Zelda se despidió de Impa y los soldados con una reverencia y siguió a Link a la sala de armas. Al llegar dejó que él se adelantara ya que la mayoría de la sala eran recuerdos suyos, observó con una leve sonrisa como comenzó a entrenar con la espada.
- No has perdido la práctica.
Quedó un instante pensativa y bajó la mirada hacia su vestido. Tan rápido querían partir que pretendía ir a un Pantano con un vestido largo y aparatoso, desde luego así vestida era más molestia que ayuda, no podría moverse como él.
- Link, dame unos minutos.
Zelda se apresuró en salir de la sala de armas y apenas unos 10 minutos después estaba de vuelta. Había cambiado el vestido por una armadura sencilla que le permitía total movilidad y le daba protección. La encargó hace años para ella por si la situación lo requería pero con el pensamiento de que la heredara su hija, tan fuerte y valiente como su padre, cualquiera hubiera sabido que la niña hubiera preferido una armadura que un bonito vestido.
- La encargué para mí, pero es un regalo para Tetra, la utilizaré para salvarla, así cuando sea suya tendrá mucho más valor.
Volver a pensar en su hija hacía las dudas que volvieran a inundarle la mente, aunque hablaba con determinación se podía apreciar que el miedo continuaba en sus ojos. Con un suspiro se acercó a su arco mágico y paso la mano sobre él, esperaba no haber tenido que usarlo ni tampoco la armadura, lo cogió y lo cargó a la espalda.
- Ya estoy lista.
Dijo a baja voz aún mirando hacia la pared, comenzaba a flaquear de nuevo y no podía permitírselo. Apretó los puños con fuerza, buscando el valor que necesitaba "Me necesita Link, mi reino, Impa, mi hija... no es momento de llorar sino de actuar." Ese pensamiento repitiéndose en su cabeza le hizo ir recuperando el valor, cuando se giró de nuevo parecían haberse disipado los miedos en mayor medida, aunque seguían estando ahí.
- Vamos, hay que apresurarse.
Tras coger algunos suministros para poder comer, era la hora de partir. Mientras salían del castillo Zelda observó que los guardias y soldados se habían puesto ya manos a la obra en las ordenes que dio y sonrió al ver que todos y cada uno ponía de su parte con empeño, las personas estaban con ellos y el castillo en buenas manos.
Cuando habían salido lanzó una última mirada hacia atrás, los muros blancos en contraste con el cielo le dio esperanza, aunque todo el exterior había caído en la oscuridad el castillo permanecía en pie, tan blanco y puro como la gente que protegía.
No se si permites el cambio de ropa, sino lo corrijo.
Tampoco tengo muy claro si vamos a pie o no así que no concreto nada.
Sin ningún problema en cuanto a la vestimenta. Sobre si a caballo o a pié tenéis ambas opciones disponibles, la que interpretativamente os guste más :)
-Por nuestro bien y por el de todo Hyrule, más me vale no perder la práctica. Se aproximan tiempos difíciles y tenemos que sobrepasarlos juntos, en familia. Como hemos hecho siempre –susurró describiendo un círculo con la Espada Maestra.
Link observó posteriormente la nueva ropa que llevaba puesta Zelda con una ligera sonrisa. Recordó que él también debía pasar por los aposentos para ponerse ropa más cómoda y práctica, de lo contrario su movilidad se vería reducida si continuaba con el traje tradicional del reino.
-Te sienta bien, igual que le sentará bien a nuestra hija –comentó lanzando una mirada de afecto a su esposa.
Antes de salir de la cámara, se acercó hasta una de las paredes para descolgar el escudo Hyliano y entonces se dirigió ya equipado a su dormitorio para cambiarse. Tras vestirse, fue en dirección a los establos; pasó de largo de la mayoría de los corceles hasta detenerse delante de su querida Epona, cuya figura era tan distinguida y espléndida como de costumbre. Pese al paso de los años, seguía siendo su yegua de confianza, su amiga. Cogió suavemente las riendas mientras le palmeaba el lomo para calmarla.
-Tranquila, tranquila… tenemos que hacer un último viaje, amiga…
A galope llegó hasta la entrada del castillo donde Zelda ya estaba preparada con los enseres y provisiones que utilizarían en el viaje. La ayudó a montarse en Epona y tras ella se subió él. Dedicó una última ojeada al castillo confiando en que pronto se arreglarían las cosas antes de arrear a su montura. La aventura había comenzado. “Que el cielo se aclare, los enemigos desaparezcan y la paz vuelva al reino. Lo necesitamos...”
He supuesto que tenía a Epona todavía conmigo, si no es así se cambia.
Y por curiosidad, ¿sigo teniendo la Ocarina del Tiempo?
Dos días han pasado desde que los Reyes de Hyrule regresaron victoriosos al castillo.
Hoy, ante todos sus súbditos, la realeza dará un triunfal discurso para declarar que la paz ha vuelto a sus tierras, a sus hogares.
Hoy, se celebra el día en el que Ganon ha sido finalmente derrotado, donde la Trifuerza ha vuelto a su santuario y sobre todo la importancia de la unidad de cada habitante, sea pequeño o grande, de la nobleza o campesino.
El balcón real mostraba unas vistas espectaculares. Miles de ciudadanos se arremolinaban esperando con ansias ver a sus héroes.
Ahora Hyrule es un lugar seguro, ya no hay ninguna amenaza real del pasado o del presente que pueda hacer sombra a la luz de la Trifuerza y a sus guardianes.
Hoy, el pueblo aclama a Link y a Zelda, reyes legítimos, guardianes de la Trifuerza, salvadores de Hyrule.
Padres de una nación y responsables del nuevo legado del mañana.
¡Hablad valerosos reyes, vuestro pueblo os espera!
7 meses después de haber abandonado esta escena, regresamos a la primera escena del juego para que los reyes den su discurso triunfal ante su pueblo.
Este será para cada uno vuestro último mensaje en la partida. Espero que hayáis disfrutado tanto como yo leyendo cada uno de vuestros magníficos mensajes.
Todo había acabado. Estaba más nervioso ahora que cuando había tenido que enfrentarse a Ganon. El clamor del reino era atronador y observando desde el balcón la multitud se agolpaba hasta más allá del castillo. Lo que había sucedido suponía un paso más para la unión de toda Hyrule; el saber que una fuerza maligna se podía haber apoderado de la Trifuerza tenía que despertar a la gente. Sin una armonía plena, tarde o temprano acabarían sucumbiendo a un nuevo enemigo que pretendiera romper el equilibrio existente.
Link todavía estaba cansado y con el cuerpo dolorido, pese a recibir toda clase de atenciones por parte de los curanderos. Sin embargo, estaba feliz. Probablemente, más que nunca. Estar junto a su hija y su esposa, era lo más importante para él. No quería que esa estampa se viera modificada o alterada jamás, ya no; deseaba dejar atrás las aventuras y peligros a lo largo de su vida, para centrarse plenamente en su familia y súbditos.
Suspiró, no una vez, sino varias. Nunca se le daba bien hablar en público y dar discursos, en ese arte Zelda le superaba claramente. Él era una persona reservada y tímida, pero la situación lo requería. Y ante todo lo sucedido, no le importaba en absoluto. Sonrió a Zelda, antes de encaramarse para ver y saludar al entregado pueblo. “Han confiado desde el principio en nosotros, nuestra entrega debía ser equiparable a su devoción…” –pensó justo antes de carraspear para dar paso a su improvisado discurso.
-Hylianos, por fin puedo comunicaros que… ¡Ganon ha caído! –exclamó y al instante una tronadora ovación interrumpió sus posteriores palabras-. Sus fuerzas… -hizo una pausa hasta que los aplausos y vítores cesaron-, se desvanecieron junto a esas antiguas ruinas. Ahora tenemos que seguir construyendo un reino que prospere en los años venideros. Os prometo derramar cada gota de sudor y sangre por conseguirlo. Además, debéis saber que nuestra hazaña no habría sido posible sin la ayuda de los dioses y de una jovencita… -buscó con la mirada a Tetra, algo alejada del bullicio-. Nuestra hija ha demostrado ser muy valiente, y será una digna heredera al trono de Hyrule. De ella dependerá en el futuro cómo orientar el destino de este gran reino. Estoy seguro de que con el paso de los años ganará madurez y una serie de valores que la harán imprescindible entre estos muros.
Tragó saliva, esperando durante unos segundos para proseguir con su charla.
-¡La Trifuerza vuelve a brillar y reposar en el lugar que se merece! Ha empleado una gran cantidad de su energía para protegernos, por lo que necesitaremos tener fe, mostrar una unidad absoluta y ayudarnos los unos a los otros. Así los dioses le devolverán toda la luz que debe poseer –puntualizó respirando profundamente. Tenía que añadir una última cosa-. Sin mi esposa, sin Zelda, no hubiese llegado hasta Ganon. Ella ha sido siempre un pilar fundamental en mi vida, y en este viaje, especialmente. Soy muy afortunado por tenerla a mi lado todos los días, pues sin ella… Nada sería lo mismo.
Cerró el discurso agarrando a Zelda de improviso, dándole un largo beso al cual acompañó de un cálido abrazo que impulsó una nueva ovación. Después, vendría el banquete... y quién sabe qué más cosas... ¿El futuro del reino? De momento seguro… hasta que volvieran las amenazas, que volverían. “Por desgracia para nosotros...”
Yo creo que he disfrutado más con los post de la partida :)
PD: Esa música para cerrar la partida me ha puesto la carne de gallina... Qué pedazo de banda sonora.
Su pueblo les vitoreaba y gritaba sus nombres, estaban de celebración y esperaban el discurso previo de sus reyes. Zelda miró de reojo a Link, estaba aparentemente aterrorizado. - Se enfrenta a Ganon sin titubeos, pero cuando tiene que hablar se acobarda.- Le dedicó una amplia sonrisa y le apremió con la mirada que dijera unas palabras. - Es encantador.
No esperaba gran cosa por lo que su discurso le impresionó, mientras él hablaba ella se limitó a asentir mientras le lanzaba algunas miradas de admiración. Agradecía que él hubiera tomado la riendas, ella aún se encontraba muy débil. La herida del hombro aún no había sanado del todo y bajo el vestido de gala lo llevaba bien vendado y sujeto, para impedir que cualquier movimiento volviera abrir la herida.
El beso de Link le pilló completamente por sorpresa, por lo que tardó unos segundos en recuperar la compostura. Se atuso el vestido mientras lanzaba una última mirada a Link negando ligeramente con la cabeza divertida y se adelantó un paso para ser ahora ella la que hablara a su reino, poco más podía añadir.
- ¡Hoy celebramos que seguimos vivos, que hemos sabido estar unidos y que seremos capaces de enfrentar cualquier cosa que se nos presente! - Extendió la mano y señaló a todo el bullicio. - Puede que nosotros dos acabáramos con la vida de Ganon, pero si vosotros no hubierais protegido el castillo y acogido a los pueblos vecinos, nuestro trabajo hubiera sido en vano. - Hizo una leve reverencia como agradecimiento a su reino.
- ¡El reino de Hyrule ha ganado! Así que- Alzó la voz y levantó ambas manos. - ¡Que empiece la celebración! - De inmediato comenzó la música y todo el mundo empezó a desperdigarse, por todo el castillo habían cabañas con comida y juegos tradicionales del reino.
Cuando ya nadie les prestaba atención se acercó a Link y le susurró. - Nosotros también podemos divertirnos. - Buscó con la mirada a Tetra y le hizo un gesto para que se acercara. - Tu padre dice que es capaz de acertar más dianas en el tiro al blanco que tú, demuéstrale de lo que estamos hechas las mujeres de esta familia. - Le guiñó un ojo y rió, al menos por un día descansarían tranquilos.