Leila ahogó un grito cuando vio al bruto ensangrentado, no podía llegar a él para ayudarle, así que simplemente intentó entretener al monstruo, que tuviese más enemigos encima.
Pero no sería fácil, no sin un arma mágica.
Tirada: 1d20(-1)
Motivo: Ataque cimitarra
Resultado: 15(-1)=14
Tirada: 1d6(-1)
Motivo: Daño por si acaso
Resultado: 5(-1)=4
Dranger, a pesar de sentir como la sangre emanaba de la herida en el lado de su cabeza, apretó los dientes y con un rugido contesto al ataque de la criatura, con la clara intención de partirla por la mitad de un solo hachazo.
El filo de la hacha, ahora embadurnado por el aceite mágico, cortó limpiamente la piel escamosa de la bestia y la dejó hecha un guiñapo, doblándose de dolor.
- ¿¡Qué tal ahorra, mequetrrefe!?
Tirada: 1d20(+7)
Motivo: Ataque normal
Resultado: 16(+7)=23
Tirada: 1d10(+8)
Motivo: Daño
Resultado: 6(+8)=14
No se muy bien que puede tener de especial el aceite que Owen ha dicho que le untemos a estas armas, pero me fio bastante de el, asi que cuando hago el intercambio de cimitarras, doy un paso al frente e intento golpear a la criatura con el sable que acabo de empuñar, golpeo contundentemente sobre su espalda, abriendole un surco en su caparazon y haciendo que gotee su sangre viscosa
Tirada: 1d20(+3)
Motivo: cimitarra
Resultado: 18(+3)=21
Tirada: 1d20(+3)
Motivo: critico cimitarra
Resultado: 14(+3)=17
Tirada: 2d6(+2)
Motivo: daño critico cimitarra
Resultados: 3(+2)=5, 3(+2)=5
critico, doblo daño, no se que propiedades tiene el aceite, asi que no las tiro... lo dejo en manos del dj....
Esperando a la resolucion de las acciones de Dranger y Henutsen para actuar.
Las heridas del diablillo eran leves, apenas unos raspones que se habían cerrado casi por completo.
Solo el ultimo golpe del brutal enano le había afectado en parte, pero con sus garras casi le arranca la cabeza del cuerpo, y ya esgrimía la lanza para ultimarlo!
Sin embargo, Gaav con contaba con la magia de los antiquísimos aceites creados por los Sarenrae hace siglos, en aquella olvidada expedición a la ciudadela.
El hacha del enano, abrió su cuerpo al medio, cercenando un ala y un brazo, y enterrándose profundamente en su cuerpo. Nada parecía frenar el bestial golpe.
Desde atrás, Henutsen hizo lo propio, y el filo de su cimitarra entró curvo, desgarrando todos los órganos del diablo.
El cadáver entonces cayó pesadamente sobre el puente de piedra...
fin del combate!
Leila se dejó caer de rodillas, temblando visiblemente, su último ataque había sido con la convicción de que morirían a manos del demonio. Los aceites de quienes habían venido antes que ellos les habían salvado la vida en el último instante.
- Dioses, creí que no lo contábamos.
La voz sonaba tan temblorosa como su cuerpo, tan poco acostumbrado a mirar la muerte tan de cerca. Sin mediar más palabra musitó una oración a los dioses, a la que en seguida siguió otra.
- Ahora ya no tengo conjuros, y apenas me quedan curaciones. Sugiero parar aquí y descansar hasta recuperarnos, si seguimos internándonos sin curaciones lo más probable es que terminemos muertos nosotros también.
De su boca no salió lo que su cabeza estaba pensando ahora: el miedo le había impedido actuar correctamente, ella podía haber ayudado a hacer daño a aquella criatura de una forma más eficiente que su pobre cimitarra. Tendría que aprender a tener la cabeza más despejada cuando la adrenalina le nublaba el juicio.
Tirada: 2d6
Motivo: Curaciones
Resultados: 4, 3
Los heridos que se curen 7 puntos. Creo que Drager sigue dañado, confírmamelo por si he de gastar otra curación más.
El mago estaba preparado para lanzar otro de sus proyectiles mágicos, sobretodo al ver el tremendo golpe que se había llevado Dranger. Pero por fortuna no hizo falta.
Buff. Espero que no hayan más seres como este por los alrrededores. Si no lo tenemos peliagudo.
Tras el terrible combate, el grupo plantea la idea de descansar en algun lugar.
El puente cerrado, gracias al hueco en la parte de abajo, está algo más fresco que el resto de la ciudadela.
Hacia el frente, se pueden ver las estatuas adornando el resto de la estructura, asi como escudos colgando de las paredes. Más allá de la grieta, una enorme puerta mantiene cerrado el ingreso a la parte más profunda de la fortaleza.
Solo que quedan a Dranger 3 de daño.
Confirmen si descansan, y comenzamos nueva escena!
Leila se acercó al enano, y con movimientos expertos miró las heridas que aún tenían, para terminar arrugando el entrecejo.
Con una mano sobre la que todavía sangraba, elevó una nueva plegaria. Cuanto la retiró, la sangre se había secado, y la herida estaba cerrada por completo.
- Descansemos por favor, he de pedir nuevos dones a mi señora o no podré hacer esto de nuevo.
Tirada: 1d6
Motivo: a curá
Resultado: 5
Estoy complacido, hemos resuelto el encuentro con diligencia y valor, como en las cronicas que estoy habituado a leer en la sociedad. Acaricio a Kasr, que tambien ha combatido con valor.
- Compañeros - digo mientras deshago mi petate para descansar - si todavia hay alguien herido yo puedo sanarle. Ha sido un honor combatir a vuestro lado en el dia de hoy. Descansemos. Este es de momento el mejor lugar para hacerlo, aunque quizas deberiamos de hacer alguna guardia... Imdlara, quizas deberias de buscar entre los restos de la criatura a ver si encontramos algo de utilidad.
Ante el cometario de Leila, el mago asiente.
Sí, yo también estoy falto de conjuros ofensivos. Me quedaban sólo los de protección, pues esa criatura se ha llevado la mayoría de mis proyectiles de fuerza. Así que voto por descansar.
Leila, por si hay más criaturas de esas cerca, son seres de otro plano. Traidas a este seguramente en contra de su voluntad. Un conjuro de protección contra el mal te sería muy util, ya que no podrían atacarte y te moerías más libremente para curar. Tenlo en cuenta cuando pidas tus dones a tú dios.
Dranger respiraba trabajosamente, el combate le había dejado fatigado y la perdida de sangre le había debilitado, pero por suerte la criatura no logró causar un herida demasiado serio, conservaba los ojos y las orejas.
Apiedándose del enano, la sacerdotisa Leila le dedicó sus atenciones, sanándo la totalidad de las heridas y dejando en su lugar una terrible cicatriz que cruzaba la parte lateral de la afeitada cabeza de Dranger.
- Gracias por tus atenciones, Leila, y gracias a tu diosa también.
Ante la propuesta de descansar el enano simpelemente asintió.