Este mapa tiene, actualmente, una antigüedad de 15 años, ya que nos hallamos en el 2518, y son ya casi dos décadas del buen gobierno del emperador Karl Franz.
Su conde elector, Wolfram Hertwig, es uno de los más discretos de los 10 que gobiernan los condados del Imperio. Poco amigo de fastos y opulenta propaganda, mantiene su tierra en una paz y prosperidad no absolutas, pero sí sorprendentemente estable a pesar de sus históricamente turbulentas tierras vecinas. Por otro lado, los caminos son peligrosos, especialmente hacia el Sur y hacia el Este, y la ciudad de Mordheim permanece como doloroso recuerdo de lo que puede suceder cuando se baja la guardia en el Viejo Mundo.
A pesar de todo, las poblaciones de orcos en las fronteras con las Montañas del Fin del Mundo y el afloramiento de No Muertos en las fronteras con Sylvania, permanecen bajo control. Sólo hay que saber cumplir con las reglas que impone un mundo áspero. Los habitantes de Ostermark lo saben bien.
La aterradora región de Sylvania, infestada de secretos que más valdría mantener ocultos, bajo tierra, y que los dioses los condenen por siempre.
Sylvania es uno de los condados del Imperio que no tiene conde elector propio. Anexionado por Stirland tras las guerras contra los von Carstein, hace de esto ya casi cuatro siglos, es el Graf Alberich Haupt-Anderssen, conde elector de la misma Stirland, quien se encarga de esta tierra empobrecida y oscura.
Es muy habitual entre los ignorantes y los vagos subestimar el riesgo que asume un cartógrafo al realizar su cometido. Erich Herbert, autor de las mediciones principales y los cálculos con los que se realizó este mapa, murió después de que su caravana fuera asaltada por una banda de orcos cerca de Isla Colmillo. Los lugareños que lo encontraron saquearon sin duda los restos, pero entregaron un zurrón lleno de legajos con anotaciones, cálculos y un borrador preliminar a la patrulla de soldados que llegó a hacerse cargo de los restos.
Gracias a la información obtenida se pudo realizar este valiosísimo mapa.
El autor de este mapa es desconocido, y según algunos expertos, su contenido es muy cuestionable. No se sabe tampoco cómo pudo llegar a manos del conde elector de Ostermark, pero éste lo conserva a pesar de no revelar su opinión al respecto.
El conjunto de enanos que viven en el Imperio, conocedores de este hecho, guardan también un ominoso silencio. No se muestran ofendidos, pero tampoco les agrada que se hable del tema.