Los edificios más importantes, como el de contención, están cerrados y protegidos. El sistema eléctrico de emergencia debe estar agotado o frito, como todo.
Una nave enorme alberga el generador, ahora otra reliquia del pasado a falta de una red eléctrica funcional y unas turbinas en funcionamiento que produzcan energía. Viendo el tamaño del generador, cuya carcasa recuerda al fuselaje de un avión de pasajeros por tamaño y forma, te imaginas la cantidad de electricidad que podría producir. Sin echar cuentas sobre los supervivientes seguramente podría alimentar las viviendas de todos los humanos del planeta, eso siempre y cuando haya ocurrido lo mismo en todo el globo.
El contador geiger comienza a emitir su característico sonido cuando te acercas al almacén de residuos nucleares. No es que sea peligroso a corto plazo pero la radiación nunca es segura. Diferentes carteles indican que no se debe entrar ni salir con la misma ropa del almacén, de hecho hay una habitación estanca donde cambiarse y desnudarse en cada visita.
Al otro lado de las cristaleras no ves nada, el almacén está vacío. Fuera, en una zona segura, hay apilados decenas de barriles amarillos con el símbolo de radioactividad.
Puedes intuir el proceso, allí llenan los barriles y salen por el otro lado, el que da al muelle de carga. Los barriles siempre esperan llenos en la zona restringida y después son montados en los camiones. No parece que el encofrado se haga allí.
Das la vuelta al edificio para ver el muelle y aquí llega la sorpresa agradable del día: Han dejado un camión.
Por los logotipos todo indica que era una empresa externa quién realizaba el transporte de residuos, no sabes si fue olvido o abandono pero sí sabes que lo tienes delante.
Se trata de un camión normal, cabina pequeña y remolque. La diferencia es que el remolque contiene una especie de cofre para transportar los residuos nucleares, todo indica que la única forma de quitar eso es con una grúa.
El contador geiger aumenta levemente en el cofre, seguramente dentro suba más. A priori, salvo que tu intención sea dormir en su interior, el remolque es seguro para los ocupantes de la cabina aunque pierde gran utilidad debido a su propia contaminación.
Haces las comprobaciones habituales, la batería está seca, los neumáticos han perdido mucha presión y las llaves no están en el contacto ni en la cabina. Puede que por esto último el vehículo siga aquí y no en donde quieran que estén todos los demás.
El complejo estaba en calma y el camión era un buen hallazgo, tomé nota del modela de batería y las ruedas que usaba. Miré si tenía opción de desenganchar el coche y dejarlo allí circulando solo con la cabina. Tal vez fuera la mejor opción para circular, más aún si podía blindarlo levemente para mayor seguridad, en el polígono cercano a mi refugio principal tendría sitio para esconderlo.
Como siempre parecía que había mucho por hacer y poco tiempo, no quería que la noche se me echase encima así que recogí las cosas y me marché a casa. En un ultimo vistazo recordé Terminator y mire en el interior de la cabina para ver si las llaves estaban ocultas en algún lugar común, tras ello me marcharía a refugio primario para descansar allí. Hoy Bret y yo nos habíamos ganado una buena cena y una ducha caliente, mañana sería otro día.
Seguramente por motivos de seguridad los controles hidráulicos del camión solo parecen funcionar con el contacto encendido, si la llave no está puesta no se puede desenganchar el remolque. Salvando el peculiar remolque el camión es normal, el modelo de batería debería ser común aunque no es algo que se venda ni se instale en cualquier sitio.
Sin nada más que hacer allí y con un buen botín, o al menos el que venías a buscar, optas por regresar a la gran ciudad antes de que la noche termine de caer y la oscuridad total se cierne sobre ti a mitad de camino.
Ya por la carretera las sombras se alargan cada vez más, el alumbrado de la vía, allí donde hay, no es más que un elemento decorativo.
Sin otros coches a los que deslumbrar el uso de las luces de largo alcance se muestra más útil, aún así lo intentas intercalar para evitar ser un faro en mitad de la nada.
Paradójicamente eso es lo que pareces detectar fugazmente por el rabillo del ojo, un flash lejano perteneciente a una luz potente en movimiento. Desaceleras para intentar buscar el origen de esa luz y no tardas en descubrir que procede de otra carretera que se cruza bajo la que transitas.
La oscuridad te ha permitido ver el haz, si llega a ser de día hubiera pasado totalmente desapercibido. Tus prismáticos te permiten ver un túnel lejano que se cruza bajo lo que parece ser la vía del tren. No debe medir más de cincuenta metros y avanza en perpendicular a la vía en la que te encuentras. Cálculas quinientos metros desde tu posición hasta la entrada del túnel, lo observas durante un par de minutos y no vuelves a ver luz alguna. No hay movimiento en el exterior por lo que aquello que ha provocado la luz debe estar dentro, la posición del sol impide que haya sido un reflejo.
No ves salidas próximas a esa carretera y dudas como llegar a ella. A pie tendrías que bajar un terraplén y recorrerla, no hay muchos escondites posibles en el arcén. La decisión se vuelve más difícil ya que en caso de explorar el lugar la noche te alcanzaría en el camino de vuelta, no ves la Luna así que todo apunta a que será otra noche oscura apenas iluminada por las auroras.
Podía ser que los arreglos que necesitaba el camión no fuesen tan accesibles como parecía, igualmente tome nota por si acaso la suerte me sonreía algún día. Me dirigía a casa con Bret cuando vi el extraño destello, apagué las luces de golpe y me concentré en buscar la señal de la luz. Esta parecía proceder de un túnel cercano, detuve el motor, apagué las luces y lo primero que intenté observar era si algún vehículo salía por el otro lado, pocas cosas se podían mover con luz a esa velocidad pero después de tropezarme con las esferas ya nada me sorprendería.
Bajar allí solo con Bret, desarmado en un túnel oscuro sin saber a que enfrentarme y con la opción de no poder llegar al coche para poder huir en caso de necesidad no era una opción muy sensata. Decidí dejar la curiosidad de lado en pos de la prudencia, seguí mi camino con Bret a casa, mañana sin prisas y con refuerzos ya iríamos a echar un vistazo por si todavía quedaba rastro de algo.
No ves salir nada por el otro lado del pequeño túnel, tampoco detectas nuevas luces en su interior o los alrededores. Sea lo que sea ha sido tan breve como intenso, descartas una explosión ya que lo hubieras oído como mínimo, ya tendrás tiempo de investigarlo cuando las condiciones sean más favorables.
Cuando llegas a la gran ciudad ya es de noche, si algo queda de la luz rojiza del sol ésta es tapada por los numerosos edificios que se agolpan a tu alrededor.
Aunque te cuesta orientarte ya no estás tan perdido por las vacías calles de la ciudad, dando un pequeño e involuntario rodeo llegas al hotel. Allí todo sigue igual, no se genera tanto polvo como antes y nada ensucia aquello que se ha limpiado en los últimos días.
No te cuesta nada dormir y a Bret parece pasarle igual. El nuevo día amanece como cualquier otro desde que todo empezó, cielos despejados y viento prácticamente nulo. La calle sigue pareciendo una foto de los últimos días, ni siquiera la escasa basura que se amontona en algunos rincones se mueve o cambia lo más mínimo.
No sabes dónde está Marie, pero Fran y David seguramente estarán en su autoasignada mansión. En cuanto al otro grupo, te haces una idea de por donde se mueven aunque nunca pudiste confirmarlo.
Prefería ser cauto y sensato a arriesgarme en balde. Una vez en el hotel actualice las herramientas, dejaría allí un contador geiger activado para tratar de comprobar siempre que pasase por allí los niveles de radiación ambiental. Aquel mismo día medía al anochecer y cuando me levanté por la mañana antes de comprobar que la entrada principal de hotel estaba bien cerrada, con la verja puesta y la llave echada. Siempre que iba entraba por detrás, era la ventaja de tener las llaves de aquel lugar, aunque cualquier podría tumbar la puerta de atrás si se empeñaba prefería pensar que el lugar todavía era seguro.
A la mañana siguiente tras realizar las mediciones me marche rumbo a la mansión para ver si encontraba al equipo al completo y podía convencerles de que me acompañasen al misterioso túnel.
Tanto las mediciones nocturnas como las posteriores desvelan una situación preocupante. La radiación ambiental es ligeramente más elevada de lo que debería, aunque la intervención humana no esté generando radioactividad parece que la protección del planeta se ha debilitado lo suficiente como para que el sol aumente su influencia.
Dentro de lo malo los niveles no son demasiado elevados como para causar una muerte a corto plazo, aunque casi se podría decir que vivís sufriendo una constante radiografía.
Abandonas el hotel, que estaba tal y como lo dejaste en la última visita, para viajar hasta la mansión. Al llegar allí te encuentras todo cerrado, puertas y ventanas, algo que no suelen hacer Fran y David.
Con cautela examinas el lugar y descubres que no están, pese a ser pronto ni ellos ni su vehículo se encuentran en el recinto. Nunca has estado allí sin que ellos falten de modo que es posible que dejen todo cerrado antes de marcharse, lo que está claro es que el lugar no ha sido atacado ni robado, el interior sigue tan descolocado como siempre.
No recuerdas que os hayáis cruzado por la carretera, es algo que no se puede pasar por alto, aunque es muy posible que hayan tomado otra vía para adentrarse en la ciudad o incluso para visitar algún lugar en la periferia.
Por supuesto de Marie tampoco hay rastro, parece que por el momento hoy estás solo.
No sabía donde demonios se habían metido aquellos dos, así que decidí dirigirme a la universidad para esperándoles por allí haciendo cosas de utilidad. Primero de todo daría un buen repaso a lo relacionado con la radioactividad, buscaría formar asumíbles de protegerme además de formar los refugios con plomo, supuse que en el campus quedaría algún mandil de protección de los que se usaban en las clases de practicas, quieras que no sería un principio. Luego me dirigiría a la facultad de químicas para conseguir un poco de agua regia o mezcla crómica, una mezcla de clorhídrico y sulfúrico, tal vez el ácido más fuerte para materiales inorgánicos. Con una pipeta de cristal se lo aplicaría a la caja fuerte de la armería y me olvidaría de tonterías. Por último miraría en el campus de física para buscar más información sobre campos electromagnéticos, haciéndome con un oscilometro, si podía medir la longitud del campo de fuerza de la esfera tal vez pudiera llegar a desactivarlo, aunque primero quería refrescar la teoría antes de pasar a la práctica.
Perdón por la espera, tuve visitas en casa estos días.
De las opciones para la protección contra la radioactividad la más factible parece el plomo, no te ves rodeando tus refugios de hormigón aunque no sería mala idea buscar un lugar que ya esté preparado.
El yodo puede ayudar, eliminarla por la orina reducirá su nivel en el cuerpo aunque seguirás viviendo en un mundo contaminado.
Por el momento te has hecho con un par de petos de plomo, son pesados pero no restan demasiada movilidad.
De camino a la facultad de Químicas escuchas a lo lejos una explosión, suena como un trueno pero el cielo está totalmente despejado. Proviene del centro de la ciudad y aunque no ves su origen si se empieza a apreciar una columna de humo surgir entre los edificios.
La mansión está en sentido contrario y tu refugio del sur lejos de ahí, aunque el hotel no debe estar muy lejos. Aunque tus cálculos pueden fallar en cientos de metros.
Enseguida me viene a la mente lo que pueden haber liado esos dos, pero me quedé preocupado ante la misteriosa actuación de Marie. Tenía algo que hacer, esperaba que no fuera eso o que ella no estuviera herida. El humo me hizo caer en la cuenta de que no llevaba ningún extintor en el coche, así que me llevé uno del campus y partí rápidamente hacia el lugar tratando de ir parándome para usar los prismáticos. Mejor ver de lejos que sucedía para poder llegar preparado.
Los miles de edificios que se agolpan en la gran ciudad bloquean cualquier visión directa con el origen del humo, lo único que te guía es la columna negruzca que sigue emergiendo varios minutos después del ruido.
A medida que te acercas el humo aumenta en volumen e incluso parece que ahora hay varios focos. Te detienes en una esquina, a unos doscientos metros del origen, y te asomas. Pese a no tener visión directa puedes ver como las llamas asoman por el destrozado escaparate de una tienda. El fuego ya ha calcinado el toldo y lenguas de fuego intentan trepar por la fachada.
No ves nadie por la zona, ni el vehículo de Fran y David. Cuando te vas a acercar para comprobar qué ha ocurrido realmente ves al final de la calle como se aproxima un camión de bomberos. Lo reconoces y sabes que no están allí precisamente para apagar el fuego, como tú han debido oír la explosión y se han acercado para indagar.
Se detienen más allá de la esquina en llamas, lejos de ti. Por suerte parece que no te han visto.
Ves a los dos hombres de ayer en la cabina, por el momento se limitan a mirar el fuego y no parecen tener intención de bajar.
Perdona el retraso.
Intenté alejarme un poco buscando un sitio desde donde poder tratar de distinguir de que era la tienda quemada y si había algún movimiento por los alrededores a parte de nuestros habituales "amigos". Me preocupaba que Marie hubiera echo alguna tontería el día anterior, asustada por la presencia de aquellos tipos. Desde un piso cualquier con los prismáticos me bastaría para poder echar un vistazo.
Sin problemas.
Nunca cruzar una calle resultaría ser tan arriesgado como ahora, paradójicamente el peligro no son los coches si no los hombres que esperan al principio de la vía.
Optas por dar un rodeo, pero antes mueves tu vehículo hasta una bocacalle para evitar que lo vean si siguen avanzando. Das la vuelta a un edificio y cruzas aprovechando una ligera curva que impide la línea de visión.
Te resulta más fácil llegar a la azotea de un edificio que forzar cualquiera de las viviendas, se trata de un edificio de cinco plantas bastante antiguo, contiguo a otros hasta formar una manzana de unos cien metros. Suficiente para acercarte y observar la escena desde una posición tan ventajosa como segura.
La tienda de la esquina resulta ser una joyería, o eso reza su rótulo. Podría ser el robo más torpe e inútil de la historia, pero parece ser que el fuego no se ha producido en ese local. Todo ha empezado en la tienda adyacente cuya fachada ha sido expulsada por toda la calle, sobrevive un cartel perpendicular a la pared que identifica el lugar como una tienda de caza y pesca.
El fuego sigue impidiendo el acceso a cualquier de los dos locales y, debido a la estrechez de la calle, tampoco es posible pasar frente a ellos. No se ven otros vehículos ni indicios de más presencia que la conocida, pero por muchas cosas extrañas que estén pasando sabes que las explosiones aleatorias en armerías no son una casualidad.
Por el comportamiento de los otros espectadores parece que ellos no lo han provocado, además ahora podrían ser los únicos en sofocar un incendio que amenaza con crecer descontroladamente.
Supuse que era obra de aquellos dos mentecatos, David y Fran, a saber que coño pretendían. Ciertamente un incendio descontrolado no beneficiaba a nadie, debía encontrarlos cuanto antes para evitar que siguieran metiendo la pata o sería cuestión de tiempo que aquel grupo de paramilitares les diera caza. Seguí vigilando hasta que los "militares" se fueron para luego volver a mis asuntos en la facultad, necesitaría la mezcla crómica si o si para poder abrir las cajas fuertes de la munición cuando antes.