Partida Rol por web

.-Yo estoy contigo, si tu estas conmigo-. Dice el Halcón con su ambiguo dialogo.

.-Si. Los esclavos nos ayudaran a reventar los barcos a cambio y los llevaremos en el trirreme de ese capitán ególatra-. Parece contento con la idea  .-¿Pero como conseguiremos el material inflamable?-.

- Deberíamos buscar un almacén donde tengan material inflamable y robarlo, porque con el dinero que llevamos encima dudo que consigamos mucho.

Tras inspeccionar los edificios del puerto, solo hay un lugar en que tenéis la sensación de que pueda guardarse esa clase de mercancía. Es una tienda. En ella hay lamparas de aceite a la vista. También hay otros productos, algunos de ellos probablemente ilegales, y sorprendentemente exhibidos a la vista de todos. La tienda esta bien vigilada. Hay cuatro guerreros ocupándose de la seguridad, y el hombre al cargo tiene aspecto de persona de baja estofa.

- Más nos vale, creo, atacar de noche forzando la puerta, así llamaremos menos la atención. ¿O os parece mejor atacar ahora? ¿Qué opináis, amigos?

.-Son cinco...Puede que haya más... Y no parece que vayan a abandonar esta tienda en ningún momento-. La seguridad del sitio es muy elevada. Más elevada a simple vista que las de algunos edificios gubernamentales.

- ¿Y si explicáramos una mentida respecto que el rey necesita material inflamable porque mañana por la mañana van a atacarnos enemigos?

.-No se si funcionará-. Dice dubitativo.

- Necesitamos material inflamable. Creo que esta es la mejor alternativa. Entremos en la tienda a ver si sabemos hacernos los convincentes, venga. Sino, lucharemos y que los dioses del bien nos protejan.

El hombre a todas luces un delincuente, que esta al cargo de la tienda os ve venir y enseña una sonrisa falsa. Tranquilamente sus guardianes os contemplan sin inquietarse. Estos guardianes parecen ser hombres despiadados. Sus armas son exóticas y sus ropajes de tierras extranjeras.

.-¡Oh!¡Un cliente!¡Que queréis nobles señores!-.

Sus educados gestos son muy forzados y casi ridículos.

- Querríamos una buena cantidad de material inflamable. En nuestro reino tememos un ataque de los humanos y queremos tener un arma de defensa.

.-¿De los humanos? ¿Pero no sois vosotros humanos? Bueno. Que me importa a mi. Yo lo que quiero es que se me pague claro esta...-.

- Desgraciadamente no puedo garantizaros más que una parte del pago. El resto vendrá cuando sobrevivamos al ataque. Tenéis mi palabra.

.-Desgraciadamente no puedo creerte. Mi labor es engañar a la gente, y no al revés ¿Sabes a lo que me refiero?-. Mira a Rondo .-¿Hasta donde estaríais dispuestos a llegar por conseguir este material que no podéis pagar?-.

Me giro a Rondo y le digo susurrándole: "Estarías dispuesto a sacrificarte por la causa?".

Como dijimos. Dejaríamos esta partida. Así pues narro el final:

Eruditen convenció a Kodos a que le proporcionara el combustible para incendiar los barcos. Para hacerlo tuvo que trabajar en una misión que requería fuerza bruta.

Esa misma noche Rondo y Eruditen liberaron a los esclavos. Lucharon contra un temible y apestoso carcelero gigantesco. Para su sorpresa los esclavos eran prácticamente todos ciudadanos de las ciudades estado de lo que se llamaba habitualmente como Reino de las Artes. Según parece el Imperio Augustiano había creado un mercado a gran escala de la esclavitud de estos indefensos vencidos.

Tras liberar a los esclavos algunos de los cuales tenían conocimientos de navegación se decidieron no solo a destruir los barcos que eran objeto de la misión, sino también a robar dos de los quinquerremes para beneficio de la ciudad estado de Tritia. La operación de robo e incendio de barcos se sucedió con éxito con tan solo la perdida de dos esclavos en el combate. Al huir de aquella isla el incendio fue devastador y no solo se incendiaron los barcos, sino que el fuego se propago al puerto y a la población resultando el enclave del Imperio Augustiano completamente destruido.

Se sucedió un tiempo de paz y Tritia como polis creció por su posición estratégica en el mar, siendo punto de comercio entre el Imperio Augustiano y el Imperio del sur de Araj. Aunque el Imperio Augustiano había pretendido conquistar la isla, pese a las tensiones los acantilados y las fortificaciones de Tritia la hacían difícil o prácticamente imposible de conquistar. Así pues la paz se mantuvo hasta que una nueva tecnología apareció.

Las poderosas catapultas explosivas instaladas en las embarcaciones del Imperio Augustiano pusieron en peligro de nuevo a Tritia y el Emperador exigió la rendición incondicional de la polis. Los ciudadanos de Tritia confiaron su suerte a los héroes Eruditen y Rondo que fueron capaces de ir hacia el oeste en un viaje muy peligroso donde contrataron los servicios del ejercito del reino de Hispasite que contaba con barcos de asalto capaces de capturar los barcos de guerra del Imperio Augustiano.

Habiendo sido destruida la flota Augustiana los preocupados ciudadanos de Tritia temieron que se construyese una nueva, pero el Imperio Augustiano colapsó por la corrupción, los conflictos internos y las rebeliones. Con la caída del Imperio, Tritia obtuvo la libertad. Rondo y Eruditen marcharon hacia el norte junto a gran cantidad de hoplitas a una serie de batallas, con la intención de liberar otras ciudades estado, donde Rondo acabaría por morir heroicamente cumpliéndose así su deseo de tener una muerte digna.

El Reino de las Artes fue reinstaurado, y sus polis asociadas recuperaron un esplendor como no se había visto en muchos años. Eruditen fue aclamado como un héroe, y por su poder el Halcón fue adorado como un dios. Con el poder del Halcón las ciudades estado tenían una esperanza de vida de más de cien años, y los hombres vivían sin enfermedades ni padecimientos.