Partida Rol por web

Parece ser que se ha librado de una buena, pero esta rabiosa y frustrada, sale del agua y recoge su toalla, quiere ir tras la ladrona para intentar recuperar su dinero pero de pronto se da cuenta de algo y da media vuelta dirigiendose al elfo que la ha defendido.

-Eh... que.. queria disculparme por haberte golpeado - dice sin poder mirar al joven a la cara visiblemente avergonzada, se tapa su cuerpo desnudo con la toalla que esta empapada y apenas consigue ocultar nada, al bajar la mirada no puede evitar observar el abultado miembro que la toalla intenta ocultar, se sonroja visiblemente, no hay duda ya que se trata de un varon.

-Me... me llano Lena, muchas gracias por haberme ayudado, no se que hubiera pasado si lo hubieras hecho -alza el rostro clavando sus felinos ojos azules en los de el y le sonrie timidamente con el rubor incendiando sus mejillas. - Tengo que irme, he de buscar a esa ratera que me ha robado todo mi dinero, muchas gracias por todo, no lo olvidare.

-¿Y quien asaltó tu caravana?- Pregunta Susumu con curiosidad.

-Recuerda que vine a este pueblo en busca de aventura, si encontramos a mas gente interesada quizá podamos hacer algo al respeto. ¿No crees?-

Se rascó la barbilla.

-Como ese mercenario del licor de almendras ...-

-El mensajero no sabia, solo que han desaparecido en un punto cercano a los bosques de Druisdent. ¡ Pero lo imagino han sido esos malditos bandidos de La Orden!.

La propuesta de Susumu anima al hombre que comienza a ver un hilo de esperanza.

.-¿Tu irias? No me gustaria perder de vista a una chica tan hermosa... Sonrie y le da un tirón a una de las anillas que hace un ruido metalico.- Si vas a ir atraera mas guerreroS a la causa.. necesito un grupo que investigue o que traiga las cabezas de los cabrones que han echo esto.
- ¿El maleducado?. Tenia pinta de saber pelear, puede que aceptase...

Susumu no prestó apenas atención a su tirón de teta.

-¡Claro que iría!- Responde alegremente. -No me preguntes donde encontrar a mas gente, pero conmigo puedes contar.-

-Ese mercenario probablemente tenga que ir a dormir en algún lugar, quizá seria bueno ir a dar un vistazo en la posada.-

-Encargate de aquel pato en el barril.- Dijo señalando el final de la sala donde había gente acumulada. -Voy a ir a preguntar a ver quien se apunta ... esto, crees tener algún tipo de recompensa por la gente? A mi no me importa mucho, pero no creo que todos sean altruistas como yo.-

Al parecer toda esta conmoción se trataba de un típico caso de saqueo y secuestro, delito, que en los últimos años han proliferado, como lo hace el pus en una herida infectada…  ¿la causa de todo esto? Algunos culpan al débil gobierno, otros dicen que es  el castigo de los dioses por nuestras arrogantes acciones, etc. Pero yo pienso que hay algo mucho más racional y consistente en todo esto-. Demonios-. Pienso en voz alta, al recordar el nombre de esta nauseabunda raza y como su mera presencia puede llegar a liberar la oscuridad que reside en todos nosotros…”imágenes de una batalla pasada retuerce mi mente” y si, tienes razón, estoy recordando el dulce momento en que contemple como mi gente es masacrada por legiones de esas bestias-.que irónico-. Murmuro suavemente al aire, al mismo tiempo que suelto al jinete y le entrego unas cuantas monedas como recompensa por su “voluntaria” cooperación-. Gracias, buen hombre-. Le hago una pequeña reverencia, listo para partir hacia otro lugar… o eso creía lo que realmente quería hacer…

La melancólica narración de aquel desagradable tabernero, hizo que me detuviera en mí andar, de alguna forma sus palabras me hacían recordar el dolor de perder a alguien en manos de esos repugnantes seres, que han sido corrompidos por su propia avaricia-.mierda-. Dije en voz alta… no sentía empatía por el hombre, de hecho no lo consideraba ni humano, pero se me hacía imposible ignorar el tormento, que seguramente aquellas muchachas estarían sufriendo-. ¿Qué hago…. Kaoru?-. Pregunte, mirando hacia el cielo para ver si mi bella ninfa, desde el más allá, me mostraba el sendero correcto el cual tengo que seguir… en ese momento, es cuando siento una suave y dulce brisa de aire que sube de mi pecho hacia mis ojos guiando mi maltrecha mirada hacia la taberna-. Así que eso quieres ¿eh?-. Manifesté con una pequeña sonrisa  mientras me daba vuelta para volver a entrar a ese sorbido lugar…

Abro las puertas de aquel lugar con una sola patada, sabía que el tiempo lo es todo esto, especialmente si tratamos con bandidos… me acerco decidido a la barra y ya estando en ella miro directamente a los ojos del obeso hombre y agarrando fuertemente su camiseta le ordeno, con una voz áspera y oscura-. Dame toda la información de aquellos que se dicen ser parte de la Orden-…

En otra época simplemente hubiese hecho oídos sordos a los problemas de este hombre... pero para mi desdicha, soy un hombre que acata los deseos de su amada, aun si esta me espera en el otro mundo... ¿Qué se le puede hacer?.

Cita:

El Tabernero no se asusta aun reconociendo la fuerza de ese hombre y lo brusco de sus formas.

- ¡Suelte!.¿ Si estoy dispuesto a pagar cree que me guardaría lo que supiera de esa escoria de La Orden?. Responde ofendido.

- Se lo que todos, que asaltan y acechan los caminos...Si tanto odio les tienes acepte mi trabajo, busco quien les haga pagar sus crímenes..y que encuentren a mi familia perdida..
Se lleva la mano al cuello, molesto por la forma de agarrarle y recompone su camisa.

-Tengo un hombre de confianza ahí afuera que les podrá guiar hasta la zona donde ha desaparecido la caravana...

Entre disculpas y presentaciones, justo antes de salir de las termas ambos llegan a escuchar unos cuchicheos de unos aldeanos que hablan de algo que ha sucedido esa misma tarde.

- ¿No os habeis enterado?Donan el tabernero paga a quien se una a un grupo que esta formando. Se ve que ha secuestrado a sus sobrinas que viajaban hasta el pueblo. Robaron las mercancias de la caravana y se llevaron a las mujeres. Pobres, a saber que les estaran haciendo...

- ¿Y sabes si ofrece mucho?. Pregunta el otro.

- Tonto, por mucho que ofrezca se trata de enfrentarse a La Orden, esos bandidos son mortalmente peligrosos...

Fue un alivio que la gente comenzara a pensar un poco más sobre sus acciones y calmarse, aunque a él le siguiera doliendo sus partes... De todas maneras una sonrisa algo torcida por el dolor, se mostró en su rostro y se sintió un poco mejor. Se fue intentando sentar, no era que tampoco se sintiera cómodo tirado en el suelo y una voz femenina le hace alzar la vista y notar que la señorita a quien había defendido, la misma que lo agredió, estaba frente a él pidiendo disculpas.

Normalmente como Elwë es algo mojigato se hubiera ruborizado y escandalizado ante la sola cercanía de una chica tan linda y tan descubierta cerca de él, sin embargo, se encontraba muy contento de que las cosas se arreglaran, se sentía bien de haber podido ayudar.

-heh... no te preocupes... ya se me pasará.- sonríe ahora de una manera más natural. -mucho gusto, Lena, soy Elwë...- pero ella parecía con prisa, pues tenía que buscar a quienes le robaron -si quieres te puedo ayudar...- comentaba con una sonrisa un poco más ancha y simpática aún, le complacía el poder ayudar; pero en aquellos momentos y justo antes de que Lena respondiera escucha aquella conversación a la distancia, no puede evitar girarse y cambiar su gesto a uno de preocupación -oh... pobres...- murmura -...pero creo que es el destino que me llama...- se va poniendo de pie, sin fijarse que estaba relajando su posición de cubrirse todo el tiempo con la toalla, aunque sigue sosteniendo la toalla frente a su regazo.

Vuelve a mirar a Lena -es que ... yo partí de casa para ayudar a las personas que tuvieran problemas, y creo que esas chicas capturadas lo están... en todo caso te podría dar parte de mi paga si con eso repone el dinero que te robaron...- la mira unos momentos fijamente, mientras espera su respuesta, pero poco a poco se va dando cuenta de lo agradable que era el rostro de la Neko, sus grandes ojos rasgados de color azul, sus largos cabellos... Fue un error el seguir el camino que marcaban los cabellos blancos de la Neko, pues se fijó en que ella estaba apenas cubierta y entonces se ruborizó de nuevo y alzó la vista y el mentón de inmediato para no mirar y poder controlarse. Abandonando aquella actitud galante y serena, por una algo nerviosa e inocente.

La conversación sobre las chicas desaparecidas tambien llego a los sensibles oidos de la neko, se encontraba ante un dilema que debía resolver, guardo silencio pensativa ante el generoso ofrecimiento de Elwe, sus tripas vacias gruñen hambrientas, lleva casi todo el dia sin pegar bocado.

-¡Oh! cielos que vergüenza - dice llevandose una mano al vientre con una sonrisa nerviosa - Creo que necesito una buena cena, te acompañare a ver al posadero, quizá me invite a un bocado si me ofrezco a buscar a sus hijas. Voy a por mis cosas y nos vemos a la salida de las termas.

Se da media vuelta y se dirige hacia los vestuarios dandole la espalda al elfo, dejando a la vista su parte posterior desnuda, un pelaje blanco y suave ocupa casi toda su espalda, hasta la cintura donde empieza una larga y juguetona cola, dejando paso a sus nalgas redondeadas y pequeñas .

Tras unos minutos vistiendose y arreglandose sale a la puerta de los baños, vestida con una armadura de cuero ceñida a su cuerpo, una capa de viaje color verde, unos pantaloncitos cortos y un par de botas de piel desgastadas por el camino, lleva el pelo recogido en una larga cola, porta un arco de tejo blanco a la espalda junto a un carcaj repleto de flechas, una mochila y en su cintura una espada corta.

-Estoy preparada, ¿nos vamos? -dice cuando se reencuentra con Elwe - ¿Eres un elfo verdad?, nunca habia conocido a alguien de tu raza, ¿de donde eres? ¿que edad tienes? dicen que los elfos viven cientos de años ¿tienes mas de cien años?, parece que tengas mi edad. - Lena no para de preguntar cosas a Elwe, casi abrumandolo con su insaciable curiosidad mientras se dirigen a la posada.

Puede que el tabernero no se asuste, pero Susumu si da un brinco ante la aparición del hombre y su brusquedad.

No dice mucho mientras ambos hablan, aunque asiente feliz al escuchar que tiene un hombre de confianza que los pueda llevar. Eso facilitaba mucho las cosas.

Miró al recién llegado sin saber si decirle ago o no. Parecía tan brusco que no invitaba a presentarse.

-Bueno, aún nos faltaria alguien mas ... no?- Dice finalmente mirando al tabernero.

El tabernero pareció convencer con sus palabras al hombre con aspecto de samurai, que apenas suavizó sus facciones cuando para hacer tiempo aceptó una cena caliente mientras esperaba.

Susumu había acertado con su pensamiento, Donan quería contratar a alguien mas para asegurar que si habían bandidos su grupo pudiera hacerles frente. Se entretuvo de igual modo llenando su estómago y viendo como la camarera que había aleccionado por fin escapaba gracias a que alguien la soltó de su cautiverio y con problemas para caminar se cubría la cara avergonzada y subía a toda prisa al piso superior sollozando.

La taberna estaba cercana y a esas horas los que estaban dentro tomaban y cenaban con relativa calma.
Una mujer joven de raza neko entro preguntando por Donan. Le acompañaba un elfo de facciones tan hermosas que casi parecía una mujer.

- ¿Vosotros estais interesados?. Miró a ambos frotando su mentón. Era lo mejor que tenía y lo sabía como para poner pegas.

- Esta bien, partireis de inmediato, así que comed algo para llenar el estómago, el viaje es largo y pesado.

El tabernero señaló a una mesa lejana y apartada, un hombre con aspecto de samurai cenaba con gesto serio. Una mesa mas a su derecha una mujer con vestiduras ceñidas hacía lo mismo, observando todo a su alrededor. - Esos dos irán con vosotros, así como un hombre de confianza que esta ahora en la posada.

- Shtt...Donan...¡jefe!. Un enano bajito entró a toda prisa. Se trata de Miker...se ha ido y ha robado los caballos del establo...Puso cara de circunstancias mientras su jefe se ponía rojo.

- ¿Que? ¡ Maldito cabrón!, ahora cuando mas le necesitaba...y se lleva los caballoss!!!

Estaba hablando del jinete en la noche, el guia que debería haberos llevado hasta la zona donde s eperdió la caravana.

Resignado el tabernero explicó todo al grupo de mercenarios.

- Es lo que hay viajareis solos. Tan solo seguid el camino principal hacia el noreste y cuando llegueis a las ruinas las reconocereis. estan a dos dias a pie de camino. Esa zona es donde se extravió la caravana...

El rostro de la joven cambia totalmente cuando Donan nombra la palabra comida, parece como que casi saltara de alegria.

-¡¡Si señor!!, rescataremos a sus hijas capturadas y le daremos una lección a esos canallas no se preocupe - le dice haciendole un gesto con el pulgar de la mano hacia arriba - Nombró algo que de que podiamos cenar primero ¿no?, necesito una buena comida, no he probado bocado en todo el dia.

Se sienta en una mesa cercana y saluda con la mano de forma alegre a los que van a ser sus compañeros de viaje, aunque parecen taciturnos, pero seguro que tendran tiempo de conocerse bien durante la aventura, despues devora con ansia los platos que Donan pone a su alcance hasta quedar saciada.

-Mi nombre es Lena, he recorrido un largo camino hasta aqui desde el sur, y estoy encantada de conoceros - dice dirigiendose al grupo cuando este esta mas o menos reunido. Sonrie con franqueza y aliviada una vez ha calmado su estomago vacio.

-Por cierto Donan, ¿podria darnos un pequeño adelanto? - dice de manera dulce - No he tenido un buen recibimiento, una ladrona me ha robado la bolsa con el dinero, me vendrian bien unas monedas - pone carita de niña buena mientras mira al tabernero agachando sus orejitas de manera seductora.

Aquel gruñido estomacal de Lena rompe con su concentración, determinación para no mirarle de más y su rigidez; logrando que Elwë riera levemente y se relajara un poco -jejeje- sonríe de manera amable y ladea un poco la cabeza -si no te invita algo él, yo lo haré, no te preocupes.- le ofrece amablemente. "uhm... creo que dijeron sobrinas..." comentaba para si mismo, cuando de pronto se fijaba en la cola de Lena y siguiendo el sinuoso sendero que ésta dibujaba en el aire su redondo y bien formado trasero, parecía que ella se mantenía en movimiento o era muy ágil por lo bien torneado que le parecía a Elwë; aunque apenas se dio cuenta de que tantas ideas pasaban por su mente se cierra los ojos y responde apenas pensando -ah s-s-i-s-s-s-sí ya voy...-

No demoró mucho, solo quería lavarse lo necesario y salir al encuentro de Lena; sonreía y saludaba con la mano a la vez que se acercaba a ella. Comenzaron a caminar y Lena no tardó en demostrar su interés, a lo que Elwë sonrió y comenzó a responder en orden:

-sí, de los alrededores de Druisdent y no no tengo cien años jejejeje.- ríe con agrado pues aquella actitud inocente y tan animada de Lena le sentaba bien. Le iba a preguntar por ella y casi las mismas preguntas para que la conversación fluyera, pero ya se encontraban frente al local y entraron.

Tras escuchar lo dicho por el tabernero, Elwë asiente y se acerca junto a Lena con sus nuevos compañeros. Antes de sentarse, con las manos sobre su regazo, hace una reverencia y se presenta -mucho gusto, soy Elwë Eär-ar Tornbridge- su apellido era claramente elfo y su segundo no. Espera una señal de sus nuevos compañeros para sentarse y espera pacientemente a que ellos se presenten o respondan de alguna manera, para comenzar a comer un poco.

Tras o durante la comida escuchó con atención al tabernero y asintió con la cabeza -vaya que mal... ojalá pudiéramos ayudar con eso también...-

Me mantengo ahí sentado, tratando de comer, a la fuerza, esta insípida comida que me ha dado el seudo humano que se hace llamar Dolan, esforzandome para recordar la ultima cena que disfrute-.mmmm... los pasteles de carne que preparaba Kaoru eran los mejores-. Susurro con una mezcla de nostalgia y felicidad, formando una tenue sonrisa en mi demacrada cara, dejando a un lado gran parte del alimento que me sirvieron…

Los minutos pasan y sigo ahí, sentando, mirando la nada, esperando nuevas indicaciones… pensando que lo mejor sería partir en solitario, dejando atrás la incómoda  idea de formar un grupo de ataque. Pero, cuando ya estaba casi convencido que lo mejor seria actuar solo, escucho como dos mercenarios se acercan y se presentan con una amabilidad que hace que lo, poco y nada, que comí trate de ascender por mi esófago... Uno de ellos era un elfo de aspecto femenino y el otro una mujer gato, dos razas que me eran totalmente indiferentes, su mera existencia, para mí, no era más importante que el destino de una hoja seca al caer en medio del melancólico otoño.

-.Genzai -. Les respondo con una voz fría y apática, mientras saco, con agilidad, mi wakizashi de su funda para comenzar a limpiarlo con un pequeño paño de seda negra, ignorando por completo las reacciones de los recien llegados…