Partida Rol por web

.: Watashi no unmei :.

Prólogo: .: Un momento de descanso... :.

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21/05/2011, 01:41
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22/05/2011, 16:29
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Los últimos días habían transcurrido tranquilos para el guerrero, que ahora mismo, transitaba por un camino a pocos kilómetros de la frontera que separa Gabriel de Moth. El camino discurría entre unos altos árboles, con unos troncos que se elevaban del suelo unos diez metros y era a esa altura dónde el follaje de las plantas comenzaba a crecer y a cubrir el cielo plomizo de la región.

Moth era una región fría plagada de pantanos y ríos, muchos de los cuales, eran bordeados por espesos bosques como el que rodeaba ahora mismo a Kris. Una densa niebla cubría sus pantorrillas, mientras continuaba por el camino como si nada importara. No tenía un destino fijo, eso estaba claro. Su fama lo perseguía y la búsqueda de aventuras era su único aliciente para continuar avanzando.

Pero esta vez, su camino lo llevó hacia el territorio inexplorado de Moth.

Los ancianos cuentas muchas historias sobre estos parajes, algunos mitos realmente increibles, otros, imposibles de comprobar, pero cada uno más sorprendente que el anterior. No muchos creían en esos mitos, ni en las leyendas que se cuentan sobre esta región, pero los que lo hacían, tenían especial cuidado en no pisar los caminos que transcurren dentro de la sombría Moth.

Era bastante temprano por la mañana, ya que algunos rayos solares de tonos anaranjados perlaban el camino y los troncos de los árboles con raras motas que parecían bailar cuando el suave viento movía las hojas en la altura. Sin embargo, la niebla del suelo era tan densa que muchos de ellos no lograban penetrarla. Los que lo hacían, mostraban una serie de luces que danzaban en el suelo y en algunos casos, esta ilusión óptica parecía crear criaturas que se arrastraban por el suelo neblinado del lugar.

El viento era suave, húmedo y frío, y era tan débil que sólo hacía mover la parte superior de la niebla que cubría los pies de nuestro compañero.

Sin embargo, continuó avanzando, mientras el sol se elevaba en el horizonte y calentaba las hojas de los árboles, de las cuales comenzaron a desprenderse gotillas que caían sobre su cuerpo y humedecían sus ropaje. Los pájaros, parecieron despertar de repente y como en un coro, comenzaron a cantarle al amanecer... pero eran cantos apagados, sin alegría, mortecinos. Mortecinos como el paísaje que se mostraba delante de los ojos de Kristoph Adelle...

Notas de juego

.: Y así comienza nuestra historia... :.

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26/05/2011, 17:54
Kristoph Adelle
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Kristoph respiró hondo, recogiendo cada milímetro cúbico de oxígeno que había a su alrededor para ganar energía y disfrutar de aquella 'preciosa' mañana. Si aquello no fuera Moth, sería una idílica mañana en la cual la gente se dedicaría a sentarse en la hierba, comer y beber y disfrutar de unas horas de relajación.

Pero allí no.

Al fin y al cabo, aquel sitio estaba prácticamente muerto. Era triste, pero bello a su manera. No había muchos sitios de Gaïa donde encontrar tanta tranquilidad como en aquel país, aunque esa tranquilidad siempre venía acompañada de mal fario, palabrería e historias para no dormir.

El joven levantó la mano para que el sol no le diera en la cara y poder observar mejor el horizonte, mientras seguía caminando. El día acababa de empezar y tenía mucho camino por delante... Había de reconocer una cosa: se sentía algo aburrido y tenía ganas de que le ocurriera algo interesante. Pero no lo quiso pensar muy alto, ya que la dama fortuna podía jugar en su contra y traerle una sorpresa nada, nada agradable. Estar en Moth no ayudaba.

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27/05/2011, 10:03
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El paraje se mostraba bastante desolado, aunque poco a poco, se iba notando el calor del sol que se filtraba por las copas de los árboles. La niebla, en cambio, no parecía querer disiparse y se aferraba al suelo como una garrapata a un perro viejo. Sin embargo, la misma parecía clarear a medida que el sol ascendía en el firmamento y ahora, ya se podían ver la puntera del calzado si se miraba hacia abajo.

Tras un buen rato de caminata, un par de kilómetros más por el camino, el clima estaba bastante más templado.

Una bandada de pájaros pasaron volando en dirección a Gabriel, y sus graznidos retumbaron entre los árboles dejando un eco casi imperceptible, pero que allí estaba, rebotando en los troncos para ir desapareciendo poco a poco.

No se podía ver mucho más allá de la niebla, pero los ojos entrenados de nuestro guerrero, lograron divisar a la lejanía una figura extraña que parecía estar sentada a un lado del camino. En ese instante, una musiquilla muy tranquila llegó a los oídos del muchacho. Era una música que provenía de alguna especie de instrumento de cuerdas, y su sonido era bastante agudo, sin embargo, para nada desafinado.

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01/06/2011, 21:54
Kristoph Adelle
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Aaaaaah... parece que al fin la mañana va a mejorar. Pensó para sus adentros mientras alzaba la vista y veía volar a la bandada de pájaros. Qué sencillo sería viajar de esa manera.

Continuó caminando y observando su alrededor cuando algo invadió su vista y su oído. Había alguien allí, en algún punto, tocando algún tipo de instrumento... Era un día raro y un sitio raro para hacerlo, pero eso no hizo más que atacar su curiosidad. Frunciendo el ceño empezó a andar un poquito más rápido para poder dejar un poco de lado la niebla y acercarse más, para mirar.

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03/06/2011, 12:17
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Te acercaste un poco más, siguiendo la dulce melodía que continuaba sonando desde un poco más adelante. A medida que te acercabas, la silueta de la persona que estaba tocando esa canción que resonaba por todo el mortecino bosque, parecía tomar más forma. Cuando sólo te encontrabas a unos veinte metros de dónde estaba aquella figura, ya podias distinguir una forma humanoide, con la espalda encorvada y cuyos brazos se movían sobre el Koto de manera armoniosa.

El anciano no pareció verte llegar.

El continuaba tocando su instrumento, como si no existiera otra cosa en el mundo, mientras continuabas caminando hacia delante.

El hombre no parecía peligroso, pero ya sabes que en estos bosques, las apariencias suelen engañar.

Y mucho.

En el momento que te acercaste a un par de metros del anciano, pudiste ver bastante bien sus facciones. Era un anciano, de eso no cabía duda. Su rostro estaba surcado por muchas arrugas, que se resaltaban al tener los ojos cerrados, concentrado en continuar con la melodía. Llevaba una larga barba gris, que caía hasta su abdomen e iba vestido con un kimono completamente blanco, con un obi dorado. Tenía las piernas cruzadas sobre la roca en la que estaba sentado y sobre ellas, tenía depositado el instrumento que estaba tocando.

Cuando terminó la melodía, ni siquiera levantó la mirada. Aún así, habló.

- Konnichi wa, viajero. - Dijo con la voz cascada.

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05/06/2011, 10:25
Kristoph Adelle
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Frunció el ceño con curiosidad, acercándose más a aquella figura. La música le daba a aquel momento un tinte extraño, pero llamativo.

Cuando pudo advertir la cara del hombre y éste habló, Kristoph casi se sobresalta. Tras que pasaran un par de segundos y recuperar la compostura, sonrió, haciendo una leve reverencia como saludo. Pero si no me está mirando, ¿para qué hago esto?

- Saludos, mi venerable amigo. - dijo el guerrero, inclinando un poquito la cabeza hacia un lado. - Debo reconocer que se me hace muy extraño ver a un ryuan de su edad en una tierra como Moth y encima tocando música... Disculpe si me he sobresaltado un poco. -

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05/06/2011, 20:27
Anciano Wu
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El anciano dejó su instrumento a un lado de su pierna derecha y metió sus manos dentro de las mangas de su kimono, cruzando las manos sobre el pecho y pasó su mirada sobre vuestros ojos, como escrutándolos pero sin signos de violencia, por lo menos por ahora. El hombre inclinó la cabeza hacia un lado, como extrañado por verlos allí.

La verdad es que parecía tan receloso como vosotros.

Después de todo, los bosques oscuros de Moth no era lugar para viajeros ni gente común y corriente.

Pero eso no pareció importarle al anciano.

El anciano abrió la tapa de un pesado cofre que tiene a su lado y extrae una pequeña estera, que depositó en el suelo. Mientras de la estera emana unligero olor a moho, sus imágenes azul cielo llaman vuestra atención, el mural representa la vida de un hombre heroico. Antes de que podáis mirarla mas, el anciano se arrodilla en el centro de la estera y alisa los pliegues.

- No se preocupe, extraño viajero. - Dijo el hombre ahora sentado en la esterilla. - Estoy en mi momento de descanso, y además, la posada está vacía en estos momentos. - Señaló con su mano hacia atrás y entre la niebla, pudiste ver una especie de construcción fabricada en madera. - No hay clientes que atender. -