No hacía falta que Verónica lo dijera. Ramiro ya había empezado a darle a las piernas. Huir era lo único razonable ahora. La única escapatoria. Si ya corría todos los días a la hora del recreo, imagínate ahora con el follón que se estaba montando allí. Que te quiten el bocadillo a base de collejas es jodido, pero ni punto de comparación con eso de buhardillas traga energías o viejas madres con mala leche y un buen repertorio de poderes chungos.
Ramiro empezó a correr hacia la salida aprovechando que la puerta se había partido en trocitos. Escuchó de fondo los canticos esos que tenían toda la pinta de ser satánicos (¿Que otro tipo de coros salen de un sótano?) y dejó que madre e hija arreglaran sus asuntos familiares entre ellas.
Atrás -muy- atrás quedaba el logro de la foto del Facebook con Verónica y Celsa. Ahora daría lo que fuera por estar en casa jugando al LOL y hablando por Discord con sus colegas frikis de toda la vida. Su vida de gordo marginado y friki le pareció un maravilloso mundo del que nunca debió salir.
pe pe pero esto que es la mamá de Vero se ha convertido en una vieja de 300 años y se han puesto a discutir, del fondo del sótano suenan cánticos de chalados, miro hacia todos los sitios y veo que Ramiro empieza a coger carrerilla y empieza a correr, el sentido común diría eso, pero cibran es más rápido que el sentido común y tiene una reputación que mantener, no puede salir corriendo y huir como un cobarde, me acerco a la lumbre y cojo un tronco que vea que tiene lumbre me acerco a la vieja y la prendo fuego con la antorcha improvisada, SUELTA AMI AMIGA VERONICAAAAAAA !!!!!! E intento separar a Verónica de un empujón, uso todo mi cuerpo para el empujon, para evitar que la hagan daño e intento mantenernos a distancia por si se prende fuego la vieja y echa a correr donde estamos nosotros, echo mano a mi navaja. CORRE RAMIRO CORREEEE.
no sé cuantas veces tendría que tirar fuerza así que mejor realiza usted la tirada
Motivo: Físico Cibrán
Dificultad: 0
Habilidad: 3
Tirada: 2 3 9
Total: 3 +3 = 6 Éxito
Motivo: Físico Madre
Dificultad: 0
Habilidad: 1
Tirada: 4 5 8
Total: 5 +1 = 6 Éxito
Motivo: Físico Hermanas
Dificultad: 0
Habilidad: 1
Tirada: 1 9 10
Total: 9 +1 = 10 Éxito
Cibrán se había hecho el héroe, había intentado salvar a la chica, pero Ramiro no estaba hecho de esa pasta. Sabía lo que era, sabía que la fuerza no era su punto más destacado y le daba miedo la madre de Verónica, que para más inri estaba armada con una escopeta de caza. Huid, había dicho Verónica, Corre, le había dicho Cibrán, ¿Quién era él para contradecirles? Sus piernas empezaron a moverse a velocidades que no creía posibles para él. Su pecho subía y bajaba como un fuelle intentando meter oxígeno en los pulmones y pronto el sonido de lo que ocurría en la casa empezó a perderse. Solo un disparo de escopeta le llegó a los oídos, pero decidió hacer como si no lo hubiera escuchado, al menos hasta llegar a la civilización, donde habría mayores que se podrían hacer cargo de aquello.
Lo único que le preocupaba ahora a Ramiro era volver a su vida de videojuegos, anime y cosas frikis, cosas de las que jamás tendría que haber salido para ir detrás del culo de una chica, por bien torneado que estuviera. No, él estaba hecho para las matemáticas, los estudios, el rol, no para las mujeres, y para las experiencias paranormales menos, él lo único que quería era volver a su vida, la conocida, la de siempre.
Pronto el aire le empezó a faltar, y alguna vez tuvo dudas de haberse perdido, pero estaba bajando, y cuando habían ido habían subido, así que en algún momento encontraría una carretera o alguien y podría volver a casa. Se giró para ver si podía ver la casa pero ya había desaparecido. En cambio, en una loma cercana, el lobo más enorme que había visto en su vida lo miraba como haría un depredador con una presa. Su pelaje era negro como la noche, y por el tamaño debía ser... enorme. Mucho mayor que un mastín, tal vez incluso más grande que un gran danés, y parecía robusto, y sus garras... Entonces Ramiro lo entendió, era la criatura que había intentado entrar en la casa arañando la puerta. Estaba lejos, al menos 300 metros, así que Ramiro hizo como si no la viera, se comenzó a girar para emprender el descenso cuando el wargo, por llamarle de alguna manera, comenzó a correr en su dirección con malas intenciones.
Si antes tenía motivos para correr, se habían redoblado. No quería morir, y menos de aquella manera.
Siguiente turno día 12/01 a las 20:00. Haz una tirada de cuerpo, dificultad 6. Será el último turno, y después el epílogo. Mucha suerte :D
Cibrán estaba flipando, y no recordaba haberse metido nada ni haber cambiado la medicación. Debía haberle sentado mal el chorizo, sí, debía ser eso, porque nada tenía sentido. Las madres no podían tener 300 años, y las chicas que parecían sacadas de una revista de las de debajo de la cama no podían envejecer de 0 a 100 como si fueran un Ferrari. Era una locura, y encima desde el sótano parecía que estaban haciendo un casting para algún tipo de programa de canción de la tele gallega.
Ramiro si que reaccionó, y lo primero que hizo fue hacer caso a Verónica. No había acabado de decir huid y ya estaba a la carrera, así que cuando le dijo que corriera ya había ganado la puerta sobrado. Era sorprendente, nunca hubiera podido imaginar que Ramiro pudiera correr así, se le veía tan regordete al chaval, pero no, se veía que engañaba, porque luego el tío si corría demostrando un sentido común que Cibrán no tenía. Había una reputación de cafre que mantener, y aquella mujer se estaba metiendo con Verónica y con Celsa, su Celsa, y nadie jodía a Celsa menos él, así que se se iba a enterar de quien era él.
Se acercó a la lumbre, cogió un tronco y se lanzó a por la anciana, atacándola con su antorcha improvisada. Lanzó un ataque pero fue esquivado por la madre que emitió un chillido más de animal que de persona. No la había quemado, pero la había distraído, así que tiró y pidiendo que soltara a su amiga. Cogió a Verónica y estiró de su mano, que estaba fría como él hielo, y consiguió separarla de la madre. Debía tener como 80 años, y sus facciones se habían borrado, no había rastro de los labios, la nariz casi había desaparecido y las orejas apenas eran una sombra. Lo que había sido Verónica lo empujó, hacia la puerta, pero antes de que pudiera dar un paso una de las fiandeiras lo cogió por la espalda en un abrazo que le heló la sangre.
No había fuerza en él, no había violencia, pero le estaba robando las ganas de vivir, le estaba sumiendo en la tristeza y en la desesperación. Tenía que librarse de él o moriría, lo sabía, pero no sabía si tendría fuerza. La madre cogió la escopeta y apuntó a Cibrán. Amartilló el arma y disparó. El disparo debía haber acabado con él, pero justo antes de la detonación el cañón del arma se había desviado como si una mano invisible lo estuviera moviendo. Verónica alzaba su mano en dirección al arma, pero aquel esfuerzo fue demasiado para ella, cayó de rodillas, mientras sus hermanas se arremolinaban en torno a ella tras haberse completado su transformación.
La hermana que lo tenía agarrado comenzó a arder en contacto de su antorcha, pero no se quejó, ni siquiera pareció sentirlo, pero él sí, tenía que zafarse o quedaría consumido por el fuego.
No había mucho más que se pudiera hacer por su amiga. Huir era una opción, como podía ser tratar de vengarse, a pesar de estar en desventaja.
Motivo: Tirada de cuerpo
Dificultad: 0
Habilidad: 1
Tirada: 1 5 7
Total: 5 +1 = 6 Éxito
Próximo turno día 12 a las 20:00. Será el último turno. Te dejo una tirada por si intentas zafarte de la hermana que te tiene cogido. Si intentas escapar escapas gratis, si quieres atacar tienes que hacer una segunda tirada de cuerpo.
Mucha suerte :)
Mira que lo había pensado antes. En cuanto vio el bosque ese. Típica escena de película de miedo: un tío que corre entre los árboles perseguido por algo horripilante. Suele ser el perfil del tío torpe del grupo. Se trastabilla con las ramas, cae, rueda por la hojarasca… ¡Joder! Esa escena casi siempre acaba igual. Con el personaje muerto.
Bueno. Ahora era su turno. Nunca había destacado en gimnasia. Ni de lejos. Ni siquiera recordaba la ultima que corrió más de los cinco metros que había entre el sofá de su casa y el frigorífico. Pero ahora era su vida la que estaba en juego. El lobo aquel era enorme. El sabueso de los Baskerville… ¡Un cachorrillo! Si lo pillaba, estaba muerto. No había más.
Puede que fuera esa sensación. La de que iba a morir fijo. O puede que fuera la adrenalina esa de las narices que Ramiro solo conocía por referencias. No lo sabía exactamente pero el tema es que empezó a correr como nunca había pensado que podría. No miró siquiera atrás. Sabía que eso era síntoma de tropezarte con algo. Solo corrió y corrió. Y durante aquella desesperada carrera, se prometió a sí mismo, bajo encomienda a la Virgen de la Roca, patrona de su pueblo, que, si salía vivo de allí, se apuntaba a un gimnasio. Y no solo apuntarse. No. Iría todos los días.
Motivo: Correee
Dificultad: 6
Habilidad: 0+1
Tirada: 1 6 10
Total: 6 +1 = 7 Éxito
Aiiii que chiripa. ¡Que me libro!
Después de descubrir que mi maravillosa idea de quemar a la vieja no salió como yo esperaba y que la vieja tenía unos reflejos de la ostia, solamente he conseguido distraer a la vieja y poder salvar Vero, pero ya es demasiado tarde ya no era ella sino una sombra de lo que fue, la vieja se cabrea y me apunta con la escopeta, pero por arte de magia algo ha pasado que no me ha quedado muy claro, pero parece que Vero gasto su último aliento en salvarme la vida, antes de caer desvanecida, a lo que la vieja y sus hermanas aprovecharon para abalanzarse sobre ella, cuando de repente una mano me sujeta, pero no tenía fuerza y me resulto fácil librarme de ella, me di la vuelta y vi que esa persona estaba empezando arder, a quemarse la ropa,con una sonrisa maliciosa cojo y la empujo hacia donde está la vieja y las demás hermanas agachadas con la pobre Vero, una vez que la empujo, pongo tierra por medio y me voy de ese lugar, a cierta distancia para unos segundos y miro hacia atrás por si algo me sigue o veo la casa en llamas-prefiero lo segundo— continuo corriendo como alma que lleva el diablo.
Motivo: empujar a la hermana
Dificultad: 0
Habilidad: 3
Tirada: 1 3 6
Total: 3 +3 = 6 Éxito
Cibrán intentaba librarse de la criatura que lo intentaba reducir a una masa llorosa y depresiva. No era su naturaleza, él tenía bastante mala leche, era un cabroncete, puede que algo sádico, y no iba a permitir que una bruja le jodiera la cabeza más de lo que ya la tenía. Vero, como él la llamaba, había dado lo último que tenía para salvarle la vida, así que no iba a dejarse quemar por esa criatura que se cogía a él. No iba a arder como si fuera una queimada, él no era de los que ardía, él era de los que hacía arder, así que empujó a la hermana que lo aprisionaba con fuerza, para apartarse de ella y que con suerte prendiera a las demás. No lo consiguió, justo se separó de ella y corrió como si lo persiguiera el diablo.
Escuchó a su espalda un par de disparos y escuchó como las balas silbaban. Ninguna le dio, así que siguió corriendo en dirección a casa sin mostrar mucho pesar por Verónica o Celsa. No entendía mucho lo que había pasado, pero bueno, ya se lo explicaría su psiquiatra la próxima vez que hablaran sobre las dosis de la medicación.
Unos metros más abajo Ramiro también corría, pero por su vida. El animal mastodóntico que había rasgado la puerta lo había visto salir de la casa y su instinto cazador se había desatado. Aquello era como la típica película de miedo, y cualquier que hubiera visto alguna sabía lo que iba a pasar. El gordito simpático era de los primeros en morir si no había un negro o un gay, también las rubias tenían sus números, pero sino, el siguiente en probabilidades.. , sí, eso mismo, el gordito simpático. El tema gimnasia no era lo suyo, ni siquiera recordaba la última vez que no había corrido detrás de algo que no fuera el pitido del microondas al hacerse unas palomitas, pero se había estando reservando para ese día. Corrió aun sabiendo que tenía las de perder, porque cada vez que miraba hacia atrás la bestia estaba más cerca. Ya casi lo podía sentir a su espalda, ya casi podía oler su aliento, cuando Cibrán lo alcanzó con una sonrisa burlona diciéndole que no sabía que pudiera correr así. Ramiro se giró y vio que nadie le perseguía, tal vez lo había imaginado, tal vez la criatura no podía seguirlos, pero estaba vivo, lo había conseguido, y en cuanto llegara a casa lo iba a celebrar con la pizza más grande que hubiera, con un marathon de consola y con todo el chocolate que pudiera comer.
Llegando a O Cebreiro se toparon con una pareja de la guardia civil. Su aspecto era lamentable, su ropa tenía varios enganchones, y tenían arañazos por su huida, así que les llevaron al cuartelillo cuando salió en la conversación el nombre de Celsa y Verónica. Empezaron a contar la historia, la casa, ma ladre, y los agentes se miraban como si les estuvieran tomando el pelo. La palabra violación salió, y de pronto los agente les apretaban para que dijeran donde estaban las chicas. Les explicaron lo de la casa de nuevo y enviaron a varios efectivos al monte, pero no encontraron rastro alguno de la casa.
En el pueblo les miraban mal, quienes no pensaban que eran asesinos pensaban que estaban locos, aunque, a fuerza de repetir su historia los menos se santiguaban, porque no había meigas, pero haberlas haylas. Se organizaron batidas de búsqueda, pero por mucho que buscaron no encontraron rastro de las chicas, y tras estudiar las pruebas forenses se determinó que no habían heridas defensivas en los chicos que justificaran la desaparición de las chicas. No los acusaron formalmente, pero todos en el pueblo pensaban que sí lo habían hecho. No había otra solución, había que salir del pueblo y así lo hicieron en cuanto pudieron. Aunque, sorprendentemente, después de salir del pueblo las cosas empezaron a salirles bien, muy bien de hecho.
¿Y Verónica? Sigue tejiendo el destino en su rueca, recordando que un día fue joven y hermosa, que tuvo amigos, tres amigos, los mejores que se podían tener. Celsa está a su lado, tejiendo junto a su amiga, en un lugar donde nadie le puede hacer daño, tejiendo y destejiendo de tal manera que el destino sonriera a sus amigos.
- FIN -