Cuando la sangre toca tus labios, un hambre primigenia te posee, un hambre primitiva que nubla tu mirada. Muerdes, muerdes la piel de su mano, clavas tus colmillos y no eres tú quien tiene el control. Los límites se desvanecen en un aluvión, apenas si existe consciencia, pues eres un animal salvaje. Estás bebiendo, bebiendo de su sangre y el sabor, el increíble sabor de aquella ambrosía se quema en tu memoria con fuerza. Pues no es sólo un sabor, no es sólo la contextura o el perfume o el deleite de aquella bebida, es la sensación. Tu cuerpo se estremece en una oleada de placer infinito. Cada sorbo envía tu cuerpo a un éxtasis orgásmico muchas veces superior a tus memorias del sexo, y aunque tu anatomía es diferente, sientes como cada célula vibra, como aquel salvajismo que mora en ti, aquel que continúa bebiendo desaforadamente, se deleita más y más.
Aprietas con fuerza tus colmillos. El chico gime, confundido, mientras experimenta dolor y placer, mientras tú vas arrebatándole la vida. Aquel acto herético, era equivalente a saborear la excitación, la vitalidad, a arrebatar todos los años y experiencias de aquel joven. Y aunque su intento de detenerte, débil, carente de intención, no logra ni hacerte reducir la velocidad, sus signos vitales se desvanecen. Es increíble como cada segundo, cada trago, cada gota de aquella sangre cálida, joven, exquisita, embarga tus sentidos a costa... a costa de aquel muchacho. Nada importa, nada te perturba, tú y tu instinto son una, y éste, el estado en el que estás, se sentía natural, perfecto, placentero, único.
Poco a poco muerdes de nuevo aquí y allá, mientras tu rostro se llena de sangre. No importa. Mientras hace mucho que el muchacho dejó de moverse, de pestañear, de respirar. Su corazón se extingue pero aún queda aqua de vita en él. No se detiene tu sed hasta que no hay frente a ti más que un cadáver pálido, con los ojos abiertos de par en par, con su rostro en una expresión de placer y horror, con sus brazos y cuello con profundos mordiscos. Parecía no ser sino un maniquí, una figura que jamás guardó vida y menos aún, que hubiese logrado satisfacer tus apetitos.
-Très bien- la voz de Lucienne te saca del trance. -¿Ves cómo se ha sentido bien? Ahora... lame las heridas de tus colmillos.- dice. Y entonces el raciocinio regresa a ti como un torrente de agua fría. Sostienes en tus manos el cadáver de Adrien, blanco como el mármol. Y tú lo habías asesinado.
Lanzas Conciencia a dificultad 8. Si tienes éxito, te sentirás culpable y con remordimiento por haber asesinado a Adrien y sentirás todo el horror de tus actos. Si por el contrario fallas, serás insensible a entender la gravedad de tu trasgresión y perderás un punto de Humanidad (es decir, Raphaëlle se hace más inhumana con este acto).
Un placer culposo. ¿Cómo algo que hace un momento te causó tal éxtasis es ahora motivo de una infinita tristeza?. Jamás en su vida Raphaelle imaginó esa sensación, nunca un pensamiento así se le cruzó por la mente. La vida, la vida que es tan valiosa, una sonrisa, el amor, el estudio, la familia, le había robado para siempre la vida alguien, a un joven inocente, y todo por un capricho.
T’es un monstre! Démon! Grita Raphaelle a Lucienne. Incontrolables lágrimas sangrientas escurren por su rostro y no se puede detener.
No le he robado la vida, no, eso es muy poético, he asesinado a un ser humano, ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Qué voy a hacer?
Adrien, dulce Adrien, dice Raphaelle entre sollozos, quitando suavemente el cabello de la cara contorsionada del joven asesinado. ¿Qué te he hecho?
Raphaelle siente dentro de sí una cosa que no solo le arrebató su propia vida sino que ahora busca alimentarse de la vida de otros. Apenas si puede entender que está muerta y ahora una nueva muerte entra a jugar.
Raphaelle quisiera poder desvanecerse, desmayarse, descansar… en paz. Pero en realidad se siente revitalizada. Las sensaciones físicas sobre su cuerpo no combinan con lo que su mente le dice. He asesinado, soy una asesina, todos los valores en los que creí, ya no significan nada.
Voy a acabar con esto ahora mismo, piensa Raphaelle, se pone de pie dejando el cuerpo inerte de Adrien en su cama. Se levanta con la firme intención de ir al apartamento de Adrien a buscar a alguien a quien llamar, entregarse, una asesina no puede andar suelta por ahí.
Motivo: Conciencia
Tirada: 3d10
Dificultad: 8+
Resultado: 9, 8, 7 (Suma: 24)
Exitos: 2
Ella te observa y parece divertida. No responde cuando gritas y te deja depositar el cuerpo de Adrien sobre la cama. Caminas aún con algo de debilidad, pero con decisión hacia la puerta, pasando junto a ella. Tomas el pomo y abres, pero antes de poder reaccionar, con una extraña y sorprendente agilidad, Lucienne está frente a ti. Con un movimiento rápido y cortante, poniendo la palma de su mano derecha contra la puerta, empuja sin mayor dificultad y vuelve a cerrar la puerta. A pesar de su aspecto delicado y delgado, percibes la fuerza que debe tener para haber logrado aquello.
-¿A dónde piensas que vas?- pregunta y su mirada tiene un toque autoritario e intimidante. -¿Pensabas escapar? ¿Sabes lo que pasará cuando encuentren el cuerpo de tu vecino allí en tu cama?- se acerca hacia ti. Tus sentidos pueden percibir su olor, en tu interior, hay una sensación primordial, como si te encontraras frente a una bestia. -Ahora tú también eres un monstre. Y tengo noticias para ti: no podrás sobrevivir allá fuera si no aprendes a comportarte.- amenaza mientras da un paso hacia adelante, obligándote a retroceder un paso al sentir su presencia tan cerca. Ella sonríe pero no te toca.
-Haz lo que te dije. Lame las heridas de tu presa. Luego, podrás pensar en que vas a hacer con el cuerpo.- dice mirándote muy fijamente. -Y finalmente me escucharás mientras te explico como sobrevivir ahora que eres un vampiro. Por el bien de las dos. Vas-y, vas-y, no tenemos toda la noche- dice mientras mueve la cabeza para apresurarte.
Raphaelle habrá muerto pero su testarudez es perene. Parece no entender que Lucienne no se interesa en lo más mínimo por sus comentarios. Sin embargo con su debilidad, sabe que no queda nada más que hacer sino hacer caso. De cualquier forma, esa sensación de placer incomparable le hace eco en la memoria. Debe haber alguna forma en que pueda conciliar el remordimiento y volver a sentirse de esa manera.
Raphaelle querría tener una respuesta ante las órdenes de Lucienne, detesta que le den órdenes y faltará mucho para que Raphaelle respete o admire a Lucienne y le haga caso ciegamente. Pero sabe que de todas formas que poco o nada le interesa eso Lucienne. Opta por no decir nada y solo hacer lo que ella le dice.
Con una mezcla de malgenio, malagana, y deseo Raphaelle lame las heridas y espera a que en algún momento, alguna pregunta le sea respondida.
Todo se ve diferente, todo perdió el color, todo se ve en diferentes escalas de rojo. Entre las pocas cosas que quedan está la imagen de su padre y su hermano. Raphaelle piensa que debe decirles algo, que no puede simplemente desaparecer, pero sabe que no puede decirle esto a Lucienne.
Cuando lames las heridas, ves como los dos orificios de lo que Lucienne ha descrito como tus colmillos, se cierran. El cuerpo de Adrien está frío, y ha perdido su atractivo para ti. Es tan sólo un cadáver, y aunque intentas sentir con toda la fuerza que la situación demanda la tristeza o el cargo de consciencia, las emociones parecen pálidas y descoloridas en tu interior. La mujer te sigue con la mirada y asiente satisfecha en cuando has terminado de ocultar los agujeros que tu asalto había dejado sobre el muchacho.
-Très bien, ma chèrie- comenta con un tono alegrón cargado de cierta ironía. -La primera regla de tu nueva condición es no dejar que los humanos se enteres de lo que eres. A partir de ahora ellos son la presa y tú eres la predadora. Debemos ocultarnos entre ellos, vivir entre ellos, fingir que somos como ellos. ¿Está claro?- dice mientras se apoya sobre la pared y te mira con una sonrisa.
-Muy bien. Ahora... ¿qué vamos a hacer con ese cadáver? No podemos dejarlo aquí.- te pregunta, esperando una respuesta de tu parte.
Cualquier palabra de Lucienne dista de ser util. Raphaelle inestable, no sabe qué decir o hacer. Después de todo no todos los días tienes que esconder un cadáver.
No. No está claro, nada lo esta. Debo poder controlar esta urgencia.
Para Raphaelle es impresionante como hace tan solo unos momentos todo su cuerpo ardia de deseo por la sangre de Adrien, y ahora es completamente diferente, una cosa pálida, incómoda de la cual hay que deshacerse. Esconder una muerte es algo que no tiene cabida en su moral cuando estaba viva, pero ahora, quisiera sentir remordimiento y culpa, y solo se encuentra un hastío, por la situación y por su condición.
¿Esconder un cadaver? ¿Cómo se supone que voy a saberlo? Jamás he lidiado con algo como esto, pero parece que tu si. Ya que me has convertido en esto y debo aparentar ser normal, entonces al menos dime algo, guíame.
Sin embargo Raphaelle poco es de seguir órdenes y le encantaría tener una buena idea para no depender tanto de Lucienne y sus caprichos. Para ella la situación se está convirtiendo en una serie de intentos para ser más lista que Lucienne, quiere aprender todo lo que necesite saber de su condición y deshacerse de ella.
Quiero lanzar para tener una idea, cómo hago?
-¿Debes?- replica Lucienne sin perder su compostura. -Mientras te alimentes regularmente y no hagas nada que te ponga en peligro, podrás controlarla. Pero yo no me haría muchas ilusiones. Nuestra vitae en particular tiende a... hacernos explotar con la más mínima provocación. Acostúmbrate- añade. Es irritante, y su actitud parece tener eco en tu interior, en tu impaciencia, en tus propios instintos. Aquello que te llenó de sed, aquello que te obligó a saltar y arrancar la vida de las venas de Adrien, también parece palitar con un orgullo y una ferocidad salvaje. De algo parecía que podías estar segura, y es que no estaba mintiendo.
Tu petición hace que se le escape una risita molesta. -Supongo que este es tan buen momento como cualquier otro. ¿Tienes una maleta? Si no, tendremos que envolverlo entre sus sábanas- sugiere ella señalando tu cama. -Ahora, vas a necesitar fuerzas para cargarlo. Y para obtener esas fuerzas necesitas concentrarte un poco. Trata de percibir la vitae en tu interior, trata de mentalizarte y llevarla a tus músculos hasta que seas capaz de cargar con lo que queda de tu vecino para tirarlo en alguna parte.- te encara fijamente. En el aire la tensión entre tú y Lucienne crece, pero ella parece ajena a tus sensaciones.
-¿A qué esperas? Ya te he dicho que te des prisa. Comienza de una vez- insiste borrando momentáneamente la sonrisa de su rostro, imprimiendo cierta urgencia exasperante en sus palabras de nuevo.
Puedes hacer una tirada de Astucia a dificultad 7 para pensar en una idea.
Empezamos con conceptos de vampiro. Tras haber bebido de Adrien, tienes 10 puntos de sangre de 10 posibles. Puedes gastar 1 punto de Sangre para subirte temporalmente el valor de un atributo físico por el resto de la escena. En este caso, para ser capaz de cargar el cuerpo de Adrien, tendrías que subirte Fuerza.
¿Podrías dejar de ser tan críptica? ¿Vitae? En fin, esto me suena a que no me voy a poder controlar fácilmente.
Raphaelle se concentra. Toda su ira contra lucienne, y su deseo de tratar de “arreglar” todo la impulsan a recobrar fuerzas.
Tengo una idea. Dice Raphaelle. Gates of Ages tiene una camioneta con la que transportan todos los instrumentos. Podríamos llevar a Adrien a alguna parte. Raphaelle quisiera que Lucienne le dijera algo, le dijera una palabra de ánimo, pero si lo hiciera, poco le creería de cualquier manera. Esa esperanza efímera se manifiesta como una sonrisa breve que así mismo desaparece.
Debe haber una forma más fácil de deshacerse de los cuerpos. ¿Los vampiros no tienen una manera? Pregunta Raphaelle como si ella no fuese ya uno de ellos.
Luego de deshacernos de Adrien ¿qué sigue? Raphaelle aún no puede desprenderse de la parte humana que se niega a creer el destino del pobre chico y lo sigue llamando por su nombre.
Mientras todo esto ocurre, raphaelle envuelve el cuerpo en unas sabanas viejas y lo deja listo como para poner en la camioneta. Ahora hay que ir por ella.
Motivo: Idea astucia
Tirada: 3d10
Dificultad: 7+
Resultado: 4, 8, 6 (Suma: 18)
Exitos: 1
Ya quité el puntito de las sangre para tener fuerza. Esta fuerza dura para siempre? o solo por este turno?
-Vitae, la sangre que bebiste- replica Lucienne con desenfado, como si se tratase de algo fastidiosamente obvio. A tu segundo comentario sobre la falta de control, sólo responde -Bienvenida al clan Brujah- casi encogiéndose de hombros, pero con su mirada fija en ti. Te concentras entonces, como ella lo ha dicho, mentalizándote en lo que pretendes lograr. Más fuerza. Te toma un rato de silencio, y te das cuenta que tienes cierto control crudo y bruto sobre tu circulación, sobre el flujo interno de tu sangre. Empujas parte de aquella sangre, de aquella vitae, como le llama Lucienne, hacia tus músculos, y experimentas como parecen reforzarse, como sus fibras parecen endurecerse y fortalecerte. Puedes sentir como ganas más fuerza de la que deberías tener a medida que irrigas tus músculos con esta mística vitalidad.
Tu sugerencia le arrebata una sonrisa, y un asentimiento. -Muy bien, ya estás poniendo de tu parte. Un vehículo para transportar el cuerpo es perfecto, siempre que no tengas que responder a muchas preguntas. Llama a tus chicos y pídeles la camioneta- ordena inmediatamente. Se acerca hacia el bulto entre sábanas que tienes cerca de ti y lo estudia durante unos cortos instantes. -Vamos a tener que hacer algo para reducir su volumen. Es demasiado... obvio- dice mientras flexiona sus rodillas y se pone frente a él. -Quizás podamos quitarle las piernas y envolverlas en otro lugar. Así no tendrá un aspecto tan... humano- dice sonriente.
-¿Una manera como cual?- pregunta ella girando la cabeza hacia ti. -¿Quieres que diga unas palabras mágicas y haga desvanecer el cuerpo? No funciona así. Esta manera es LA manera. On prends en charge.- sentencia con expresión seria. -Todos nuestros actos tienen consecuencias. Es por eso que tenemos que lidiamos con las consecuencias igual que los mortales. La diferencia es que tenemos más herramientas a nuestra disposición- y vuelve a ponerse en pie. -Intenta levantarlo- vuelve a ordenar.
-Luego de que nos deshagamos de esto- dice, como si se refiriera a un objeto inanimado o peor aún, a una molestia. -Buscaremos donde pasar el día. Ahora tendrás que cuidarte de que nunca te de la luz del sol. A menos que tengas ganas de morir quemándote en vida, lenta y dolorosamente, hasta que no seas más que cenizas.- relata con cierto regocijo, como si le gustara describir en detalle, de forma cruel y gráfica, ese tipo de revelaciones sobre tu nueva condición.
Dura una escena, más o menos. Digamos que cerca de media hora a una hora, aproximadamente.
Para envolver el cuerpo, haz una tirada de Destreza+Sigilo a dificultad 7.
Levantar el cuerpo se te hará relativamente fácil.
Recuerda que estás aún afectada por haber asesinado al pobre Adrien.
Por qué rayos no simplemente llamar sangre a la sangre? No, tienen que llamarla vitae, que elegante, dice Raphaelle sarcasticamente. Brujah... espera, clan? Cuantos de ustedes son? Esto suena cada vez mas complicado. Voy a conseguir esa camioneta.
Raphaelle toma su celular, con sus manos un poco ensangrentadas dejando unas huellas en la pantalla. Llama a la Michael Tomma. Una pequeña mancha de sangre cubre la imagen del contacto de Michael en el celular.
-Raphaelle! ¿Dónde estas? Acabamos de tocar, vamos a guardar todo en la camioneta y vamos a divertirnos un poco con los fans. Geoffrey esta concentrado con dos groupies. Ven a rescatarme.
-Necesito la camioneta por un momento.
-¿No vas a decir nada mas? ¿Estas molesta? Suenas extraña.
-No pasa nada, voy a ir un momento por la camioneta, se las devolveré a tiempo para que vayan a casa. Me deben un favor por llegar tarde.
-Esta bien, esta bien, no tienes que molestarte.
-Yo tengo la copia de la llave, voy por ella.
Michael estaba algo borracho, probablemente ya había comenzado a tomar con la banda. De esa forma todo resultaba mas fácil para Raphaelle.
Ya la tengo. Dice a Lucienne.
Antes de dejar el celular, como si la llamada no hubiese sido suficiente para entender la nocion del tiempo, Raphaelle observa la hora. Solo han pasado dos horas! Como es posible! Raphaelle se siente algo mareada y definitivamente esta aún afectada por haberle quitado la vida a Adrien, pero no quiere parecer debil. Se niega a hacer tal cosa como desmembrar un cadaver diciendo: Podemos doblarlo, no hay necesidad de cortar nada, además no tengo nada como para cortar huesos. Dice Raphaelle tratando de evitar al máximo hacer algo mas. Suficientes cosas inpensables en una noche, piensa.
Motivo: ocultar cuerpo
Tirada: 4d10
Dificultad: 7+
Resultado: 7, 5, 1, 6 (Suma: 19)
Exitos: 1
Motivo: Pedir camioneta
Tirada: 2d10
Dificultad: 4+
Resultado: 7, 4 (Suma: 11)
Exitos: 2
Tu comentario le arrebata una carcajada. -Supongo que tiene algún sentido poético. Para mí, es mera costumbre- dice levantando los hombros. No responde a tu siguiente pregunta acerca del número, y prefiere escucharte atentamente mientras negocias rápidamente con tu amigo por la camioneta. Para cuando acaba la conversación, hay una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro. -Eso es pensar rápido. Nada mal para ser tu primera noche- dice como un cumplido mientras asiente a tu confirmación.
-Muy bien, supongo que es demasiado para ti... por ahora. Ve por la camioneta, yo me encargo de llevar el cuerpo a la Rez de chausée, y tú te encargas a partir de allí. Después de todo es tu responsabilidad. N'est-ce pas?- recuerda divertida.
Sales de tu apartamento con una sensación extraña, camino al bar. Sientes en tu piel el frío de la noche, con fuerza, con impulso, como si cada una de tus células fuese capaz de captar las sutiles turbulencias del aire a medida que pasas por él, como si pudieses distinguir entre la temperatura de la corriente cerca al suelo y la que sopla hacia tu rostro. Y sin embargo, la baja temperatura no te afecta, no tiritas, no te incomoda, es tan sólo un hecho que puedes definir objetivamente, sin que te cause nada en especial. La oscuridad de la noche tampoco parece tan profunda y aunque se escapan algunas inspiraciones y espiraciones torpes de tu boca, no hay ningún vaho blanquecino que te recuerde de tu vida.
Llegas al bar y puedes escuchar las voces de la gente al interior, la calidez y los vapores a alcohol y a sudor. No te distraes demasiado en ello, y buscas la camioneta aparcada no muy lejos. Enciendes el vehiculo, escuchando el fuerte ronroneo del motor, sintiendo los perfumes de la gasolina y percibiendo tintes de aceite. Conduces de regreso al edificio en donde vives y detienes el coche. Desciendes y abres la puerta de la planta baja, para encontrarte junto a la figura delgada de Lucienne, recostada tranquilamente contra una pared, y a sus lado, en el suelo, un bulto formado con tus sábanas. No un bulto alargado que debía tener la forma aproximada del cuerpo de Adrien, sino un bulto redondo y deforme que no estabas segura de querer revisar en detalle.
-Todo tuyo- murmura Lucienne mirando el paquete en el suelo.
Te doy libertad de describir como es por fuera la camioneta :).
Haz una tirada de Fuerza de Voluntad a dif 5, o te sentirás afectada al ver la nueva forma del "paquete". Si quieres revisarlo, puedes, pero tendrás que hacer otra tirada a dif. 6.
Describe como lo llevas a la camioneta, dónde lo pones y adjunta una tirada de Destreza+Sigilo a dif 5.
Recuerda que puedes gastar Fuerza de Voluntad para obtener un éxito automático en las tiradas.
Apesar del impacto que pudiera tener, Raphaelle se interesa por saber cuánta fuerza se necesitaría para doblar un cuerpo de esa forma. De la cabeza solo se ve la corona de manera que el no ver la cara distorsionada de lo que alguna vez se llamó Adrien ayuda a que no haya un efecto más fuerte en la voluntad de Raphaelle. "Me pregunto si seré así de fuerte en algun momento".
Las palabras de Lucienne, parecidas a un cumplido alegran a Raphaelle, ya que son indicación de que almenos algo estaba haciendo bien. Gracias, supongo. Raphaelle se alegra de contar con una "conversion van" que a pesar de haber visto mejores años ha envejecido bien con el cuidado que ella personalmente le ha dado.
En aquella van de color vinotinto como la sangre, habían transcurrido varios años de cargar instrumentos, amigos y en algunos casos groupies de la banda. Vaya que es una buena van para transportar... personas, si, personas, dobladas o no. Muchas veces se ha visto cargar y descargar la van asi que aun si alguien observara no prestaría especial atención.
A ver, dice Raphaelle, levanta el paquete redondo que para su sorpresa no pesa tanto como ella creía y lo acomoda en donde suele ir el bombo de la batería. Raphaelle planea llevar el paquete al canal de Jonage, esperando que la corriente lo lleve aun mas lejos, por ejemplo a "Le Grande Large".
Brujas (mala pronunciación de brujah), sangres vitales (vitae), fuerzas vampiricas, todo parece una noche de halloween, una mala pesadilla de la cual seria bueno despertar, pero no ocurrirá. Raphaelle solo espera que con el tiempo logre hacer todo este proceso de manera mas limpia. ¿Qué va a pasar con la banda? ¿Qué va a pasar con su familia? ¿Será posible seguir con la vida de atender un bar, una banda, artes marciales, una familia con el elemento añadido de tener que asesinar un ser humano cada día?
Motivo: Ver la forma del paquete
Tirada: 8d10
Dificultad: 5+
Resultado: 4, 6, 1, 2, 7, 8, 8, 7 (Suma: 43)
Exitos: 5
Motivo: Ver adentro del paquete
Tirada: 8d10
Dificultad: 6+
Resultado: 10, 2, 8, 10, 6, 6, 1, 1 (Suma: 44)
Exitos: 5
Motivo: Destreza+sigilo
Tirada: 4d10
Dificultad: 5+
Resultado: 4, 7, 7, 1 (Suma: 19)
Exitos: 2
Está claro que algo no estaba bien con el cuerpo, pero estás endurecida e insensibilizada, y pensar en lo que Lucienne pudo haberle hecho no parece afectarte, de cierta manera te lo esperabas. Sin embargo, la curiosidad te puede más y observas, llevándote la desagradable visión de aquel cadáver doblado de forma antinatural, las extremidades rotas y dispuestas de manera brusca, acomodadas para servir mejor a la forma, las piernas destrozadas y la misma cabeza en una extraña y horrible posición, hundida a la fuerza sobre el pecho, dejando varias heridas abiertas en el cuello como resultado de la gran fuerza que ha debido ser aplicada. Aquello era lo constante: para lograr llevarlo a semejante estado, lo que quedaba de Adrien debía haber sido tratado con sobrehumana fuerza. Temes que tu estómago se revuelva o que una sensación de náuseas acuda a ti, pero tu naturaleza parece haberte hecho inmune a tales cosas y aquello no te perturba. No demasiado.
Procedes a poner el cuerpo en la camioneta y llevarlo al canal. La noche es tu aliada, y bajo la mirada observadora y permanentemente divertida de Lucienne, conduces. Ella enciende la radio y sintoniza una emisora de música rock clásica. Te impide cambiar de estación y tan sólo observa durante el camino mientras hace algunas observaciones sin importancia, guardando silencio. Hay cierta satisfacción, cierto deleite en su posición como observadora, pero en lugar de cumplidos o comentarios, sólo tienes su mirada penetrante, su sonrisa y algunos asentimientos esporádicos que poco hacen por romper el silencio general.
Conduces hasta un lugar solitario. A aquella hora, ni un alma ronda por allí, aunque tu compañera monta guardia, algo más alerta que tú misma. Cargas el cuerpo hasta el agua y lo arrojas, esperando no tener que lidiar con las consecuencias luego. Lucienne niega con la cabeza silenciosamente. -Supongo que peor es nada. Tienes un largo camino por delante- murmura mientras el bulto es arrastrado por la corriente y se pierde en la oscuridad de la noche.
Luego te observa. -Mi refugio queda cerca. Mañana puedes regresar la camioneta a tus chicos. Por ahora, tenemos que asegurarnos de que puedas pasar la noche sin mayor dificultad- dice y se sube al asiento del copiloto. Te indica secamente el camino, llevándote hacia Vaulx-en-Velin. Te conduce hacia un edificio en una calle estrecha, y te indica de aparcar dentro del garaje del frente. Te lleva hacia el interior del lugar, una residencia típica que solían ocupar jóvenes con pocos recursos y mucho tiempo libre, o familias enteras de inmigrantes sin la capacidad de adquirir algo de mayor valor. La estructura se ve sucia y prematuramente envejecida, el olor es poco agradable. Su apartamento es pequeño, carente de muchas comodidades y lleno de empaques y papeles. Las ventanas están oscurecidas con gruesas cortinas y algunas tablas, y apenas si puedes encontrar una mesa y una silla. No hay electricidad y Lucienne se encoje de hombros. La única habitación tiene un triste futón descubierto, a nivel del suelo. -Durante el día no sentirás mucho. Poco importa dónde duermas. Por hoy, dormirás conmigo- explica sin más. Puedes sentir el amanecer acercándose lentamente, y decides ceder de mala gana, sabiendo que tu desconocimiento de tu nueva condición te dejaba en desventaja. Intentas no concentrarte en su cercanía, pero tal y como explica, para cuando amanece, te sumes en un sueño profundo, inmune y ajena a lo que sucedía a tu alrededor.
Fin de la escena.