Partida Rol por web

 Al verse arropado por sus compañeros, Lucio vuelve a arremeter contra la bestia, rogando que Marco consiga recuperar su arma sin peligro.

 Para el jueves que viene me voy a quedar OUT de forma indeterminada por un tiempo aun más indeterminado. Si para entonces no hemos finiquitado la escena, maneja a Lucio en modo "héroe con pocas luces", arriesgándose siempre que eso pueda ayudar al grupo (retrasando a monstruosidades, defendiendo la ruta de huida, etc), aunque eso conlleve una muerte chunga.

El monstruo cae apuntillado por el gladius de Lucio.

Las mujeres rodean a los tres osados (Lucio, Marco y Nerón), que se han jugado la vida para salvarlas, coincidiendo con la llegada al otro lado de la puerta de gladiadores de Casio y Sexto, quienes la abren, permitiendo la salida de todos al exterior.

A todo eso, el "público" ha salido huyendo al ver el fracaso del espectáculo, sin que pudiérais impedirlo: mucha gente y pocos de entre vosotros, que además estabais en el lugar menos oportuno para impedir la salida de nadie.

Sexto Vinicio, al ver a la criatura caída y a todas aquellas mujeres en pleno ataque de histeria, trata de calmarlas y hacer que salgan ordenadamente del Anfiteatro.

- Cálmense, por Júpiter, cálmense. Dentro de poco llegará una Legión romana que las escortará a sus casas; no corran, ya están a salvo, diríjanse ordenadamente a la salida, ayuden a las que se encuentren heridas, ya pasó el peligro, no se preocupen...

 Lucio se relaja perceptiblemente al comprobar que la bestia ha sido derrotada, pese a sus temores. Ve a sus compañeros abrir la puerta de gladiadores y no puede evitar un suspiro de alivio debido a que todo estaba yendo bien... dentro de lo esperado.

Suelta el gladius, alza las manos y se dirige a las mujeres, intentando llamar la atención de la mayoría.

- ¡Señoras! ¡Hagan caso a mi compañero! ¡Diríjanse hacia la puerta por la que han entrado esos hombres, es un camino seguro! ¡No se dejen dominar por el pánico, todo ha pasado! ¡Pronto llegarán las tropas para protegerlas hasta la ciudad!

En ese momento, se percata de que aun queda un cabo por atar, Gaius Mons. Resignado, recoge de nuevo su arma y se lanza a la carrera hacia la salida que cree recordar que tomó antes de la irrupción del grupo en el anfiteatro.

- ¡Voy a por ese malnacido de Gaius! 

 Vamos salgan hacia fuera, esta próxima una legión, deben tranquilizarse por su seguridad.

Dice en voz alta mientras les señala la salida del anfiteatro a las aterradas mujeres.

Os reunís todos en el exterior y tranquilizáis a las mujeres, mientras Lucio advierte un camino que se interna en el bosque, y que es el único por que Gaius Mons puede haber escapado.

Un par de mujeres más aguerridas que el resto se ofrecen a cuidar de las demás mientras vosotros seguís al huido. Al cabo de un rato de atravesar el bosque veis la entrada de una cueva y a los cuatro guardias que acompañaban a Gaius apostados delantea. Están armados y alerta.

 La presencia de guardias no resultaba especialmente intimidatoria tras haber conseguido derrotar a un monstruo en el pequeño circo. Un vistazo a sus propios compañeros le daba a cualquiera ánimos de pelea, y más tras todo lo sufrido en las calles. 

Tal vez, aun así, debería esperar a ver que ideas tienen mis compañeros. Tal vez alguno sepa de alguna treta para quitárnoslos de encima. Claro que también sería darle tiempo a Gaius para hacer algo ¿Porqué si no esconderse en una cueva? 

Apretó con fuerza la empuñadura del Gladius.

No voy a dejar de ser un palurdo impulsivo a estas alturas. Faltaría, que a mi edad me cambiaran el nombre por Lucio Sergio Cato. 

Y carga a la carrera contra el guardia que está más a la derecha, esperando que sus compañeros le acompañen... o al menos que cosan a flechazos a los demás guardaespaldas.

Mejor que os aparteis y huyais Gaius esta perdido y morira por su traición pero si os vaís os perdonaremos la vida, en vosotros esta el salvar la vida o perecer en este momento, tras nosotrso vienen dos cohortes....

Les dice intentandoles intimidar y persiadir a la vez para evitar una confrontación inutil.

 En eso que se empiezan a oir clarines.

¡Ha llegado la Legión! Los guardias salen de estampía, y pronto una cohorte se ocupa de sacar a Gaius de su escondrijo. Hay que decir en su descargo que vende cara su piel, pero esa es otra historia.

Vosotros sois reconocidos como los que dieron el aviso, y se os felicita calurosamente. Volvéis a Roma en busca de un merecido descanso.

FIN