31 años más tarde, en el bar del cráter...
Y ahí estabamos, yo acababa de matar al Armand que tenía barba blanca y corrí a ayudar a los otros dos. -dijo un muy envejecido Shibaba- No alcancé a llegar que Wooshombi recibió un garrazo en el estómago, profundo. Esa fue la pelea donde perdí mi pierna. -en tono melancólico, y fumó una seca de su pipa.
Gracias a Yargat sobreviví. Yo maté a uno de los menores y Yargat mató los otros tres.
Yargat se fue sangrando. Nunca lo volví a ver. Me pregunto si estará vivo.
El viejo goblin que escuchaba a Shibaba se sirvió una copa y se la tomó de un saque. Estaba muy interesado en la anécdota.
Bueno, conseguí parar el chorro de sangre y me até la pierna. Me acomodé un poco en la cabaña. Con los días me fui acostumbrando a vivir sin pierna, y mientras tanto me construía un pie de palo. Pero me estoy yendo de la historia principal -dice, haciendo un gesto como queriendo alejar el humo- al cuerpo de Wooshombi no lo moví. Iba a enterrarlo y me olvidé. Volví a ver su cadáver después de una semana. Lo extraño es que no se hechó a perder. Siguió exactamente igual, en la misma posición. Y no quise moverlo, porque me pareció interesante cómo una creciente cantidad de hongos comenzó a crecer a su alrededor. Un asunto más extraño que la mierda, a decir verdad. -dice y le pega 7 secas rapidísimas a la pipa. Después libera el humo con gesto exagerado.
Pasaron años, y mientras yo llevaba a cabo proyectitos personales como traer a mi araña Shlanishka y hacerle un gran pozo porque no le cabe tanto el sol. -rápidamente para de hablar y da una fugaz mirada al viejo goblin. Me estoy yendo del tema otra vez, ¿no?
El anciano se limitó a asentir.
Bueno, me cago en mi araña. La cuestión es que el cuerpo de Wooshombi quedó ahí todos estos años sin pudrirse, hasta hace poco, con miles de hongos a su alrededor, y sus dientes y ojos iban oscureciendo.
El viejo lo miró y acotó lentamente -Y vos decís que un día volviste, y...
Ya no estaba.- terminó Shibaba.
El silencio reinó en la conversación, y bebieron.
Desde que moriste, comenzaste a alejarte de la realidad que conocías hasta ese momento. Se abrió ante vos un viaje larguísimo de sensaciones y experiencias totalmente diferentes a las que habías vivido hasta ese momento. Ese largo y próspero viaje duró 31 años. En ese tiempo, a nivel físico, tu cuerpo, que quedó al lado de la cabaña de Shibaba, tuvo una especie de mixión con los hongos que había en la tierra y los restos que había adentro tuyo, más la magia que corría al rededor tuyo, todos esos ingredientes hicieron una especie de fusión que en consecuencia mantuvo tu cuerpo durante tu conexión sideral y viaje interdimensional.
Sentiste una conexión con algun Dios o divinidad. Sentiste una comunión con la magia. Quizás Dios y la magia eran la misma cosa.
Evolucionaste, aprendiste a hacer cosas que nunca hubieras imaginado que se podían hacer con cosas que nunca hubieras imaginado que podían existir. Obtuviste mucho entendimiento de la magia, y una increíble afinidad con la misma. Tu mente se abrió y comprendiste cosas. Viviste en otros planos. Te comunicaste con seres. Sentiste una fusión muy especial con los hongos.
Tu nuevo vos despertó.
Cuando tu alma estuvo lista volvió a tu cuerpo. Te desenraizaste del piso, te quedaron muchos hongos pegados al cuerpo, algunos parecían salir de tu cuerpo. Te pusiste en pie, y te sentías muy diferente. Muy superior a lo que eras antes. Ya no eras Wooshombi, ahora eras más. Estabas fresco, querías ponerte al día con el mundo y querías hongos.
Acto 2
Una última oportunidad
Era de tardecita. Miraste a tu alrededor, luego de levantarte del piso, y viste que seguías al lado de la cabaña de Shibaba, en el mismo lugar. Sin embargo el lugar estaba muy diferente. La cabaña ya no era una cabaña, sino una casa rústica pero cómoda con dos pisos. Había mucho más espacio, la casa tenía un gran patio con una gran cerca de 3 metros alrededor. El patio era muy grande, y el pasto estaba cortado, y había un hoyo excavado muy grande en la tierra, en un extremo del patio, donde te pareció que había algo de telaraña.
La casa de Shibaba no se parece en nada a la casa que tendría un goblin que por alguna razón llegara a tener una casa propia.
Había muchas plantas extrañas en el patio. Viste una planta azul con flores azules de varias veces el tamaño de tu mano abierta. Recordaste aquella flor, cuyos pétalos y pólen te dio Shibaba de fumar la primera vez que lo viste.
A los árboles que estaban fuera del patio los recordabas más pequeños de lo que estaban ahora.
Shibaba no parecía estar en la casa.
Sentías curiosidad por qué pasó con los Armand, con Shibaba y con Yargat. Probablemente, ni siquiera seguían vivos. Todos esos pensamientos tuyos desapareciendo cuando viste abajo tuyo, al lado de tus pies, muchos hongos. Tenías infinitas ganas de comer hongos.
Te pusiste en cuclillas, y viste con claridad que los hongos se estaban pudriendo, probablemente desde el momento en el que te levantaste. Agarraste varios, pero antes de que te los comas, se pudrieron por completo.
Objetivo principal actual:
-Comer hongos en buen estado.
Otros posibles objetivos:
-Salir de la montaña
-Buscar a tu tribu
-Hacer lo que más, te más te pinte.
Luego de ver como tristemente la vida desaparecía nuevamente en forma de hongo frente a mis ojos, miré el sol que mezquinaba luz como lo hubiera hecho hace treinta y un años. Y el primer pensamiento que vino a la mente de este nuevo Wooshombi fué un recuerdo anterior a este Despertar. Un recuerdo vago, que se hizo nítido de pronto, luego de buscar entre las telarañas del tan lejano pasado. Fue cuando estaba fuera de la montaña y apenas conocía mis poderes. Recordé al Bardo y recordé su cantar al tiempo, al sol que se ponía, a la muerte:
Y vos corrés y corrés para alcanzar al sol,
pero él se está poniendo.
Y gira velozmente para de nuevo
elevarse por detrás de vos.
El sol es el mismo de modo relativo,
pero tú eres más viejo.
Tu respiración es más corta.
Y estás un día más cerca de la muerte.
Recordé que lo escuché hablar con otro humano y que se llamaba Rogelio Aguas. Un capo.
Volví a prestar atención al resto de mi realidad. Era más viejo, es verdad. Y estaba más cerca de mi muerte. Mi viaje me hizo pensar. Y pienso que es mi última oportunidad.
Me puse de pié. Y miré la casa. Reflexioné un segundo...Alguien tuvo que hacer algo con esta casa. ¿Nadie me vió? A que si me ven de pié se terminan cagando de miedo. De última, si no hay nadie, se me ocurren varias cosas para hacer. Me reí. Mi espíritu de loco enfermo seguía ahí, así que me encaminé a la casa y, como quien no quiere la cosa, golpee la puerta como si fuera un humano. Y, como tal, esperé pacientemente a que alguien me abriera la puerta.
La pasé bomba posteando, te digo.
+11 por la introducción. *clap* *clap* *clap* *clap* *clap*
Tocaste la puerta, y nadie atendió.
Sentiste una presencia a un costado.
A tu derecha te pareció ver, de reojo, algo grande que te miraba. Lo primero que pensaste fue en un hongo gigante. Después pensaste "¡pero si los hongos gigantes no miran!"
Ya fue-pensaste, y miraste de una vez hacia tu derecha.
No viste nada. Sólo el mismo patio de recién.
¿Tus globos oculares te jugaron una mala pasada? ¿realmente había una presencia en el lugar? ¿habría alguien dentro de la casa? ¿será el mismo ser que creíste ver en el patio? ¿será otro ser distinto? ¿no será ningún ser?
Quizás simplemente estabas solo.
Tenías hambre. Y aún más hambre de hongos.
¡Gracias!
+10 por lo de Rogelio Aguas el bardo, xDD
Dios mío. Ahí había un hongo.
Miré la puerta. Volví a mirar a un costado.
No creo, me parece que ya la adicción me esta empezando a afectar.
Mire la puerta. Pero miré por tercera vez a un costado, como no contento con mi auto-convencimiento.
No, definitivamente no hay un hongo. Si hubiera habido uno realmente, ya lo estaría mordisquenado.
Convencido ya, espero unos instantes antes de invocar por primera vez mi ojo interplanar.
Motivo: Ojo
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 18(+5)=23 (Exito)
¿Puedo invocarlo dentro de la casa? De última lo lanzo al hechizo por debajo de la puerta, para que aparezca dentro. O, si es necesario, lo hago entrar por el patio. Jajajaja.
No, no podés invocar al ojo interplanar en un lugar que no ves.
La puerta de la casa está cerrada. Tiene como cinco ventanas, todas con los postigos cerrados a pleno. No se escuchaba adentro ruido de índole alguna. (?)
Che, además estás escribiendo como Wooshombi, si podés escribí con el otro (le falta avatar). Si no querés ya fue igual, no es necesario.
Motivo: Abrir cosas
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+5)=8
¿Puedo intentar abrir una puerta o una ventana? Lo que sea más fácil. 8. Soy una pija. Ahorita te posteo diciendo que hago.
Me senté apasiblemente contra la puerta y me crucé de piernas en el suelo. Cerré los ojos y crucé los dedos de ambas manos, moviéndolos. La energía de mi cuerpo fué y vino. La conexión tardó en darse, pero ya estaba cerca de hablar con los Mas Altos. Esperé apaciblemente que la primera entidad se presentara, para comenzar a interrogarles.
Motivo: Conexión con los espíritus.
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 5 (Fracaso)
Motivo: Conexión con los espíritus.
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 2 (Fracaso)
Motivo: Conexión con los espíritus.
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 8 (Fracaso)
Motivo: Conexión con los espíritus.
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 6 (Fracaso)
Motivo: Conexión con los espíritus.
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 2 (Fracaso)
Motivo: Conexión con los espíritus.
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 19 (Exito)
Cerraste los ojos, y comenzaste a concentrarte y conectarte con la magia universal. Comenzaste a sentir una electricidad cosquilleante navegando a través de tus neuronas, y poco a poco te ibas acercando a un vacío inmenso, con sonidos extraños, como cuando uno se pone una gran concha de mar en la oreja y escucha ese sonido tan bello que evoca una tranquila sensación de infinidad oceánica.
De pronto comenzaste a escuchar cientos, miles de voces, era como una sintonía de radio espiritual. Las voces de los muertos, de los espíritus y seres de otros planos que se comunicaban a través de la corriente mágica se escuchaban al mismo tiempo, era muy dificil concentrarse en una sola voz, e ignorar el resto. Y en la negrura infinita comenzaron a pasar a exagerada velocidad miles de centellas brillantes a tu alrededor.
Pero ese viaje espiritual que viviste fue lo que te dio el poder para poder concentrarte en una sola voz. Cuando solo escuchaste esa voz, todo se volvió negro otra vez.
Y ahí apareció un espíritu. Pero solo veías una especie de nube que brillaba tenuemente con un color azulado. De alguna manera te pareció que esa nube espiritual te estaba observando.
Y rompió el silencio.
Vos... acabás de invocarme. -tenía una suerte de voz rasposa (¿por el chupi? nah..) y enfurecida.
Me invocaste. -parece como que te señala, de cierta manera. ¿POR QUÉ ME INVOCASTE? ¡EXPLICATE!
Experimenté todo el viaje hasta el encuentro con una etérea cara de estupefacción.
No me jodan. Estoy seguro que las voces hablaban de hongos. ¡Me los quieren esconder!
-Si se me antoja me voy e explicar, sorete. Recatate. -Le digo fuerte a la nube , mientras lo señalo- Estas acá para explicarme que hay dentro de la casa que está en mi plano. Dale. Decime ya todo lo que sepas. -Digo mientras doy un paso al frente, amenazante contra la formación gaseosa flotante-
"con sonidos extraños, como cuando uno se pone una gran concha de mar en la oreja y escucha ese sonido tan bello que evoca una tranquila sensación de infinidad oceánica." xD
La nube se quedó en frente tuyo, flotando un segundo o dos, como descolocada por tus palabras.
Después empezó a reír sonoramente, durante, ponele, cinco segundos, y terminó su risa en un Aaaah... (como cuando te reís mucho y terminás de reirte, y te secás las lágrimas).
¿Y qué mierda te hace pensar que te voy a hacer caso? ¡gil, inferior, mortal! Cuando te desates del cuerpo hablamos. Vaya a tomar la leche. -y una parte de la nube hizo un gesto como de "shu, shu".
Lentamente comenzaste a oír más voces, muchísimas voces, y las centellas comenzaron a navegar fugazmente por la negrura una vez más. La nube desapareció al instante.
Y abriste los ojos. Seguías sentado ahí en frente a la puerta. Seguía tan cerrada como antes.
Te diste cuenta de que no eras tan poderoso como para someter a los espíritus del más allá y seres de otros planos. Pensaste que no tener ese nivel de poder era un bajón.
También pensaste en un hongo grande, que cuando lo mordías le salía un jugo riquísimo.
Me volví bastante caliente del otro plano, al punto que me chupó todo la verga. Tomé distancia de la puta puerta de entrada y di como tres pasos atrás. Pronuncié palabras que no se comprenden y hice movimientos que no se hacen.
Extendí mis manos para dejar salir la energía y la encaminé a la puerta, esperando que esta no aguantara y volara en varias partes.
Motivo: Bola de energía
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 13(+2)=15 (Exito)
La curiosidad te ganó y te llevó a hacer mierda la puerta de madera, que voló hacia adentro de la casa partida en dos y rompió un jarrón que había cerca de la entrada.
Miraste adentro de la casita. Estaba oscura, pero se veía el interior gracias a la luz del atardecer que entraba desde la entrada.
Asomaste la cabeza por la entrada y sentiste olor a polvo y suciedad. Parecía que no había nadie ahi hace un tiempo.
Había un par de muebles hechos a mano y una chimenea. Te preguntaste de quién sería esa casa.
Viste que había pipas por todos lados y una alfombra en el medio de lo que sería el living.
El lugar te pareció bastante extraño y te recordó bastante a la casa del árbol de Shibaba.
Después de mirar un poco comenzaste a sospechar que ahí vivía Shibaba, sobre todo por las pipas, las pinturas de arañas en la pared y un cartel en la pared que decía "territorio de Shibaba".
Viste la escalera y subiste al piso de arriba.
Arriba solo viste un cuarto pequeño con una ventana cerrada y una gran hamaca paraguaya colgando. También había un par de jarrones vacíos.
Terminaste llegando a la conclusión de que no había nadie en la casa.
Bajo de nuevo la escalera hasta llegar a la alfombra que estaba cerca de la entrada. Una vez allí, intento revisar los muebles viejos, para tratar de encontrar algún vestigio de lo que pasó allí. Si no encuentro nada en la casa, lo único que hago es subir de nuevo arriba y tratar de atracar la puerta del lado de adentro con algo que encuentre por ahí. Si no tengo suerte, simplemente aprobecho el segundo piso como refugio para pasar la noche.
¡Usted dirá!