Partida Rol por web

Sena se ríe un poco, le hacen mucha gracia los gestos del pequeño ewok, le cuesta mantener las frías maneras que sí tiene Kanuth.

-Espero que Jeerota signifique amigo jeje- ríe mirando al resto como queriendo compartir el momento- eh...a ver...-Sena se pone seria como para explicar algo importante.

Señala al pecho del Ewok.

-Wistie.- y asiente con la cabeza.

Luego se señala a sí misma.

-Sena.- vuelve a asentir con una sonrisa confirmatoria.

-Ivone.- y asiente más enérgicamente.

Luego empieza a hacer la rueda entre los tres, repitiendo cada uno de sus nombres tal y como el ewok había hecho.

-Wistie, Sena, Ivone...eso es...amigos...Jeerota- pronuncia con cuidado lo mejor que puede. Señala a todos los niños y a los Jedis- Todos...Jeerota. Todos amigos.

Después del arduo esfuerzo por comunicarse, Sena se siente satisfecha y se queda mirando a Ivone para responder:

-No se...yo no siento en el estómago...yo aquí- se señala en el pecho- y a veces hice volar cojines...cuando mi mamá o mi papá no me dejaban ir a jugar o no me preparaban mi comida favorita.

Un caballero Jedi. No entendía todavía el alcance de ese título, pero sí entendía la palabra Imperio. La había escuchado antes en casa, aunque no había comprendido el por qué. Sus padres y hermanos siempre hablaban con palabras demasiado complicadas para él, y cuando preguntaban le enviaban a seguir leyendo los libros del clan. Le gustaba leer, pero a veces se aburría, y no tenía a nadie con quién jugar. Se giró al seguir escuchando risas en torno al ewok, y se preguntó si allí, en esa Academia, podría jugar.

Quería seguir preguntando. Quería saber si estarían a salvo con esos Jedi. Si sus familiares les visitarían, o cuánto tiempo estarían en aquel polvoriento planeta. Y sobre todo, quería saber qué pasaría si fallaban. Si suspendían. ¿Les enviarían de vuelta a casa de una patada? Tragó saliva, pensando en lo que le harían sus padres si no cumplía con sus planes. La garganta le escoció y sintió unas irrefrenables ganas de llorar. Eres un Kesk, compórtate. La voz de su padre resonó en su cabeza.

—Gr-gracias —respondió, torpemente. Apretó los puños para contener la rabieta y volvió a su asiento para que nadie le viera en es estado. Debía de ser fuerte.

Parecía que el incómodo silencio se había roto gracias al pequeño Ewok y las risas comenzaban a resonar por toda la nave, hasta que un chico se acercó al ewok. Tenía un tatuaje en la cara y el ceño fruncido. La cara de pocos amigos y una especie de aura malvada le rodeaba.

-No es un guerrero.- Dijo mirando a Wistie desde su elevada estatura. -Es muy bajito y tiene poca fuerza. Seguro que además es tonto porque no sabe hablar el básico.- Parecía mucho más alto que los demás niños, y más fuerte. Además tenía esa cara de malo. 

Sin daros tiempo a reaccionar, Yenden anunció que la nave iba a entrar a la atmósfera y que volvierais todos a los asientos. Uno por uno revisó vuestras sujecciones antes de comenzar la entrada. 

 -No te preocupes, yo sé que no eres tonto.- Le dijo al ewok casi en un susurro mientras le comprobaba el cinturón. Parecía que la afinidad de ellos era más que simplemente de conocerse del viaje.

                                                                                         ***

Unos minutos después el transporte comenzó a girar para hacer la reentrada. Una leve sacudida se notó al principio sacando algunos gritos ahogados de aquellos más asustadizos. Todos estábais bajo la atenta mirada de Yenden y Arlane, los cuales permanecían de pie, por si el estómago de alguno no pudiera soportarlo.... y así fue. 

El niño Rodiano echó una bilis azulada que manchó todo el suelo y la parte trasera del asiento que tenía delante. 
-Lo siento... -dijo a modo de disculpa el mareado Jesper. Arlane se apresuró a ponerle una especie de máscara que le tapaba la cara completamente. Y no volvió a vomitar más. Al parecer un flujo continuo de oxígeno fresco impedía que nada saliera del estómago.

Sin embargo antes de que pudiérais daros cuenta, los traqueteos de la nave habían cesado y sobrevolábais la cuarta luna del planeta. Sus árboles y abundante vegetación hacía que se pareciera mucho a los destinos vacacionales soñados por los padres.
El sol se estaba poniendo, y sus reflejos dorados surcaban las aguas cristalinas de un lago que yacía al pie de una construcción piramidal escalonada, de color marronácea y con intrincados símbolos en su superficie.

El transporte descendió lentamente hasta posarse. Con un ligero silvido las exclusas se abrieron desplegando un rampa, la misma rampa por la que habíais subido antes, la misma que os llevara lejos de vuestro hogar, vuestra gente y vuestras costumbres a un lugar ajeno y desconocido.

Sin embargo todo lo que sentíais era paz. Tan solo una nota discordante asomó a vuestro corazón al ver al niño que se había metido con Wistie antes.   

-Bajad en orden. Os conduciremos a la sala de audiencias donde los maestros Jedi os esperan.-

— I...vone, Ivone. — Repite Wistie haciendo un gesto afirmativo con la cabeza en respuesta a los de Sena.

Sena se retiró a hablar con Ivone, y entonces Wistie vio acercarse a otra de esas criaturas similares a Ivone cuyo aspecto le resultaba más parecido al que conocía, pese a estar calvos, aunque este que se acercaba ahora tenía una marca pintada en la cara.

— Goopa, meechoo... — Comenzaba Wistie con la confianza que le inspiraron los otros. Pero aquella criatura hablaba de una forma que no le gustó nada al pequeño ewok, no entendió nada de lo que dijo... pero la actitud que mostraba con su tono de voz y el lenguaje corporal de su cara si que lo entendió. Wistie lo miró de arriba a abajo y de regreso a arriba, retrocedió unos pasos y se fue a otra parte.

Entonces se hizo un llamado que parecía de advertencia, Wistie no supo que hacer hasta que decidió imitar lo que todos los demás estaban haciendo: sentarse y atarse a las sillas.
Uno de los jedi, aquel con el que tenía más confianza aunque aun no estaba seguro como se llamaba, se acercó a revisar si se había atado bien a la silla. Le dijo algo, y Wistie le pareció que repitió algo de lo que había dicho aquel niño con una marca en la cara.

— ¿Ton-to? — Repitió él

Poco después Wistie entendió porque todos se habían atado a las sillas. Todo se empezó a sacudir. Pese a esto Wistie no se asustó, no comprendía muy bien las implicaciones de lo que estaba sucediendo y tan solo le pareció algo molesto. Uno de los que ahora Wistie comprendía que eran cachorros como él, el de apariencia más rara, regresó la comida de su estómago al suelo. Wistie ya había visto esto pasar con los infantes de más corta edad de su tribu. Entonces Arlane le colocó una cosa en la cara, Wistie pensó que quizás era para que no se asustase... aunque nunca vio que las madres de su tribu hicieran eso con sus hijos.

Entonces aquel momento molesto terminó y Wistie vio como árboles pasaban rápido por debajo.

— ¡Azar, azar! — Exclamó Wistie emocionado.

Luego, poco a poco dejaron de moverse y los maestros guerreros les hicieron salir. Wistie lo primero que hizo fue respirar profundamente el aire de aquel lugar, y lo hizo constantemente durante un buen rato.

Entonces se acercó a uno de los infantes como él.

— Goopa. — Le dijo alegremente a aquella criatura de aspecto raro. Entonces se señaló con el dedo a si mismo y dijo: — Wistie. — Y enseguida señaló a aquel que tenía delante quedandose mirandolo.

Antes del aterrizaje, entró en la ecuación una figura inesperada. No fueron sus modales ni sus palabras lo que le llamó la atención. ¡Un tatuaje en la cara! ¿Pero quién tatuaría la cara a un niño de su edad? Según su padre, sólo tenían tatuajes los delincuentes y maleantes. Y aunque no entendía del todo qué significaba — sí entendía que eran malas personas — sabía que no era normal que un niño tuviera la cara así. ¿Quizás por eso se comportaba de forma tan severa con Wistie?

No tuvo tiempo de seguir pensando, ¡tocaba aterrizar! Y si el despegue había puesto las tripas de Kanuth del revés, la aceleración y viraje del transporte cuando se dirigía hacia la pista le provocó náuseas. Cerró los ojos, se aferró a los cinturones y realizó el ciclo de respiración que conocía para relajarse. No pienses en el temblor. No pienses en el temblor. Su magnífica concentración fue rota por un desagradable sonido — y posterior olor — que sólo podía significar una cosa. Con la mano en la boca para no respirar aquella repugnancia, rezó a cualquier fuerza de la Galaxia que pudiera escucharle para no vomitar él también.

Y cuando quiso darse cuenta, estaban en tierra.

—Dame... dame unos momentos —dijo, cuando alguien le instó a moverse para salir. Necesitaba serenarse y que el interior de su estómago dejara de moverse.

Sena tampoco lo pasó muy bien durante el aterrizaje, haciendo ruiditos con la boca al marearse, llega incluso a ponerse la manos en la boca...pero por suerte nada sale de ella. Seguramente sería porque, con los nervios no había desayunado antes de salir. Fue una buena idea después de todo.

Cuando finalmente el vehículo toca el suelo y se estabiliza, la chica de la piel azul salta de la silla, casi se cae, pero no importa y va a ayudar al niño Rodiano.

-Vaya eso ha sido una pasada...-dice refiriéndose al color del vómito que había soltado. Luego su mirada busca la del niño de la cara medio pintada de rojo y le hace un mohín con el ceño fruncido.

-Tu tampoco eres un guerrero. Y está claro que eres tonto y tienes celos.- asiente fuertemente con la cabeza y se gira tan digna ella para volver con el resto de niños.

-Kanuth ¿vamos? Yo te espero.

Tras recomponeros en suelo firme y disfrutar del aire fresco y rico en oxígeno que ofrece la luna, sois conducidos al interior de aquella construcción grande y piramidal que visteis antes de aterrizar. Toda ella estaba construida con una piedra grisácea en la cual había símbolos y dibujos intrincados esculpidos en la propia piedra.

Tras seguir un pasillo grande que se conectaba con varios más pequeños y traspasar amplias salas, llegáis a una puerta grande que, a pesar de su estilo massasi, se notaba que era de reciente construcción. Un siseo precedió a su apertura abriéndose a una sala muy amplia, mucho más que las anteriores, donde unas columnas enormes, gigantescas, se alineaban a ambos lados como gente esperando un desfile.

Las columnas acababan en una apertura más ancha del propio salón, donde unos ventanales en la piedra ascendían casi toda la longitud de la pared delante vuestra y unas amplias las escaleras delimitaban la zona más alta, donde se posicionaban los maestros jedi que os esperaban.   

-Bienvenidos a la academia de jedis de Yavin cuatro.- El propio Luke Skywalker, el héroe de la guerra contra el imperio, hermano de la senadora Leia Organa y último de los grandes Jedi se dirigía a vosotros. Una unidad C3PO dorada traducía casi al unísono las palabras al pequeño Wistie, el único que no sabía hablar el idioma básico de la galaxia. 

-En esta academia conoceréis los caminos de la fuerza, la sabiduría y el autocontrol. No es un camino fácil y son muchos los peligros por los que tendréis que pasar hasta convertiros en caballeros jedi. Incluso cuando seáis uno con la fuerza, se os pondrá a prueba constantemente.-

Luke miró a izquierda y derecha a los distintos maestros que a su lado estaban. 

-Como podéis ver, aunque el resurgir de una nueva orden jedi ha comenzado, todavía somos pocos, por ese motivo un solo maestro aleccionará a varios alumnos. Ahora diré vuestros nombres y os asignaré a uno de los maestros jedi de la orden, quién se convertirá en vuestro maestro, mentor y amigo.-

Luke os miró uno por uno durante un instante. La sensación que emanaba de su presencia no sabríais calificarla, pero estabais a gusto, casi como en casa.

-Ivone Lend, Chi´goa, Jesper.- Los primeros nombres fueron dichos y todos os mirábais buscando a los seleccionados. -Vuestro maestro será Kyle Katarn.- Se decía que Kyle Katarn era uno de los maestros jedi más poderosos después de Luke. Ojalá os nombraran a alguien igual de conocido y poderoso...

-Wistie, Kesk'anut'husdo, Sena´ohoza´luthi. Vuestro maestro será Goda Uksun.- Vuestros nombres habían sido dichos y uno de los maestros seleccionado. No conocíais el nombre del maestro, pero debía ser muy poderoso si estaba por debajo de Kyle Katarn. 

Finalmente un alienígena de una especie que no habíais visto nunca se adelantó hacia vosotros. Tenía como colas en la cabeza, la piel verde y ojos grandes. Su expresión era serena y tranquila, aunque sus músculos os decían que debía de ser muy fuerte.
Vestía una túnica marrón y un traje blanco con altas botas marrones de viaje. Portaba un sable de luz en su cinturón.   

Aquella atmósfera tan rica y limpia le recibió como una caricia y sus náuseas no tardaron en desaparecer para dar paso al asombro por contemplar de cerca aquella majestuosa edificación. No tenía nada que ver con los rascacielos de su tierra natal, y tampoco nada que envidiar. Sus formas, que parecían arcaicas y frágiles, irradiaban una atmósfera de serenidad que le acompañó durante la travesía por el oscuro interior de la pirámide.

Sensación que se desvaneció cuando llegó a la sala centrar y fueron recibidos por Luke Skywalker en persona y los demás Maestros.

Kanuth era un niño, por lo que era una criatura pequeña. Pero ante la solemnidad de la habitación, las columnas y aquellas poderosas personas, se sentía aún más insignificante. Con la boca abierta ante las palabras del legendario Skywalker, tardó unos preciosos segundos en recordar que debía mostrar una pose recta y educada. Eres un Kesk, resonó la voz de su padre en su cabeza. 

-Wistie, Kesk'anut'husdo, Sena´ohoza´luthi. Vuestro maestro será Goda Uksun

Kanuth alzó la mano cuando escuchó su nombre completo, aunque dudaba si era lo correcto. Con un cabeceo, agradeció que le incluyeran en el mismo equipo que Aohozal, pero no estaba tan convencido de formar equipo con Wistie. Tendrían que hablar con signos y no sabía si sus costumbres chocarían demasiado con la de los Chiss. No saques conclusiones, espera y da las gracias por estar con uno de los tuyos.

El Maestro Goda Uksun sería su instructor. ¿Cómo se llamaba esa raza? Le sonaba haber visto alguno de pasada, cerca del puerto espacial, pero nunca tan de cerca. Tenía una expresión severa y esos ojos brillantes y negros le ponían nervioso.

—Es un honor, maestro Uksun —dijo, con un leve cabeceo.

El maestro Uksun asintió con leve cabeceo, igual que lo hiciera Kanuth.

-El honor es mío.- Dijo con voz cálida en un básico perfecto. -No todos los días puedes tener como alumno a un miembro de la distinguida y antigua familia Kesk de Csilla. 

Kanuth tragó saliva. No sabía si era bueno o malo que conociera el nombre de su familia. Ha dicho "distinguida", ¿eso es bueno? Responde, ¡estás tardando demasiado en responder!

—Eh... sí, gracias. Mis padres estaban muy orgullosos de que... me seleccionaran —respondió, sin atreverse a mirarle a los ojos directamente.

Poco le faltó para saltar de alegría cuando el maestro Skywalker la colocó con el otro chico Chiss y con su nuevo y extraño amigo, el ewok. Si, la comunicación sería algo difícil pero no imposible y así seguramente aprendieran muchas más cosas que serían muy útiles en el futuro. Eso del lenguaje de signos parecía algo que podría abrirles las puertas de la comunicación con toda clase de habitantes de la galaxia, incluso aquellas más primitivas.

Sena logra contener su felicidad y alza también la mano cuando la llaman y se queda mirando y escuchando la conversación entre Kanuth y el maestro Uksun...y el gesto se le agria un poco.

-Maestro Uksun, yo también soy de Csilla, seguro que ha oído hablar de mi familia también.- afirma dándolo por hecho pero buscando destacar. He aquí su debilidad.

-Por supuesto, Sena'ohoza'luthi, aquella a la que le gusta ser llamada Sena.- El maestro giró su cuerpo completamente hacia la niña chiss centrando toda su atención en ella. 

-Simplemente no creía necesario el hacer notar la reputación de tu familia, después de todo habeis viajado hasta aqui gracias a los componentes tecnologicos implementados en los motores de vuestro transporte y que fabrica tu empresa familiar.- El maestro sonrió amablemente.

La criatura a la que le habló al parecer pasó un poco de Wistie, parecía haberlo pasado mal durante las sacudidas así que quizás no tenía ganas de interactuar en ese momento.
De todas formas, enseguida fueron conducidos hacia el interior de una especie de construcción.

El pequeño ewok jamás había visto nada tan gigantesco en toda su vida, aquello era comparable a una montaña baja. Enseguida se dirigió a tocarlo. En la que fue su aldea en los bosques de la que jamás había salido Wistie solo conoció edificios de madera, aunque mayormente se aprovechaba la estructura de los mismos árboles para crear casas de una sola habitación y un solo piso, ya que una casa más grande significaba un agujero en el árbol más grande y eso podía matarlo. Wistie sabía sobre la manipulación de la piedra, pero nunca llegó a ver nada más impresionante o grande que pequeñas artesanías, y si conoció pisos, puentes y plataformas de madera que los suyos construían para interconectar las casas y formar la aldea. Pero aquello que estaba viendo y tocando ahora estaba muy lejos de todo eso: la piedra estaba tan perfectamente tallada que resultaba más lisa que ningúna piedra que él haya tocado antes, y no veía pequeñas piedras unidas sino que parecía que toda aquella construcción había sido hecha a partir de enormes rocas talladas, ¿Pero como las trajeron allí?... o quizás... ¿Toda aquella construcción había sido tallada directamente de la roca en ese lugar? El pequeño ewok no lograba imaginarse cuántos ewoks se necesitarían para construir algo como aquello... o durante cuánto tiempo.

Wistie fue avanzando, siguiendo al resto del grupo, aunque quedandose resagado por contemplar todo lo que le rodeaba. ¿Entonces los que habían construído todo eso usaban esos corredores como su gente usaba puentes? Entonces todo ese lugar debía ser una aldea.

Así, llegaron a una sala más amplia que los más grandes claros de bosque, donde también habían tallado troncos de árboles, y allí parecían estar esperandoles criaturas altas que parecían ser los líderes de aquella aldea. También había una criatura que brillaba como si estuviese hecha de sol, la cual reconoció que se veía similar a aquella criatura magica con cuerpo que no se podía tocar que vio en la nave, y esa empezó a hablar en dirección a él al mismo tiempo que uno de aquellos líderes empezó a hablar, y la criatura dorada brillante usaba una lengua que Wistie entendía. Wistie quiso ir a tocarla, pero al ver que el resto se mantenían donde estaban él los imitó.
Debido a los nombres, Wistie dedujo que aquella criatura dorada le decía lo que aquel líder decía.

Y entonces su nombre fue dicho, junto con, al parecer, los nombres de aquellas dos criaturas azules con poco pelo y ojos rojos que conoció en la nave. Ambos se dirigieron a uno de aquellos líderes que se acercaba a su vez a ellos, y Wistie supuso que debía ser el guerrero Goda que sería el maestro de ellos tres.

— Sku. — Le dijo Wistie, y cuando Goda miró hacía él Wistie hizo el gesto mostrando los tres dedos de su mano abierta describiendo un arco. — Sku. Meechoo toto Wistie.

— Saludos. — Le dijo Wistie, y cuando Goda miró hacía él Wistie hizo el gesto mostrando los tres dedos de su mano abierta describiendo un arco. — Saludos. Yo soy Wistie.

-Sku.- Respondió el maestro con una reverencia. -Meechoo Goda Uksun, Jedi shetai. Ikto dooba yekyit basico.- Vuestro maestro hablaba en el idioma del ewok. -Jedi hurga yub xata mut. Droide agoho, yekyit yuka´taa.

-Saludos.- Respondió el maestro con una reverencia. -Yo soy Goda Uksun, guerrero Jedi. Por respeto a los demás aprenderás básico.- Vuestro maestro hablaba en el idioma del ewok. -Un Jedi aprende muchas disciplinas que le ayudan en su cometido. Mientras tanto, este droide traducirá tus palabras. 

-Venid conmigo, comenzaremos inmediatamente sin molestar a los demás.- Vuestro maestro se interna por uno de los pasillos que dan al lateral de la gran sala. La luz natural se filtraba por entre la piedra mediante un sistema ingenioso de espejos que acababan iluminando un cristal de cuarzo empotrado en la piedra, como si de una lámpara energética se tratara. El ingenio de aquella raza no solo les permitía ahorrar energía durante las horas de luz, sino también mostrar sus capacidades arquitectónicas y tecnológicas para aquella época.

-Le comentaba a vuestro compañero que un jedi no solo es fuerza y habilidad, también es conocimiento y sabiduría. Muchas batallas y conflictos se han ganado sin siquiera encender el sable. Entrad en esta sala, aquí estaremos más tranquilos.- 

La sala era cuadrada, de piedra, con dos ventanas sin cristal que daban al exterior. La temperatura templada de la luna era agradable y los últimos rayos de luz las atravesaban, anaranjados, formando sendos cuadrados en el suelo. No había mobiliario alguno. La puerta automática se cerró con un leve siseo. Goda Uksun se sentó en el suelo cruzando las piernas y mirándoos sereno.

-¿Por qué queréis ser caballeros jedi?.- La pregunta no era sorpresa, ya imaginábais que algún día os la harían.