Partida Rol por web

Después de huir del Baño de los Hombres, aquellos dos detectives de homicidios, o más bien el detective de homicidios y el ayudante no remunerado del detective de homicidios el cual además de eso se encontraba en prácticas, habían acabado de interrogar al segundo y último sospechoso.

*La investigación iba viento en popa. Pero estaba a punto de tomar un rumbo inesperado y romántico*

En la lejanía una mujer de edad similar a la de Mamoru Ai Yastis se encontraba apoyada en las taquillas mientras se distraía mirando su celular. Era una mujer hermosa, pero claramente no era de las más hermosas del mundo mundial, aunque parecía que eso no importaba demasiado a Mamoru Ai Yastis que parecía asombrado por verla.

-Yotoko Tukosita... -Comentó en un susurro.

Realmente ver a aquella mujer ahí, mujer que, por otro lado, ya había sido mentada anteriormente en el prólogo de esta aventura, lo estaba trastocando más de la cuenta. Pues ahora tenía que ser el periodo de reflexión antes de decidir quién de los dos primeros sospechosos era el culpable. Pero al parecer todo ese plan se había ido al garete a la par que el corazoncito de Mamoru Ai Yastis hacía "doki doki" por aquella muchacha que se encontraba en la lejanía. Sea como fuere, este tenía que buscar no solo una forma de volver a llamar su atención, sino que además poder ganar su corazón en apenas los pocos minutos que estos tenían para lograrlo.

-Tuvimos un vínculo especial, no hacía falta hablar era...

Mamoru Ai Yastis le entregó a Noa Kokutan el anuario escolar y le señaló la imagen de una de esas niñas.

-Aquí está... Tan guapa como siempre...

"Si eres rico y has sufrido dos infartos, llámame". 

-Equipo de Animadoras, Campeona de Golf con Disco, Premio a la más Guapa del año seis años consecutivos con números superiores a votantes.

Evidentemente, Mamoru Ai Yastis no podía sacarse de la cabeza a aquella muchacha, al contrario, ahora mismo ni siquiera podía apartar la mirada de ella, era algo que lo atraía como una lámpara a un mosquito, o una gran bosta de mierda a una mosca hambrienta, era una atracción sincera y hermosa.

-Tenías que ver lo que me dejó en el anuario, -comentó con cierta emoción- mira la última página.

Sin apartar la vista de Yotoko Tukosita original, Mamoru Ai Yastis pasó las páginas del anuario que tenía Noa Kokutan entre manos, hasta llegar a la última página, es decir, directamente cogió la penúltima página y la cruzó al otro lado. Allí estaba una zona para poner dedicatorias, esta estaba completamente en blanco, salvo por un único mensaje:

"Buena Suerte."

-Yotoko Tukosita

Evidentemente esta dedicatoria, única por otro lado en todo el anuario, no era algo demasiado importante y tampoco parecía tener mucho sentido, incluso en mi anuario tenía dedicatorias más bonitas, con corazoncitos y todo; pero aún así, Mamoru Ai Yastis parecía tener un cariño especial a esta.

-Me deseó buena suerte, quería que tuviera suerte, -dijo bastante emocionado y nervioso- y eso no se lo dice a cualquiera, es algo especial entre un hombre y otra persona de edad adecuada independiente de su género. ¡Es algo especial!.

Evidentemente esto no iba a ser algo normal, claramente en esta ocasión Mamoru Ai Yastis estaba pensando con su cabeza de abajo, y esa era aún más pequeña que la cabeza que tenía encima de sus hombros, por lo que iban a ser planes aún mucho peores de los que iban acostumbrados.

-¿Sabes lo que vamos a hacer?. -Inquirió el policía entusiasmado- La trataremos como si fuera sospechosa, así averiguaremos si está soltera o no. Empieza hablando tu y luego me incorporo yo, en plan: Poli Bueno - Poli Malo. Esto es muy importante, tienes que ser grosero y poco atractivo.

Evidentemente si eso no fuera poco, al parecer en esta ocasión especial este iba a exigir algo más de su ayudante no remunerado y esto era volver a tener unos andares particulares, porque al parecer el mejor disfraz de todos era eso mismo, andar de forma característica.

-Invéntate unos andares desagradables. ¿Vale?. -Le pidió, aunque por como sonaba desesperado, se lo exigió- Tan desagradables como puedas. Los andares más asquerosos... anda como si no hubieras andado nunca y antes de dar el primer paso un camión que transporta camiones te pasó encima de las piernas con todas las ruedas, las de un lado y luego las del otro porque dio marcha atrás para ver qué había atropellado. ¡Así yo pareceré el guay!.

El detective convencido de que podía confiar en su ayudante para hacer la tarea de caminar extraño, a fin de cuentas ya lo había demostrado con el anterior sospechoso, decidió recordarle cual eran los roles para que estos dos no se confundieran ni lo más mínimo en todo esto.

-Recuerda, yo hago de poli bueno y tu de poli gilipollas. Y tienes que poner cara de gilipollas. -Le pidió a mayores- Más gilipollas. Recuerda esa cara y camina. Camina con un imbécil y yo camino como en plan "guay"... Y haz algún ruidito raro de vez en cuando. 

Habiendo terminado de concretar todas las peticiones y dirigiéndose hacia aquella mujer que seguía con su celular, Mamoru Ai Yastis empezó a caminar "en plan guay", pero en plan guay desfasado, de esos que ya no eran guay a día de hoy, por lo que Noa Kokutan tenía que esforzarse en caminar menos guay que eso.

-Disculpe las molestias, -Dijo a modo de saludo con una voz más grave de lo habitual- Señora...

Ver la llegada de aquellos dos no la impresionó demasiado, sino que simplemente alzó la cabeza para verlos una vez que estuvieron a un par de pasos de ella, atendiendo por el sonidito raro que Noa Kokutan hizo para interpretar mejor aquel papel que le habían mandado.

-No, Señorita... -Corrigió, dando a entender que no estaba casada.

El Objetivo A ya estaba cumplido, había logrado sonsacarle la información que buscaba de forma sutil, cual ninja robando papeles de gran valor sentimental de la casa del lider de la Yakuza, como por ejemplo, los dibujos de su hija pegados a la nevera de la cocina. Por lo que ahora venía cumplir el Objetivo B.

-¡Señorita Tukosita!. ¡Sí!. -Gritó de alegría en la cara de la mujer- Soy el Detective de Homicidios Mamoru Ai Yastis, y este es... un novato que tiene unos andares patéticos y hace ruidos raros...

Aquella mujer atendió a las palabras de Mamoru Ai Yastis, tanto a su presentación inicial como la posterior presentación de Noa Kokutan, el muchacho de los andares torpes y el sonido distintivo particular; y una vez que este presentó a su ayudante, los ojos de Yotoko Tukosita no se apartaron del joven.

-Pues no sé... -Comentó ella con una voz dulce- Hacer lo que te da la gana y sentirse libre... es algo que me resulta muy sexi... -Dijo mientras no paraba de observar el cuerpo al desnudo de Noa Kokutan y se mordía el labio inferior.

    No iba a mentir, para ser mi primer caso, mas cuando se trataba de un multimillonario en una reunión escolar donde mi experiencia con ellos solo hablaba de personas frustradas por la vida, se me hacia raro que solo hubieran dos personas que estuvieran a la caza o venganza de uno de los pocos que había triunfado  ... e visto mucho "Mujeres, casos de la vida real ", como para saber que la envidia es un recurso para incitar estas cosas... , pero... si mi superior dice que esta ultima persona no era del todo sospechosa quien iba ser yo para contradecirle.

     Hmmmmm... ¿ seguro que quiere jugar esas cartas, superior Yastis ? - le preguntaba a mi compañer , aunque al notarle tan decidido pues simplemente sedo a su petición ... si solo es ser grosero, creo que puedo hacerlo...  - si eso le complace... creo que puedo...

   Por lo que en cuanto nos empezamos a acercar, lo primero que hago es pisar uno de mis zapatos de manera que tirar de las agujetas y desabrocharlo con un poco de concentración, para después caminar aun mas exagerado que cuando me presente ante Tesuda tal que sumando el cordón allí suelto, el caer cada que me llegaba a tropezar solo era evitado por mi sentido común.

   Lo que si, no me agradaba la mirada que me estaba dando... daba la sensación de que esto podía ir a muy mal, por lo que tragando un poco de saliva, puse la cara mas de hastío que se me ocurría mientras admiraba a mi compañero.

   ¿ P-pe-pero seguro que no es SEÑORA  ? - mentaba marcando mucho la palabra - ¿ a fin de cuentas no comparten ustedes la misma edad ?, esos si que son Aaaaaaaaños de experiencia que deben de tener acumulados, arrugas... estrias... patas de gallo - iba enumerando lo que mas le podía doler a alguien que no tenia miedo en usurpar los bienes de alguien con dos infartos, las marcas de la edad - Joooooo... cuanto mal le hace al cutis el estress de una vida llena de Viejas Experiencias.

El hecho de que la adorada Yotoko Tukosita prestara más atención a Noa Kokutan que a Mamoru Ai Yastis hizo que el detective de homicidios se sintiera un poquito celoso por la atención que su ayudante parecía tener; pero cuando este empezó a hablar y a soltar semejantes cosas se alarmó porque los mandaran a freír espárragos.

-Disculpe a mi compañero, es un poco bocazas. -Dijo tratando de quitar las palabras dichas del aire- Nosotros hemos venido a hablar del asesinato.

Evidentemente las palabras que Noa Kokutan hizo hirieron la autoestima de Yotoko Tukosita, pero antes de que esta pudiera reaccionar, la disculpa y la consiguiente pregunta formulada por Mamoru Ai Yastis entraría en acción, distrayendo a esta mujer de lo que fuera que le fuera a recalcar al novato.

-Oh, sí claro... -Comentó mientras jugueteaba con el pelo y se removía un poco- Osea, yo no tengo problema en hablar supongo... Claro... ¿Ya sabéis quien es el asesino?.

La actitud de Yotoko Tukosita era claramente sospechosa, a fin de cuentas, esta había cambiado su forma de hablar y su estado de ánimo cuando Mamoru Ai Yastis comentó acerca del asesinato y cualquier persona que no estuviera ciegamente enamorado por esta podría notar como, esto había pasado.

-Pues verá... -Comenzó a explicar Mamoru Ai Yastis- Tenemos un par de preguntas que nos gustaría que fueran respondidas antes de-

Pese a la intención que tenía Mamoru Ai Yastis de interrogar a esta, aunque por motivos completamente ajenos al caso en particular y simplemente para ganar cierta ventaja y desentrañar el poder oculto que hay en los corazones de las personas, o al menos de su idealizada compañera de clase, esto no pudo ser.

-¡Un momento!. -Dijo señalando, y cortando, a Mamoru Ai Yastis.