Partida Rol por web

Sorprendido por la cercanía, e ignorante de que aquella mujer no lo era del todo, que de hecho se gastaba un nabo de mayor calibre que el suyo propio, jugó a ser un perfecto caballero latino y la invitó a las copas que le dió la gana, que fueron muchas. Comenzó a fardar, hablando de sus coches, sus casas y ese tipo de cosas. Hasta un helicóptero, decía que tenía. Quizá fuera verdad, o quizá no.

-Bueno, presiosa. ¿Para que me estabas buscando, mmm?

Había que hablar de negocios, o no.

El ruso se quedó desconcertado. Primero, fue a coger el arma, y luego, se quedó quieto. En su puta vida una mujer de su tierra le había hablado así. Es cierto que las rusas tenían genio y gritaban, y se ponían de mala hostia. Pero no se gastaban los huevarios de la Lola ni le habían puesto los cojones sobre la mesa de esa manera. Normalmente, cuando un tío se lo hacía, era sencillo: se lo quitaba de en medio. Pero él aspiraba a tenerla de amante oficial, así que sopesó los pros y los contras de partirle la cara o partírsela al cantante.

Pero después de toda esa verborrea a voz en grito, cuando quiso reparar en Julito, él ya había hecho un sinpa. La ventana estaba abierta, y por ella había comenzado a escapar.

-Ahhhh. Calla mujer, me das dolor cabesa. Hablaremos luego, ¿Da? Y no vuelvas ponerme los cuernos, o te mato.

La señaló con el dedo, como dando por zanjada la cuestión, y luego cogió el AK y corrió a asomarse a la ventana. Y ella, por un momento, temió que fueran a matar al rey de la canción latina.

Volvía del baño y con las manos libres, sin cubata, cuando vió a aquella chica... que digo chica, a aquella MUJER. Venía con unos amigos y amigas, entre las que estaban viejas conocidas con las que se había encamado. Pero para un tipo como él, la emoción de la caza mayor no podía compensarse comiéndote unos conejos de granja. No, había que salir al campo con la escopeta y los perros. Y, en ese caso, había que sacar la artillería de gran calibre. Había que sacar los cañones navales, el tanque tiger, por que la hembra lo merecía.

Le hizo un gesto y él se acercó con una sonrisa amplia, bailando con ella. No hubo diálogo, ni parecía que hiciera falta. Aquello era un mero intercambio de feromonas y miradas. Y pronto, piel con piel. Si Dios quería.

Puso el grito en el cielo, ¿pues no le había mandado callar y hablar luego? La MariLoli eso no lo toleraba, ella estaba ya hasta el toto de tanto chulito que se la medía para tenerla más grande. Muchos de esos pasaban por su cama, o no, porque algunos eran de comprar regalos y luego nada, riesgos del pagafantismo de alto standing. Pero si Yuri decía que no le pusiera los cuernos, tendría que hacer mucho antes para llamar a aquello cuernos.

-¿¡Cómo que me calle!?- pego otro berrido, porque no tenía el chichi para farolillos. Bueno, lo había tenido hasta hace poco y la acababan de dejar a medias los celos del ruso. -¡¡Mira Yuri, aquí vamos a dejar las putas cosas claras!! ¿Qué dices que son cuernos? Pues yo no lo creo- le enseñó de nuevo la mano, así muy a lo Beyoncé, pero no porque para entonces el single ladies no había sido ni fecundado en la mente de aquella mujer, ¿acaso Beyoncé había nacido ya? Quién sabe, una no estaba para pensar cosas de metafísica, sobre todo cuando lo que quería era un pedrusco que le dislocara la gobanilla al enseñarlo.

Dio un taconazo contra el suelo para llamar la atención y ponerse flamenca, que allí estaba ella con to su coño para decirle al ruso lo que había. -Cuando quieras hablarlo me vienes a buscar, porque no pienso venir a ninguna de tus fiestas llenas de zorras escuchimizadas hasta que me pidas perdón- hizo un gesto de exposición sobre su cuerpo. -¿Y ves esto? Pues lo va a catar quien a mi me dé la gana mientras estén así las cosas- y levantó la cabeza y se fue muy digna, recolocándose las tetas porque sin darse cuenta se le veía un poco pezón mientras hablaba, pero son cosas del directo. ¿Qué le decía que la iba a matar? A ver si se pensaba que no tenía suficientes pagafantas cerca como para matarle a él y quedarse con su puesto. -Ruso de los cojones...- dijo enfadada mientras se iba de la casa de Yuri, que ya le había hartado. Además que tenía mucho trauma, seguía sin aceptar eso de la mujerombre que se había encontrado. Cágate, que tenía mejores tetas que ella, ¿eso cómo podía ser?

La que se había montao en un momento. El carajote ese no se podía estampar en otro sitio. No, tenía que ser ahí mismo para dar por culo.

Y encima va y llega el capo mayor. ...la cagaste burlancaste...

Había que manejar todo eso con rapidez y diligencia, antes que llegaran los del ¡Qué me dices! Inmediatamente pilló el walkie para comunicarse con los de dentro.

-Aquí el Bradimí. Atensión, cacaba de llegá don Karpó, el pare. Anatoli Karpó. Repito: don Anatoli Karpó en la puerta.

Y se acercó al primer coche del convoy. Había que sacar a esa gente de ahí de inmediato. No hacía falta ni dar explicaciones, estaba claro: coche, pum, policía, esfumarse.

-Buenas noche. ¿Quieren entrá o mejón se vienen otro rato? Aquí hay un marrón -le dijo a la ventanilla. El marrón lo había dentro y fuera, en realidad. Mucho putiferio.

Sonrio como la zorra astuta que era, si un hombre se le resistía alguna vez es que era gay o un hijoputa de su familia o cortado por el mismo patrón.
El chaval perfectamente podía haber salido de entre las dunas de Medina vestido con el thawb y el ghutra sin que nadie notara que no era saudí, claro que si hubiera aparecido así ella habría salido corriendo en dirección contraria.
Por aquel entonces Shakira no había puesto de moda la danza del vientre así que los movimientos orientales de Amira eran la leche de exóticos y de eróticos. Había respondido a su llamada así que ya le tenía en sus redes, de modo que bailar no era más que una estrategia para ponerlo resoplando como un miura y luego rindiera cual semental en la cama, una buena manera de ahorrarse el tonteo de los previos, ni charlas ni puñetas, iba a lo que iba y punto.
Independientemente de aquello se agradecía que el chaval no fuera de esos que restriegan cebolleta al segundo y su concepto de seducción fuera taponarte el esófago torpemente con la lengua.
Hubo un cambio de música, el típico para refrescar el público de la pista de baile y que fueran a consumir a la barra, sonaron los Ketama con su “No estamos locos”. Ella alzó la vista dejando sus ojos brillar, eléctricos por los neones, y parafraseando la letra de la canción preguntó -¿Y tu sabes lo que quieres?- . Amira elegía, pero le gustaba ese juego de dejar creer al hombre que era él quien lo hacía. Hizo un gesto fingidamente casual sosteniendo el bolsito cerca del escote, y las llaves de su habitación tintinenado colgando del meñique. Se veía el número en el llavero. Ladeó la mirada y bajó los escaloncitos de la pista andando como solo ella sabía hacerlo en dirección a una de las salidas.

Me tomé las copas con aquel semental de buena gana. Yo era de buen comer, de buen beber y de muy de todo. Mi morenito resultón farda de sus cosas, y yo le sonrío coqueta e como impresionada. Porque los hombres son asín, les gusta que les bailes una poquita el agua. Aunque a la hora de la verdá te sude el coño lo que tenga o deje de tener, o incluso tú tengas más que él. Pero les gustan las tonticas zalameras.

No suelto su brazo ni pa cagar. Poniendo mi canalillo de diva siempre a una distancia provocadora, pero sin ponerle las tetas en la cara. Porque eso también le gustaba a los tíos. Preferían la provocación al ofrecimiento directo. Y a mi me gustaba tentarlos.

- Aiiii pa que te ehtaba buhcando...- achuchón al brazo - Mira, mi bombón... ¿Tu has oído hablah de La Tonadillera? Poh esa soy yo...¿Tu sabe que manejo yo? Reparto coca mah fácil que la gitana una bragafaja en el mercao...- en tono más para nosotros- ¿Y que te quiero decí con ehto? Poh que yo, la Crihtina, soy tu muje de negocioh....¿Tu quiere vendéh tuh polvico magico aquí? Yo soy tu contacto...¿Me sigue, hombretón? - ahora si arrimo más canalillo.- Soy una leyenda, papi...La puta hada madrina de la nieve y lo que surja...Tu reina del súh.

Tíos rusos, grandes como armarios porteros, dentro de los coches, con el señor Anatoly. No hablaban español, o apenas lo chapurreaban. Parecían tíos recién salidos del ejército comunista, Spetsnaz que habían estado matando moros en Chechenia, degollando peña en Serbia o violando campesinas en el Cáucaso. Miraron al Vlady, y luego a la policía. No vieron el accidente, no de momento. Como interpretaran aquel suceso iba a cambiar de un momento a otro.

Y vaya que si cambió por que, después de despedirse con cajas destempladas de la Lola, Yuri se asomó a la ventana en busca del señor Iglesias, dispuesto a vengar los cuernos, y de bilis hasta las cejas. Lo vió, corriendo como un gamo por el jardín, a calzón quitado, pasando luego por la piscina. La gente se lo quedó mirando, extrañada.

Y luego, las ráfagas. El tío había perdido la chaveta completamente, a causa de los celos, y disparaba contra el cantante. Pero Julio se movía con rapidez, y las balas dieron de lleno a la vieja gloria que había agarrado el paquete al Vlady. Cayó a la piscina, desangrándose como una cerda por que le había abierto la ahorta de un tiro.

La gente comenzó a chillar. Unos se escondían, otros huían como pollos sin cabeza, tirando las bandejas con las bebidas, resbalándose con el agua de la piscina, vomitando o meándose encima.

Hubiera quedado en una funesta anécdota, de no ser por que los tíos que iban dentro del coche tenían el oído hecho a los disparos de AK. Se miraron los unos a los otros, abriendo las puertas de los dos primeros coches, y echando mano a las armas. Creían que era una redada de la poli, y los policías, que habían escuchado los disparos, se echaron la mano instintivamente a la pistolera. Craso error.

No se supo muy bien quien comenzó con el tiroteo, si los rusos o de los la guardia urbana, pero en un momento, aquello parecía una película de cowboys. O más bien, parecía un capítulo de Corrupción en Miami. Se lió parda, y en un primer momento lo único que el Vlady pudo hacer, fue saltar por encima del capó del tercer coche, el del señor Karpov, y ponerse a cubierto. Por que las balas llovían en ambas direcciones.

Los tiros no dieron a la Lola de puto milagro. Unos centímetros más allá y le habría dado. La señora cayó a su lado, chillando como un cerdo herido. Ella había visto matanzas en el pueblo, así que estaba acostumbrada a aquella efusión de sangre. Pero no a ver a un humano berrear y morirse de aquella manera. Aquello no.

Salazar estaba hecho a los tiroteos marrulleros, como buen narco, así que agachó instintivamente la cabeza y se llevó la mano al sobaco. Claro, no tenían pistola. Se las habían dejado todas en la entrada. Los dos chicos de la Tocinos, disciplinados, se pusieron delante de ella para hacer de escudo humano, y sacarla de allí como si fuera el puto presidente de los Estados Unidos.

Pero si se llevaban a Salazar, se marcarían un buen punto a su favor. Lo habrían "salvado". Ahora lo de menos era saber si Yuri iba a seguir disparando o no. Sonaban tiros por ambos lados, y más por el lado por donde supuestamente debían "escapar". Aquello dejaba pocas opciones, más que saltar vallas y tapias, y escapar a calzón quitado y olvidando las pistolas que habían dejado en la garita del Vlady.

La siguió. Vamos si la siguió. No se perdió uno solo de aquellos pasos.

Hacía tiempo que no protagonizaba una de esas escenas de besos pasionales y manos ansiosas como la antesala a la habitación. Por un momento, temió no llegar a dicha habitación. Tampoco habría estado mal. Sentía que tenía tanto poder que, si la hubieran pillado echando un kiki en un pasillo del hotel, no hubiera pasado nada. Todos comentarían, pero harían la vista gorda.

Entraron, y no hubo tiempo para ver la excelente y elegante suite donde se alojaba. Los muebles caros, el mueble bar, la bañera con hidromasaje y todo aquello, dió igual. Él la cogió como si no pesara nada, y la tumbó en la cama. Aquella parte de la habitación si iban a conocerla bien.

Le llamó la atención. Parecía haber dado con un chico mimoso, o con uno de esos "maestros del folleteo" al que le preocupa el disfrute femenino. Por lo primero que hizo, aparte de comenzar a desnudarla, fue bajar al pilón y hacerle, no miento, por mis muelas, el mejor cunnilingus de su perra vida. Y eso que le habían dado muchos, y en eso se había vuelto una gourmet.

El primer orgasmo llegó, como decía la Jurado, "como una ola", y la pilló totalmente por sorpresa.

-¡COOÑIÓ!

La cosa se había puesto chunga en dos segundos. Pero chunga de verdad. Las balas empezaron a volar y el Vladi se parapetó detrás del tercer coche, que parecía robusto por ser de taco. Comprobó la sobaquera: ahí estaba su arma. La sacó y la amartilló. Pero ¿se iba a poner a disparar? ¿A quién? ¿A los rusos? ¿A la poli? Las cosas no se hacían así en España. Un tiroteo gitano y tal sí, unas balas perdidas con la guardia urbana en medio de un atraco, una kaleborroka de finde, ok, vale. Pero en España uno no se pone a tirotear a la policía con saña. Que semos un país decente.

A los sicarios les podían dar por culo, pero Vladi sabía que no podía esperar pegarle un tiro a un pobre poli y salir bien de eso. Y tenía al Anatoly ahí. Una de dos: o se acercaba a la garita, abría el portón, colaba el coche del Anatoly y se guardaban dentro, con el riesgo de que los rusos se metieran y se convirtiera en un asedio Y TODO EL NEGOCIO A LA MIERDA, o pillaba el coche y salía de allí cagando leches con el jefazo, dejando a los sicarios ahí, que pa eso son profesionales. Si sacaba al jefe de allí quizá pudiera salvarle la cara al Yuri, al Anatoly y, cojones, a sí mismo.

Se giró y abrió la puerta para meterse dentro del blindado.

Ay la hostia, y yo que estaba tan bien hablando con mi bombón de licor...Que estaba segura de que ya lo tenía comiendo de mi mano, o de donde yo quisiera que comiera. Pero de pronto comienzan a llover tiros por todas partes. La sorpresa inicial y final, por donde quiera que se mire, es gorda. Porque no entiendo una mierda de que estaba pasando. Sólo de que estaba en peligro. Esta sirena estaba en peligro. Además, que la situación me ofrecía una posibilidad única de marcarme un tanto con mi pirata del mar Caribe. Por éso lo agarré del brazo.

Los males nunca vienen solos, y no iba a desaprovecharlo. 

- Tu te vieneh conmigo, papi...Yo te protejo...!Dígooooo!- le dije, y luego una mirada significativa a mis HOMBRES, de "nos vamos cagando leches de aquí, no me fallís"

Se fue con muchos aires, cagándose en los muertos del ruso y deseándoselas porque no le pasara nada al señor Iglesias. Ella desde luego no se iba a poner delante, no estaba tan loca, además seguro que Yuri solo quería asustarle. Por el interior de la casa se oía el taconeo de la MariLoli volviendo para casa, hasta que fue silenciado por el arma que tenía el ruso.

-Loco de los cojones- dijo dando un salto del susto y comenzó a correr para irse cuanto antes. 

Es cuando estando en el jardín vio a la señora gritar como un gorrino en plena matanza, no había mucha diferencia, solo que no era un gorrino esta vez y ella no tenía la edad pa meter el hocico en el lebrel donde hacían los chorizos. El shock volvió a MariLoli, pero en forma de grito y parálisis. ¿Pero qué era aquello? ¿Qué estaba pasando? Por dios bendito.

Las balas silbaron y aquello fue una puta masacre. La poli española no estaba formada por tíos expertos en tiro al blanco con los cojones cuadrados, no. De hecho, el principal problema es que uno de ellos se escondió detrás de la rueda y el bloque del motor, agazapado como una puta, mientras su compañero era vilmente masacrado por decenas de balas. El motorista de atestados, que estaba un poco más allá, había intentado huir, pero fue abatido por aquellas malas bestias.

Entretanto, la fiesta era un guirigay de tres pares de cojones. Yuri vació el cargador en el aire, de pura rabia, y dió a un par de gilipollas más, ésta vez sin matarlos. La Tocinos se retiró con sus muchachos, tirando del colombiano hasta la misma tapia por la que había huído Julio Iglesias, que daba a los terrenos aledaños. Esos terrenos eran los de otra casa particular, de gente bien. Hicieron trampolín con ayuda de los maromos, y saltaron al otro lado, encontrándose ahí tirados los calzoncillos del sr.Iglesias, pero ni rastro de él. Lo que si había era un perro, un rottweiler, o como coño se llamen, que medio acojonado por todos esos tiros, medio envalentonado en su papel de guardián, se acercó a ellos gruñendo con malas intenciones.

Loli se mantuvo en casa de Yuri, de hecho, seguía en el patio. Pero como se había escondido tras una pesada fuente de piedra, los disparos jamás le iban a dar. Y cuando Yuri agotó el cargador, pensó en si debía escapar o como coño salir de aquella puta pesadilla.

Entró en el coche, por que el resto se había bajado, y estaba intentando matar al policía que faltaba. No había que ser muy listo para saber que, si el tío no estaba paralizado por el miedo, lo último que haría en ésta vida sería llamar a los refuerzos para intentar que le salvaran el culo. La verdad es que los refuerzos también lo tendrían chungo, a no ser que llamaran a los GEOS, y esos tardan mucho en llegar. Mucho, mucho.

El caso es que quedó así, frente a frente, con éste hombre, que le miró como tratando de acordarse de él. Conocía muchos rostros, y más que conocería a lo largo de su vida. Pero a él lo ubicó rápidamente por las pintas. Era "el gracioso", el español extravagante con sangre vikinga que había visto en su otra visita a España. No recordaba su nombre, pero si su apodo. Así que le señaló con uno de esos dedos gordos como porras.

-Vlady. ¿Que coño estar pasando fuera, ah?

Una puta masacre, eso era aquello. El Vladi se sentó en el asiento del conductor y agarró el volante.

-¡No tengo ni puta idea señó Anatoli! Pero la polisía esa no tenía na que ve ¡lamos cagao señó Anatoli! Tengo que sacahlo de aquí antes de qe ze ponga la coza má fea tovía.

Intentó ver dónde estaba el Paco, si escondido, si fiambre, a saber. Se giró para maniobrar tirando patrás. Volvió a preocuparse por su Paco. Gritó:

-¡PACOOO! ¡VENTE PACÁ COJONEE!

No podía esperar mucho más. Aunque los rusos fulminaran la última resistencia, de ahí había que salir escopetao pero ya.

Conseguí saltar la valla, que cosas...Si me hubiera visto mi profesor de educación física en el cole, hubiera estado orgulloso. Sin necesidad de dejarme tocar en los vestuarios. Pero no estamos tratando de eso. Hablamos de un perro agresivo y de la seguridad de MI colombiano.

Ante la circunstancia me parapeto tras el sólido muro que constituyen los adyacentes torsos de mis dos maromos guardaespaldas. Porque para eso estaban, aparte de para lamerme el falo de vez en cuando. Aferro con fuerza el brazo del colombiano, como si fuera mi objeto mas preciado esta noche (posiblemente lo era), y lo acerco a mí como agua de Mayo.

- Ay mih hombréh...!Cargarse a ehte perro del pijo! !Dígooo! - vocalizo, o algo así, nerviosamente. Todo ser torcía por momentos. Pero ante las adversidades, yo, la Cristina, me venía arriba más rápido que un nardo en llamas.

Eso era asín.

Se agazapó ahí donde bien pilló, pero ella seguía en "shows" de ese. To lo que estaba viviendo era muy como en las películas y a ella le tocaba esperar a que llegara el héroe o príncipe azul y la sacara de ese lío. Como el Richard Guér en pritigüoman, así salvando a la puta de su vida de puta, con sus dineros y su limusina y sus joyas.

Mientras esperaba rezaba a la Virgen. -... bendita tú eres entre toas las mujeres y bendito... bendita tú, eso- si es que tenía que haber prestao más atención en catequesis en lugar de enseñarle pierna a los del bachiller que iban pa las confirmaciones, pero es que cómo estaba el Luisito. Así pasó, que la misma noche de la confirmación, ella sufrió una experiencia religiosa.

Llevaba tiempo, podría decirse que, aburrida, en el sentido de que sí, sus amantes la satisfacían pero no la extasiaban y de pronto, este Adonis que resopló como un miura al ver su lencería de “la Perla”. Cualquier otro ni habría reparado en ella, la habría arrancado sin más, este no, este sonrió al verlas mojadas y jugó a ponerla aún más cachonda mordisqueando con los labios y dejándola sentir su lengua caliente a través del encaje. Solo con eso estuvo a punto de suplicar que se la metiera hasta el esófago pero ella no suplicaba así que prefirió que la sorprendiera y vaya si lo hizo, el chaval debía saber que una jaca de ese calibre se cata una vez en la vida porque se recreó bien a gusto hasta que la hizo correrse.
Joooooder! Le dolían los pezones de duros que los tenía.
Pronunció unas cuantas guarradas en árabe entre suspiros y se irguió como una cobra acercándose más y más hasta rozar sus esculturales pectorales con sus pechos, había llegado el momento de verificar la calidad del producto. Estiró una mano para ello -Bien…- susurró satisfecha al comprobar que el muchacho venía armado con una buena manga pastelera. Y parecía venir bien rellena… disfrutó deslizando sus dedos por la entrepierna, sintiendo como palpitaba y se curvaba, era de las que les gustaban, lanceolada y sin circuncidar. Se relamió y, en un gesto absolutamente insólito en ella, escurrió la lengua de su boca, a sus perfectos abdominales y finalmente a ese jugoso y sonrosado glande. Un poco sudado pero si la ambrosía existía tenía que saber así.
Fueron unos pocos minutos, que se diera por regalado, muy pocos habían disfrutado el privilegio de esos labios exprimiéndoles hasta sacarles el jugo, bueno, eso último no, el semen le daba asquete. Cuando estuvo bien duro gateó sobre las sábanas ondulando su perfecto trasero y se dejó caer sobre los enormes almohadones esperando que se abalanzara sobre ella y se la follara hasta hacerle perder el sentido.