—Lo bueno de todo esto es que tenemos aliados dentro de los licántropos de Colina Aullante —señaló Savinian—. Puede ser que Vakennis se hiciera con el control de la manada, pero dudo que los hombres lobo que adoraban a la luna estén muy contentos con el devenir de los acontecimientos, o que se hayan convertido a la fe del Señor de las Bestias con un chasquido de dedos.
»Y no son los únicos amigos que podemos tener en el Velar para combatir a Vakennis y a Kazok. Recordad que hay una congregación de Eilistreitas en el Calvero de Sombraltos. Fue mi hogar durante muchos años, y lo sigue siendo. Nos podrían ayudar —dijo el drow, antes de bajar el tono de voz—. Eso si no hay sufrido un destino similar al Círculo de los Cedros y la manada de Colina Aullante. Sea como fuere me gustaría que echáramos un vistazo en algún momento, aunque solo sea por asegurarme de que están bien.
»Y sí, yo puedo conjurar un ojo mágico e invisible, dirigirlo hacia yo quiera y ver a través de él como lo haría un humano. Lamentablemente, no puedo oír nada, únicamente observar.
¿Qué otra cosa podemos hacer? O desafiamos a Vakennis, o nos enfrentamos a todos ellos.
El daño al Bosque de Velar era más profundo de lo que ninguna de ellos había podido imaginar cuando Galatea trajo las nuevas sobre los ataques a Velarburgo. Volver a las cavernas y matar a Kazok no iba a ser suficiente para expurgar el mal que había enraizado en el Valle.
Tenemos que ir allí cuanto antes, dijo. La manada de Colina Aullante ya está bajo el control de la malarita y... Lo que iba a decir sobre el Círculo de los Cedros murió en sus labios. No hacía falta recordarle a Gala que su hermana probablemente estaba muerta. Si tu gente aún resiste y no saben lo que está pasando, tenemos que advertirles. Si ya se han enfrentado a estos males, puede que sepan lo que nosotros aún ignoramos, y que puedan ayudarnos a retomar el bosque.
La tercera alternativa, que prefirió no enunciar, era que hubieran sufrido el destino de los druidas, o de los licántropos selunitas.
Galatea asintió.
—Vale, ese ojo puede ser útil—dijo antes de mirar a Rya—. A lo que me refiero es a hacerlo sin estar solos. Había pensado en lo que ha dicho Savinian de que es lógico que la manada de la luna se pusiera de nuestra parte. Pero no sé cómo les habrán tratado, si estarán en condiciones de luchar todos...
La preocupación la había hecho pasar por alto la congregación de eilistreitas pero era una buena anotación. Miró un momento al mago y se quedó pensando en silencio... con Savinian era con quien más se identificaba en muchos aspectos. Concretamente aquel era uno de ellos, y se hacía una idea de lo que podía estarle pasando por la cabeza.
—Merece la pena hacerles una visita—dijo—. El Calvero está al norte-noreste de aquí, a dos o tres horas de marcha. Podríamos ir de mañana antes de cualquier otra cosa.
Sentía una especie de tensión interna. El Círculo de los Cedros, la manada de la luna... parecía que estuvieran intentando borrar cualquier punto de oposición en Velar. No podían haber hecho también lo mismo con los eilistreitas maldita sea. A diferencia de los druidas o los licántropos ellos sí buscaban mantenerse ocultos, quizá eso podría haberlos ayudado a pasar desapercibidos...
Uno de los licántropos había mencionado el Calvero.
Suspiró ¿Qué locura era aquella? vale que Velar no era el lugar más paradisíaco de todos pero no podían permitir aquello; se estaba rompiendo la armonía interna del bosque, la propia Velarburgo estaba también sufriendo. Tenían que ponerle freno.
—Oh... y recordad también alguno memorizar ese conjuro para poder hablar con los trolls si lo conocéis. Quien sabe con lo que nos toparemos mañana pero si al final del día terminamos teniendo un grupo de trolls chatarreros dentro de Velar con el que cambiar las cosas que nos vayamos encontrando, será un logro de lo más peculiar.
«Si lo cuento en el Círculo de las Espadas, alucinan... »
-Yo puedo escuchar lo que dicen, si Savinian puede ver, yo puedo oír -comentó Berenice ante la sugerencia del drow. Tanta información sobre Velar empezaba a marearla, habían pasado de buscar el Círculo de los druidas, a encontrar una caverna invadida, una congregación de Eillistreitas y a una manada de lobos. A decir verdad todo tenía sentido si uno se ponía a analizar holísticamente el conjunto-. Creo... bueno, me parece buena idea ir al Calvero de Sombralto. Puede que no sepan aún lo que esta sucediendo en el bosque, pero nosotros solos no podemos con todo. A lo mejor... a lo mejor nos pueden ayudar. Creo. Supongo. No lo sé.
Clarividencia/clariaudiencia, si es necesario, combinado con el ojo de Savinian, nos permitirá escuchar.
—Que nos puedan ayudar no es exactamente lo que ahora mismo me preocupa más...
Galatea se quedó un momento de silencio; el hombre lobo podría haber mencionado el Calvero tanto por saber que estaban por ahí pero poco más, como porque lo hubieran arrasado hasta los cimientos, como por otros mil motivos distintos. Y ponerse a darle vueltas no iba a cambiar que no supieran cuál era el correcto. Ni hacer que Savinian se sintiera mejor, ya puestos.
Hizo un gesto vago de mano como quien deshecha lo que acaba de decir. Había visto y tenido suficiente por aquél día como para pensar con claridad, necesitaba un descanso.
Mañana lo veremos, dijo la paladina. No se engañaba cuando se decía que podía haber continuado marchando, y luchando, pero tras los trabajos de aquella jornada, la perspectiva de dormir unas horas era más apetecible que cualquier manjar. Nos hace falta un descanso. Despejar la mente y el cuerpo.