Partida Rol por web

"Guardó" la imagen de aquel tipo en la carpeta de favoritos de su memoria justo antes de pedir prestado al aire un par de bocanadas. Fue inutil. A los pocos metros su organismo le mandaba claras e inequivocas señales de socorro en forma de una tos ronca y un sudor frío. Era su protesta por aquellas exigencias. Hacía años que había vendido su cuerpo al dios del sofá, a la televisión por cable y a la comida mexicana picante. Cormac tendría que recurrir a la regresión hipnótica para recordar la ultima vez que se puso un chandal. Viendose condenado al fracaso, enseguida miró a Alex. Sus ojos se agrandaron y se llenaron de gestos y movimientos circulares. En el lenguaje de signos de las miradas aquello significaba un claro "Tirale tu que hasta aqui he llegado yo". 

La voz del hombre suena extrañamente parecida a la de la parca, o quizá es que me doy cuenta de que me enfrento a mis últimos momentos de vida y mi cerebro me juega malas pasadas.

Durante años no he entendido porque la gente se queda quieta durante los instantes previos a que los ejecuten, porque no corren o luchan o hacen cualquier cosa en un último intento. Pero paralizado en el suelo viendo la muerte en los oscuros orificios de ese cañón de escopeta soy incapaz de hacer nada ni de pensar.

Y entonces la mirada del hombre a Tábata, la idea de que la he arrastrado hasta aquí conmigo, para que este desgraciado le ponga las manos encima, comienza a calentar mi sangre, y de pronto la escopeta deja de parecer tan amenazadora, y la voz ya no es tan aterradora.

Siento el impulso de lanzarme a por el, y en mi mente le arranco la escopeta, y le noqueo con la culata, para después disparar a sus compañeros y acabar reduciendo a los cuatro heroicamente. El problema es que en esa escena me parezco demasiado a Jason Statham y eso me hace sospechar que quizá no saliese tan bien.

Deberías dedicarte a otra cosa.

A duras penas me creo lo que le estoy diciendo a este tipo, mientras mi mano lentamente avanza hasta mi oreja para quitarme un pendiente falso, pues no tengo agujeros. Comienzo a hacerlo bailar sobre los dedos.

Entras en un supermercado. ¿Qué puedes sacar de aquí? ¿Mil dólares? ¿Dos mil? En serio, has matado a dos personas, y te arriesgas a que te ejecuten por unos pavos. Pero encima, cuando la suerte te sonríe, no sabes reconocerla.

Hago desaparecer el pendiente, colocándolo en el cañón de la escopeta*, y entonces le muestro mi mano sin pendiente.

Aquí estoy yo, una estrella televisiva que vale miles de dólares para su productora, y tú me apuntas como si fueses a disparar. Si claro, hazlo. ¿Porque vas a usar el cerebro?

Confiando en que si aun no me ha disparado quizá me este escuchando, le hago un ademán pidiendo que me deje incorporarme, pero no espero su autorización antes de hacerlo, eso si, despacio.

Deberías limpiar el cañón de tu arma amigo, alguien se ha dejado un pendiente en el.

- ¡Ah no, eso sí que no! - dijo para sí el guapo periodista en cuanto vio que el tipo salía corriendo. Ahora que estaba sin máscara y sin un arma a la vista, parecía mucho menos agresivo, así que en cuanto Cormac le apartó para salir tras él, Alex no perdió el tiempo e hizo lo propio, dispuesto a plantar cara a ese hombre que parecía poder explicarles lo que sucedía.

Como una gacela saltó por encima de unas cajas que había en el callejón mientras el tiempo se ralentizaba y veía el rostro desencajado y sudoroso de Cormac incitándole a seguir tras el tipo. No necesitaba mucha más motivación, pero darse cuenta de que el tiempo dedicado a mantenerse en forma había dado sus frutos, le inyectó una buena dosis de satisfacción personal en forma de adrenalina, permitiéndole dar un acelerón en dirección al ladronzuelo.

¡Hey, colega, quieto ahí parado! gritó Chip mientras echaba a correr detrás de Alex y pasaba junto a un agotado Cormac.

Venga, tío, estate quieto, que seguro que no es para tanto. iba hablando sin parar mientras sus piernas daban grandes zancadas.

La vida de la ciudad no había desfondado al deportista que Alex fue en el instituto, así lo demostró el sprint que se marcó tras el atracador.

Chip reaccionó unas milésimas de segundo después, demostrando que las patatas fritas debían ser una enorme fuente de energía en su organismo.

Por el camino, ambos dejaron atrás a un Cormac completamente agotado, agachado con las manos sobre las rodillas y tratando de respirar trabajosamente.

El atracador parecía tener una buena salida también pero fue incapaz de escapar de la pareja formada por Alex y por Chip.

Dándose la vuelta, levantó las manos y dijo. Eh, eh, esto no tenía que haber sido así. en sus ojos parece formarse una nube de pánico. Estabamos, eh, los colegas echando unos meichs viendo esta peli del Neo de Matrix y Skeet dijo que podia ser buena idea.

Comienza a mirar alrededor. Pero esto no tenía que haber acabado así, esto...

Reagan se levanta, agarrando la recortada con ambas manos y busca un buen punto de disparo cuando un ruidito metálico se escucha por el cañón de la escopeta.

Extrañado, la levanta y la agita, para terminar apuntando al suelo y, tras escuchar un pequeño chirrido que recorre de punta a punta, ver como cae lo que parece un pequeño pendiente al suelo.

Entonces, Clinton se dirige a él y dice. Hey, Skeet, el tipo este sí que parece el del programa ese de frikis con el que me emporro por las noches.

Inmediatamente, Reagan se gira y le da un golpe. ¡Nada de nombres, idiota! increpa a su compañero. ¡Ahora lo han oído!

Se gira de nuevo y se queda mirando a ambos, al parecer tratando de decidir qué hacer.

De repente, uno de los cristales en la parte delante explota y...