Tras la decisión de Link, Epona subió a la balsa que tan costosamente había construido con Zelda.
Ahora había llegado el momento de la verdad, echarla al agua y probar si realmente era estable.
Una vez todos dentro, la balsa se mantuvo a flote ¡eso era fantástico! Con el impulso necesario la balsa se adentró en el ancho mar, navegando a ritmo lento pero seguro.
El viaje transcurrió con normalidad, sin embargo en mitad de la travesía un fuerte oleaje sacudió la zona.
Llegasteis a temer tanto por la misión como por vuestra vida, pero un buen trabajo siempre tiene una gran recompensa, eso significó que el haber elaborado la balsa con suficiente pericia y tiempo conllevó a una resistencia y estabilidad que os ayudó a sobrepasar aquellas olas que podrían haber sido fatales, incluso estando Epona.
Ahora el pantano quedaba a la vista, vuestro objetivo estaba aún más cerca: el encuentro con Baba Yaga
Los resultados de la construcción de vuestra balsa han generado que el viaje haya sido seguro a pesar de los contratiempos. El pantano está a la vista con lo cual ahora debéis narrar vuestro último mensaje de la escena.
El viaje fue largo y duro para todos, mientras navegaban se vieron obligados a atar las riendas de Epona al mástil para intentar calmarla, tuvieron que lidiar con una yegua asustada y una terrible tormenta.
Por fortuna la balsa aguantó, aunque Zelda estaba convencida de que no lo haría, pero allí estaban llegando a la orilla y con el pantano a la vista.
"Mientras trabajemos en equipo esto funcionará"
Apenas tocó la balsa la orilla, Epona bajó de la balsa de un salto y estuvo un rato brincando feliz sobre la arena, era evidente que el viaje no le había gustado y que se alegraba de poder pisar de nuevo suelo firme.
- Cuando tengamos que volver subirla tendremos un problema, aunque la comprendo perfectamente. - Comenzó a reírse, lo necesitaba después de tanta tensión. - Bueno, Baba Yaga nos espera, para bien o para mal.
Bajó de la balsa sin mucho cuidado, ya andaba bastante mojada por culpa del oleaje y miró pensativa la balsa
- No podemos dejarla ahí.
Volvió a la balsa y cogió una de las cuerdas para atar el otro extremo a la silla de Epona. Entre todos la empujaron hasta dejarla en un lugar seguro de la marea y donde no estaba demasiado a la vista para evitar que alguien pudiera robarla.
- Ahora sí podemos partir.
Examenes terminados, Zelda vuelve a estar al 100% perdona por tantos retrasos.
La travesía no fue ni mucho menos placentera, pues el oleaje se acrecentó a mitad de trayecto y tuvieron que aguantar el equilibrio como buenamente podían. Sin embargo, lo más duro había pasado y ya estaban llegando a la orilla. Link ayudó a Zelda a ocultar la balsa y después cogió las riendas de Epona, mientras ayudaba a su esposa a subirse a lomos de la yegua. Echó un último vistazo al mar antes de partir.
-Venga, no perdamos ni un segundo más –comentó azuzando a Epona.