Partida Rol por web

Nehifile comprendió que no iba a acabar con ella atacando a cualquier zona. Debía buscar sus puntos vitales. Pero cuales eran los puntos chungos "pa" una asquerosa bicha? Bueno, mejor tirar a... la bola más gorda y cruzar las alas (no literalmente. Es una expresión de las hadas duende). Pero sus punzadas fueron torpes. Lekion peligraba. 

Si que aguanta la zorra!

Lekion consigue rozar a la araña segun se retira del combate. Las heridas que la araña le ha provocado parece que le han mareado.

Dos terribles tajos golpeal el cuerpo de la araña dejandola maltrecha.

La araña se lanza de nuevo hacia Lekion, mientras intenta morderle con sus poderosos colmillos, con sus patas delanteras intenta agarrarle para que no pueda huir, pero una de ellas se encaja momentaneamente en el agujero de la armadura de Lekion haciendo que trastabille. Por fortuna para la araña, sus otras 6 patas impiden que se caiga.

Exhausta y casi desangrada, la araña se mantiene en pie, amenazando a sus ahora 4 combatientes, quien será el que reciba la última mordedura de la araña.

En cuanto la Pitonisa vio que Lekion se retiraba mareado vio la oportunidad de salir del combate y ayudarlo. Después de todo El Débil no le había guiado con buenos golpes, quizás tuviera otra misión para ella. Ayudó a Lekion a sentarse contra la pared, deseando que la araña se entretuviera con aquellos que aún le plantaban cara en sus últimos instantes de vida. Lo siguiente era echar un vistazo rápido a la herida.

Nehifile se lanzó como una loca a por la araña. Sin compasión. 

Muere, sucia perra!!

Sus alas vibraban tanto que creaban una brisa alrededor de la esbelta figura de la elvariel. Su cabello se sacudía y se elevaba al mismo tiempo. Sus pequeños pechos trasmitían, como dos corazones de feromonas, una radiación femenina intensa. Estaba en trance, totalmente enajenada. Las gotas de sangre que la salpicaban le daban un aspecto extrañamente salvaje y sexy. Sus largas piernas se balanceaban como en un baile tribal en busca de la fertilidad de la tierra, el ganado o las mujeres. 

Nehifile consigue clavar en la maltrecha araña su daga y esta cae sin fuerzas sobre el suelo. Poco a poco, la araña se hace más pequeña y pequeña hasta quedarse en el tamaño de un perro. Ahora, el sonido candente de las paredes y de la respiración de los cansados aventureros llenan la sala.

Así me gusta, que me hagas caso, bicha! Escupió. Que la araña se encogiera no le extrañó. Semejantes criaturas eran engañosas en todo. El tamaño era otro elemento más. 

Posó sus pies en el suelo y sacudió la repugnante sangre de los filos de sus dagas. Se había fijado en cómo lo hacía Kitsu. Desde luego no tenía su elegancia, pero sí su practicidad. 

Debe haber huevos por aquí. Esos bichos siempre ponen huevos. Por todas partes. Puagh... Es que no os dan agonía? Yo las odio. 

Y se puso a buscar alrededor. 

Cuando Nehifile acaba con la araña, Alé  puede centrarse, ya al 100%, en el herido Lekion.  Observó detenidamente las heridas del líder del grupo.

-Lekion, ¿estás bien?¿Sientes algo raro?.- La mujer estaba angustiada por la posibilidad de que la araña le hubiera inyectado veneno en el cuerpo.

¡¡mmGGhnnAA!!, duele mucho, esa jodida araña me ha reventado el vientre. Lekion apenas puede quitar las manos de su abdomen, los colmillos de la ahora más pequeña araña le han hecho heridas de profundidas, pero por suerte, Lekion saldra de esta.

No siento nada raro si te refieres a algún veneno, al menos por ahora.
 

La estancia esta vaica, no hay mobiliario ni paredes internas, es redonda como la torra, con algunas ventanas que ahora iluminan la estancia al no tener la tela para taparlas. En el lado opuesto a las escaleras por donde habeis subido, se encuentras otras que siguen subiendo al siguiente piso.

La mujer de pelo rojo se fuerza a mirar el vientre de Lekion tratando de ocultar su desagrado.  Como Pitonisa había desentrañado la intrincadas redes del Destino hurgando con sus desnudas manos entre las, aún calientes, vísceras de algún animalillo. Pero siempre había preferido las estrellas y contelaciones para ello. Mucho más limpio y agradable. Esto era demasiado, los artrópodos se estaban cebando con el pobre hombre.

Puso sus pálidas manos sobre la herida de Lekion, manchándolas de la roja sangre del valiente guerrero. Suplicó al Débil con energía mientras dejaba que  la energía se canalizara a través de su rechoncho cuerpo. Al acabar Alé miró a los demás, con cara de preocupación. ¿Podría continuar la exploración a la torre?

Bueno, ya sabemos que les ocurrió a los koboldos de antes. Vayamos al piso de arriba.

La bruja empiza a subir las escaleras, tranquila.

Los aventureros subieron por las escaleras para llegar al siguiente, piso. Allí, una serie de habitaciones vacias les estaban esperando. Al fondo de un pasillo distribuidor, una escalera de caracol les llevaba hasta la cima de la torre. Desde allí, una hermosa vista de la zona se abría ante sus ojos, además del aire fresco.

Alé disfruto del aire fresco que le llegaba desde lo alto de la torre. Era un alivio despues de respirar fuego y luchar contra la pestilente araña. La mujer miraba alrededor por si veía alguna cosa extraña, pero sobre todo se preocupaba por Lekion y sus heridas. El husmear se lo dejaba a Nehifile.

- ¿Y ahora qué? Todo parece despejado.

Nehifile se sentía decepcionada por no haber encontrado huevos. Pero, corta de memoria emocional o cambiante como una veleta, la cuestión era que al ponerse en marcha, subir y ver la luz, el mal genio se esfumó como una nube veraniega. 

Eso digo yo. Contestó a Alé. Aquí no hay nada? Ya hemos "acaparao" la torre? Pos vaya! Esperaba algo más de peligro, la verdad. Dónde está el hechicero malvado? O los fantasmas que te sorben el alma? O la bruja del cuento, yo qué sé?

Como se aburría, empezó a registrar las habitaciones revoloteando y en silencio.