Luego de un par de días de viaje, hacia el suroeste, encuentras el lugar.
La cabaña era un lugar excelente, todas las comodidades a las que podía pretender un amante en sus conquistas, la estancia, bellamente labrada en madera y piedra, contaba con múltiples habitaciones, una sala, un hogar, una cocina separada, baños interiores y exteriores, incluso contaba con un conjuro de calentar metal sobre las tuberías, cerca de una bomba de agua para contar con una cañería de agua caliente, una nota en la mesa de la sala principal, rezaba las recomendaciones del previo celador.
Te tomaste el día para preparar el lugar, cosas de rutinas, reparar algunos artefactos, asegurarse que nadie ronde durante el día, limpiar, barrer, acomodar todo para el "sir".
Llegada la noche, tomaste una austera cena y te relajaste en una habitación aledaña (la habitación principal era el lugar del Lord, por lo que temías hacer mal el trabajo, si la cama aparecía mal tendida o algo similar)
Durante tu descanso, puedes escuchar como la lluvia comienza a caer, y piensas en que deberás emprender la vuelta bajo la lluvia, lanzas una pequeña oda para Tymora ilumine el cielo, y el día siguiente puedas retornar sano, salvo y seco.
Por la noche durante la lluvia torrencial, puedes escuchar como varios seres se avecinan a la casa, resuelto a ver quien podría ser, sales con tus cosas, una linterna en tu mano y tu tizona en la otra.
Cuando entrecierras los ojos en la terrible oscuridad, puedes ver a unas criaturas parecidas a lobos acercarse a la luz de la linterna, cuando alcanzas a verlos, parecieran unas fieras hienas infernales, resuelto tomas tu espada y la sujetas fuerte con la derecha, mientras dejas la linterna en suelo, alistas tu escudo en la izquierda.
Luego algo sobrenatural, horrendo y terrible sucede, los lobos se retuercen y sus rostros se voltean, literalmente despellejándose vivos en el rostro, tal horrible y desagradable imagen, no solo retuerce tus intestinos, sino que pone tus nervios al extremo de su tolerancia, y como si se tratara de un atroz encantamiento, la imagen se implanta en tu mente, punzante profundo, pensamientos irracionales te dominan, y presa del pánico corres desesperadamente, la lluvia golpea tu cara mientras corres desesperadamente, presa de un pánico tan sobrenatural como enloquecedor...
Para cuando recuperas la conciencia y el control de tu propia mente, puedes sentirte cayendo rápidamente en un tobogán vertiginoso de paredes cavernosas. Tu desconcierto es grande, cuando comprendes que has caído en un pozo, ruegas a Tymora por su protección, mientras intentas evitar en plena oscuridad llegar a un final "duro", sientes como tu mochila y pertenencias se dispersan a lo largo del túnel en tu continuo descenso hasta lo que podría ser un terrible final. La caída ya se prolonga por varios segundos en una velocidad constante, solo desacelerándose gracias a varios pequeños golpes y el roce con el suelo...
Cuando ya crees que el final llegara, en la completa oscuridad, sientes un ligero vació, como si flotaras en caída libre... para cuando te liberas de todo pensamiento, pensando en que te sentaras junto a Tymora por el resto de la eternidad, en ese momento, sientes el fuerte golpe del agua en la cara y puedes, todavía en completa oscuridad, comprender que has caído en alguna especie de lago subterráneo...
Situación:
Tienes tus armas en mano, tu armadura puesta, tus pertenencias pueden estar desperdigadas por todos lados, todo lo que cargabas en tu mula, Beth, incluyéndola a ella misma, puedes darlas por descartadas,
La caída en el tobogán te ha provocado 3d4 daños por los golpes, mas 1d6 por la caída en el agua...
Puedes hacer tu primer post en la escena principal
Pel estaba disfrutando de una buena copa de vino local, escuchando la bardo sobre sus ocurrencias en el Valle de las sombras, y como dos héroes dicótomos se batían contra una Bruja escondida en los pantanos, notas una mesa donde 2 amigos de los bosques, ambos de raza lunar, tomar un fino vino a unas mesas de distancia.
La agudeza visual de los elfos se pone en manifiesto otra vez, cuando uno de ellos te invitan a su mesa, eran viajeros de Alto Bosque, mercaderes de seda, buscando nuevos mercados en Costa del dragón, sin poco preámbulo, querían preguntarte el precio de tus servicios como escolta para cruzar los cerros, pues habían escuchado que en las Montañas del Ocaso, vivía una bruja capaz de ver el destino de los pueblos, tal leyenda les valía la pena el riesgo.
Al amanecer del día siguiente, partieron los 3 hacia las montañas, serian 5 días de viaje y 5 de vuelta, si no encontraban problemas en el camino.
Durante la 3ra noche, cuando una tormenta estaba por comenzar a rugir, habían acampado en un plataforma a medio camino de escalada, cuando sienten un ligero temblor en el piso. Raudo, sales rápido de tu bolsa para dormir para descubrir a una enorme criatura de forma humanoide hecha completamente de piedra, a punto de golpearte, si bien puedes evitar el impacto, la potencia el ataque te desestabiliza, haciéndote caer de la plataforma...
Para cuando recuperas la conciencia, puedes sentirte cayendo rápidamente en un tobogán vertiginoso de paredes cavernosas. Tu desconcierto es grande, cuando comprendes que has caído en un pozo, mientras intentas evitar llegar a un final "duro", sientes como tu mochila y pertenencias se dispersan a lo largo del túnel en tu continuo descenso hasta lo que podría ser un terrible final. La caída ya se prolonga por varios segundos en una velocidad constante, solo desacelerándose gracias a varios pequeños golpes y el roce con el suelo... A lo largo del camino sientes varios cambios de dirección en el túnel, incluso llegas a sentir agua en el mismo.
Cuando ya crees que el final llegara, en la completa oscuridad, sientes un ligero vació, como si flotaras en caída libre... para cuando te liberas de todo pensamiento, pensando en que encontraras en el mas allá, en ese momento, sientes el fuerte golpe del agua en la cara y puedes, todavía en completa oscuridad, comprender que has caído en alguna especie de lago subterráneo...
Situación:
Tienes tus armas en mano, tu armadura puesta, tus pertenencias pueden estar desperdigadas por todos lados.
La caída en el tobogán te ha provocado 3d4 daños por los golpes, mas 1d6 por la caída en el agua...
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La lluvia comenzaría en breve, llevabas un par de días siguiendo la pista de una banda de incursores orcos, cerca de las colinas del Ocaso, ya estaba anocheciendo cuando divisaste unas cuevas en la colina que servirían de buen cobijo para la lluvia. Ya era de noche, y había comenzado a garuar cuando estabas trepando los últimos peldaños de roca. La cueva que elegiste era suficiente profunda para poder ocultarte bien en ella, y ademas tener una visión elevada del terreno para poder continuar tu persecución apenas terminara de llover. Sabias que te llevaría al menos una semana, poder encontrar la guarida de esos salvajes, pero lo harías, y los harías pagar cuando lo hagas, ya habían sembrado bastante terror tierras al sur, y no se toleraría mas ese tipo de agresiones. Te relajas sobre tu mochila, mientras dejas tus armas a un lado, intentar encender un fuego no seria buena idea, pues la madera ya estaba toda mojada y seria muy notorio desde tu posición.
Mientras dormitas, escuchas varias voces acercarse, con recaudo, te echas hacia la parte de atras de la cueva, escondiéndote en un recodo de la misma, las voces pertenecen a un idioma extraño, pero los sonidos roncos deben de ser de criaturas grandes, tal vez ogros, en efecto, 3 siluetas enormes se dibujan contra la lluvia en la entrada. Apenas divisas eso, sientes un temblor en piso y trastabillas, cayendo en un tobogán natural excavado en la montaña.
Tu desconcierto es grande, comprendes que has caído en un pozo, mientras intentas evitar llegar a un final "duro", sientes como tu mochila y pertenencias se dispersan a lo largo del túnel en tu continuo descenso hasta lo que podría ser un terrible final. La caída ya se prolonga por varios segundos en una velocidad constante, solo desacelerándose gracias a varios pequeños golpes y el roce con el suelo... A lo largo del camino sientes varios cambios de dirección en el túnel, incluso llegas a sentir agua en el mismo.
Cuando ya crees que el final llegara, en la completa oscuridad, sientes un ligero vació, como si flotaras en caída libre... para cuando te liberas de todo pensamiento, pensando en que encontraras en el mas allá, en ese momento, sientes el fuerte golpe del agua en la cara y puedes, todavía en completa oscuridad, comprender que has caído en alguna especie de lago subterráneo...
Situación:
Tienes tus armas en mano, tu armadura puesta, tus pertenencias pueden estar desperdigadas por todos lados.
La caída en el tobogán te ha provocado 3d4 daños por los golpes, mas 1d6 por la caída en el agua...
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Erlek estaba disfrutando de su espumosa cerveza, dando vueltas entre los humos de la taberna, y gozando de la reputación que ya hacía media decana se estaba labrando en La Mula Coja, una posada de paso cerca de las montañas del ocaso, cuando una figura nueva entro por la puerta, reluciente armadura, bolsillos llenos de oro y una mirada enfadada, no fue hasta la noche siguiente que el posadero te dijo algo importante acerca del recién llegado.
El posadero... de nombre Artl, un viejo truhan conocía bien su oficio, aceptaba tus "donaciones" para obtener algo de información, así como darte asilo, a cambio, podías tomar todo lo que necesites de la taberna, y entretener algunos clientes, siempre y cuando, no importa como, no causaras problemas o no te atraparan en algún hecho sospechoso, trato que ambos habían convenido.
El reluciente caballero no era menos que Demast Gregor, un noble caballero purpura de las tierras centrales de Cormyr, famoso por haberse cargado a varios cientos de orcos, algún que otro dragón y varias bestias extrañas como una hidra. Sus hazañas le precedían, y era objeto de admiración por donde caminara. Un brillo metálico se impuso en tu mirada, cuando el noble caballero te abordo para hacerte una generosa oferta, aunque versado en el arte del acero, el guerrero poco podía contra el arte de la pluma, y así pues, necesitaba alguien que narrara sus historias... si, si, al chaval se le había subido la vanidad a la cabeza de tal manera que quería "exaltarse" así mismo en sus aventuras, y que todas las futuras generaciones pudieran leer sus historias.
Algo ambicioso, apuntaste con acierto, pero cuando menciono la paga, no tuviste mas opción que aceptar, por mas que le pese a cualquiera, las cuerdas tienen un precio, al que el vanidoso señor había quintuplicado su precio, y pagado con gusto.
Os hicisteis con un 2 trozos de pergamino, un libro (80 paginas), tinta (negra y roja), dos cálamos, 3 plumas, carbonillas y todo un pequeño estudio, querías agradar al noble para impresionarle y ganar así mas dinero con esto.
Al día siguiente partieron hacia las montañas del ocaso, el noble insistía en pagar todo, y así lo hizo, incluyendo la montura sobre las que cabalgaron.
Con presteza te diste cuenta que era un hombre al que la fama se le había subido a la chaveta, era vanidoso, porfiado, pedante y egocéntrico, todo un noble... En el camino te puso al tanto de que era lo que estaban buscando, había una tumba enana en algún lado de las colinas, un dragón azul se lo había contado antes de morir bajo su acero, y los dragones no mienten cuando están a punto de morir, aseveraba en molesto noble con soltura, sobre el paso de los días, encontrabas su compañía cada vez mas molesta y frustante, sus historias carecían completamente de poesía, no había amor, drama, razones, solo violencia y matanza, sea de orcos, dragones, o bestias que reptaban por allí...
Llego el día que llegaron a destino, sortearon pocos obstáculos y trampas, mas cuando encontraron la tumba, pudiste sentir por primera vez la poesía llegar a tus notas, no así era lo hacia la ira y frustración del guerrero, quien enajenado golpeaba
todas las paredes, la cripta, y el suelo... veras, habían llegado tarde, el dragón azul había engañado al guerrero y lo envió a una fosa ya ultrajada (sospechabas que los dragones debían tener un extraño sentido del humor antes de morir...)
Fue entonces cuando reconociste algo en la pared, un hoyo excavado en la pared como si fuera un tobogán descendente, mientras la ira del guerrero se acrecentaba con forme pasaban los minutos, entonces ocurrió, la locura del noble llego a su punto máximo cuando comenzó a incriminarte por su desgracia, su mala suerte era, según su punto de vista, producto de tu proximidad, como si fueran un amuleto maldito, y como si fueras un saco de papas que nada valía, os tiro por el túnel descendiente, hacia la nada...
El tobogán desciende precipitadamente, mientras intentas evitar llegar a un final "duro", sientes como tu mochila y pertenencias se dispersan a lo largo del túnel en tu continuo descenso hasta lo que podría ser un terrible final. La caída ya se prolonga por varios segundos en una velocidad constante, solo desacelerándose gracias a varios pequeños golpes y el roce con el suelo... A lo largo del camino sientes varios cambios de dirección en el túnel, incluso llegas a sentir agua en el mismo.
Cuando ya crees que el final llegara, en la completa oscuridad, sientes un ligero vació, como si flotaras en caída libre... para cuando te liberas de todo pensamiento, pensando en que encontraras en el mas allá, en ese momento, sientes el fuerte golpe del agua en la cara y puedes, todavía en completa oscuridad, comprender que has caído en alguna especie de lago subterráneo...
Situación:
Tienes tus armas en mano, tu armadura puesta, tus pertenencias pueden estar desperdigadas por todos lados.
La caída en el tobogán te ha provocado 3d4 daños por los golpes, mas 1d6 por la caída en el agua...
Haz un post privado en la escena principal, si tu puntos de golpe no se reducen a 0, espera mi post, sino caeras inconciente y tendras que esperar un poco mas...
Puedes anotarte en tu equipo, el libro, y demas cosas que habias comprado para anotar la historia del noble, ademas de 25 tricoronas (pp) como forma de pago por tus servicios