Lugar: la NYADA
Fecha: 3 de octubre de 2015
Hora: 9 de la mañana
Llega por fin mi primer día, y una mezcla de ansia por empezar y miedo por lo nuevo me invade. He sido elegida, es cierto, pero un pequeño resquicio de inseguridad por saber si seré lo suficientemente buena, por caer bien, por integrarme en una ciudad nueva y una vida nueva, me encogen el estómago.
He tenido que obligarme a desayunar, pues parecía que no me cabía nada, pero tampoco quería desmayarme en medio de mi primera clase.
Aún parece que quedan unos minutos para que comiencen, y observo la gente en los pasillos, chicos y chicas, algunos parecen tan perdidos como yo.
Me siento en el pequeño espacio preparado para ello, dispuesta a esperar el aviso de que debemos entrar en la sala.
Dire, ¿marco a Amy?
Para ser los primeros días de clase ya me había habituado muy bien, aunque las clases de danza clásica eran lo peor que me habían puesto como asignatura, demasiados pasos rápidos, aunque sabía algo de ballet básico me resultaba realmente difícil.
Otro día más que apoyaba mi espalda dolorida por la lujosa cama en la que ya llevaba unos días durmiendo. Me había encontrado al director del centro, el señor Coopola, me había notificado que habría una chica nueva en mi clase.
Entonces repare en que había alguien más, sentada en el suelo muy cerca también de la puerta de la clase de canto, una muchacha con cabellera rubia, tenía un aire muy oscuro. Seguro que me cae bien pensé y me acerqué para saludarla.
-excuse moi, ¿tú eres la señorita Ottesen?-pregunte con un desagradable acento francés que salía de mi boca cuando me levantaba tan pronto.
Amy escucha aunque no la marques XD
Estaba tan entretenida en ajustarme los rebeldes cordones de las zapatillas que llevaba que no me dí cuenta de que alguien se me acercaba hasta que no me habló. Además, era alguien que sabía mi nombre. Pensaba que nadie me conocía allí. Levanté la mirada y vi a una chica morena de grandes ojos oscuros. No me sonaba de nada, no sabía de qué podía conocerme. Su acento francés aún me sorprendió más. Nunca había estado en Francia.
- Sí, soy yo. Rebekka Ottesen, pero puedes llamarma Bekky. ¿Cómo conoces mi nombre?
Ya lo sé, por eso preguntaba xD
tendí la mano a Rebekka y me presento:
-Amy Laurent. Tu nombre me lo dijo el señor Coopola, el director-
Una profesora que vestía bastante extravagante abrió la puerta del aula.
En el tablón de la clase había un anuncio:
“Busco compañero/compañera de piso. Piso totalmente amueblado, la habitación es amplia y muy luminosa, con derecho a cocina, internet, salón. Situado en Manhattan, conectado con metro. Precio asequible. Llamar al 555…..”
Me levanté del suelo y me sacudí las manos en los pantalones antes de estrecharle la mano a Amy.
- Así que ya llevas un tiempo aquí y conoces a la gente. Qué suerte. Yo me siento muy descolocada siendo nueva...
Me fijo entonces en el tablón de anuncios que parece que miraba Amy hace un momento.
"Vaya, alquilan una habitación. Me vendría bien tener un lugar más privado que el hotel..."
Cojo uno de las tiras de papel con el número escrito con intención de llamar tras la clase, y lo guardo en el bolsillo. Justo en ese momento veo entrar a una mujer que deduzco que será la profesora. Miro entonces a Amy, y la sonrío.
Mire a la muchacha que entraba en clase detrás de mí:
-para nada, yo cuando llegué aquí me sentía como pez fuera del agua-dije y añadí-aún sigo sintiéndome así a veces ¿sabes? Aunque la gente es bastante amable o es que yo tengo suerte buscando a las buenas personas-sonreí.
La sala tenía unas sillas en semicírculo alrededor de la mesa de la profesora que prácticamente no lo era, si no que era un piano de cola de color negro.
-Sentaos, muchachos. Hoy recibiremos a una nueva alumna, Rebekka Ottesen-dijo la profesora y después canto líricamente-bienvenida-
Saludo con timidez al resto de la clase y me siento en una de las sillas.
La clase no fue muy diferente a lo que ya había hecho otras veces, pero se notaba el nivel. Sin embargo, si no valiese para eso, no me habrían concedido la beca, por lo tanto el miedo a hacer el ridículo pasó pronto. Podría decirse que hasta fue divertida. La profesora era muy agradable.
De vez en cuando miraba a Amy con una sonrisa. Parecía una tontería pero al menos haber tenido cierto contacto con ella me daba algo más de seguridad, me hacía sentir que al menos no me habían metido en una pecera nueva a mí sola.
Mire detenidamente como la nueva compañera se desenvolvía en la clase de canto.
Tenía una voz bastante bonita para mi gusto, estaba segura de que teníamos los mismos gustos en cuanto a música, aunque yo me decantara más por un estilo West Side Story en vez de forma más acérrima a los grupos oscuros y roqueros, pero también me gustaban bastante.
- ¿te gustaría que quedásemos fuera de clase?, podría enseñarte un poco la ciudad-la dije cuando termino la clase.
Ya puedes llamar a Taylor.
- Me encantaría. Aún no he tenido tiempo de ver casi nada de la ciudad, y no la conozco.
Sonrío a Amy y me mantengo a su lado mientras salimos de la clase. Una vez fuera recuerdo el papel con el número que había guardado.
- Perdóname un momento, Amy. Tengo que hacer una llamada.
Saco el móvil y el papel del bolsillo y marco.
Vale, le llamo. ¿Nos hace falta otra escena o algo así?
Veo como mi nueva compañera accede a mi propuesta y a continuación se aleja excusándose, miro brevemente el tablón de anuncios, alguien busca compañero de piso, la zona es verdaderamente un poco mala, pero eso también vendrá incluido en el precio que acuerden, supongo.
Ciertamente, hace falta otra escena. Ahora mismo la abro.
Llamas por telefono pero nadie contesta a la llamada.
Llamo varias veces al número del anuncio, pero nadie contesta. Vuelvo a intentarlo una vez más y dejo un mensaje en el contestador. Lo intentaré más tarde. Guardo el móvil y me acerco de nuevo a Amy.
- Perdona, ya estoy contigo.
Saco un papel de uno de mis bolsillos, lo despliego y lo miro.
- A ver... ahora tengo baile moderno... ¿Dónde está la clase 16C? ¿Tú también tienes esa clase?
Veo como Rebekka vuelve a mi lado después de hablar por teléfono y me pregunta por el aula de baile moderno.
-si, yo también la tengo. Vayamos juntas-dije dedicándole una sonrisa.