Partida Rol por web

Y soplará un viento frío...

Acantonamiento Nibrad

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07/05/2008, 22:15
Kemdrael de Mornan

Kemdrael asintió tomando su posición junto a la elfa. A ninguno le sorprendió que pusiera objeciones ni hiciera amagos absurdos en su gesto. Ahora mismo estaban de patrulla y de patrulla había dos cosas tan claras como la luz del sol: el jefe da las órdenes y todos los compañeros son Guardias Negros independientemente de lo que sean durante los descansos. Sus ojos siguieron a Ulgmar atento al momento en el que éste se perdiera de vista para adelantarse a su vez y quedar en medio de ambos grupos. Su arco reposaba en un lateral, al alcance de su mano en cuanto viera algo sospechoso. No era la primera vez que se topaban con una avanzadilla de orcos despistada casi a las puertas de un campamento. Por suerte aquellas torpes criaturas hacían tanto ruido que la palabra sorpresa no existía en su lengua. Aunque quizás esas cosas iban a cambiar. Movió la cabeza desechando el recuerdo de lo sucedido en las cavernas.

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07/05/2008, 22:25
Hannah

Hannah asintió, feliz, a la orden de Marcus. ¡Confía en mí!, pensó, mientras su rostro resplandecía de orgullo. Hizo un gesto amistoso a Kurgan y se colocó cerca de Lobo, Kemdrael y Siyara, cabalgando con soltura y cogiendo las riendas con la diestra, tensa y concentrada por si tenía que echar al galope a la señal del pájaro, mientras con la zurda acarició inconscientemente su armadura.

Esto le recordó a su padre, el cual, el día que la admitieron en la Guardia Negra, vendió el primoroso y rico ajuar que la madre había preparado para ella y le compró la armadura de escamas bruñida en negro que ahora llevaba.

-Recuerda quién has sido y quién vas a ser a partir de ahora -le dijo, muy serio-. Pero recuerda, sobre todo, quién eres a pesar de todo.

Hannah no entendió muy bien a qué se refería con esas palabras. Ella sólo sabía que había nacido para vivir de aquel modo, entre la muerte y la vida, sin conocer cómo iba a ser el día siguiente, guiada por el destino, y que por fin lo había conseguido.

Se sonrió mientras su corazón latía fuerte, y por ello procuró controlarse, respirando despacio. Llevaba el pelo recogido con un lazo de forma desordenada (no tenía ni maña ni tiempo para esas cosas) e inútil, puesto que tenía el pelo lacio y se le soltaba cada dos por tres; de ahí que hubiera optado por cortarse flequillo, para que no le estorbara la visión.

Mientras el caballo hacía los primeros metros comprobó por última vez que llevaba todo su equipo, y en particular, el escudo sujeto en las cinchas de la montura, su espada larga, y una daga larga y curva que el hombre que su madre había elegido para casarla le había ofrecido como regalo de compromiso con la vana esperanza de que aceptara. Por supuesto, dijo que no, pero se quedó la daga. Aquel hombre enamorado le dio lástima una vez más. ¿Cómo pretendía que me casara con él? Ni siquiera era mi tipo, tan estirado, siempre viviendo entre algodones, tan poco aventurero... Como para reafirmar esto, miró cerca de ella y su corazón volvió a latir fuerte, esta vez tanto que tuvo miedo de que él lo oyera.

Notas de juego

Llega el momento difícil para mí: escribir el equipo. Es como hacer la maleta, siempre me dejo mil cosas.

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07/05/2008, 23:24
Marcus "Viejo Lobo" Borkarin

Marcus respiraba profundamente, dejando la vista vagar hasta las distantes, realmente no tanto, cumbres. Recorrió con la mirada a su patrulla, a sus compañeros...

...

La columna marchaba sin problemas, las bromas, aunque no constantes, sí eran ocasionales y mostraban el buen ánimo de los veteranos.
- Aldhanir! - Bramaba Marcus. - Eres un embustero! Maldito feriante! Jajaja... Tu poción no hace efecto, sigo pareciendo un viejo con esta barba! - Un elfo, delgado, de gesto risueño, casi infantil, sonrió divertido ante la 'furia' de su camarada.
- Bueno, sin medios adecuados poco puedo hacer. Pero vamos, Marcus, no te quejes tanto... Piensa que a muchas chicas jóvenes les gustan los maduritos... Jajajaja. - RIó, y su risa musical, tan mágica como cada brizna de su ser, despertaba en todos los que la oían hermosos recuerdos y dulces imágenes. Ese era Aldhanir, el de la risa mágica, como le llamaban sus compañeros. - Vaya, ahora que caigo... Ya no eres un cachorrillo Marcus, ahora eres todo un lobo... un Viejo Lobo. - La carcajada fue general por toda la columna.
- Viejo Lobo? Encima de dejarme toda la noche la cara con esa pasta verde que casi me asfixia de lo dulce que olía, ahora te dedicas a ponerme motes! Esto es el colmo. - Marcus sonrió, agradado y porqué no decirlo, orgulloso por el nuevo sobrenombre.

Cuantas veces habría salvado la espada de Marcus la vida de Aldhanir? Seguro que menos que la magia del elfo la suya propia. Su espada... Cuanto le debía también a Aldhanir su espada, su magia la había reparado en mas de una ocasión cuando ni el mas diestro herrero habría podido hacer otra cosa que refundirla. El mago la había hecho nacer de las cenizas, una vez prácticamente literal, y la había fortalecido. Marcos jamás lo olvidaría... y por eso mismo le pidió su aprobación la noche que puso nombre a su arma, devuelta de entre los muertos, mas hermosa, mas letal que nunca.

- Aldhanir - Marcus desvió la mirada del hermoso eclipse de Deábeter bajando así mismo los brazos que ofrecióna la recientemente bautizada espada a la Luna Blanca. Se decía que cuando Ciámeter ocultaba a Deábeter, en esas mágicas noches, podían producerse milagros y la magia era poderosa. Pero que podía saber un soldado como Marucs, aunque Aldhanir se mostraba convencido de ello y era él quien había propuesto la fecha y el momento. - Espero que te agrade su nombre, Hermano. - Marcus empuñó la espada y la tendió al elfo, sujetando el mango en la palma diestra y la zurda sujetando cerca de la punta. La ofrecía como un presente. - Aldhanir... Te presento a Shannia...

...

- Shannia... - Marcus murmuró para sí e inconscientemente la zurda bajó hasta el pomo de la larga espada bastarda que siempre llevaba con él. Sacudió la cabeza y centró la vista. Maldición... Pensó Marcus mientras recuperaba la compostura y parecía centrarse de nuevo, como si dejase una ensoñación.

Notas de juego

Es que quiera oir, que lo oiga, lo dejo abierto para todos.
Estaba inspirado y he decidido dejar caer algo del pasado del 'jefe' :P