-De verdad-. RespondIó. -La Fuerza no distingue amigo de enemigo, para ella solo somos meros canalizadores, al igual que el agua de un río fluye por el cauce. Y es por eso mismo que un jedi, a diferencia de lo que muchos piensan, no es inmortal y omnipotente. Un ataque sorpresa bien planeado podría habernos derrotado, aún con tropas sin el uso de la Fuerza.- Titubeó un momento antes de continuar. -La traición de vuestro maestro es imperdonable. Lo que os ha hecho a vosotros. Lo que nos ha hecho a los jedi no tiene cabida, sin embargo es sabio recordar esta lección, y recoradar que incluso un buen jedi con gran conocimiento en la Fuerza, puede sucumbir al toque del lado oscuro.
La puerta del hangar, cerrada por R4, volvió a abrirse con un siseo metálico. Por ella aparecieron varios jedi, entre ellos el gran maestro Luke Skywalker seguido por una vieja unidad R2 en mucho mejor estado que el R4, maltratado, abollado y con indicios de sobrecalentamiento.
El maestro Skywalker se dirigió primero a Umi, y tras unas breves palabras le entregó dos sables de luz. Los sables de luz de Yenden y Arlene, sus padawan.
Después os miró y se acercó a vosotros, agachándose para hablaros cara a cara. Su naturaleza, la propia Fuerza que irradiaba era poderosa y calmada.
-Lamento que hayais pasado por esto, pero gracias a vuestra valentía se han evitado muchas muertes. Habéis salvado la vida de vuestros compañeros de academia, aunque... - dijo mirando a umi, que se hallaba apartada, -a veces el precio a pagar es alto. Vuestro talento en la Fuerza ha aumentado mucho, lo noto, pero no os dejéis llevar por el odio de lo que hoy ha pasado. Así es la vida de un jedi-.
Luke Skywalker se puso de pie.
-Se os asignará un nuevo maestro, alguien digno de vuestras capacidades. Venid, volvamos a casa-.
Arropados por los maestros jedi volvísteis a la academia. No sin ser elogiados delante de los demás alumnos por vuestras proezas. Pero en la mirada de todos aquellos que eran vuestros compañeros siempre existía un brillo de desconfianza que os recordaba que Goda Uksun había sido vuestro maestro y el lado oscuro os había tocado.
Finalizamos el entreacto. dejaré la escena abierta por si quisiérais escribir algo y completamos los personajes.
La siguiente escena será ya de mayores (10 años después)
Wistie fue sobrecogido por el alivio al escuchar que los demás como ellos estaban a salvo, aunque le pareció percibir cierta mancha en el animo de la maestra, una mancha que Wistie primero interpretó como pequeña animosidad o antipatía. Pero enseguida la pripia maestra rebeló la verdadera razón detrás de esa impresión: ella era, o había sido, la maestra de Yenden y la compañera de este con la que Wistie no había tenido la oportunidad de tratar.
Entonces la puerta se abrió y Wistie dio un salto preparandose instintivamente para lo peor, pero fue el maestro Luke quien hacía acto de presencia allí. El pequeño ewok se quedó observando con atención el acto solemne con el que Luke entregó las espadas a la maestra Umi, Wistie pudo imaginar un poco de los sentimientos que ella debía estar sintiendo al ver regresar a ella lo que una vez entregó a sus aprendices.
Entonces Luke se dirigió a Kanuth, Sena y a él. Les dedicó unas palabras de simpatía y aliento, así como unas breves palabras de advertencia al final. "No os dejéis llevar por el odio de lo que hoy ha pasado". Wistie apartó la mirada.