Partida Rol por web

El primer corte fue al que estaba delante mio. Dejandolo derrotado en el suelo, aunque justo bajé la defensa en ese momento cuando otro me atacó provocandome un corte en el costado. Rápidamente puse mi escudo en medio y la espada detrás mia para inmediatamente acercarme rápidamente a el y hacer un corte circular a este último para derrotarlo.

Lo demás no costaron demasiado pues no volví a bajar la guardia pensando el lo que tenía que encontrar. Esa era mi fuerza para no dejarme vencer - Tetra, Zelda, volveremos los tres a casa sanos y salvos - Aquel pensamiento me dió la fuerza necesaria para seguir hasta que finalmente ya no quedaban más monstruos. Entonces me dirigí a los pueblerinos más cercanos.

- Se acabó... - Me aseguré de no ver más monstruos. - ¿Estais todos bien? ¿Hay algún herido o alguien que necesite ayuda? ¿Como vinieron esos monstruos, y desde donde? - Pregunté con curiosidad, si bien los octorok salieron del suelo estos eran raro que lo hicieran igual. Además necesitaba comprobar que los pueblerinos estaban todos de una pieza

Al continuar mi camino a paso medio me encontré con el mar.

-No recordaba que hubiera aquí un mar, pero según el mapa este es el buen camino, así que no me queda otra que continuar por aquí.- Pensé.

Tengo que pensar en una solución... Me acerqué desde el punto más alto para ver cuanto recorrido había hacía la otra costa y se hizo evidente que no podría cruzar a nado.

La opción más lógica era crear una balsa. Voy a rastrear la zona en busca de posibles materiales que me puedan servir para construir la balsa.

Inspeccionando la zona veo árboles (los cuales con sus ramas y troncos puedo utilizarlos para la base), y veo que también hay una especie rara de arbol que en su copa tiene las hojas kolog muy utilizadas para impulsarse en barca debido a su tamaño y rigidez. 

Para el mástil puedo utilizar uno de los troncos y la vela puedo construirla a base de pegar hojas fundiéndolas con un golpe de calor.

Bien, parece que he encontrado todos los materiales que necesito para continuar, ahora a ponerme manos a la obra.

Lo primero será talar al menos cinco arboles, cuatro troncos para la base y un tronco para usarlo de mástil. Sin más dilación desenfundé mi arco legendario con flechas capaces de atravesar fácilmente una armadura de hierro y derribé 5 arboles.

Con las ramas desprendidas até los cuatro troncos de manera horizontal y el mástil en el centro de manera vertical con más ramas.

Con las hojas recortadas de las ramas fui confeccionando la vela cuidadosamente fundiendo las extremidades de las hojas con el calor de mis manos y hierva mascada para que se quedaran bien sujetas, creando así una capa uniforme de hojas en forma de vela, la cual la até al mástil con una rama sobrante.

Para terminar trepé hacia un árbol con hojas kolog en su copa, me hice con una hoja kolog para utilizarlo de impulso y poder dirigir la barca hacía la dirección que fuera necesaria.

Cansada admiré desde el suelo mi creación."la Zeldarca". Sonreí para dentro por mi elocuencia.

Una de las aldeanas a la que le habíais salvado la vida no dudó en ir corriendo hacia tu presencia una vez que todo había acabado.

Era indudable que todos los aldeanos estaban eufóricos al ver como el rey en persona se había molestado en acabar con la amenaza en primera persona.

Nadie sabía de donde provino la amenaza, pero lo importante ahora es que estaban a salvo.

La mujer, se arrodilló ante ti. En sus manos portaba un pequeño cofre.

- Su majestad... sé que solo soy una humilde campesina... pero nos habéis salvado la vida aquí y ahora... no tenemos mucho que ofreceros, y menos a usted que poseéis todo aquello que la nobleza merece... pero hay un humilde obsequio que ruego aceptéis - agachando la mirada alzó las manos. Se trataba de un pequeño cofre de madera con un acabado metálico con adornos bastante llamativo.

Los aldeanos parecían alegras de que les hubiera salvado a todos. Por suerte no parecía haber ninguno herido ni nada más allá de aquellos monstruos.

Solo fue una chica, una aldeana, la que vino y actuó de una forma extraña, en primer lugar arrodillandose, y en segundo marcando la diferencia entre ella y yo y rogando que aceptara un obsequio por salvarlos el cual tenía entre las manos. Nunca me sentía comodo cuando me trataban superior, a pesar de ser rey de Hyrule, por ello agarré a la chica por los brazos suavemente tras envainar la espada y guardar el escudo para ayudarle a levantarse, mientras proclamaba una gran verdad.

-Un titulo, es solo un titulo, una posición, solo una posición. Tu y yo somos lo mismo, personas de un mismo reino, de un mismo mundo, y como tal no es necesario que te arrodilles. Por otro lado, no puedo aceptar este obsequio, aunque lo aprecio mucho, si protejo a este reino es solo por tener a cambio esa sonrisa y felicidad de que todos los Hylianos puedan seguir viviendo en paz. Aceptar algo más a cambio no sería cortes por mi parte. - Intenté sonar y parecer amable, pues realmente no me sentía comodo recibiendo una recompensa, aunque si seguía insistiendo o viera que parece más triste, lo aceptaría principalmente por complacerla*

Ya una vez arreglado el asunto hice la pregunta para resolver dudas - Por casualidad... ¿No habreis visto a la princesa Zelda por aquí verdad? A mi hija quiero decir. - si alguien la había visto era bueno recibir dicha información.

La mujer evidentemente parecía estar afectada por el hecho de que no aceptases su regalo, lo cual te hizo recular a tiempo para sin ofender a aquellos que acababas de salvar pudieses corregir tu acto.

Abriste con cuidado el pequeño cofre para comprobar que en su interior había un objeto que a simple vista parecía simple; se trataba de una vela con una particularidad muy especial: siempre permanecía encendida y su fuego no quemaba. ¿Era acaso un simbolismo de justo lo que necesitaba vuestro reino?¿Luz en los días de oscuridad?

Tras dedicar tiempo, mucho esfuerzo y bastante pericia; la reina fue capaz de construir una balsa que podía soportar tanto su peso como ser viable a la hora de funcionar en el mar.

Ahora tan solo se necesitaba arrastrarla al ancho mar y comenzar a remar rumbo al pantano. No debería ser un trayecto demasiado largo pero estaba claro que sin la ayuda del transporte hubiese sido prácticamente imposible.

¿Sería hora de esperar a Link?

No sabía exactamente para que necesitaría aquella vela que con tanta insistencia me dió aquella chica, pero la cogí con mucho orgullo y agradeciendolo profundamente. Acto seguido subí a Epona de nuevo para encaminarme de nuevo hacia donde Zelda había ido, tomando el camino más rápido y sin importar los obstaculos que hubiera por medio. - De nuevo muchas gracias, y no se preocupen. Hyrule volverá a tener luz. - acto seguido un arreo le di a Epona para cabalgar lo más aprisa posible

Tras liberar al pueblo continuaste con el rumbo fijo; llegaste hasta la costa, donde el inmenso mar te separaba de continuar tu paso por el pantano.

Era evidente que a nado era imposible cruzar aquella masa de agua, sin embargo no todo estaba perdido puesto que en dicha costa estaba Zelda, quien parecía haber construido una balsa con bastante pericia.

Desde Epona al ver a Zelda, lanzo un saludo a esta sonriente. La balsa parecía bastante solida, pero me parecía increible que la hubiera hecho ella, y a su misma vez me sentía culpable por haberla dejado sola hacerla.

-Zelda, ya he vuelto. ¿Has tenido mucho peligro? Estaba preocupado por ti - Bajé de Epona mientras iba a abrazarla - ¿Y esta balsa? Parece bastante sólida. Los aldeanos están bien, aunque no me dejaban irme si no aceptaba una recompensa - Le alcancé la vela que me dió aquella chica para que viera lo que era. - No sé para que la usaremos, pero puede sernos útil ¿No crees?

Veo a lo lejos llegar a Link, y al estar tan entretenida construyendo la "Zeldarca" no había notado casi el tiempo pasar.

Vi como me sonrió a lo lejos y no pude evitar sonreír involuntariamente por su sonrisa. -No, ha estado todo muy tranquilo por aquí, que alegría que ya estés de vuelta.- Recibí su abrazo gentilmente, me encantaba como me sentía arropada por él.

-He construido una balsa ya que no podíamos cruzar el río a nado y no hay otro camino más directo hacia nuestro destino.- observo detenidamente la vela que le han ofrecido como recompensa. -Vaya ¿una vela? a simple vista parece una vela normal y corriente, pero bueno no está de más, no sabemos cuando la podemos necesitar. Seguro que los aldeanos han quedado muy contentos- Le miré mientras sonreía y me acerqué hacía la orilla

-¿Me ayudas a empujarla hasta la orilla? Tetra nos espera. Dije en un tono cálido pero preocupado.

Tras aquel abrazo ya sentía que podía estar tranquilo. Y me alegraba de que Zelda no hubiera tenido encontronazos con nadie. Entonces me detuve a mirar la balsa poco a poco con todo detalle

-Vaya, pues has hecho muy buen trabajo. - dije mirando la balsa. Realmente Zelda aún guardaba muchos secretos por descubrir, aunque la conociera como princesa, también tiene alma de aventurera. - Oh, si. La vela es un tanto extraña, su llama no se apaga, pero tampoco quema como tal. Puede que solo nos sirva para iluminar pero... Me pareció un artefacto un tanto curioso. Puede que así quieran simbolizar a Hyrule los pueblerinos. Todos parecían contentos al ver mi llegada, y por suerte, nadie salió herido - Me llevé inconscientemente la mano a donde me dieron el corte - Así que, sí, estarán muy contentos.

Tras pedirme aquella ayuda Zelda asentí y me puse a un lado de la balsa - Vamos allá - Entonces empecé a hacer fuerza para empujar la balsa hacia dentro del agua - Cuando ya esté en el agua subete mi amor, yo terminaré de impulsarla.

Ahora había llegado el momento de la verdad, echarla al agua y probar si realmente era estable.

Una vez todos dentro, la balsa se mantuvo a flote ¡eso era fantástico! Con el impulso necesario la balsa se adentró en el ancho mar, navegando a ritmo lento pero seguro.

El viaje transcurrió con normalidad, sin embargo en mitad de la travesía un fuerte oleaje sacudió la zona.

Llegasteis a temer tanto por la misión como por vuestra vida, pero un buen trabajo siempre tiene una gran recompensa, eso significó que el haber elaborado la balsa con suficiente pericia y tiempo conllevó a una resistencia y estabilidad que os ayudó a sobrepasar aquellas olas que podrían haber sido fatales.

Ahora el pantano quedaba a la vista, vuestro objetivo estaba aún más cerca: el encuentro con Baba Yaga

Cuando comenzó la marejada, fuí rápido en la barca a agarrar a Zelda para evitar que se cayera. - ¿Estás bien cariño? - Le pregunté mientras procuraba mantener el equilibrio yo también allí. Solo era un mal paso en el camino, pero por suerte la barca que había realizado Zelda, era tan fuerte como nuestro empeño por recuperar a Zelda.

Tras aquellas olas, por fin se veía el pantano - Ya estamos llegando, allí se vé el pantano. Cada vez nos acercamos más a nuestra hija. Espero que esté bien, quien quiera que sea aquel que haya cogido a nuestra hija, le haré pagar como le haya hecho daño. - La misma preocupación e ira que transmitía en mis palabas se hacían presente en mis puños los cuales estaba apretando con fuerza

Un fuerte oleaje nos sorprendió en mitad de nuestra travesía, el miedo se apoderó de mi por unos instantes pero Link tan acertado como siempre me agarró consiguiendo tranquilizarme -Gracias- le dije sin poder evitar sonrojarme mirando para otro lado, no importa el tiempo que pasáramos juntos Link tenía ese efecto en mi.

Y en unos instantes cuando todo se calmó pudimos divisar en el horizonte nuestro destino -¡Estamos llegando!- dije mientras daba un pequeño salto en la barca haciendo que se tambaleara y salpicara un poco mi vestido.

Noté la determinación y la fuerza de Link en sus palabras. -juntos lo conseguiremos, no hay nada que se nos pueda resistir en este mundo, ¡la paz prevalecerá ante las sombras!