Acercándose tanto a ellos, Rue se dio cuenta de que aquellos cuatro niños no vivían en el orfanato y por los harapos que llevaban así como la delgadez y la desesperanza que llevaban sobre sus hombros se podía entrever que el problema era ese mismo, no tenían techo bajo el que descansar en ninguno de los sentidos. Uno de los niños, cuando Rue le dio la suficiente confianza le confesó que dormían en la parte de atrás de la posada cuando no podían dormir dentro pero que Rise les llevaba siempre mantas cuando eso pasaba. Se notaba que se le hacía la vida muy complicada a la jovencita que llevaba aquel lugar, aunque jamás lo admitiría demasiado abiertamente estaba sufriendo por aquellos niños y por como los cuidaba además de por como trataba de no consentirlos alguien con dos dedos y un poco de deducción se podía ver que ella había pasado algo similar. Cuando Rue decidió marchar a echarse una siesta aprovechó para acercarse a Johann sin pretender asaltarlo del todo, con cautela.
-Disculpe.. Usted mencionó que había actuado como profesor para algunos niños.. ¿no? Se rascó levemente la nuca sin saber muy bien como abordar el tema sin parecer demasiado opresiva -¿Podría... enseñarles alguna cosita que otra? Los niños del orfanato tienen quien lo haga pero... ellos no tienen acceso a eso, no hay espacio suficiente para todos y.. bueno eh.. Dejó de hablar cuando una de las niñas se acercó a ella para pedirle ir al baño así que con una sonrisa la tomó de la mano y se disculpó con Johann antes de ir con la chiquilla. Intentaba ser como Durr, de verdad que lo intentaba... aquella posada fue su salvación, ¿Por que no podía serlo para esos niños? Necesitaba intentarlo con todas sus fuerzas, deseaba que dejase de ser una posada para convertirlo en parte del orfanato pero... ¿Como? Era un ciclo sin fin pues sin dinero no había comida ni cambios pero sin comida tampoco había dinero así que no podían hacer los cambios ni los trámites necesarios...
Ya en el exterior no pudo si no mirar al cielo mientras esperaba a la niña, pensativa.
Un cambio, cualquier cosa que les de un techo permanente...
Pero eso era difícil, volvió a la posada y la tarde pasó sin mucho movimiento por su parte, atendía a los lugareños que volvían del trabajo mientras hacía la cena que dejó al fuego mientras iba a avisar a Rue para que bajase a comer algo. Tocó con suavidad a su puerta.
-La cena ya está lista, baja cuando quieras querida.
Y cuando bajaba las escaleras la puerta se abrió con violencia haciendo resonar con fuerza el móvil de maderas y metales que colgaba sobre la misma entrada. Rise se quedó en las escaleras acariciando levemente por encima de la falda sus pistolas mientras esperaba lo peor del hombre barbudo y rechoncho que entraba con comitiva de dos armarios como guardaespaldas.
-Rise, ven aquí chiquilla escurridiza. ¿Donde está mi dinero?... ¡Quita niñata! Apartó de un empujón a una niña que se había topado sin querer con ellos mientras iba a la mesa, pues ellos andaban a pasos agigantados y no los había visto venir. A eso corrió lo más rápido que pudo hacia la cocina donde se escuchó un fuerte sonido casi desesperado de una caja cerrándose con fuerza... aparecía de nuevo con una bolsa abultada que parecía no querer dar aunque no pudo hacer otra cosa.
-Ya volveremos dentro de dos semanas, y no pongas esa cara que ya te queda menos pago. Si no que te hubiese dejado algo mejor de herencia ese viejo chocho.
Tal como entraron se fueron, armando un escándalo al salir dando un portazo y riendo con ganas mientras volvían al distrito más rico de la ciudad, aunque no era de extrañar que de allí fuesen pues sus ropas daban a entender que vivían como bien la expresión dicta, como reyes.
A Rise se la veía abatida pero no se dejó caer como desearía haber hecho sobre su colchón para poder lamentarse a gusto y en privado, siguió sirviendo a los lugareños que habían observado todo no con indiferencia pero sí sin intervenir en ningún momento. Sirvió la cena a Rue y Johann como la noche anterior aunque ese día todo parecía ir algo más rápido para ella pues no paró desde ese momento de trabajar y tampoco dejó que una conversación empezase hacia su persona, quería evitar hablar para no perder demasiado el control que tanto le costaba mantener esos días... ¿Por que sería? ¿orgullo quizá?
Un nuevo día se alzaría pronto, esa noche quedaría en el pasado como tantas otras y todo volvería a la calma y normalidad, algo que le gustaba a la joven posadera.
Motivo: Cocina
Tirada: 1d100
Resultado: 96(+60)=156
Lo " avanzo" un poco, tengo la idea de poner una especie de " pasaron los días sin muchos cambios hasta que ocurrió el desastre" en cuanto contestes el siguiente post, así ya seguimos desde allí todo ya que ya nos conocemos y realmente solo quedan detalles que se irán viendo y puliendo ><...
Johann escuchó qué era lo que tenía que decirle Rise, y luego sonrió. Cuando ella volvió a entrar después de acompañar a la niña afuera él ya estaba sentado con los críos en el suelo, empezando a contarles un cuento. Lo primero era ganarse su confianza, y una cosa era que Rue pudiera hacerlo más fácilmente, y otra que un adulto plenamente formado fuera a intentar charlar con ellos.
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Cuando Rise me llamó a la puerta me desperecé, la cabeza me dolía pero no era para tanto. Justo estaba levantándome de la cama cuando oí un estruendo al abrirse la puerta de la posada, y un grito de Johann. Abrí la puerta como una exhalación y bajé las escaleras corriendo. Cuando llegué a la posada había un hombre rechoncho con pinta de abusón y con dos armarios empotrados a su espalda y a ambos lados..."Pero qué demonios?". Johann tenía en brazos a una pequeña que sollozaba, y cuando me vio avanzó hacia mí y me puso la niña en mis propios brazos, luego me susurró mientras acariciaba la cabecita morena.- Mantenla calmada, y a los otros pequeños también, y no dejes que ése te vea.
Tuve que hacer verdaderos esfuerzos para conseguir hacer de nuevo lo que había hecho un par de horas antes, y tampoco me extrañé demasiado cuando, al marcharse aquellos indeseables, Johann se acercó a Rise y bajó la voz para que los niños no lo oyeran. Por el ceño fruncido estaba enfurecido, y el tono de voz no presagiaba nada bueno.- He visto lo que haces por estos niños, dime una sola palabra, y te juro por todos los dioses que ése hombre no volverá a molestarte.- Justo después respiró hondo, y fue como si una nube de tormenta pasara. Se giró hacia los niños, como si jamás se hubiera ofrecido a Rise como su asesino particular.- Vale, ¿dónde nos habíamos quedado en el cuento?.
Ésa noche no invitamos a Rise a unirse a nosotros después de la cena, tampoco mantuvimos nuestra agradable conversación de siempre. Para todos los ojos, estábamos simplemente tomando nuestras infusiones en silencio hasta el momento de llegar a la cama.
Pero el día siguiente, y todos los días que siguieron, Johann se las arregló para irles enseñando a los cuatro pequeños (y a todos los demás que querían escucharle) las primeras lecciones que me dio a mi, tantos años atrás.
Si, estoy de acuerdo, creo que ha quedado claro el concepto de cada personaje, y que ahora ellas ya se conocen un poco ^.^. Tendremos que ver qué tal nos llevamos en "Fuego real" jejeje