Partida Rol por web

 El razonamiento de Arturo no ofrece ninguna luz sobre el asunto que tenemos entre manos. Nada parece tener sentido y eso es lo único que tenemos claro.

- No se que pensar... han pasado cosas demasiado extraño. Me gusta la idea de seguir investigando por esta casa y ver que nos encontramos, igual hay alguna pista que nos diga que está pasando aquí. 

Nos encaminamos a la habitación de la señora Philys.

Abrís la puerta de la otra habitación, que lejos de ser de señora es de niño, seguramente la de David. No os dio tiempo a pestañear cuando se escucharon sirenas, que sonaban muy fuertes y atronadoras.

Dos coche patrulla mal-aparcaron a prisas delante de la puerta. El Sheriff, acompañado por cuatro agentes, entró a marchas forzadas por la puerta.

-¡Al Sótano!- Gritó el Sheriff Tageret, y 2 de los hombres se dirigieron al lugar, uno de ellos con una pala, los otros dos aguardaron allí con él.

Tageret os miró - Aguarden- Os dijo

-Una huésped que aquí se hospedaba nos comentó que en el sótano se encontraban cadáveres...- En ese momento un agente grita desde el sótano, interrumpiendo -¡Esto está lleno de muertos!-

La cara de los tres agentes de la ley que estaban allí con vosotros se tornó totalmente desencajada, era algo increíble, la señora Phyllis gozaba de muy buena reputación aquí.

-Está bien, tenemos que interrogar a la mujer y el viejo- Dijo el Sheriff -¡Arriba!- Uno de los agentes subió al piso de arriba para buscar a los Kraygen, el otro fue a notificar por teléfono que necesitarían más agentes y ambulancias para meter a los muertos, o lo que quedase de ellos. Luego registraría la parte baja.

-Ustedes dos- Os dice el Sheriff... -¿Qué saben de esto?. Acompáñenme al coche, este no es lugar seguro.-

Ya en el coche

-¿Ustedes son los que llegaron hace poco no?¿Siguen sin coche? Esta era la única posada del pueblo, les recomiendo que vayan al taller a ver si su coche está reparado... y se marchen.

 Sin darnos tiempo a investigar más en la posada la policía del pueblo se presenta en la posada y nos echan de la misma, nos montan en un coche patrulla y es entonces cuando se dan cuenta de que nosotros ya estuvimos en la comisaría denunciando los extraños sucesos de hace tan sólo dos días. Dos días... se me han pasado como si fueran semanas, y esto no ha terminado...

- Si agente, nosotros somos los mismos del incidente del coche. ¿Sabe ya si nuestro coche está arreglado? Por cierto, ¿que fue lo que le ha traído exactamente hasta la posada y que sabe de kraygen?

-Como ya les he dicho el coche está en el taller, puede que esté arreglado, puede que no- (sabéis la dirección del taller)

-Una tal Amanda Kliss se acaba de presentar de los nervios en la oficina, hace unos 15 minutos, denunciando que aquí había muerto en el sótano, y aquí estamos.-

-Y sobre el viejo está claro que sabia poco... madre mía- El Sheriff no sale de su consternación-

Me acaricio la cabeza, pensativo. Créame si le digo que lo sucedido aquí ha sido algo que usted no creería jamás, pues tal hecho solo está reservado a los que lo vivimos. Comento señalando a Emeterio. Suspiro y miro hacia la ventana. No lograríamos sacar nada en claro de todo esto, eso había que asumirlo. Dudaba que nos encontrásemos en algún tipo de camino que no estuviese tapado por la falta de datos. Tenía claro que nunca olvidaría esto, pero como muchos misterios, mucho temía que nunca serían resueltos.

Miro de nuevo al ladrón contratado. Al final, se había convertido en algo más que un compañero de negocios. ¿Qué dices, Emeterio? ¿Nos marchamos? Poco nos queda por hacer aquí.

 Nadie sabe nada....Lo más desalentador de la situación era que la policía no sabía nada de desapariciones, no habíamos encontrado información y en la casa los libros de Kraygen eran indescifrables para nosotros.

Mi compañero en tan extraña aventura tenía la misma actitud abatida que yo.  - Pues creo que ya nada nos queda en este pueblo, a menos que consigamos una pista de a donde se han podido ir no tenemos manera de averiguarlo, encima la policía se ha puesto a trabajar en el caso y no creo que nos dejen rondar por la posada.

-Bueno, el procedimiento me obliga a tomarles declaración de nuevo-

En ese momento sale John Bog, el otro inquilino, sale esposado por la puerta principal escoltado por dos guardias, que lo introducen en el coche. Luego se acercan -Parece que nos ha tocado el gordo jefe. Este hombre tenía una maleta llena de heroína... Pobre, en el lugar equivocado en el momento equivocado-

-No creo que guarde relación con estos sucesos, procedan con normalidad- Le responde el Sheriff.

De nuevo os habla a vosotros -Madre mía, ¿Ustedes también son delincuentes? jajaja. Recojan sus pertenencias, nos vamos a la comisaría-.

Minutos después vuestras cosas ya están cargadas en el coche, a punto para dirigiros a la comisaría. Una nueva patrulla ha llegado, al igual que las ambulancias, y se está precintando el lugar.

Llegasteis a la comisaria, prestasteis declaración y se os transportó al garaje donde el coche aguardaba ya arreglado. Tras el pago es puesto en circulación.

Allí estáis, con las maletas en la acera, el coche arreglado, una bonita noche y una mochila cargada de dudas, incertidumbres y extrañas experiencias...

 Se acabó.... Nada podía ser más extraño, tengo la cabeza llena de dudas y preguntas. ¿qué pasaba en esa casa? ¿de verás era la enfermedad de Malley lo que causó la muerte del conductor de hace dos días? Su imagen me iba a perseguir por el resto de los días de mi vida y iba a ser la causa de muchas pesadillas. ¿quién era en realidad Kraygen y qué estaba haciendo aquí?

 Ninguna de ellas iba a tener respuesta y era algo que me carcomía por dentro, la presencia de los cadáveres en la posada y la visión de esos seres extraños era algo que me había dejado algo más que intrigado, pero la cosa estaba clara, no íbamos a encontrar nada en este sitio, nadie sabía nada de lo que pasaba y no quería relacionarme con ese tipo de cosas.

 - Bueno Arturo, parece que la aventura ha llegado a su fin, no hemos averiguado nada y creo que nunca olvidaré este pueblo. Con mis cosas a mi alrededor y el coche arreglado nada quedaba más por decir, estábamos dispuestos para partir. - Me va a tomar un tiempo reponerme de esta historia y no creo que esté preparado para hacer nuestro trabajito, igual es mejor posponerlo para dentro de unos meses. Me rio al pensar en lo que he dicho, unos meses, igual no puedo volver a hacer nada parecido en mi vida. -Sabiendo que hay seres de otros mundos ahí fuera, no se si seré capaz ni de dormir por las noches. Suspiro ante mis propias palabras.- Tengo la horrible sensación de que esto puede llegar a gustarme y que igual busco información sobre lo que ha pasado aquí y algún día vuelvo para finalizar lo que hemos empezado.

 Levanto la cabeza y miro a Arturo directamente.- ¿qué me dices?¿cuándo estemos preparados volvemos aquí a resolver el misterio?

Tras todo lo que había pasado en apenas dos días...¿Se acababa? En el fondo sabía que no sería así. Nunca podría borrar de mi memoria lo que había sucedido: la imagen de esas criaturas había sido el culmen a unos sucesos más que extraños, inolvidables. Y pensar que todo empezó con un encuentro fortuito, desgraciadamente fortuito. Al menos, tenia claro que por ahora, el tema de la figurita tendría que esperar. Aprovecharía para darme unas pequeñas vacaciones, cerrar la tienda y buscar algo más de información sobre el libro con el que me había hecho, aquel que describía a esa extraña criatura con el sombrero del viejo Kraygen. Me lo había quedado con la intención de buscar, tarde o temprano, alguien que me ayudase a traducirlo. Si había personas que lo habían escrito, habrían de existir otras que lo leyesen.

Suspiro reprimiendo un escalofrío. Miro a ambos lados y observo como se acercaba nuestro pasaje de despedida: saldríamos de aquí y volveríamos a nuestro mundo. Al menos, no sería tan extraño. Sonrío a Emeterio y le doy una palmada en la espalda: Bueno compañero, creo que la cosa finaliza aquí para nosotros. Comento con mi habitual acento italiano. Si algo hemos de aprender de todo esto, es que no somos muy buenos investigando sucesos. O eso...mi expresión se torna más seria...o todo esto escapaba a nuestra comprensión. Hago una pausa. Sea como fuere, ya ha acabado. No del todo, claro, porque nunca creo que pueda olvidar lo vivido en estos dos días. Pero al menos. Le pongo una mano en el hombro...al menos, nosotros dos sabemos qué hemos visto. Que eso nos quede en la memoria y sirva para no volvernos locos, diablos. Miro al cielo, recordando a Kraygen, la señora Phillys y el pequeño montando esas aberraciones. No lo dude: usted y yo tenemos un negocio pendiente, le llamaré cuando haya pasado un poco de tiempo. Quizá para entonces estemos más preparados.