La enorme concentración que transmitían sus gestos y sobre todo esa atenta mirada, recorrió rápido el interior de la casa con desilusión. El abandono era tan presente que difícilmente quedaba la opción de que por allí hubiera pasado alguien en los últimos meses. Salió al jardín con sus ojos perdidos en el horizonte, desenfocados, bajando el ánimo al ritmo que su cuello dirigía cabizbajo su atención al suelo. Fue entonces cuando algo del jardín llamó su atención al paso. Tsss Tsss Aki Dio un respingo y agitó su brazo nervioso mientras el otro señalaba vibrante su hallazgo. Frunció el ceño intentando seguir el rastro descubierto y averiguar el destino de aquella misteriosa huella.

Aki ya daba como fracaso absoluto aquella intromisión en la abandonada casa. No parecía haber nada fuera de lo normal... al menos no fuera de lo normal en una casa de aquellas características. Sin embargo, cuando ya resoplaba de forma desilusionada y se disponía a salir hacia el exterior, su amigo le llamó la atención.

—¿Qué ocurre, Ichiro? — su corazón volvió a latir con la fuerza del que se siente de nuevo esperanzado —. ¿Has encontrado algo?

Sin dudarlo ni un solo segundo, se acercó lo más aprisa que pudo y observó minuciosamente lo que Ichiro le mostraba. ¡Eran unas pisadas! Alguien había estado allí... Podrían ser de un simple vagabundo, o quizás de algún chiquillo que había decidido probar su valentía adentrándose en aquella casa... Pero, por alguna razón, Aki creía que también podrían tratarse de la persona a la que andaban buscando.

—Vamos, vamos... ¡a ver hacia dónde nos llevan!