Partida Rol por web

Zelda negó con la cabeza a las palabras de Link, a pesar de que no terminó la frase ella le entendió perfectamente y con ello las pocas esperanzas de que él pudiera saber algo desaparecieron. - No, no estamos muertos. - Dijo con toda la seguridad que pudo, no podía asegurarlo pero estaba convencida de que seguían con vida, la pregunta era: ¿Dónde?

Al instante se escuchó una voz, como si respondiera a los palabras de Zelda, pero por desgracia no lo hacía. Solo lograba entender sílabas sueltas y aunque el sonido les envolvía por completo apenas  era audible. - Vor, er, ved ¿Volved? no, no tiene sentido.- Hasta que la voz sonó alta y clara, diciendo algo con sentido: "os necesito".

Zelda esperó unos segundos por si se fuera a escuchar algo más y miró a Link totalmente confundida, esperando que él tuviera alguna buena idea mientras ella formulaba su única e improbable hipótesis. - Si viene del castillo, solo había alguien más aparte de nosotros. ¿Y si estamos aquí y Tetra nos necesita?
Se levantó y miro alrededor con desesperación esperando encontrar algo pero solo les envolvía la oscuridad y el vacío.
- Tenemos que salir.
 

Una voz entrecortada, hizo eco en donde quisiera que estuviesen; apenas se lograban distinguir palabras, pero sí se sacaba en claro un “os necesito”. Al instante el rostro de su hija le vino a la mente. “¡Tetra! Puede estar en peligro, necesita nuestra ayuda”. Aunque, por otra parte no podía asegurar con rotundidad que se tratase de su voz. "Maldición, cómo se saldrá de este lugar."

-La opción más lógica es que se trate de Tetra. Sin embargo, antes tenemos que averiguar el modo de salir de este “encantamiento”. Sospecho que estamos en la misma sala, pero la magia nos transporta a esta oscuridad… -dijo sin estar plenamente seguro de lo que decía-. Vamos a movernos, si permanecemos aquí parados no conseguiremos nada –aconsejó al tiempo que comenzaba a caminar.

La voz parecía cada vez más clara

¡Vamos!

¡Despertad!

De repente se escuchó el rechinar de una espada. Sentíais una gran presión en vuestro interior. Teníais estrés, mucho estrés ¿pero por qué?

Poco tiempo tardó en ser la imagen más reveladora. Abristeis los ojos de una manera mágica, ahora veíais claramente lo que estaba sucediendo...

¡Estabais luchando contra vuestra propia hija!

Vuestros cuerpos se manejaban guiados por la ira, pero no era vuestra ira ¡era la del Rey Oscuro Ganon!

Los músculos de vuestro cuerpo se manejaban de nuevo bajo su dictamen, y no había nada más horrible que comprobar que vuestra hija, alguien que no estaba tan versada como ustedes en la lucha, tenía que luchar sola.

- Por favor no me hagáis esto - dijo la joven aventurera con las lágrimas en sus ojos. Su cuerpo tenía varios cortes, con lo cual implicaba que había sido herida ¿por ustedes?

- Sé que podéis oírme... yo quería ser una heroína pero no a este precio... por favor... despertad... necesito que me ayudéis - casi de milagro, Tetra esquivó una flecha lanzada por Zelda.

Tras la palabra de "¡Despertad!" comenzó a escuchar el chocar de una espada - ¿Una pelea tal vez? - no lograba ver lo que ocurría a su alrededor y le hacía ponerse cada vez más nerviosa. - ¿Qué me esta ocurriendo? - Miró con ansiedad a su alrededor, en busca de alguna respuesta. - ¡Tetra!
En cuanto pronunció su nombre con fuerza todo tomó forma de nuevo, había vuelto a la mazmorra y su hija estaba frente a ella. - No te preocupes, ya estoy de nuevo contigo. - No pudo pronunciar una sola palabra y su hija parecía tratar de huir de ella. Quiso estirar los brazos para darle un gran abrazo y poder decirle que ya no tenía que tener más miedo, pero levantó solo el brazo con el que portaba el arco. - ¿Que? mi cuerpo no responde. - Tensó el arco y apuntó a su hija. - ¡No solo se apoderó de mi cuerpo, me esta obligando a ver como mato yo misma a mi hija! - La flecha ya brillaba entre sus manos. - ¡Una madre jamás hará daño a su hija! ¡No lo lograrás!

La voz era cada vez más nítida y decidida, además de acompañarla un ruido metálico. ¿El choque de una espada? ¿Qué estaba ocurriendo? No tuvo que esperar demasiado, pues de repente sus ojos se abrieron de golpe y esta vez la oscuridad desapareció para dar paso a la mazmorra en la que se encontraba anteriormente. El problema, era otro bien distinto. Vio que Tetra estaba luchando, pero no contra Ganon u otros enemigos, sino con ellos mismos. Intentó acercarse a ella para tranquilizarla, aunque fue en vano; no podía moverse por su propia voluntad… ¡Ganon también le controlaba mentalmente! “Ese bastardo… No es capaz de dar la cara. Quiere que nos destruyamos entre nosotros.”

Su cuerpo se tensó y salió disparado hacia Tetra. Sin poder remediarlo, apretó un puño con fuerza y lo dirigió a su hija, mientras lágrimas de desesperación se reflejaban en su rostro. “Esto sí que no… ¡Tengo que salir de este embrujo!”

Gracias a que una parte de ustedes todavía parecía influir en la jugada maestra de Ganon, vuestros movimientos fueron entorpecidos por la voluntad férrea de no dañar a vuestra hija.

Tetra evitó golpes que podrían haber sido fatales, mientras vuestros cuerpos "controlados" seguían moviéndose de manera arrítmica y caótica. ¿Estaba Ganon perdiendo el control?

- ¡Decidme qué hacer! ¡Habladme! - gritaba desesperada Tetra.

- Debe haber algo que me permita liberaros... por favor... - mientras sollozaba seguía moviéndose por la sala evitando vuestros ataques ¿pero cuánto tiempo duraría algo así?

Zelda necesitaba comunicarse con su hija, se concentró en tratar de formular las palabras correctas. - Ganon nos controla... - Su tono era ligeramente maternal pero apenas podía decir 3 palabras seguidas. Por desgracia conforme hablaba iba perdiendo el poco control que tenía de su cuerpo, volvió a levantar el arco apuntando hacia su hija. - Háblanos... Así lucharemos. - Tensó el arco y apunto a su hija, tenia que ser rápida con su mensaje. - Recupera la Trifuerza.

Disparó y acertó de pleno a Tetra hiriéndole en un brazo - No..¡Tetra! Maldito... - Al intentar hablar descuidó el control de su cuerpo, cediéndole el control a Ganon, no podía soportar mirarla herida y no poder hacer nada. - ¡Lo pagarás! - Intentó abrir la mano y soltar el arco, un movimiento tán sencillo, pero era incapaz de lograrlo.

Link intentaba deshacerse del control de Ganon, pero no conseguía que abandonase su mente. Tetra, por su parte, aguantaba como podía los ataques que estaban realizando, si bien una chica como ella, no resistiría eternamente. Zelda había tratado de comunicarse, de liberarse del subyugamiento y el resultado era catastrófico; su pobre hija no tenía que estar padeciendo todo esto, ¡era solo una niña! Seguro que Ganon disfrutaba del dolor que estaba causando en ellos.

Nuevamente cargó contra Tetra, incapaz de dominar el impulso que le obligaba a atacar sin su consentimiento. “Si estuviera en plenas facultades...” 

Tetra no desistía. Escuchar la voz de su madre la impulsó a seguir luchando. Ahora tenía un objeto: conseguir la Trifuerza, sin embargo el artefacto estaba lejos de su alcance, el fragor de la batalla lo había arrojado a otro lado de la habitación.

Poco a poco, las heridas en el cuerpo de la descendiente de los héroes más aclamados de Hyrule hacían mella. Tetra estaba cubierta en sangre y lágrimas, pero dejaba de intentarlo.

Estaba moviéndose de manera torpe, casi ebria, mientras vuestros cuerpos dominados seguían atacándola. La jovencita no podría aguantar mucho más tiempo ese ritmo.

- Puedo lograrlo... sé que puedo hacerlo... - se repetía para ella misma en voz alta mientras esquivaba solo unos pocos de vuestros ataques.

- Padre... madre... no os sintáis culpables... yo... yo... no me he rendido aún - llegó un momento en el que Tetra se encontraba avanzando a gatas, sus fuerzas flaqueaban como para mantenerse en pie ¿había aún esperanza?

No podía soportar la imagen de su hija mal herida, su primer impulso fue intentar acudir a ayudarla pero de nuevo fue inútil, no tenía ni el más mínimo control. La desesperación comenzaba a invadirle - ¿no soy capaz de impedir que dañen a mi hija? - Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. - Solo soy una espectadora, puede que antes yo no impidiera nada, simplemente Ganon falló el tiro. - Rendida dejó de tratar de recuperar su cuerpo.

Ganon con absoluto control de su cuerpo volvió a levantar el arco mientras Tetra intentaba continuar luchando mal herida, lo que hizo que zelda saliera de su bloqueo. - No, no soportaría una nueva flecha, aunque sea inútil debo intentarlo. - Se concentró en la mano que sostenía el arco y usó todas sus fuerzas en intentar abrirla, pero ya estaba tensando el arco y había aparecido la flecha de luz. - ¡NO! - En el último instante antes de disparar la flecha desapareció entre sus manos. - ¿Ya disparó? - Un sonido seco sonó a sus pies pero no le prestó mayor atención, miraba a Tetra incrédula de que la flecha no hubiera llegado a ella. Poco a poco bajó la mirada al suelo, o tal vez lo hizo Ganon que debía estar tan sorprendido como ella, y pudo ver el arco en el suelo. Había logrado abrir la mano y lo soltó antes de disparar, eso no podía ser una coincidencia.

“Ojalá pudiera recuperar el control, ojalá pudiera recuperar el control…” - se repetía en su cabeza una y otra vez. Estaba siendo muy duro tanto para él como para Zelda ver el sufrimiento de su hija de aquella manera. Pero eso buscaba Ganon, que esto les afectara profundamente; y vaya que si lo estaba consiguiendo. La chiquilla intentaba alcanzar la Trifuerza, la única opción que tenían para salvarse, con mucho esfuerzo. Estaba visiblemente herida, cansada y desde luego era todavía muy joven como para que recayera en ella tal responsabilidad.

Link comprobó cómo Zelda había evitado atacarla e intentó transmitir esa misma orden a su cuerpo. Definitivamente no podía hacerlo. “¡Maldita sea! ¡Ganon, da la cara!”

Tetra siguió gateando tan rápido como pudo mientras observaba incrédula como su "madre" había errado el tiro, aquello le dio un respiro de alivio y más aún cuando comprobó que la Trifuerza estaba al alcance de su mano.

Con un alarido de impotencia y adrenalina, la hija de los reyes alzó la mano para alcanzar con todas sus fuerzas la Trifuerza, el contacto de la yema de sus dedos con la reliquia fue acompañado de un ruido seco provocado por el tajo de la espada de Link, la cual había atravesado la pierna de la joven aventurera.

- ¡AAAAAAAAAAAAH! - gritó de dolor Tetra mientras se refugiaba y adoptaba una postura casi fetal. Entre sollozos y lamentaciones, la niña empezó a murmurar algo, algo que su cuerpo hecho un ovillo apenas dejaba escuchar.

^{- No los defraudaré -}

- No los defraudaré -

- NO LOS DEFRAUDARÉ -

- ¡¡¡NO LOS DEFRAUDARÉ!!! -

Junto aquel grito, un haz de luz dorado resurgió de los brazos de Tetra, que cobijaban nerviosamente la Trifuerza.

Dicho haz de luz cubrió toda la habitación, cegando a los allí presentes. El resplandor ardía, podíais sentirlo. Era como si os expiase, como si quisiera arrancaros desde dentro.

Finalmente la luz se disipó, todo volvía a un lugar oscuro, pero la oscuridad era cálida, acogedora, vibrante ¿el motivo? el poder abrir los ojos por voluntad propia y mover vuestro cuerpo sin influjo de ningún poder oscuro. Lo sabíais porque mirasteis a vuestro alrededor y permanecíais juntos, ambos reyes con los cuerpos agotados frente a su malherida hija la cual aún sostenía la Trifuerza parpadeante.

Pero todo no había acabado, habíais recuperado el control de vuestro cuerpo y vuestra mente gracias a la Trifuerza pero ¿qué era aquello que había al fondo de la habitación? Apareció una criatura que parecía débil y escuálida ¿era... Ganon?

El rey demonio no era más que una sombra de lo que antaño fue, estaba casi pegado a la pared, sin fuerzas, claramente afectado por el poder de la reliquia ¿qué deberíais hacer ahora? Ganon no era rival ¿era el momento de darle el golpe final de una vez por todas? Los reyes tienen la última palabra.

Zelda pudo ver con impotencia cómo Link hería a su hija. - No, vamos, recupera el control. - Se agachó para recuperar el arco y su hija logró alcanzar la Trifuerza. - Vamos, vamos, solo su poder puede salvarnos. - De entre sus manos surgió una luz intensa y cegadora, lo que obligó a Zelda a apartar la mirada y cubrirse pero aún así podía notar su calor en su interior. Al volver a abrir los ojos se dio cuenta de que controlaba su cuerpo de nuevo. Abrió y cerró ambas manos un par de veces para asegurarse, temerosa de que fuera otro engaño de Ganon.
Su corazón se aceleró y miró a Link de reojo, él podía continuar poseído. Sin embargo estaba igual de confuso que ella, también parecía haberse liberado. - Se acabó, Tetra nos salvó. - Miró a su hija, estaba muy herida pero nada que el tiempo no fuera capaz de curar, habían ganado.

Apenas avanzó un paso tras Treta pudo ver que tras ella había una criatura. - ¿Estuvo todo el tiempo ahí? - Estaba débil pero ellos también. Se apresuró en recuperar su arco de nuevo y en cuanto alargó el brazo sintió una fuerte punzada de dolor en el hombro. - La Herida... - Ganon debió sanarle lo justo para que pudiera usar el arco y que de algún modo ignorara el dolor, pero la herida seguía ahí y a cada movimiento la notaba abrirse más. - Tengo que terminar con esto. - Cogió el arco y se apresuró a interponerse entre Tetra y Ganon. Apuntó y tensó tratando de ignorar el dolor sin embargo le temblaba el pulso, estaba tan débil que apenas podía mantener la flecha y el intenso dolor ya le sobrepasaba. - ¡Vamos Link! - Gritó, sabía que una única flecha no acabaría con él y tenía sus dudas de si sería capaz de lanzar una segunda.

“No lo va a conseguir, es demasiada responsabilidad para una niña...” Link observaba con rabia la herida que acababa de causarle a su hija, sin poder hacer otra cosa que no fuera remorderse por dentro. Su impotencia era tal, que prefería perder el control absoluto de su mente también, para dejar de sufrir por el lamentable estado de Tetra. Cerró los ojos, inspirando lentamente. El grito de su hija provocó que los abriera durante unos segundos, el tiempo suficiente para ver cómo había alcanzado la Trifuerza y esta desprendía su brillo mágico y cegador.

Notaba que la presencia de Ganon en su interior había desaparecido, todo gracias al poder de la reliquia. Miró a Tetra, miró a Zelda y por último al final de la estancia, donde se distinguía la figura de Ganon, mucho más demacrado y endeble que en el pasado. Estaba claro que la Trifuerza le afectaba seriamente, algo que debían usar a su favor. “Hay que aprovechar el momento, no tendremos otra oportunidad como esta para acabar con él.”

-Se acabó, Ganon. Tu historia termina hoy, aquí y ahora. Le has hecho daño a mi familia, y eso sí que no te lo permito –dijo acercándose lentamente hacia él trazando cortes de un lado a otro con la espada maestra-. No debiste volver a sembrar el caos en Hyrule, los dos sabemos que tu final ha de ser este…

Una flecha mágica de Zelda salió silbando a su lado directa a su enemigo, que estaba apoyado en la pared sin mostrar demasiada energía ni vigor. Link arremetió con todas sus fuerzas antes de lanzar un tajo frontal al cual acompañó con un grito de liberación:

-¡KIAAAAAAAAAAA!

Con la adrenalina apoderándose de vuestro cuerpo, observasteis como el demacrado cuerpod el Rey Demonio Ganon cayó al suelo presa de vuestros ataque.

¿Había acabado todo? La sensación era tan extraña que pensar que la paz volvería a Hyrule parecía una utopía.

El cuerpo inerte de vuestro enemigo no dio respuesta, no se deshizo en una sombra maléfica ni se teletransportó, simplemente estaba ahí, cadente de vida, indefenso, marcando el final de una etapa para el reino.

Vuestra hija, todavía malherida, gritó de alegría al saber que todo había concluido.

- ¡Papá, mamá! - gritó de nuevo entre lágrimas mientras intentaba a gatas, acercarse a ustedes para abrazaros. La TriFuerza estaba en el suelo junto a Tetra, ahora con menos brillo debido a que su poder había sido utilizado de manera intensa.

- Yo... confié en vosotros hasta el final... sabía que no me ibais a dejar sola... - gimoteó.

Conforme vio que Ganon caía derrotado tiró el arco al suelo y corrió hacia su hija, con lágrimas en sus ojos, por primera vez en toda esta aventura era la felicidad la que las provocaba. se acuclilló frente a ella y le abrazó con cuidado. - Lo siento, lo siento, no supimos protegerte. - Se separó y le cogió de los hombros para mirarle a los ojos. - Pero has sido tan valiente, tú nos has salvado. - Desvió la mirada a las múltiples heridas de su hija. - Pero no vuelvas a darnos estos sustos, por favor. - Le dedicó una dulce sonrisa llena de orgullo.

Con la ayuda de Link, rompió en tiras de su falda y vendó las heridas de su hija. - Vamos, tenemos que salir de aquí. - Se levantó y le tendió la mano izquierda, el hombro derecho le seguía doliendo muchísimo y no iba a forzarlo más.

Ganon cayó a sus pies sin oponer la más mínima resistencia y cualquier rastro de vida en el otrora Rey Demonio, desapareció súbitamente. Link dirigió una mirada altiva al cadáver de su archienemigo pensando por un instante en patearle varias veces; si bien comprobó que tenía las fuerzas justas para mantenerse en pie después de todo el periplo que había sufrido. Dejó atrás a Ganon y fue directo a sus dos personas más queridas, abrazándolas con sumo cuidado.

-Por fin estamos los tres juntos. Por fin estamos bien -susurró sin poder evitar que sus ojos se volvieran vidriosos por momentos-. Tetra, ya hablaremos en el reino de todo lo que ha sucedido. Pero te has ganado el derecho a entrenar con una espada de calidad –comentó mirando con ternura a su hija-. Coge la Trifuerza, es la hora de abandonar estas ruinas y volver con nuestra gente. Nos necesitan -y nosotros a ellos...-.