Zelda miró con desconfianza a Baba Yaga, todo no esto era más que un juego para ella, un mero truco. Se quedó en silencio buscando una posible respuesta hasta que Link se adelantó. Él había dado la respuesta mas sincera, justo lo que esperaría la bruja. "Él ya ha asumido que no es posible sacar ventaja en esta situación" Se limitó a asentir como reflejo de estar de acuerdo con sus palabras pero no pudo evitar añadir algo.
- El mayor precio que podamos pagar nosotros 2, no otros.- Quizás fuera obvio, pero con el mal no hay que dar por hecho absolutamente nada y solo pensar de que lograran salvar a su hija moribunda o algo parecido hacía que se le revolviera el estómago.
De manera fulminante la bruja miró a la reina.
- Comprobemos entonces si realmente estáis a la altura de lo que pido... - sonrió mientras se acercaba más.
- A veces los precios a pagar no se calculan en oro, joyas o incluso tierras. Hay veces que algo tan limitado como nuestro tiempo es la mejor moneda de cambio - rió para sus adentros.
- Os ayudaré si consentís sacrificar parte de vuestra juventud... oh reina de Hyrule - su semblante se tornó funesto. Baba Yaga parecía sacada de la peor de las pesadillas.
- Dejadme absorber parte de vuestra energía y os daré lo que necesitáis para proseguir... juro que no morirá en el proceso... - drásticamente comenzó a frotarse las manos; desde que dijo esas palabras no dejó de mirar a Zelda.
Zelda tragó saliva y lanzó una mirada a Link en busca de algún tipo de apoyo, "estaría dispuesta a hacer lo pide si tuviera la seguridad de salvar a su hija y al reino, pero ¿y si no era más que un trampa y le entregaba su vida para nada?"
Tras meditarlo unos segundos intentando no mirar directamente a la bruja, bajó la mirada con sumisión y asintió.
- Acepto el precio - Levantó lentamente la mirada para fulminarle con la mirada, a pesar de que realmente ella era la más asustada. - Pero si es una trampa, no habrá pantano en el mundo en el que puedas esconderte.
No era más que una amenaza vacía, pero desde luego si hubieran sido otras circunstancias jamás hubiera hecho un pacto con el mal y tenía que dejarlo claro de algún modo.
Link se mantuvo en un segundo plano conforme se desarrollaba la escena; sin duda las palabras de la bruja no le gustaban en absoluto. “Sabía que no iba a ser tan fácil negociar con ella. Aunque si rechazamos el trato, habremos realizado este largo viaje en vano, y el reino se verá abocado a la destrucción…” –caviló observando con rostro preocupado a Zelda. Él sabía de sobra que ella tenía una fuerza interior igual o superior a la suya, pero no quería que una decrépita anciana pusiera sus manos encima de ella.
-Por tu bien, no quiero que sufra ningún daño. Y si tu ayuda no nos sirve para nada, entonces pagarás las consecuencias –le espetó con rabia colocándose cerca de su esposa.
La bruja asintió en silencio como dando a entender que entendía "vuestras condiciones"; ya no había marcha atrás, se supo en el instante que colocó sus huesudas manos sobre las sienes de Zelda.
- Ahora... ahora relájate niña... piensa que haces esto por un bien mayor... sí... mucho mayor... - Baba Yaga cerró los ojos y comenzó a murmurar algo. Los sonidos eran indescifrables pero tenía todo el aspecto de formar parte de un ritual.
Las velas que había alrededor vuestra comenzaban a parpadear como mostrando que algún tipo de fuerza sobrenatural estaba allí ejerciendo su poder como aliada hacia la bruja.
Zelda pudo sentir como el ritual tenía efecto. Notaba que había algo dentro de ella que se lo estaban arrebatando ¿su vitalidad?¿su energía¿su alma? Eran grandes incógnitas ahora.
Por momentos la reina comenzó a sentirse débil, pero sabía que tenía que resistir o todo había sido en vano. El papel de impotente observador por parte de Link tampoco era agradable.
De repente, todas las velas se apagaron y Zelda sintió que las manos de la bruja dejaban de posarse en ella... ¿había acabado todo?
Como por arte de magia, las luces de las velas volvieron a encenderse.
Baya Yaga ya no estaba, en su lugar había una mujer de tez morena que sonreía de manera picaresca mientras contemplaba sus propias manos.
- Parece que vuestra parte del trato se ha completado - dice sonriente.
Zelda ha perdido un punto de vida de manera permanente (ya le he actualizado la ficha)
Zelda sintió como la bruja le arrebataba las fuerzas, toda su energía y vitalidad se desvanecía a una velocidad vertiginosa, notaba como si toda la habitación diera vueltas y apenas era cosciente de lo que ocurría a su alrededor. Poco a poco comenzó a desvanecerse y se vio obligada a apoyarse en los reposabrazos para continuar erguida, su cuerpo se iba tornando más pesado y débil, podía notarlo.
Por fortuna Baba Yaga levantó sus manos de ella y todo ese drenaje terminó, la elfa tenía dudas de haber conseguido continuar consciente si hubiera durado un poco más.
Levantó la mirada lentamente y Encontró una mujer joven frente a ella, debía ser la bruja pero no se parecía en Nada "¿Me ha robado la juventud?" Instintivamente apoyó sus temblorosas manos sobre los muslos con las palmas en alto y bajó de nuevo la mirada hacia ellas, con el temor de ver unas ancianas manos, pero por fortuna a simple vista no parecían haber cambios.
Intentó levantarse pero las piernas le fallaron y se tuvo que coger del brazo de Link para no caer. - Ahora toca tu parte del trato. - Dijo lentamente con la poca voz que le salía.
Perdón si tiene errores, lo he escrito desde el movil y tengo poca maña
Link se sentía estúpido por no valer para absolutamente nada durante el proceso en el cual Baba Yaga utilizaba su magia sobre Zelda. Se mordisqueó el labio hasta acabar sangrando, incapaz de poder hacer otra cosa que no fuera velar por que el dolor y agotamiento que sufría su esposa se pasaran lo más pronto posible. Cuando todo volvió a la normalidad, la bruja se había esfumado y en su lugar estaba una mujer más joven con una expresión divertida en su rostro. "¿Se habrá devuelto la juventud?"
-¿Estás bien? –preguntó abrazando a Zelda-. ¿Tú quién eres? ¿Baba Yaga? Como ves hemos cumplido nuestra parte, ahora es tu turno –se volteó observando a la extraña que había entrado en escena.
La mujer comenzó a tocarse sus propias mejillas mientras no borraba la sonrisa de su rostro.
- Baba Yaga... sí... la misma que ahora con ojos rejuvenecidos os mira con alegría - se acercó de manera provocativa a Link
- Si no estuvieras casado seguro que podría demostrarte en más ámbitos que ya no soy la misma de antes... - rió y se separó para ir a buscar algo.
- Soy una mujer de palabra... os daré vuestra justa recompensa... - con mucha vitalidad y casi tarareando una canción, Baba Yaga rebuscó dentro de su viejo arcón.
- Esto no es.... esto tampoco - comentaba mientras se oía de fondo el sonido de objetos moviéndose.
- ¡Sí, lo encontré! - dicho aquello se acercó de nuevo a ustedes.
En sus manos tenía un artefacto bastante común ¡se trataba de una flauta!
- Tomad... es vuestra... - comentó mientras os la ofrecía con delicadeza.
- Esta flauta os llevará directamente allá donde vuestro destino os tiene reservado un lugar... aunque a veces sea mejor alejarse de lugares así - os contempló con interés.
Zelda observó en silencio a Baba Yaga contoneándose de aquí para allá como la mujer joven rebosante de vitalidad que era ahora. Frunció el ceño al verla insinuarse y canturrear, ahora le resultaba mucho más repugnante que cuando era una anciana de aspecto demacrado. "Me ha robado la juventud y se regodea de su victoria"
Al ver la flauta no podía dar crédito a sus ojos, toda su energía por una mísera flauta y ni siquiera una decente. "No pude ser que esté viendo una caña mal cortada con agujeros." Se soltó de Link para encararse a la bruja pero aún estaba demasiado débil por lo que solo dio un paso titubeante y se detuvo temerosa de caerse al suelo.
- Espero que sea realmente útil esa cosa. - Como no podía ser de otra manera habían hecho un intercambio totalmente injusto. - y no tengamos que volver a este lugar nunca más.
Link sintió cierta repulsión cuando la actualmente joven Baba Yaga se acercó a él flirteando. Ahora podría tener un rostro vivaz e incluso atractivo, pero debajo de esa capa de piel se seguía ocultando la decrépita bruja que tantas malas vibraciones transmitía. Con un gesto de impaciencia, aguardó a que les diera el objeto que los ayudaría en la búsqueda de su hija; y en cuanto vio de lo que se trataba, estuvo apunto de tirarlo al suelo.
-¿Zelda ha tenido que sufrir que la toques con tus sucias manos por esta sencilla y vetusta flauta? Espero que nos sea de utilidad, o si no volveré aquí y acabaré con cualquier rastro de tu juventud a espadazos –comentó con una pizca de furia.
Baba Yaga de nuevo se sentó, ahora su tono era más serio. No le gustaba recibir tantas amenazas en tan poco periodo de tiempo.
- Infravaloráis mi parte del acuerdo sus majestades - dijo con algo de retintín.
- Lo que debéis hacer ahora, para así calmar vuestras conciencias, es cogeros de la manero y que alguno de ustedes sople pensando en el lugar donde deseáis estar. Intentad que vuestras ideas sean claras puesto que una mala interpretación puede ser fatal - rió
- ¡Ah! y cuando volváis a vuestro castillo no olvidéis darle recuerdos de mi parte a mi hermana Impa - con una risilla picarona Baba Yaga desapareció en una nube de humo. Ahora estabais completamente solos en su choza con aquella misteriosa flauta en vuestro poder. ¿Habrá merecido la pena el sacrificio?
Zelda miró a Link con la flauta en sus manos.
- Parece que esta es toda la ayuda que tendremos.
Se acercó a él y cogió ella misma la flauta para echarle un ojo de cerca, intentando buscar algo que la hiciera especial y no fuera una simple caña con agujeros. Por fortuna estaba comenzando a recuperar sus fuerzas y ya no se encontraba mareada, sin embargo podía notar que algo faltaba en su interior, algo que jamás podría recuperar, era una sensación extraña.
- Tenemos que tener claro a dónde queremos ir. Pero a decir verdad sabemos a quién buscamos, no donde y puede que eso haga que nos lleve, si realmente funciona, a un lugar erróneo.
Miró al suelo y suspiró, todo aquello le provocaba dolor de cabeza y aún no estaba especialmente lúcida. Sin levantar la mirada continuó hablando, una pregunta se apoderaba de todos sus pensamientos.
- Link, ¿a quién buscamos? ¿a Ganon y la trifuerza o a nuestra niña? Puede que no estén en el mismo lugar. - Sin esperar una respuesta le tendió la flauta. - Toma tú la decisión, yo no puedo pensar en nada con claridad ahora mismo.
Link no pudo seguir conversando con la bruja pues esta desapareció tras pronunciar su última frase entre una nube de humo mágico. Salió de su estado absorto cuando Zelda se dirigió hacia él y sin duda tenía razón. Si la flauta realmente funcionaba, debían pensar a qué lugar querían dirigirse, si en busca de la Trifuerza o de su hija. Quizá Tetra estuviera en el mismo lugar que la protección de Hyrule o quizá no. “Tantas dudas y pocas respuestas certeras. El destino nos ha jugado una mala pasada. Y yo debo ser quien tome esta difícil decisión.”
Aunque le dolía pensarlo, se concentró en la Trifuerza y en su temible enemigo Ganon. Su hija era irremplazable, pero la Trifuerza también, y sin ella, el reino se vería condenado al caos. Como rey, a veces se tomaban decisiones difíciles que podían afectar a la integridad de la familia. Agarró la mano de Zelda con una mano y con la otra la flauta hasta aproximarla a su boca y sopló con ganas, esperando que sucediera algo inusual.