Partida Rol por web

Escena privada para Nina Lacasta

Delante del espejo de aquel hotel de Miami. Ya hace siete meses del primero. Te chocaste con él de morros. Cuando ejecutaste el archivo y viste aquello, no podías creerlo, debía ser una broma, pero pronto empezaste a sacar información de aquí, información de allá... y BINGO diste con el segundo video, tras el cual fueron los otros cinco siguientes.

Revisas tu aspecto, vas en busca de alguien esta noche, el será quien te de aquello que tu crees que te falta ahora mismo para juntas varias piezas del rompecabezas. Se llama Luis Alberto Chandas, y está en un hotel. Aunque no eres de Miami, es una ciudad que has pateado mucho, has hecho varios reportajes en ella, y la conoces muy bien, por lo que sabes, que el hotel donde está, es un lugar vastante sórdido que es usado sobre todo, por gente que se esconde de alguien, malechores o parejas que buscan un sitio recogido donde hechar un polvo. Haces crecer el pelo un poco más y lo haces parar cuando ya ha tapado los pómulos. Vuelves a revisar tu aspecto, cambias el rubio por el moreno y emblanqueces un poco tu piel, te detienes cuando ya no te pareces a priemra vista. Luego te pones ropa y calzado cómodo con la que puedas correr si la situación lo requiere.

Cargas tres de tus diez zócalos, con chips de memoria virgenes. Através de tu ojo gestionas su enlace para que almacenen los archivos, uno para video, otro para audio, otro para fotografía. Luego rebuscas en tu portachips por el chip del caso. Lo cargas también, así como un callejero de Miami, pues aunque te lo conoces, no sabes donde puede acabar la noche. Finalmente guardas bien el portachips donde tienes otros muchos datos de tu interés, música para acompañarte en tus largos viajes y sobretodo los siete videos que han caído en tus manos y del que no has tardado en ordenar su secuencia.

En estos meses de investigación, has descubierto mucho, y mucha información casi te ha venido. Primero fueron los videos, entre uno y otro pudiste sacar algunas cosas pero no adelantaste mucho, poco después ya teniendo cuatro de ellos, pudiste sacar tus primeras conclusiones, cosa que hizo el que empezara a intrigarte el caso y decidieras que sería tu próximo documental largo. Has llegado a profundizar en el tema, y tienes documentos que dirías clasificados, has tenido entrevistas con gente que sabía mucho del tema, y todo te está pareciendo una oscuro entramado que puede llegar a altas cúpulas de poder dentro del mundo que te rige.

El resultado de la secuencia de vídeos ya ordenados, es: el descenso y aterrizaje de una nave extraterrestre que vuela a una distancia demencialmente cercana al punto donde está situada la cámara, se pueden oír exclamaciones de júbilo y risas provocadas por los nervios y la emoción de un momento como ese; luego la nave aterriza, la cámara cambia en los dos videos que preceden la llegada, parece estar grabado desde otra prespectiva y no se oye nada, más que el leve ruido que la nave provoca; Un grupo de tres desgarbados personajes salen por la compuerta, para ir bajando luego, por la rampa que fugaz se extiende para acabar a ras de suelo. Una vez allí los tres personajes parecen revisar algo de la nave cuando un disparo que se oye lejano, alcanza en la cabeza y acaba aparentemente con la vida de éste; los otros dos recogen a su compañero y suben a la rampa que se repliega trasportándolos más rápido que antes al interior de aquel coloso volador; la nave despega y la cámara vuelve a cambiar en el siguiente video, vuelve a estar posada en la colina del principio ahora viendo como la nave, se acerca lentamente y desde una distancia no cercana, dispara un cañonazo de luz que ciega casi por completo el objetivo de la cámara, mientras que el impacto milésimas de segundo después hace temblar todo e incluso caerse la cámara. Puede oírse ahí disparos de armas terrestres que seguramente en represalia al ataque decidieron abrir fuego. La nave se larga de ahí.

Esos siete video te han dejado muy enganchada a esta historia y los has visto tanto que eres capaz de describir todo lo que sucede en cada uno de ellos. Tras tener esa información, fue la cosa más rodada y desde hace tres meses no paras de sorprenderte más con todo aquello que estás descubriendo. Lo primero y principal, sabes que hacía esa nave ahí, puede ser una hipotesis de un loco de las conspiraciones, almenos la información proviene de Gregory Carnaud, una especie de ello, pero tu la crees ciegamente. Gregory dice en unas de las tres grabaciones que dispones de una entrevista que tuvisteis, que los primeros gobiernos conjunto al poder económico de algunas megacorporaciones, han tratado de evitar que los alienígenas se den a conocer a la opinión pública. Gregory, te dice que ya en el año 2003 tuvo lugar un encuentro entre entidades de otras galaxias o sistemas solares, eso el no lo sabe, pero si que hubo ese encuentro entre la cúpula del G8. Los mandatarios de la tierra, se negaron por completo a aceptar una nueva tecnología que estos les ofrecían, energía pura, límpia, gratuita e ilimitada. No estúpidos, sabían que invento tal acabaría con una gran parte de la economía del planeta. Los alienígenas no hicieron esperar en dar una respuesta y romper negociaciones tratándoles de necios, corruptos y egoístas. La última noticia que se supo de ellos es que se darían a conocer la proxima vez que visitaran la tierra, directamente a la opinión pública. Tras hablar con Gregory y ver toda su documentación, pasaste una semana capturando toda aquella parte física que eran libros y discos antiguos. Si algo no te cuadra es como alguien como Gregory siga vivo teniendo todo aquello guardado en su casa. Bien así que ya tenías parte de lo que necesitabas. Luego fuiste a por la información burocrática. En efecto, tras un mes entero de árdua investigación. Los actuales altos mandatarios de la tierra, estaban en Venezuela ese día. Y la opinión pública quedó reducida a cenizas tras el disparo alienígena.

Luis Alberto Chandas, el tipo al que estás buscando es un superviviente de ese día, y teóricamente está muerto y enterrado en una fosa común ahí. No sabes que hace aquí, pero sabes que está en ese hotel.

Después de comprobar mi aspecto en el espejo una y otra vez, y asegurarme de que no es reconocible la conocida efigie de la Nina Lacasta que aparece constantemente en los medios de comunicación, ajusto mi equipo con precisión.

Estoy gratamente ansiosa, como si me hubiera metido algo, la verdad es que haber encontrado la pista de ese hombre, ese posible superviviente del ataque, me parece una carambola increíble. Estoy en racha, si, llevo muy bien todo el asunto, y de aquí puede salir algo grande. Muy grande.

Audio, vídeo, los vídeos, el callejero de Miami... todo en orden. Maldita ciudad, tan... caótica. Joder, ya, venga, sal por esa puerta, Nina, y cómete el mundo!

Y salgo de la habitación, al encuentro de ese hombre. El superviviente. Chandas...

Sales por la puerta de la habitación que has alquilado en el Hotel Hutbert en la ajetreada zona de CENTRAL POST. Es un hotel grade con habitaciones reducidas pero muy cómodas y completas. Cierras la puerta de golpe y oyes la cerradura como golpea al cerrarse con el marco, sellando la habitación hasta que alguien ponga de nuevo la tarjeta. Revisas de nuevo todo lo que llevas encima, suficiente. Miras el anillo que rodea el dedo índice de tu mano derecha, sacas el aguijón, suave y rápido, está en perfectas condiciones aún.

Al llegar al hall, al que accedes a través de uno de los ascensores que hay en tu planta, el tipo que está detrás de él te hace una seña con la mano. Te acercas. Le han dejado un mensaje señorita el tipo gira la pantalla y deja que accedas tu misma al mensaje. Pulsas en código que se ha generado tras introducir un dato personal y este se abre.

Hotel Canadonia. Habitación 443.

Es el hotel de Luis Alberto, y supones que ese será el número de su estancia. No va firmado por nadie, y el tipo de recepción es incapaz de decirte de quien ha llegado, parece llegar de una cuenta. No es la primera vez que cae en tus manos una información sobre algo de esta forma, estás convencida de que hay gente en el mundo que te debe conocer y querer ayudar, que siguen seguramente tu carrera paso a paso, y es normal en un mundo en el que vivís, el querer mantenerse en el anonimato, nunca puedes saber quien se está enterando de algo.

Sales por la puerta del hotel y coges el metro. El sitio está a 23 paradas con dos transbordos de donde estás. Tienes un largo viaje delante en ese vehículo que siempre te ha gustado tanto, por el contacto con la gente. Ahí se pueden leer muchas historias, con tan sólo mirar a la gente durante un rato. Subes en la estación UNION GARDEN, que es la más cercana a tu hotel. Bajas hacia el anden tras pagar con el credichip un viaje sencillo y atravesar aquellas puertas automáticas de cristal grueso y transparente. Ya esperando el metro, ves como unos técnicos están sustituyendo una de las pantallas de plástico adhesivo. En el resto de pantallas se puede ver a Iona Malls, una periodista que trabaja únicamente para la red de transportes y que se la en las plataformas digitales de muchas ciudades. Iona Malls es lo que se conoce hoy en día como una Videogirl. Una mujer virtual que cumple una función, siempre es menos costosa que una periodista, bailarina, estrella del rock o prostituta de verdad. Iona Malls es sólo un gráfico; una obra maestra del hiperrealismo tridimensional.

Sin apenas darte cuenta, el vehículo llega, abre sus puertas, está a rebosar de gente. Entras y te colocas donde puedes. Hay un par de tipos que se percatan de tu belleza y empiezan a mirarte con disimulo. Un tercero se une, pero este no disimula, te mira sin discreción alguna. En el momento en que una de tus miradas se cruza con la suya te sonríe de forma encantadora, tratando de acaparar tu atención.

He tenido suerte al encontrar habitación en el Hutbert. Creí que tendría que meterme en otro de esos cubículos atestados de nichos, los odio, aunque resulten más asequibles. Y eso em ha situado en CENTRAL POST. Cerca de todo. Bien, no, no de todo... a una buena vuelta en metro del Canadonia, donde me ha citado el venezolano. El Superviviente. Luis Alberto...

Tomo el metro con casi satisfacción. Otro en mi lugar estaría asqueado. Yo no. Me gusta el contacto directo con la gente. Verles, sentir su vida latiendo, sus historias, sus verdades y sus mentiras. Además, me gusta también la luz del interior, rancio recuerdo de hace muchos años, tan distinta de la que irradian los neones, o de la impávida claridad monocroma de las geodésicas.

Ahí delante, en un panel brillante, una secuencia muestra una playa solitaria, con palmeras asomándose a un mar añil, rozando con las largas hojas la ondulante superfície. "Vacaciones...? Escoge el lugar que sueñas. Te lo recreamos."

A mi alrededor empieza el baile, el trasiego de miradas. Y se posan rápidamente en mi. las atraigo, con un magnetismo fascinante. No es por mi cuerpo, ni el físico. Todos a mi alrededor son perfectamente atractivos, unos machacados por la cirugía, otros mediante el aura de seducción que les proporciona cualquier estrategia: el vestir, la moda, un perfume neuroactivo, da igual. No, mi poder viene de dentro. Y me encanta ejercerlo.

Un tipo mantiene la mirada. Sin disimulo. Así que, sin disimulo tampoco, levanto la mía directamente a sus pupilas. Ni invito ni reto. Sólo miro. Él sonríe, encantador, pretende acaparar mi atención. Lo ha hecho. Bien, hay aún un largo trayecto hasta mi destino.

Levanto las cejas, sin desviar mi mirada. Y sonrío también, encantadora también. La pregunta, muda, es obvia.

Aquel tipo había captado su atención en efecto. Avanza unos pasos hasta ella. Vestido entero con un mono de sintecuero rojo, muy usado por amantes de los deportes sobre ruedas. El mono parecía desgastado, síntoma de tener algún tipo de afición que hiciera rascar la ropa con alguna superficie muy a menudo.

¿Te conozco de algo? se que te he visto en alguna parte, no olvidaría nunca esos ojos. dice mostrando una sonrisa picarona y sigue mirandote a los ojos.[/B]

El resto de mirones, apartan la vista en cuanto se inicia la conversación, aunque se giran de vez en cuando, ya víctimas de aquel suceso que tanto recuerda a una escena de película o inicio de anécdota que contar a sus amigos o familiares.

Empezáis a notar la subida de la cuesta y el metro sale al exterior, subiendo a unos 13 metros del suelo para continuar ya en línea recta. Ahora, tras los ventanales del metro, gozáis de una vista espectacular a la ciudad, con sus iluminadas calles que colorean la noche. Los edificios más altos se perciben a lo lejos, indicando que se ha abandonado ya la zona corporativa y el centro de la ciudad. Sólo quedan 7 largas paradas.

Sostengo la mirada picarona del tipo embutido en rojo. Es atractivo, con ese aire salvaje y un punto desquiciado de los consumidores de libertad. Quizá de los Exploradores, quizá un nómada mercenario. Quizá un piloto de cibermoto, un corredor de carreras clandestinas. Me acerco un poco más, y me agarro a la barra que tiene al lado. Al hacerlo casi le rozo, pero sólo lo dejo en una intención dudosa. Sonrío.

-No lo sé, ¿quién sabe? Pareces alguien con una vida agitada. Debes moverte mucho... ¿qué haces, a qué te dedicas...?

Sé que mi cabeza queda enmarcada por los colores de la ciudad que brillan a través de la ventana. Lo sé porque a la suya le sucede lo mismo, destaca sobre la ventana opuesta, y el efecto del perfil orlado por el brillo multicolor es espectacular. ¡Me encanta la belleza contenida en esos detalles, en la estética que se despliega incluso en el interior de un lúgubre vagón de metro!

Muevo la cabeza ligeramente, lo justo para que el pelo reluzca, y la curva del cuello se exponga, un trazo sinuoso de piel...

El tipo sonríe. Me llamo Jack, Jack Svedan, y ahora mismo si llevo una vida ajetreada, aunque estoy de permiso. Tuerce la boca haciendo una mueca. Déjame adivinar. ¿Tu eres Nina verdad?

Las palabras se entremezcla con el chirrido agudo que ahora mismo emiten vías por donde viaja el transporte. Acabáis de entrar en las viejas calles. La próxima parada es la tuya. La próxima parada es la nuestra. dice sin darte tiempo a contestar.

Mi sonrisa se amplía, aunque en el fondo me siento algo molesta. Es lógico que me hayan controlado, el caso es que quisiera saber quién. No me gustan las desventajas...

-¡Vaya!, parece que tienes cartas escondidas, eh? Entonces esperaré a ver a qué jugamos, antes de añadir palabra. Pero bien, tú guía, entonces. Si esta es nuestra parada, ¿Por qué yo no sé nada de tí...?

No es una amenaza, ni se nota mi descontento por sentirme, una vez más, manipulada sin saberlo. Le miro directamente, y espero una explicación, veamos qué pinta en toda esta historia...

El tipo se pone alerta, su tono de voz ahora es más bajo que antes Bien, eres una gran reportera, y esta es la última parada de la línea no creí que estuvieras haciendo un reportaje ¿me estás grabando? el tipo parece nervioso, alterado, no violento, tan sólo sobresaltado.

La velocidad disminuye y entra en la iluminada estación. Hay mucha gente fuera, detrás de aquella nave que os separa. Las puertas se abren, y ahora aquellos neones hacen notar la diferencia de iluminación. La gente que restaba en el pasaje baja y vosotros a la vez.

Se respira un olor a comida rápida y grasienta sobre el olor rancio que despide la mayoría de la gente. Unos bajan, muchos suben y aquello hace dificultoso el pararse en el anden. Traviesas contracorriente hasta que todo el mundo ya embutido en aquel vehículo, se prepara para iniciar el viaje. Jack está a tu lado. Iba a tomar algo al WEDNESDAY, pero ahora que lo pienso, este barrio no es muy seguro. ¿te acompaño a alguna parte?

-¡Jajaja! Está bien... tú ganas. Si, soy Nina. Y gracias por lo de "gran reportera".

Le digo bajando la voz después de soltar la carcajada. Estoy pensando deprisa. No puedo arriesgarme a decirle donde voy, no quiero estropear algo que ya tengo seguro, no sé si él va a llevarme a un reportaje, pero el otro ya es mío. Aunque... Ha dicho que está de permiso, es posible que sea militar. Puede que me interese charlar con él, de algún modo está nervioso, y teme que le grabe.

De modo que activo la cámara sólo para hacer unos fotogramas, y asegurarme de que me quedo con su cara para poder buscarla luego en el banco de datos. Al mismo tiempo sacudo mi cabeza, negando.

-No... no te he grabado. ¿Tienes miedo? Jejeje... es broma. Mira, ahora mismo he quedado con alguien. Pero, si vas a estar en el WEDNESDAY durante algún tiempo, cuando acabe me paso por allí. Me encantará charlar contigo. ¿Te parece bien...?