Como cada momento puntual de la historia, éste sólo puede ser entendido por su contexto y sus precedentes. La realidad actual es una lucha de la humanidad por sobrevivir, por adaptarse a un entorno hostil causado por ella misma.
Hace ya más de 3000 años, un hecho cambió la Tierra volviéndola casi inhabitable. Sólo la impresionante capacidad de adaptación de algunas especies y la inteligencia humana para aprovecharse de ellas han hecho que el planeta no quedara totalmente desértico. El acontecimiento que provocó la situación actual no fue otro que una guerra nuclear. A pesar de todos los avisos, a pesar de todo el conocimiento, a pesar de conocer las consecuencias; tras la primera bomba cayeron mil más.
Ningún lugar del planeta se libró de ser afectado por la radioactividad. Países enteros quedaron arrasados en cuestión de horas sin tener un solo superviviente. Otros tuvieron más suerte y algunos de sus ciudadanos encontraron refugio hasta que la locura quedó apagada por la muerte. Nuevos dirigentes, líderes, gente de a pie, científicos, militares tomaron el control y crearon una red de salvamento para rescatar a gente de todo el mundo y llevarles a algún lugar donde aún se pudiera vivir.
Cinco territorios fueron encontrados, aún sin contaminación, alejados de donde había caído el mayor número de bombas. Las “Cinco Islas” fueron acondicionadas en la mayor labor de la historia, se improvisaron sistemas de filtración, medicamentos contra la radiación, aislamientos, nuevos alimentos, sistemas de transporte y un sinfín de etcéteras. La humanidad tuvo que reinventarse, y lo consiguió.
Aunque por supuesto la radiación acabó alcanzando también esos lugares. De ese momento de transición quedan las que hoy son las dos ciudades principales de la humanidad.
Sin embargo la lucha aún no ha terminado. Aunque los niveles de radiación son menores, la vida para los humanos fuera de las cúpulas aislantes es imposible. Día a día se desinfectan los alimentos para nuestro consumo. Día a día se filtra el aire que respiramos. Día a día hay que crear nuevas fábricas de agua potable. Día a día se lucha contra las mutaciones que generó la guerra. Día a día resistimos para no sucumbir ante nuestra propia enfermedad.
Una nueva etapa ha llegado y pequeños núcleos militares se están levantando en distintas zonas del planeta para poder ayudar en la investigación, para ampliar nuestro territorio y para conseguir volver a dominar el mundo. Dos décadas lleva este sistema funcionando con excelentes resultados, pero no es suficiente. Seguimos atrapados bajo un cristal que nos protege de nuestro propio mundo.
Es el momento de hacer un mayor esfuerzo, de demostrar que podemos hacerlo, de creer en la humanidad y en la vida. Es TU momento.