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Aquí cada uno explica quién es su personaje, y se establecen las relaciones con los demás.
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Sadie entró a todo correr en la sala de reuniones. Llegaba tarde, algo impropio en ella y estaba muy agobiada al respecto. Sus brazos portaban un montón de informes sobre la última crisis de gobierno. No era nada grave, solo los informes de seguimiento habituales. Cuando abrió la puerta temió que, además de llegar tarde se la cayeran los papeles, como ya la había pasado mas de una vez. Afortunadamente no fue así, pero su sorpresa fue mayuscula cuando vio que en la sala estaba solo el presidente. ¿habría terminado ya la reunión? ¿Cómo era posible que no...? en aquel momento el reloj que estaba en la esquina comenzó a sonar. No había llegado tarde. Su reloj se había estropeado....todo aquel agobio para nada. La chica entró y cerro la puerta.
—Buenos días señor presidente— comenzó la chica timidamente mientras depositaba los aparentemente desordenados informes en la mesa. Luego, dandose cuenta que debía decir algo más, como explicar porque había llegado corriendo -eso no solían ser buenas noticias- continuó—pensé que llegaba tarde. Le traigo los informes de Seguridad Nacional, de esta semana, parece mucho pero los he comprobado y casi todo son falsas alarmas. Creo que encontrará estó de especial interés— añadió mientras sacaba dos hojas donde estaba resumido con perfecta claridad todos los informes, así como una referencia numérica que indicaba en que documento se encontraba la información a la que se refería.
La chica fue a la carisima máquina de café -blue montain- que tenía el despacho para las reuniones secretas, donde nadie podía entrar y comenzó a servirse en uno de los vasos de plástico. —Parece ser que hay un grupo de sovieticos recien llegados a estados unidos como refugiados políticos. Sin embargo hemos detectado un dos miembros de la KGB dentro de dicho grupo. El grupo es de cinco personas, sería conveniente poner bajo vigilancia a los ¡¡AHHh mier..!!— el vaso que había cogido la experta analista tenía un agujero y el café caliente había ido a parar a su pierna.— Lo siento, señor presidente— añadió visiblemente azorada.
Esto....como le decía....creo que sería conveniente poner en vigilancia a los espías, en lugar de repatriarlos, y quizás dejar que consigan alguna información falsa para mantenerlos contentos. Mientras, podremos ganar tiempo para saber que buscan e incluso, sacarles algo de información a ellos.
Sadie se daba cuenta de que aún no habían llegado los otros dos miembros del equipo, pero era bien sabido por todos que el tiempo era oro, y en lo que llegaban sus compañeros el presidente habría terminado de leer el informe, con lo cual tend´ria mas información para debatir el tema que vendría cuando llegasen los demás miembros del gabinete
he pensado en establecer la relación con un par de post en este plan, ya que no se el nombre de ninguo de los demás miembros del equipo XD
Dio un sorbo al café recién hecho y se quedó mirando unos instantes la taza mientras los primeros rayos de sol se colaban entre las cortinas del Despacho Oval. No tenía muy claro si era siempre la misma taza, que su secretaria se encargaba de limpiar, o simplemente tenía una colección de tazas idénticas, al igual que esas enormes cajas de bolígrafos con el logo de la Casa Blanca, y simplemente se dedicaban a reponérsela todos los días.
No le habría hecho falta más que preguntarlo pero prefería mantenerse en la duda, mantener así un mínimo de incertidumbre en un hecho banal al que no hacía falta designar a la Directora de la CIA y varios generales del Ejercito de los Estados Unidos, con informes previos y un seguimiento completo.
Y hablando de la Directora de la Agencia, entraba por la puerta, esta vez sin un despliege de papeles por el suelo, como había ocurrido varias veces, trayendole a la mente la imagen de una novia ejecutiva quien, en vez de flores, era acompañada por el pasillo por un comité de folios.
—Buenos días señor presidente... pensé que llegaba tarde.
Miró el reloj de muñeca, perfectamente sincronizado todas las mañanas con el de la Base de Norfolk, donde sirvió durante el final de la Segunda Guerra Mundial.
Apenas le dio tiempo a arrugar el ceño, extrañado, cuando tuvo ante él el resumen diario de inteligencia y comenzó a leerlos mientras escuchaba la voz de la mujer.
Hizo ver que no prestaba atención cuando el incidente del café ocurrió. La mitad de los días se sentía el jefe de pista de un enorme circo de payasos cuya pista central eran los Estados Unidos; la otra mitad, prefería no pensar en ello siquiera.
El problema está en perderlos, una vez estén en suelo americano. No sería la primera vez. - dijo levantando la vista hacia la Directora. En su voz no había reproche por las veces que habían perdido diversos sospechosos bajo extrema vigilancia, sabía que los fallos se cometían y tenían que aprenderse de ellos pero no estaba convencido de facilitarles el trabajo a los comunistas.
Retengan al grupo entero e investiguen a fondo al resto del grupo, estemos seguros que no se nos escapa ninguno más.
Mientras el director repasaba los informes, la joven había puesto en hora correctamente el reloj y se había puesto frente a la mesa del despacho Oval esperando oir la respuesta del presidente. Pronro llegarían el resto de los miembros.
Sadie se mordió el labio inferior. Aquello era claramente una decisión equivocada y lo sabía pero decir al presidente que está equivocado no es algo que la gente hiciese a la ligera. Por norma general, le daban la razón y o bien acataban las ordenes arriegando la misión, o bien le daban la razón, hacían otra cosa y rezaban por que las cosas saliesen bien. Pero la directora de la CIA no era de ese tipo de personas.
— Sería un error, señor presidente
El tono de voz de la chica era firme y seguro, muy diferente del que había empleado antes. Hablaba con convicción mientras sacaba de los dosieres los informes que había recopilado sobre los dos "intrusos".
Los dos miembros del grupo son Ivan Didenko y Vladimir Deitrosky. Son especialmente violentos y dados a meterse en problemas. Didenko además, es abogado y periodista. Retenerlos ocasionaría más tensiones con la Unión Soviética ya que no tenemos pruebas oficiales contra ellos. Se armaría mucho jaleo.
La mujer tomó aire antes de continuar. Sabía que el presidente odiaba los errores, y que en el pasado habían perdido la pista de alguno de sus objetivos pero aquella vez no sería así.
Hemos puesto a dos de nuestros mejores hombres vigilandolos. El resto del grupo es una pareja con su hijo pequeño. Según mi contacto en el KGB estan totalmente limpios. Sí así lo desea puedo poner a alguien vigilandolos pero sería desperdiciar recursos y Dios sabe que estamos faltos de ellos
— Sería un error, señor presidente
El Presidente levantó la cabeza, clavando su mirada en Dunhill. Era una mirada que nunca había asomado en un mitín, ni el debate previo al Super Martés, ni siquiera la mayoría de sus colegas de partida pensaban que existiera siquiera pero era una mirada que el Presidente había tenido desde joven, capaz de echar hacia atrás a un adulto siendo apenas un niño.
A ver si lo entiendo, en plena guerra fría cinco rusos solicitan asilo político a los Estados Unidos y ¿usted considera que tenemos que dejarles, teniendo en cuenta que dos son sospechosos de ser espías del Kremlin y que no serían los primeros que perdemos?
Levantó la mano, sin dejarle responder, y continuó.
Esperemos a que venga el resto del senior staff para conocer su opinión.
Tomó un sorbo de café mientras volvía a repasar el informe sobre su escritorio.
Josephine Walker, que había masculinizado hasta su nombre haciéndose llamar Josh, atravesó la puerta dando una bocanada de su cigarrillo de tabaco negro.
-La familia feliz resulta incluso más sospechosa, comentó, dando a entender que había escuchado, al menos, una parte de la conversación, mientras apagaba su cigarrillo en un cenicero cercano. Se sentó en una silla cercana al Presidente, cruzando las piernas y suspiró, -Pero no soy quien para juzgar las decisiones que se toman en otros departamentos, claro. Sin... embargo, tengo un par de razones por las que los ruskis nos caen, si cabe, aún peor. Se creen que no les vemos.
Dejó una carpeta abierta con unas fotos aéreas bien ampliadas y unas impresiones de radares sobre la mesa del Presidente. -Nuestros chicos han localizado movimiento en el Pacífico, más cerca de lo que nos gustaría y de barcos más grandes de lo que son capaces de manejar. No les vendría mal un escarmiento, para que sepan que no deben morder más de lo que pueden tragar
"Una guerra con Iván es lo último que necesitamos, señor Presidente"
Conciliador y de amables palabras como siempre, James Hottleby habla apoyado en el marco de la puerta.
"Los rusos sospecharán que vamos a entrar en Vietnam. Los periódicos ya lo piden. El pueblo sabe que vamos a ganar, pero tampoco querrá que seamos nosotros quienes empecemos la tercera guerra mundial. Somos los buenos, ¿recuerdan?"
El hombre entra en la sala y deja su propia carpeta abierta. La página por la que está muestra unos gráficos casi insultantemente sencillos.
"Este es el apoyo que tiene usted ahora mismo, señor Presidente. Si las elecciones fueran hoy, estos serían los resultados. Sin embargo, según la información que maneja mi departamento... Si entramos en guerra con los vodkas, señor presidente, los resultados serían estos otros de aquí. ¿A que nunca había visto un número tan bajo?"
Sadie lanzó una mirada fría a la masculinizada Josh, como hacía cada vez que alguien dudaba de la veracidad de sus informes. Nada había ya de inseguridad en ella y sus palabras volvieron a sonar firmes y rebosantes de convencimiento.
Los análisis del departamento pueden equivocarse, pero le aseguro que la información de mi agente es indiscutible. Confío en el tanto como en los aquí presentes. Además, como bien señala Hottleby, esto podría hacer mermar la confianza del pueblo en usted. Algo que no nos podmeos permitir.
La mujer dio un sorbo de cafe de su vaso para terminarlo y lo tiró a la papelera. Por supuesto falló por lo que se agachó a recogerlo haciendose una leve carrera en las medias. Aunque la inteligencia acompañaba a la mujer, la suerte no hacía lo mismo. Tratando de disimular, la joven continuó con su discurso.
Por otra parte, es mejor vigilar lo que se propone hacer Ivan y tenderle una trampa, en lugar de vender muchas fotos con su captura y deportación.