Partida Rol por web

 Pudo verlo casi a cámara lenta, balanceando la espada como si hubiese nacido en Cimmeria, propinando tajos a diestro y rebanando a siniestro. Aquellos engendros vegetales no parecían retroceder ante las ridículas cerillas, pero sí lo hacían cuando Antxón blandía el acero..., y Zeke lo observó con los ojos de un chiquillo que descubre al jodido dueño de Excalibur.

 Ahora, cuando todo parece producto de brujería chamánica con muy mala leche, Ezequiel sigue avanzando hacia la seguridad del jacuzzi con Rusty a cuestas. Lo deja en el suelo con toda la delicadeza que le permite el dolor y se sienta a su lado. Respira entrecortado.

- No sé si estáis viendo lo que yo, pero...pero creo que conozco esta clase de mierda. Me recuerda a cuando hicimos aquel ritual de iniciación mística sobre la tumba de Jim Morrison, en el cementerio de Père-Lachaise. Nos pusimos finos de peyote y, en fin,...se ven cosas raras.

 Ni siquiera contempla la posibilidad de acercarse a un espejo. Sabe que sería demasiado duro, casi insoportable. Y confía.

- No han drogado, tíos. Mientras dormíamos nos han metido algún tipo de...no sé...algún alucinógeno. Seguro. El efecto pasará...

...y volverá la piel tersa y cuidada, el olor a aloe vera y su cabello. Desaparecerán el dolor y las quemaduras. Ojalá.

- Sólo hay que esperar y descansar. Un poco.- dice notando como se le caen los párpados.

Me sentí completamente inútil intentando hacer retroceder a las plantas. Aún apoyado en Ezequiel me miré la mano, ya no sangraba, una costra negra cubría toda la superfície y podía sentir como se rompía y volvía a formar cada vez que doblaba los nudillos, dejando caer un hilillo de fluidos. "¿Una alucinación?" Aquello sería una bonita noticia, como si de una pesadilla se tratase en breve despertaríamos y nada de aquello habría ocurrido... O sí... Ver plantas carnivoras, una habitación cubierta de llamas y un vasco blandiendo una espada eran síntomas suficientes para plantearse que alguna tuerca andaba suelta, pero aquel dolor, la falta de aliento, la sensación de no tener rostro, la dificultad para gesticular... aquella mierda era demasiado real...

Cuando llegamos al lado del jacuzzi me desprendí del hombro de Zeke y caí a plomo recostado contra la pared.

- ¿Y ahora que eh?

Hasta ese momento no se habían dado cuenta de que un gas invisible se había filtrado en el interior de la casa. Se percataron de ese detalle cuando empezaron a sentir náuseas y mareos, como si el suelo bailara bajo sus pies, como si alguien estuviera agitando la casa. Se tambaleaban, intentaban agarrarse a cualquier cosa, pero ya era demasiado tarde. El gas se había filtrado hasta sus pulmones y ya no había nada que hacer.
Finalmente cayeron al suelo inconscientes, con los pulmones bloqueados por ese gas.