El geoaereo despega del lugar nada más tener a sus pasajeros dentro. Después de hablar con el piloto del trasto ese se sienta frente a Zilard y lo mira, luego coge su portátil y comienza a trabajar con él en algún asunto importante...
-Bueno... es uno de mis muchos nombres... Cuando lleguemos a donde tenemos que ir, le curaré ese pie... no es seguro ir a los hospitales.
Sigue tecleando en el ordenador...
-Por suerte no han cortado las comunicaciones, de momento... has hablado con la Cowboy?
Parece que vuelve a hablar con el piloto.
Víctor estaba confuso y bastante nervioso. "¿Muchos nombres?... ¿quién era esa mujer en realidad?, es más, ¿quién había sido el imbécil que la había puesto a trabajar con él?, ¿y si lo estaban secuestrando?... bueno, lo cierto era que gracias a ella seguía aún con vida. ¿Pero a dónde lo llevaban?". La mente del científico estaba sumida en una turbulenta vorágine de pensamientos, a cada cual más inverosímil.
-¿Podrían explicarme qué esta ocurriendo aquí?-preguntó intentándo conservar la calma, aunque a duras penas lo conseguía...-¿quiénes son ustedes?
Dick desenfundó la pistola y caminó hacia el portabultos del coche y lo abrió, de allí sacó su mochila cargado de armas. Lo iba a necesitar. Cogió con la otra mano a la chica, y la pistola en la otra. Un sms masivo llegó a ambos.
-¿Que pone?
La chica le dijo algo del club andromeda. Lo conocía y bien.
-Joder, putos locos. Lo mejor será que vayamos allí, consigo un coche, y te deje en el hotel de tu padre, allí estarás más segura.
Dick no pedía permiso, solo lo decía para que la chica lo supiera. Así que tiró del brazo de la joven para ponerse a caminar hacia el club.
Irina no dice nada en referencia al plan... sigue a Dick hacia el club...
Después de unos 20 minutos andando, llegan frente al Andromeda... que está igual que siempre...
El viejo andromeda. Pese a los tiros, las bombas y demás que ha sufrido en su fachada, sigue en pie y la musica jazz sonando. Como debe ser. Si no fuera un edificio, Dick lo admiraría. El lugar quizá no era el mejor para Irina, pero la tendría vigilada.
Entra en el interior y mira a ambos lados, en el escenario, alguien cantaba una genial melodía. Lástima que Dick no apreciara la musica Jazz.
Se acercó a la barra, donde un enano, el dueño, y un tipo que al parecer era un ex Blade Runner, repartian cañas y cocktails.
-Buenas noches. ¿Sabes donde conseguir un buen coche de "alquiler"?
Inquirió, sin andarse con rodeos. Miró a su alrededor tratando de adivinar quien era el tal Shadow
La nave modelo Swordfish antigua de carreras, color rojo y con multiples modificaciones, sobrevuela el cielo con cierta dificultad, el piloto debía de ser muy bueno. Y lo era. Ladeó la cara para hablar con la chica.
-Tú...no me metas prisa, hago lo que puedo. Las comunicaciones están algo churruscada, y para colmo, la otra linea me la tiene pillada Fioná, que me pide pañales para el bebé.
Clamó el tipo con voz de estar quemado y aburrido. Vestía una gabardina de campaña, vieja y muy usada, una corbata a medio quitar, una americana azul y camisa blanca, a juego con la chaqueta tenía unos pantalones y unos zapatos negros que apenas se veían al estar maniobrando la nave.
-¿A donde nos diriguimos? ¿y este..?
Me parece bien... asi que un hijito con Fiona... eh? XD
Puedes escribir que llegamos al club... intentare escribir la ultima parte cuando vuelva...
Buena foto la de D XD
Pega ¿¿eh?? jajajaja
-Vamos a nuestro Andromeda... Es un poco pesada Fiona... sobre todo después de tener a la criatura...
Se acerca a la linea que Fiona tiene ocupada y habla por D...
-Guapa, corta ya, que ya le ha quedado claro lo de los pañales... necesitamos esta conexión - y después de decir eso, cuelga.
Le devuelve el pinganillo a D...
-Arreglado... vamos al Andromeda... he citado a algunas personas allí... Ah... este es mi "jefe"...
Aquella gente no parecía muy dispuesta a hablar con él ni a decirle nada al respecto de lo que allí estaba sucediendo... es más, el conductor ni siquiera parecía saber que hacía él allí. Aquello le hacía suponer que la que estaba al mando era su supuesta secretaria. La miró de reojo cuando lo mencionó como su "jefe", molesto. Sabía que allí se estaba cociendo algo, pero si algo lo caracterizaba era su meticulosidad y prudencia a la hora de actuar así que, una vez superada la conmoción inicial, optó por ermanecer en silencio y quiento en el asiento, atento a todo lo que sucedía.
Aquella chica mencionó estar reuniendo gente en no sabía qué lugar. "¿Acaso él era uno de los que había seleccionado?, si era así, ¿por qué motivo?". Aquella gente lo estaba involucrando en algo que no creía le fuese conveniente. Cierto que lo habían salvado, sí, pero ellos tenían planes, planes en los que él podía verse mezclado. No tenía el menor interés en formar parte de ellos y, mucho menos, si interferían en los suyos propios. Odiaba estar tan desorientado, sin saber qué hacer o lo que estaba sucediendo en realidad, pero de ningún modo iba a tolerar que estropeasen su trabajo.
-Supongo...-dijo con la expresión y el tono de voz ya sosegados-que sería mucho pedirles que me dejasen en mi apartamento, ¿me equivoco?
D mira a Ravenna grave.
-....Gracias por condenarme a una noche de sofa en solitario...
Le dice molesto, cogiendo el pinganillo.
-Es normal, el chiquillo no hace mas que llorar de dia y de noche...y es una maquina de hacer caca...joder...ser papa es mas dificil que ser mafioso.
Discute. Ignorando las palabras del tipo, conduce hasta el local, el andromeda. Allí aterriza en el callejón de la parte de atrás, donde tiene espacio para detener el aparato.
-A parte de eso... tu estás mas hecho para ser mafioso que para ser padre... y creo que eso nos pasa a todos nosotros...
Con "todos nosotros" se refiere a los de la Bebop... a los demás ni los conoce... Cuando llegan ya al Andromeda mira hacia el doctor.
-Abajo doctor... comprenderá que no podemos dejarle ir... y usted nos ayudará... a no ser que quiera que yo le diga a sus jefes en que invierte el dinero que, en teoría, es para un proyecto que se dejó de investigar.
Le echa una miradita al doctor de esas de "como te opongas a lo que digo... la has cagado" y baja del geoaereo.
-Necesito que vengas D, será poco tiempo... tengo que contarte lo que he averiguado.
Espera a que bajen los dos para entrar en el club.
Tirada: 4d6
Motivo: Intimidar a Zilard
Resultados: 6, 4, 1, 4
Tenía ganas de intimidar a alguien XD
-Quizá tengas razón, pero nos salio un nene muy guapo ¿eh? jajaja
Opinó D, con ojos de padre. El ex mafioso a penas miraba a Ziyard, como si para él no fuera nadie. Metió las manos en el bolsillo de la gabardina de campaña y se colocó un gorro verde, con una cara sonriente y "Papá" puesto a un lado.
Desde que fue padre y se lo regalaron, a penas si se quitaba ese gorro, para el resto ridiculo, para él orgullo.
Sacó un cigarrillo del bolsillo y pasó al interior del local.
Pasamos a la siguiente escena... Zilard puede escribir un ultimo mensaje aquí para acabar de rematar, pero es momento de iniciar la siguiente escena... espero que la partida os esté gustando por el momento.
Víctor no podía dar crédito. Aquellos dos convesaban tranquilamente, ignorándole. El tipo ni siquiera parecía haberse fijado en su presencia (cosa que bien poco le importaría de no ser por el hecho de que estaba ávido de respuestas). Poco después la chica, su supuesta secretaria, se encaró a él y salió con un comentario bien poco afortunado. Víctor no podía dar crédito a sus oídos. ¿Acaso estaba amenazándole?, esa criaja pretendía chantajeando?, la muy asquerosa estaba utilizando lo poco que había escuchado en la reunión para ponerlo contra la pared... la muy estúpida. "Si tuviera aquí mi brazalete os desharía a los dos...", pensó iracundo. Aquella chica poco, por no decir absolutamente nada, podía saber sobre su "pequeño secreto", su verdadera labor en los laboratorios había permanecido oculta durante años, disimulada entre las gráficas de bienes de la empresa, oculta en lo más profundo, vigilada y custodiada por la tecnología más avanzada y por códigos que solamente él conocía. Y aquél glorioso proyecto estaba, por fin, a punto de finalizar. Pronto podría ponerlo en marcha.
Tras aquella subidita de tono por parte de la muchacha, el doctor Zílard optó por permanecer en silencio el resto del viaje. Al llegar, el conductor se puso un espantoso y vergnzoso gorrito verde (con lo que parecía querer demostrar lo maravilloso que era como papaíto, tal y como había insistido en asegurar a lo laro de la travesía).
"Maravilloso, me ha secuestrado una banda de idiotas...", pensó resignado Zilard antes de salir del vehículo.