Partida Rol por web

Aventuras en los Reinos Olvidados

Histórico del primer grupo.

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18/02/2013, 20:54
Ark

Apenas tengo un segundo para dedicarle un pensamiento de tristeza a el pobre muchacho del gorro , del que ni siquiera soy capaz de recordar el nombre , ya que hay vivos que aun necesitan de mis cuidados , así que con mas valor del que realmente siento echo a andar abriendo la marcha.

La ascensión es pesada , y el camino difícil , pero el ejercicio logra que lo peor del frio no haga mella en mi y que de momento logre no enfermar. De vez en cuando voy echando un vistazo a mis ... y me sorprende bastante reconocerlo , compañeros , los cuales no parecen estar pasando en su mejor momento. Me preocupan especialmente las dos mujeres . La belfa esta en estado critico y solo que queda rezar para que logre aguantar hasta el día de mañana en el que pueda rogar los favores de mi diosa e intentar devolverla la salud , y la joven adolescente , ademas de estar bastante malherida , no logra controlar un temblor que por momentos se hace generalizado , y eso solo puede ser indicativo de alguna infección o miasma que la esta aquejando. El Bárbaro también parece aquejado por el mismo mal , y muestra enormes gestos de fatiga. Es sorprendente lo que ese hombre puede aguantar y a realizar solo a base de fuerza bruta, y ello hace que me pregunte en que clase de entorno puede crecer un ser semejante. El semiorco seguía en su mundo atribulado por sus propias preocupaciones , pero ahora que estaba limpio al menos no era una cosa ofensiva para la vista y el olfato así que en ese aspecto al menos habíamos logrado mejorar en algo.

Por fin parece que encontramos un lugar lo suficientemente resguardado como para ser un buen refugio y que a al vez esta relativamente lejos de la zona en al que hemos emergido. Nos estamos preparando para hacer un alto muy necesario cunado la niña ve un presagio en el vuelo de una urraca. Si bien soy algo escéptico , mi formación me hace ver que igual que yo recibo la ayuda de los dioses y estoy en contacto con el mundo divino , hay otra gente que esta en contacto con el mundo espiritual , y puede que la joven sea una aprendiza de guardabosques o similar y que sepa reconocer las señales , ademas , el hecho de que diga haber vivido una escena igual me inclina a apoyarla en este asunto.

-Puede que ella tenga razón , pero debéis decidirlo vosotros muchachos , no se si aguantareis mucho mas tiempo de caminata , pero si nos acecha un peligro seria absurdo intentar afrontarlo en nuestro estado. Seria mejor avanzar un poco mas mientras tengáis algunas fuerzas no os parece?

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19/02/2013, 10:30
Bronas

 El sudor bajaba por la frente, para escurrirse entre la poblada barba del norteño, parece cansado y en su mirada se adivina que nada le gustaría más que sentarse a descansar. Pero si está vivo no es por haber hecho lo que le diera la gana sino lo que debía.

 Mira hacia los matorrales entre los que se adivina una estrecha senda, la que al parecer ha marcado la urraca.

 Luego se gira para ver a Silbido, para escudriñar si les está tomando el pelo o qué, pero por su aspecto esto es lo último que haría. Con la mano libre se aparta la gota de sudor que se desliza por el arco de la nariz y mira de nuevo hacia la senda.

 Su hermano, Boraneo, sabía leer las señales que enviaban los dioses, él nunca tuvo esta habilidad, pero si los dioses se empeñan en enviar señales, de necios sería ignorarlos.

 El ilushkano aspiró de nuevo y se acomodó el cuerpo de la elfa, allí donde este estaba en contacto con el suyo estaba húmedo. Se sentía cansado, y quería descansar. Pero no era el momento aún.

 - Vayamos pues, ya descansaremos luego, hasta que nos cansemos de descansar, mejor eso que desafiar a las señales de los dioses.

 Dicho eso, apretó los dientes ante el latigazo de dolor que le provoco el muslo herido cuando dio el primer paso tras la pausa, emprendió el camino siguiendo la senda.

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19/02/2013, 10:48
Silbido

Silbido asiente al sacerdote y el bárbaro, expresando un mudo agradecimiento. No se acaba de creer que la sigan tan fácilmente, pero no va a detenerse a pensar en ello. Seguro que tienen sus propias razones. Lo que duda es que los dioses tengan que ver con la urraca. Ella ha visto a un hombre hablar con los animales y pedirles favores, e incluso convertirse en uno de ellos, y ese mismo hombre le explicó que no se trataba de una habilidad única.

La niña recoge la manta, vuelve a envolverse con ella, aparta las enredaderas espinosas con el arco y atraviesa la cortina de vegetación tras el perro de Mitheithel, que parecía más entero que cualquiera de ellos.

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20/02/2013, 08:43
Director

Es mediodía, y un viento frío recorre las estribaciones del río haciéndoos tiritar. Finalmente, habéis decidido atravesar los espinosos arbustos que se apelotonan en un extremo de la terraza en la que os encontrais. Silbido penetra primero en la maleza, con facilidad debido a su pequeño tamaño; en algún momento debió existir un camino entre los arbustos, pero de él apenas queda nada. Detrás de ella, Bronas tiene bastantes dificultades para mover su enorme corpachón, (y su paquete, la elfa inconsciente), a través de tanta espina, pero finalmente todo el grupo consigue llegar al otro lado.

Otra cornisa verdosa se alza desde allí, y la seguís totalmente agotados hasta girar el promontorio rocoso por el que retrepa, y alcanzar otra terraza. En este caso hay una construcción en ella; lo que parece una cabaña de piedra abandonada, con la techumbre destrozada. Desde ella, un camino se adentra en las montañas, subiendo bastante empinado.

Buscando el refugio del viento, os acercais al lugar y observais que está desierto. La cabaña son en realidad dos cabañas, unidas, pero no tienen puertas y el techo es un montón de escombros en su interior. Encontrais una flecha oscura y oxidada clavada en el marco de la puerta, lo que junto al hecho de que el techo ha caído debido al fuego os hace pensar en un ataque nocturno hace mucho tiempo.

Desde la plataforma podéis ver la playa en la que desembarcasteis, bastante más abajo, y el río que corre a unos quince metros de distancia. Hay un artilugio metálico, ahora completamente oxidado e inservible, que parecía servir para alzar mercancías desde el río; es posible que este lugar se utilizara como almacén, para evitar las altas tasas que la ciudad de Paso de Ashaba establece por el uso de los suyos. En todo caso, la cercanía de la estructura a las bandas de incursores de los Picos del Trueno parece haberle pasado factura.

La urraca que os ha guiado hasta aquí os espera posada sobre las ruinas de piedra de las cabañas, saltando y aleteando.

(Sigue...)

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20/02/2013, 09:00
Vuelalviento

El animal permanece fuera de vuestro alcance, saltando de pared ruinosa en pared ruinosa. "Vuelalviento", grazna con una voz chillona. "¡Vuelalviento!. ¡Vuelalviento!".

 

(Sigue...)

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20/02/2013, 09:02
Director

Las vistas del bosque del Arkho, al otro lado del río, son hermosas. El mismo viento frío que os castiga mece las copas verdes de los árboles, que crugen y susurran como si se tratara de un mar de color verde. Unido al sonido del río corriendo, forma un paisaje muy hermoso. Pero os estais helando, y descubrís que el viento no corre en el interior de las cuatro paredes de las cabañas ruinosas. El suelo de las mismas es de madera, pero la hierba se ha abierto paso a través de ellas y ha levantado parte de los tablones. Bronas y Silbido comienzan a sentirse enfermos, y sus rodillas dejan de sostenerlos. Deben encontrar un lugar en el que descansar y recuperarse.

En ese momento, podéis ver una barca que baja el cauce. Se trata de una pequeña coca del ejército de la ciudad, con media docena de alabarderos en ella, además de los marinos que maniobran. A juzgar por el interés con el que observan el agua y las orillas, deben estar buscando a algún criminal asesino de guardias. Como vosotros.

Uno de los alabarderos da una voz, y señala el cuerpo tendido entre los guijarros de Heian. La coca tiene poco calado, así que se acerca lo más posible para desembarcar a cuatro alabarderos, que se lanzan al agua guiados por una atlética alabardera de corto cabello rubio que parece actuar como su capitana.

Las cabañas no se pueden ver desde su posición, y vosotros hacéis lo posible para que vuestras cabezas no asomen demasiado desde la terraza. Los guardias giran el cuerpo de Nailo con las astas de sus alabardas, y la mujer se agacha para registrar el cadáver. Después de un momento hace unos gestos a sus hombres, que lo alzan hasta la cubierta de la coca con dificultad.

Después, uno de ellos discute durante un momento con la capitana, dando aspavientos, cuando ella señala hacia la primera cornisa por la que subisteis. La joven mantiene la calma, pero podéis escuchar los gritos del guardia; "... además, se habrán ahogado!", exclama. "Y si han subido por ahí...", sigue hablando. Una ráfaga de viento que hace temblar los árboles del bosque os impide seguir escuchando, pero cuando pasa podéis escuchar el final de su frase; "...pasto de los orcos!". Termina descargando con frustración un golpe de su alabarda en los guijarros del río.

La capitana, o lo que sea la mujer rubia, se acerca a él de forma amenazadora. En lugar de casco lleva una especie de boina roja; su alabarda es dorada, y su armadura parece de mucha mejor calidad que la de sus compañeros. Cuando se encara con él, podéis ver que es más alta y más musculosa que su subalterno. Usa ese tamaño para intimidarlo, y le dice algo en un tono tan perfectamente correcto que no podéis oirlo. Parece convencerlo, porque el soldado baja la cabeza abochornado, y afirma con la cabeza.

Tras dar instrucciones a los que se han quedado en la coca, la mujer rubia encabeza la marcha y sube por la cornisa. La embarcación se da la vuelta, y con la ayuda de pértigas comienza a remontar el río lentamente. Está claro que esa mujer, y los cuatro alabarderos que la acompañan, subirán hasta la primera terraza a la que llegasteis. (Y es una suerte que no os encontréis allí descansando). Los perdéis de vista.

¿Qué haréis?. Bronas y Silbido no pueden hacer otra cosa más que temblar y permanecer tirados en el suelo, al igual que Mitheithel. Su perro se ha mantenido en silencio durante la llegada de los guardias, y ahora está olisqueando al otro lado de la cabaña. ¿Descansaréis allí y curaréis vuestras heridas?. ¿Encenderéis un fuego para calentaros?. ¿Gritaréis y haréis una fiesta?. ¿Os acercaréis a la muralla espinosa, e intentaréis ver qué hacen los guardias cuando lleguen a la primera terraza?. Si vosotros no hubierais sido avisados por Vuelalviento del paso entre los arbustos, muy seguramente no lo hubierais visto; y es posible vislumbrar lo que sucede al otro lado sin ser descubiertos.

Es vuestro turno, y vuestra decisión.

Notas de juego

Todos los pj, (incluída Mitheithel por jugar a su perra), ganan 30 px por postear.

Próximo turno, viernes día 22 de febrero.

Bronas: 1 daño de chichón + 8 daños por lanza en el muslo + Fiebres del frío (No puede moverse).
Nailo: Muerto y abandonado en la orilla del Ashaba, fue encontrado por la guardia y enterrado debidamente.
Mitheithel: 9 daños por una lanza atravesando su cuello + 2 daños por desangrarse. (-7 y estable).
Ark: Como una rosa.
Silbido: 7 daños por lanza clavada en la barriga + Fiebres del frío (No puede moverse).

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20/02/2013, 10:17
Bronas

 Bronas presenció la llegada de los alabarderos con expresión seria y sin asomo de sentimiento alguno, como si su rostro estuviera esculpido en piedra. Cuando estos se pierden por la senda, el norteño se dirige hacia las ruinas.

 Con un pesado suspiro deja su mochila a un lado, junto al escudo y tras extender su petate se sienta en él, casi derrumbándose sobre él. Luchando contra el cansancio logra acercarse el pellejo a los labios y da un trago de fría agua.

 - Debemos descansar.- Dice con voz queda, denotando el cansancio que siente el ilushkano.- No podemos hacer una hoguera. No con el cielo despejado y siendo de día. El humo delataría nuestra posición. Debemos aprovechar el calor de nuestros cuerpos para no dejar que el frío se lo lleve.

 Bronas hablaba en frases cortas y con un hilillo de voz. Con más esfuerzo del que espera, logra acercar el cuerpo de la elfa y dejarlo pegado al suyo sintiendo el agradable calor que desprende. El chucho de la hechicera corre para perderse entre los muslos de esta.

Finalmente con su capa cubre a los dos. Antes de darse cuenta ya está sumido en un sueño intranquilo, sacudido por pequeños temblores.

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20/02/2013, 19:32
Ark

Miro con preocupación como los guardias siguen la búsqueda en la misma dirección en la que nosotros hemos huido , si llevan un rastreador que sea medio competente los vamos a pasar mal, pero íbamos a tener que tentar a la suerte porque ahora mismo hasta un gatito nos pondría las cosas muy difíciles. en ese momento me doy cuenta que el semiorco empieza a reptar hacia el saliente.

-Oye¿ pero donde crees que vas? , como te lleguen a ver estamos muertos , creo que es mejor que nos escondamos en esa caseta, pero si vas a vigilares , al menos trata de buscar un sitio que no este a la vista , si nos encuentran estamos muertos

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20/02/2013, 19:58
Silbido

Silbido no acaba de entender por qué los albarderos han cruzado el río tras ellos. No tiene la menor idea de la forma de proceder de la guardia de una ciudad, pero recuerda perfectamente cómo dejaron morir a los leñadores del puente, cómo se colocaron en dos líneas, lanzas prestas a detener a cualquier criatura que entrara en el área urbana, pero sin importarles un ápice lo que ocurriera con los que se encontraban fuera. ¿Es porque hemos matado a sus compañeros?

Al menos uno de los guardias piensa que no merece la pena perseguirles. O bien le importa poco que hayan muerto sus compañeros, o tiene miedo de lo que pueda encontrarse en las montañas. Si no fuera por la mujer que parece estar al mando, probablemente hubieran dado media vuelta. Silbido se da cuenta de que no pueden enfrentarse a ellos. Están mejor armados, y probablemente entrenados que los que masacraron en el almacén. Y ellos, sin embargo, han perdido a uno de los miembros del grupo; otro está inconsciente; el bárbaro, sin cuya demostración de brutalidad hubieran sido masacrados, ha llegado al límite de sus fuerzas físicas; y ella misma apenas puede moverse. Solo el sacerdote y el mestizo se mantienen en pie, enteros.

Los guardias se pierden de vista por el sendero que ha tomado el grupo. Son animales de ciudad, no deberían ser capaces de leer las huellas, pero si saben, están perdidos. Bronas se ha acostado en un rincón de la choza medio derruida, junto al cuerpo de Mitheithel y el perro. El mestizo se ha echado cuerpo a tierra, buscando otro lugar desde el que ver el avance de los alabarderos, y el sacerdote le previene contra ello. Silbido duda que le haga caso. Si lo ven, los condenará a todos, a menos que se asusten al descubrir su naturaleza. El guardia cuya voz oyeron habló de orcos, debe haber bandas por esta zona, quizás alguna tribu.

Ugdush —llama al mestizo en voz baja. Si se da el caso, pueden usar ese temor. En Cormanthyr, los hermanos, que ya no tenían ojos para el arco y la jabalina, ni agilidad para la lanza, imitaban los sonidos de depredadores para hacer huir a sus presas, conduciéndolas a sus trampas—. Si ves que se meten en la senda hacia aquí, grítales en lengua orca. Les has oío ahí abajo, tienen miedo de un ataque de orcos, pué que con eso se achanten y reculen. Y tú, sacerdote, igual ties más posibilidades si te alejas de aquí y nos dejas.

No confía en que le hagaa caso, pero quizás el hecho de que hubiera estado en lo cierto con la advertencia de la urraca haga más receptivo al semiorco. Si llegan a ese extremo, en todo caso, es que están prácticamente perdidos.

Silbido se acerca al muro, renqueando, y se detiene bajo el lugar donde brinca y grazna la urraca.

—Gracias por la ayuda, Vuelalviento —dice al avecilla—, por ahora y las otras veces. Y gracias a quien te haya mandao.

La niña hace una leve reverencia con la cabeza, se mete entre los muros y se deja caer junto al bárbaro y la elfa.

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22/02/2013, 09:02
Director

Agotados y enfermos, Bronas y Silbido se quedan entre las paredes de las ruinosas cabañas, que les protegen de la terrible mordida del viento frío. El enorme bárbaro cubrió con su manta a Mitheithel, y Naessa, su familiar, se unió a ella después de olisquear aquí y allá.

Mientras tanto, a pesar de que Ark advierte al orco de que podrían descubrirlo, Ugdush se escabulle para ver qué es lo que hacen los guardias que están subiendo la cornisa hacia la primera terraza. En unos momentos, el único que se encuentra alerta es el sacerdote, apoyado en el marco de una de las cabañas. Detrás de él, sus compañeros han caido rendidos por el agotamiento y la enfermedad, e incluso el perro descansa lanzando gruñiditos y patadillas mientras combate en sueños con los guardias de Paso de Ashaba.

(Sigue...)

- Tiradas (1)
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22/02/2013, 10:07
Director

El tiempo pasa, y Ark no ve pasar más barcos por el río, ni más guardias desembarcando en la playa fluvial. Mientras los demás duermen, ha tenido tiempo para valorar la situación mientras disfrutaba del murmullo de las aguas y del susurro de las hojas del bosque de Arkho.

Estáis en los Picos del Trueno, aparentemente atrapados, y entrando en el mes del frío. No tenéis ropas de abrigo ni equipo de escalada, ni provisiones ni un guía que conozca la zona. Y para colmo, dos de los miembros del equipo están enfermos y una está malherida e inconsciente. Por no hablar del que está muerto.

¿Cual será el plan a partir de ahora?. El bosque del Arkho se encuentra al otro lado del río, y está ocupado por los Flechas Emplumadas, por lo que no es más seguro que las montañas. Lo bueno es que contais con la experticia de Bronas, que parece alguien avezado en la espesura y en terrenos hostiles, y que no os habéis adentrado en las montañas todavía.

Desde aquí tenéis varios cursos de acción. Podríais intentar llegar al bosque del Arkho, si os atrevéis a volver a enfrentaros a la corriente del río. También podríais continuar en las estribaciones montañosas, dirigiéndoos al sur, hacia Puente del Arkhen, o al norte, hacia Alta Luna. Por último, podríais armaros de valor e intentar atravesar las montañas hacia el oeste, pero eso supondría enfrentaros a terrenos extremadamente peligrosos, poblados por criaturas más peligrosas todavía.

Ya es la hora de comer cuando Ugdush aparece por la cornisa, caminando con paso pesado hacia las cabañas. ¿Qué contará?. ¿Qué habrá visto?. ¿Y qué es lo que haréis?. Está claro que algunos miembros del grupo necesitan descanso y cuidado, y no sería buena idea apresuraros ahora que habéis encontrado un lugar seguro. Tendréis que dejar pasar los días, y discutirlo.

¡Es vuestro turno!.

Notas de juego

Todos los pj, (incluída Mitheithel por jugar a su perra), ganan 30 px por postear.
Ugdush gana 25 px por obtener información valiosa.

Próximo turno, lunes día 25 de febrero.

Bronas: 1 daño de chichón + 8 daños por lanza en el muslo + Fiebres del frío (No puede moverse).
Nailo: Muerto y abandonado en la orilla del Ashaba, fue encontrado por la guardia y enterrado debidamente.
Mitheithel: 9 daños por una lanza atravesando su cuello + 2 daños por desangrarse. (-7 y estable).
Ark: Como una rosa.
Silbido: 7 daños por lanza clavada en la barriga + Fiebres del frío (No puede moverse).

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22/02/2013, 15:59
Ugdush Matadragones

Los instantes que Ugdush estuvo tras el espino contuvo el aliento como si su vida dependiera de ello, es más, su vida y la del grupo dependía de ello.

Se sentía algo culpable por no haber colaborado en el combate y quiso compensar al grupo trayendo información útil, él no era menos que los demás y quería demostrarlo.

Una vez supo que todo estaba despejado y sin permitirse un solo error, regresó al refugio para informar a sus compañeros. Le resultaba bastante desalentador comprobar el estado en el que se encontraban, agotados, heridos y enfermos, casi se podía decir que eran víctima de cualquier animal carroñero.

- Já, os traigo noticias frescas blandengues - comentó

- La tipa de la alabarda de oro sin lugar a dudas va a ser nuestro nuevo grano en el culo, esa tía va a por nosotros bajo cualquier precio, así que en cuanto tengamos la oportunidad hay que liquidarla o nos perseguirá de por vida, por suerte sus hombres no son tan competentes - rió

- Hasta donde pude oír van a seguir buscándonos por el paso que está junto a la ciudad, si no nos ven, que es justamente lo que pasará, irá al embarcadero a buscar un rastreador, algo que si puede complicarnos más las cosas - se quedó unos instantes pensativo.

- Orcos y Goblins moran estas montañas, así que debemos andar con cuidado, pero en vista a la tenacidad de "la alabardera de oro" creo que debe ser el menor de nuestros problemas. Espero que se os ocurra un buen plan mequetrefes, yo ya he hecho mi parte - dicho aquello se sentó y comenzó a morderse las uñas.

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22/02/2013, 21:37
Bronas

 Bronas pasó unos días sumido entre fiebres y temblores. Pero tras despertar del primer intranquilo sueño, no tan agotado físicamente, comprobó que la herida parecía no infectarse y que había empezado a recuperarse.

 Aquel tipo era de otra pasta.

 Pero por otro lado, el gran desgaste físico que supuso el combate, el viaje por el gélido río y la ascensión con la elfa a cuestas, hacía que le rugieran las tripas. Y al no contar con un la inesperada huida, no tenía en su mochila provisión alguna.

 - Habrá que buscar sustento. ¿Supongo que ninguno de vostros tendrá nada, verdad?

 Tras la negativa torció el gesto y se arrebujó en la capa. Escuchando como le repetían las noticias que traía Ugdush.

 - No creo que nos persiga para siempre, o por lo menos no sus hombres, no les pagan para andar por fuera de la ciudad. Donde siempre hacen falta guardias.- Se sumió en un silencio reflexivo antes de responder.- Si logramos darle esquinazo le tirarán de la correa y la mandarán de nuevo para el Paso de Ashaba.

 Cuando escucha lo del rastreador asiente hosco.

- Un rastreador, para cuando llegue el rastro se habrá enfriado, y el viento se habrá llevado nuestro olor. Pero aún así tampoco tenemos que estar más de lo necesario en este lugar.- El hombretón fue sacudido por un temblor que le hizo castañear los dientes.- Además sin comida no aguantaremos mucho.

 A pesar de que había dormido mucho, el no comer, la enfermedad y el desgaste de energías le tenían debilitado.

 - Debemos pensar una ruta a seguir, sugiero apartarnos del río. Y a pesar de que dudo que todo el bosque esté vigilado por esos elfos, será mejor no ir por allí. Eso nos dejan las montañas.- Dice mirando la nada como si recordara...

 y cuando no parecía que fuera a añadir nada más, dice.

 - Orcos y trasgos, eso es lo que encontraremos, pero estas razas son incursores, no suelen esperar que nadie les vaya a su encuentro. Menos los orcos. Su nos movemos de día, cuando les resulta más pesado estar despiertos y atentos, y nos ocultamos al atardecer, podríamos avanzar por las colinas, encontrando refugios y cobertura, hasta llegar a las tierras del oeste.- Finalmente sentencia - Ese creo que será el mejor camino.

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23/02/2013, 02:06
Silbido

Silbido fue afortunada esta vez. No sabía cómo funcionaban los sueños, podía ser que durante la noche pasada hubiera agotado el material que los componía, y necesitara tiempo para regenerarlo, o que estaba tan agotada, débil y enferma que su cabeza era incapaz de conjurar las ensoñaciones. De cualquier modo, y aunque había esperado inocentemente proseguir con el sueño interrumpido, no era necesario. Aunque no recordaba los detalles, no tenía dudas de cómo terminaba. Seguía viva, y la única cicatriz que había recibido de los colmillos de un jabalí era muy posterior, de otra vida.

Depertó con hilillos colgando de los dientes y un sabor agrio y desagradable en la lengua. Un pedazo de la manta se había colado en su boca, y sus mandíbulas, en lugar de descansar junto con el resto de cuerpo, se habían pasado las horas masticando el basto tejido. Escupió los pedazos de tela y se restregó los ojos para limpiarlos de legañas. Aún no era de noche, pero el sol había recorrido un buen trecho. No se había movido del sitio en el que se había dejado caer, y seguía con vida. Una vez más.

El mestizo había regresado de su vigilancia, y cuando estuvieron todos despiertos, salvo Mitheithel, que seguía inconsciente aunque milagrosamente viva, les informó de lo que había descubierto. Los alabarderos seguían tras ellos, pero habían perdido su pista. La líder del grupo tenía intención de encontrarlos fuera como fuese, y planeaba contratar a un rastreador, si era necesario. Para entonces será demasiado tarde, reflexionó Silbido, mañana no quedará rastro que seguir. O al menos eso quería pensar, no tenía ni idea de qué era capaz de hacer un explorador más experimentado.

Bronas, que tampoco se había recuperado de las fiebres, tomó la iniciativa tras escuchar las palabras del semiorco. A Silbido le daba igual quien decidiera, siempre que no fuera ella. No tenía ni idea de dónde se encontraba, no conocía a los animales de la zona, ni los peligros, qué árboles podía escalar rápidamente o qué ramas no se quebrarían bajo su peso. Se había decidido a aprender a vivir con otras personas, en la ciudad, y en menos de un día volvía a encontrarse fuera de las murallas, y huyendo, como cuando era una niñita. A diferencia de entonces, no estaba sola.

—Tengo aparejos de pesca, y el arco pa cazar —dijo Silbido, cuando Bronas mencionó los alimentos. No se había dado cuenta, pero empezaba a tener hambre también—, pero no voy a poder moverme aún.

El bárbaro mencionó la posibilidad de dirigirse al oeste, bordeando la cordillera siguiendo las colinas, sin penetrar en los picos. Silbido había olvidado todos los detalles sobre la geografía de Faerûn que había aprendido hace años, pero recordaba perfectamente lo que se encontraba al oeste. Su primer hogar.

—Al oeste —dijo, con la mirada perdida en esa dirección—. Cormyr.

No lo había considerado. Los hermanos le habían hablado de las ciudades cercanas, de Lunalta, Puente de Arkho y Paso de Ashaba. ¿Por qué no volver a la civilización en el mismo lugar donde había decidido abandonarla? Cerrar la circunferencia, y empezar de nuevo.

 —Al oeste —dijo de nuevo, con firmeza—, estoy de acuerdo.

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23/02/2013, 15:20
Ark

Después del sobresalto de ver que la persecución había sido montada en un tiempo record , el mensaje de Udgush al menos trajo la calma durante unas horas a mi atormentado espíritu. No habían logrado encontrarnos , aunque el hecho de que pudieran volver con un rastreador era preocupante , el cansancio y el frio me aconsejaron al oído y muy suavemente que eso sería algo de los que preocuparse otro día.

Aprovechando los exiguo materiales que hay en la cabaña coloco lo mejor que puedo a nuestra herida revisando bien sus heridas y limpiándolas con agua de toda la porquería que hubiera podido acumular durante nuestro viaje por el rio. Una vez que me quedo tranquilo ( o al menos todo lo tranquilo que se puede estar en esta situación) , hago lo mismo con Silbido y con Bronas haciendo caso omiso de sus quejas , revisando sus heridas en profundidad y colocándoles algunos vendajes , que aunque mojados , están limpios.

Cuando por fin llega la hora del crepúsculo , me arrodillo y rezo, rezo como hacia mucho que no rezaba turbado por los acontecimientos del día y también por lo que estaba por venir. Perseguidos y perdidos en una zona que por lo que aprecia estaba plagada de monstruos.

La cena es algo triste , comida fría y mojada , pero que al menos sirve para que llenemos el buche . La noche no se presenta mucho mejor , mientras dejo que el orco descanse junto a los demás , salgo al exterior y me quedo contemplando las aguas del rio , dejándome mecer por el suave sonido de las aguas y la tranquilidad de la noche. Aunque el frio es intenso apenas lo siento perdido en mis pensamientos y mis recuerdos. La matanza de hoy a traído de nuevo a mi viejos sentimientos que creía olvidados. Parece mentira que después de tantos años un recuerde con tanta claridad el día en que Ark murió. Su cara de sorpresa cuando los bandidos , sin mediar palabra y después de haber compartido nuestra comida , lo atravesaron por la espalda. Aun puedo ver la vieja espada herrumbrosa saliendo por sus tripas, y él con cara aterrada me decía que corriera , y yo corrí y me escondí . En mi inocencia no fui lo suficientemente inteligente para correr hasta la aldea cercana en busca de ayuda, no , me introduje en el hueco de un árbol mientras los bandidos me buscaban , a penas a un tiro de piedra de donde estaba nuestro pequeño campamento , con nuestro desvencijado carromato tirado por bueyes.

Aunque en aquel momento no lo sabía, hoy la experiencia me dice que aquella herida no esta hecha para matar , estaba hecha para sufrir . Una herida de espada , casi de costado , sin comprometer ninguna de las partes más vitales , pero lo suficientemente grande como para que cualquier movimiento provocara el dolor más atroz. Y eso es lo que hizo Ark durante lo que a mi me parecieron largas horas, pero que no debieron ser más que unos minutos. Mientras esos salvajes registraban el carromato y desenganchaban el buey de la yunta , solazándose con nuestra comida y bebida , Ark boqueaba en el suelo , con ese pedazo de metal en sus entrañas que ni siquiera se molestaron el sacar. Cuando finalmente se fueron y reuní el valor suficiente para salir , ya era Demasiado tarde , una gran charco de sangre le rodeaba , y había convertido la tierra a su alrededor en un maldito charco de barro rojizo. ME acerque temeroso hacia él, de nuevo había vuelto a pasar , la barbarie humana había vuelto a destruir todo lo que tenia y amaba.

Casi me muero del susto cuando el abrió los ojos y lanzo un gran esputo de sangre justo antes de dirigirse a mi, pero mi maldita memoria no es capaz de recordar sus palabras, solo el rojo brillante de su sangre y la grotesca espada saliendo de su vientre ya que esos malnacidos ni siquiera se molestaron el sacársela. Aun hoy día me pregunto qué demonios me debió decir para que yo acabase aceptando llevar su nombre y seguir con su vida donde la había dejado , y cada día cuando rezo le pido a Selune que me responda y me haga ver porque soy merecedor de sus favores , y cada día en muda respuesta solo recibo el amor incondicional de ella cunado los rayos de luna me acarician el rostro.

Decido por fin desterrar mis pensamientos sombríos por hoy , y trato de pensar que es lo que debemos hacer a continuación , pero mal que me pese yo soy un bicho de cuidad , y aunque la naturaleza no me asusta , soy consciente de que valerme en la espesura no es mi fuerte , así que me dejare llevar por lo que digan ellos que parece que saben moverse bien en los bosques.

Por fin amanece un nuevo día , y mis pensamientos no me han dejado apenas pegar ojo aunque el orco se ofreció a hacer su parte de la guardia. Me acerco hasta la joven elfa y trato de sanarla con los favores de Selune. Por fortuna para ella , y aunque sus heridas son severas , el milagro obra en ella y se recupera por fin. En los días siguientes hago lo mismo con el resto de mis compañeros hasta que estamos todos de nuevo listo para seguir nuestro camino , pero antes hay algo que debo hacer y que me ronda por la cabeza desde el primer momento en que la Elfa recobro la consciencia.

Una mañana especialmente bella y serena me acerco hasta donde esta ella con su perra jugueteando tranquilamente. Esta claro que es una chica joven y adolescente ,y la verdad es que tratar con niñas no s me da demasiado bien , asi que sueno mas brusco de lo que realmente pretendo cunado le pregunto:
-¿Se puede saber qué demonios te pasaba por la cabeza cuando decidiste lanzarles un conjuro a todo un pelotón de guardias?

Notas de juego

Cambio fuego feerico por zancada prodigiosa.

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24/02/2013, 00:01
Miteitel

Tras intentar ponerme el vestido sobre las enaguas, y al ver que había mas guardias de los que vi apretujados en el umbral de la puerta camine hacia Ugdush, era alto y fuerte y quizás detrás de un armario tres puertas podría refugiarme.

Pensé - ohhh, qué fallo si no solo eran los que asomaban por la puerta - me puse tan nerviosa y no tenia ningún conjuro que no hiciera daño a mis compañeros en un sitio tan cerrado por eso creí que el hechizo de Dormir les iba a dar tiempo al resto de mi grupo a reaccionar... Sin embargo, el semiorco sin sensibilidad retrocedió antes de que pudiera refugiarme tras él, no sabía qué hacer, no me quedaban hechizos de ataque, lo miré extrañada viendo como echaba a correr hasta el túnel de entrada que alguien debió excavar allí. No entendía lo que estaba pasando pero algo en mi mente me decía que llegaba pronto mi fin.

Al menos, mi enamorado y galante Heian, del que me habia enamorado aunque nunca lo dije porque apenas le conocía, se había interpuesto entre los guardias y yo. Cuando uno de ellos se lanza hacia mi, el chico del sombrero lo impide con un empujón. El guardia, fuera de sí, arremete con su lanza contra él, apartándolo del camino. Nailo lucha con el guardia pero sale perdiendo. Me senti preocupada - pobre Heian¡¡ es culpa mía - me llevé las manos a la cara asustada.

Acto seguido, los dos guardias que estaban detrás de él se lanzan a por mi - que? flecha emplumada? - llorosa trato de entender lo que hice mal y por qué no caí en la cuenta de lo que pensaba la gente de aquella ciudad - temían a los elfos¡¡ y yo era una de ellos - no pretendía matar a nadie solo librarnos de ellos sin sangre ni muerte, mi cara se volvió roja del llanto. Me zafo de la primera lanzada hurtando el cuerpo, y doy algunos saltos, mientras intento ponerme al menos el vestido para no estar semidesnuda. Sin embargo, el segundo embite es mucho más certero, y siento un terrible dolor en mi cuello por el cogote, la lanza me atraviesa y en ese momento mi vida pasa por delante de mi a toda velocidad, veo los momentos mas importantes de mi existencia en unos segundos, escapándose de mis manos mi vestido rojo de sangre que se me escapa y mi vida con ella a un tiempo, caigo al suelo, dejo de ver, de oir, de sufrir - es mi fin... me muero... me reúno con mi dios que ruegue por mis queridos compañeros y sobre todo por mi amiga Silbido y mi querido Heian del que me enamoré a primera vista, a los demás no los conocí pero espero que también les vaya bien - luego, sólo es oscuridad, me desmayo y quedo inconsciente.

Tras caerme al tropezar con una piedra, me levante de suelo algo dolorida, pero enseguida seguí caminando y después volví a canturrear, no recordaba el dolor, colina abajo por un sendero con arboles altos a los lados voy escuchando los trinos de los pájaros que venían a hacer una parada en su migración a la isla donde yo había nacido, Eternion.

Volvía de la escuela, era una tarde soleada y estaba contenta pues todo me había ido bien, y vi a mis queridos padres, mi padre era un elfo lunar que estaba cortando leña y mi madre una elfa dorada que disfrutaba tocando dentro de la casa una triste melodía mientras mi padre la escuchaba. Una extraña unión que la sociedad élfica no veía con buenos ojos, pero sus padres se habían enamorado, y tuvieron a su unica hija, Mitheithel.

Llegue a la casa con algunas florecillas que habia recogido por el camino y me las puse en mi pelo, me gustaba la magia ademas de otros tipos de magia, estaba sacando buena nota en mis conjuros y hechizos y era una joven aplicada y deseaba aprender, sentía la magia, eso decía mi maestro, y eso fue lo que le dije a mi padre, que fue al primero que me encontré cortando a hachazos un tronco algo viejo que valdría para hacer fuego y dar calor en las noche frías, mi padre apenas me sonrió, dejo su hacha caer al suelo y me abrazó.

Yo amaba la naturaleza y me interesaba en todo lo relacionado con ella e iba a estudiar con un maestro con más jóvenes de mi edad, y le iba a contar mi dia en la escuela pero aquella vez al volver a casa, mi padre no me dejó hablar pues me contó lo que había sucedido en mi ausencia, me empezó a relatar una historia que parecía salir de una de esas leyendas que me solía contar para dormirme o uno de esos cuentos y no podía creérmelo al principio, pero esta vez era real.

Ha ocurrido algo terrible... hija mia, algo que ha roto la armonía en la comunidad élfica, se han aposentado aqui y han invadido el pueblo la noche pasada mientras dormiamos con la intención de conquistarlo, y esta mañana no nos habiamos enterado y nadie pudo huir a pesar de los esfuerzos de los valientes guerreros y los mas fuertes y los jefes para evitar más muertes han aceptado el pacto que les han ofrecido esos caballeros negros, a cambio de esclavos nos dejaran vivir en paz si no oponemos resistencia.

No entendia lo que me estaba contando, eche a llorar y mi madre al oirme desde dentro salió corriendo para abrazarme - estaba sufriendo por ti hija... estamos tu padre y yo muy preocupados...

La vida continuo tras aquella extraña tregua, y otro día un caballero de esos de negro, que mi padre me había dicho que rendían culto a una diosa oscura, terrible y maligna, empezó a rondar la casa donde yo vivía, llegué a casa de la escuela como siempre, de mi aprendizaje en el bosque con mi maestro y mis compañeros como todos los días por la tarde, y me encontré a mis padres hablando con un caballero con un negro atuendo y montado en un caballo negro que se paraba, y este me vió de lejos llegar por el sendero que llevaba a mi casa.

Era Lord Adesk, apuesto, atractivo, estaba montado en su negro corcel y me vió, una hermosa joven que aun no había cumplido la mayoría de edad, el joven y atractivo caballero se marchó y volvió un par de días después, y les dijo a mis padres que tomaria a su hija como esclava sin esperar su aceptación.

Por un tiempo, durante unos meses Mitheithel le sirvió sin más remedio que aceptar, y Lord Adesk se enamoró de la jovencita que ya no era una niña, y la hermosa elfa sentía cierta atracción que hizo que también se medioenamorara secretamente de aquel caballero.

Una noche mis padres me obligaron al volver a casa a huir para protegerme, en una oportunidad única antes de que tuviera que volver con el caballero. Así que ayudada por algunos de mi familia que vivían en el bosque, desaparecí para siempre de aquel pueblo.

Poco después me contaron las noticias que se corrían de boca en boca que mis padres fueron torturados para que dijeran mi paradero pero nunca lo supieron y fueron esclavizados en castigo.

Estaba escondida en los árboles, y estuve un tiempo viviendo con algunos parientes pero a los pocos dias tomé una dura decisión, irme de aquel bosque para seguir mi propio camino, lo que me salvó de ser encontrada. Así que bajé de un árbol bajo y salté hasta el camino por el que anduve hasta la orilla del mar, de allí me metí en un barco escondida de polizón, tuve suerte de escapar, me dormí durante el viaje y cuando me desperté, ya había llegado a un nuevo puerto desconocido para mí, salí del barco sin ser descubierta y corrí hacia el bosque.

Tras un par de días comiendo brotes y frutos que conocía que eran comestibles, iba caminando ya al anochecer y sentí que un algo o alguien me seguía, y me dí cuenta de que era un perro, le cogí cariño, nos hicimos amigos, y le llame Naessa, todas las mañanas me daba lametazos en la cara para despertarme. Yo no quería despertarme... no quería... tenía un dulce sueño... estaba soñando que iba por un camino y se me aparece una urraca que me guiaba para no caerme en un agujero en el sendero y gracias a ella no me caí... después... sentí el sol en mi cara y de pronto la luz reconfortante se hizo tan fuerte que me hizo despertarme sin poder dormir más y una sombra tapó de pronto la luz y pensaba que sería mi perra.

Entonces, de repente, abrí los ojos.

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25/02/2013, 09:22
Director

El día transcurre tranquilo tras la llegada de Ugdush y su explicación. Es una jornada de paz y descanso, en la que protegidos por las paredes de la cabaña dormitais y descansais tranquilos. Ningún barco surca el río, como corresponde a la estación invernal; el mes del martillo es frío y el comercio se paraliza un poco. Por la noche las temperaturas bajan, pero no lo suficiente como para que no podais descansar plácidamente entre los muros.

El segundo día, el cielo amanece cubierto de nubes blancas, que se mueven rápidamente a través del cielo. El viento arrecia fuera de la cabaña, y Ark ya ha recuperado su magia, así que usa varios conjuros curativos tras rezar con fervor por los favores de su diosa. La joven elfa recupera la conciencia, desnuda y envuelta en las calurosas mantas de Bronas. (¿Habéis llevado su mochila con una muda, por cierto?). Tanto el bárbaro como la pequeña arquera tiritan y castañean con los dientes durante todo el día, y se encuentran débiles y enfermos. La urraca que os trajo a este lugar desaparece con un aleteo, y no volvéis a verla.

El tercer día, un barco grande aparece remontando el río, con la bandera de Puente del Arkhen en sus mástiles. Usando pértigas, la tripulación impulsa el navío hacia Paso de Ashaba, y una docena de ballesteros vigilan la cubierta, dispuestos a disparar contra piratas o Flechas Emplumadas. Al final de este tercer día, Bronas y Silbido se encuentran bastante mejor.

El cuarto día amanece gris. Una fina lluvia se descarga a través de los techos destrozados de la cabaña, y podéis escuchar tremendos truenos en las montañas. Alzando la vista hacia ellas, observais cúmulos nubosos oscuros como el carbón, descargando tremendos rayos en los altísimos picos. Afortunadamente, en las estribaciones en las que os encontrais el clima es menos adverso, y Bronas puede montar unas techumbres improvisadas con algunas ramas, hojas y resina. Empezais a aburriros un poco allí, mientras Ark usa su magia para sanaros.

El quinto día, un arco iris impresionante os da los buenos días. Sale del río, y se alza con muchos colores desde las aguas del río, perdiéndose en algún punto del bosque. La lluvia ha cesado, y la tormenta que se desató en las montañas también. Os dais cuenta de que habéis agotado las provisiones, y de que todos estais sanos y con buena salud, listos para partir hacia donde sea vuestro destino. Si habéis guardado la ropa de Mitheithel, va vestida con su atavio habitual; de lo contrario, se viste con algo improvisado.

Habéis decidido partir hacia el oeste, cruzando los nevados Picos del Trueno, y atravesar la cordillera hacia Cormyr. El frío arrecia, y no tenéis ropa de abrigo, así que usais las mantas para cubriros como podéis, y levantais el campamento siguiendo el camino herboso que sale de las cabañas y se interna en las montañas.

Podéis jugar cualquier charla o actividad que querais realizar durante los cinco días que habéis permanecido aquí, de forma retroactiva. Ahora, comenzais el viaje...

(Sigue...)

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25/02/2013, 09:47
Director

Cuando os despedís de las paredes de la ruinosa cabaña, os entra una cierta nostalgia. Durante cinco días se ha convertido en un refugio seguro, y ociosos como estabais dedicasteis bastante tiempo a acondicionar el lugar. Un techo improvisado, formado por ramas entrelazadas, hojas de pino y resina, cubre ahora una cuarta parte del espacio; bajo él, unas rocas sirven para sentarse y un gran tocón de árbol hace las funciones de mesa. Cinco líneas dibujadas en la pared con un pedazo de madera tiznado por el fuego indican los días que habéis estado aquí, y hay incluso una tosca representación del símbolo de Selune que ayudó al sacerdote a estar en contacto con su diosa.

Todo ello desaparecerá en un par de semanas. Sabéis que, en cuanto una tormenta fuerte sacuda este lugar, las cosas que habéis dejado aquí se unirán en el suelo a los escombros quemados de la vieja cabaña. Sólo fue un lugar en el que esconderse y dormir, pero os ha servido bien.

Ahora lo dejais atrás, y os internais en las montañas subiendo cuestas verdosas cubiertas de helechos y largos tallos. Pronto, comienzan a aparecer pequeños pinos, que se convierten en grandes pinos soldado cuando dejais atrás las estribaciones montañosas y os dirigís hacia la falda de las montañas. No conocéis la geografía, así que lo único que podéis hacer es dirigiros hacia el oeste, subiendo y subiendo cada vez más, y rezando por encontrar un paso entre las escarpadas cumbres.

El primer día de subida resulta cansado. Las pendientes son pronunciadas, y el frío hace mella en vuestras extremidades. Afortunadamente, no llueve. Tras serpentear por trencas herbosas entre las rocas, y terminar con lo que quedaba de vuestras exigüas provisiones, por fín alcanzais a media tarde un bosque de montaña, de una extensión de un par de kilómetros y situado en una gran terraza. Placas de hielo y nieve adornan su suelo lleno de hierba.

Bronas, que os guía y que aguanta el frío mejor que los demás gracias a sus pieles, se da cuenta de que éste es un lugar adecuado para descansar. Encuentra un claro entre los pinos soldado que cubrirá vuestras voces y el fuego de campamento, y que cuenta con un arroyo de aguas frías y claras. Y caza un par de conejos que cocina "a la Uthgard" en su propia grasa, bien churruscaditos al fuego de una pequeña hoguera cuando ya ha caído la noche y el humo no puede verse.

Al día siguiente, reconocéis el terreno antes de seguir adelante y encontrais dos obras humanoides.

Una de ellas es una torre situada tan al borde de la terraza que pareciera que se va a caer. Estuvo fortificada en algún momento, pero ahora apenas queda el primer piso, y el hollín tiñe parte de las rocas que siguen en pie. Al parecer fue atacada por los orcos en el pasado, igual que las cabañas de abajo; en ella, nada se escucha a parte del sonido del viento pasando por las estrechas e inútiles troneras.

También encontrais un impresionante arco de roca, de seis metros de alto y cuatro de ancho, sobre la pared montañosa. Hay runas enanas grabadas profundamente en los pilares laterales, acompañados de las tallas habituales del pueblo enano; guerreros barbudos embutidos en enormes armaduras y sacerdotisas enanas de inmensos pechos. Sin embargo, las puertas de hierro están destrozadas, y cuelgan hacia afuera de sus goznes, herrumbosas y oxidadas. Dan paso a una oscuridad penetrante; los profundos túneles que atraviesan las montañas. Si alguno de vosotros conoce el idioma de los enanos, podríais descubrir lo que está inscrito en los marcos de piedra.

Por último, encontrais un paso aceptable, plagado de pequeños tojos, que asciende internándose más en las montañas. Os encontrais todavía en la parte más baja de la falda montañosa, y desde aquí podéis ver extenderse el bosque del arco, inmenso y verde. Más arriba, la nieve lo inunda todo.

¿Qué haréis?. ¿Os dirigiréis hacia el oeste, ascendiendo la montaña e internándoos en la nieve?. ¿Os dirigiréis hacia el oeste por debajo de la montaña, usando el pasaje enano?. ¿Le echaréis un vistazo a la torre abandonada y derruida?. ¿Jugaréis a hacer rebotar vuestros berridos contra las montañas cercanas, a la voz de ECO ECO, para ver qué es lo que sucede?.

Es vuestro turno ;)

- Tiradas (2)

Notas de juego

Todos los pj ganan 30 px por postear.

Próximo turno, miércoles día 27 de febrero.

Bronas: Como una rosa, gracias a sus pieles y experiencia como bárbaro.
Mitheithel: Pasando frío.
Ark: Pasando frío.
Silbido: Como una rosa, gracias a su ropa resistente y experiencia como exploradora.
Ugdush: Como una rosa, gracias a su ropa resistente y experiencia como explorador.

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25/02/2013, 11:32
Bronas

 

El ilushkano agradeció solemnemente las atenciones y oraciones que Ark le brindara, atendiendo su maltrecha pierna. Sorprendido por la velocidad de la curación, el bárbaro preguntó al asceta acerca de su diosa. Cosa que el sacerdote hizo con pasión. Sentimiento que admiraba el norteño, pues eso era lo que él sentía por su dios patrón, Tempus.

 Durante esos días de recuperación, en los largos momentos ociosos que pasaron, Bronas habló de su origen, cuando le preguntaron que qué hacía tan lejos de su tierra natal.

 - Estoy haciendo una búsqueda. Yo soy Bronas hijo de Borateo, rey de los Pielescarcha. Y si algún día quiero ocupar el sitio que me corresponde, debo mostrarme digno, tanto ante nuestro dios como ante mis hombres. Cuando regrese del viaje, si he sobrevivido, los Pielescarchas me recibirán sin dudas. Y yo seré su rey.- Dice orgulloso el norteño.- Con este fin estoy cruzando tierras lejanas para superar las pruebas que Tempus va dejando ante mí, para templar mi valía. Sólo así recibiré su bendición.

 El viaje puso de buen humor al norteño, habiendo dejado atrás la enfermedad, era el momento de seguir en su búsqueda. Y tal vez diera con la prueba definitiva allá en aquellas montañas.

 Cuando alcanzaron las ruinas, el hombretón se quedó escrutando las runas que embellecían el arco.

 - Eso es kazhad, las runas que usan tanto gigantes como enanos para comunicarse.- Dice sorprendiendo al resto, con ese conocimiento.- Pero sólo los enanos hacen esas runas tan pulcras, los gigantes suelen hacer más destrozos que gravados.

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25/02/2013, 12:46
Bronas

 

 Tras inspeccionar las runas, el hombre recita con tono grave, a la par que señala las distintas runas.

"Que el pico de Dhumazoin guíe los pasos de los enanos que se adentren en estas cavernas y que el hacha brillante de Hela los proteja, pues los antiguos caminos de la montaña han sido profanados y el enemigo mora en sus túneles".

 Bronas queda reflexivo ante sus palabras.

 - Dhumazoin, que el pico de Dhumazoin guíe. ¿Se referirán a un líder, a un señor de la guerra? Que el hacha brillante de Hela los proteja. Eso parece más a una diosa. Según la feche esto tiene más de cien años. Lástima que no hicieran la puerta de piedra reforzada con acero. El Acero solo no siervió para enclaustrar a los enemigos.

 Dice encogiéndose de hombros. Luego miró a Ugsush y a Silbido, quienes tras esos días a la intemperie mostraron interesantes dotes perceptivas.

 - ¿Veis algún rastro reciente por aquí?

  En cualquier caso, sea como sea, tarde o temprano deberán decidir qué camino elegir. Las montañas o bajo ellas. Miró de soslayo a Ark y ala elfa, parecían pasarlo mal con el clima, si aquí sufrían... pudiera ser que llegaran a cruzar las montañas. Su mirada se centró en el oscuro paso que se adentraba en las profundidades de las montañas. Arrugó la expresión.

- Antes de tomar cualquier de los dos caminos deberemos prepararnos. Si queremos cruzar por arriba necesitaremos leña para guarecernos durante la noche y pieles. Pero posiblemente encontremos comida. Si queremos pasar por debajo necesitaremos antorchas, yo tengo aceite y artilugios que pueden hacer luz, pero no sabemos cuanto tiempo podemos estar vagando por ahí. Y comida, no sabemos si podremos o no encontrar comida ahí abajo.- Tras una pausa acaricia el mango de su hacha.- En cualquier caso es posible que encontremos moradores. Mi siguiente prueba a superar.