas? ¡Tendrían que ser inmensamente poderosos y famosos por haber liberado al Señor de la Luz y salvarnos del regreso de los Señores Oscuros?
- Ya. No has escuchado nada ¿verdad? ¿Conoces a alguien más poderoso en este lado del mundo que al Capitán Protector, que dirige todos los ejércitos del reino? ¿No te resulta raro que Gatzara sea la deidad más venerada, por encima de Random, como pasa en otros lugares? Y supongo que no sabes que el Banco de Groos está regido por una mujer que se dice que en el pasado fue compañera de armas del Capitán Protector. Su oro es tan valioso como el acero. Incluso algunos dicen que el mago de la Torre de Marfil...
- ¿Pero no lo había atravesado con su espada?
- ¡No lo sabemos! Cuentan varias historias... ¿quieres ir a preguntarle?
- Pero dicen que el Señor de la Luz se enfrentó en solitario a las Hordas de los Señores Oscuros.
- Claro. Y también cuentan que el Patricio de la ciudad dirige la ley en Volgrad cuando todos sabemos que es un borracho que lo único que hace es dar órdenes incoherentes a sus legisladores los Cuervos Negros.
Ambos hombres se rieron de esto último. Si un ciudadano osase decirlo cerca de un guardia se vería en un buen problema, pero era un secreto a voces. Y después de todo ellos eran la guardia.
- O sea que el Señor de la Luz al final...
- No sé. Poderoso era. Y sigue siendo. No te lo voy a discutir. Pero alguien tuvo que liberarlo de su cautiverio. Y ahí estaban ellos para hacerlo.
- ¿Y te lo crees?
Los dos hombres se miraron de nuevo en silencio y luego rompieron a reír al unísono.
- Claro que no. Son solo historias y leyendas. Pero me gusta más pensar que estoy a las órdenes de un héroe legendario que de un simple mercenario arribista que llegó hasta donde llegó por suerte. ¿De eso se trata no? De contar historias y que queden bonitas para las generaciones futuras.
Ambos hombres escucharon entonces los cuernos de caza en la lejanía. Aunque no lo sabían ellos mismos estaban a punto de vivir una de esas historias que recordarían las generaciones futuras.