Partida Rol por web

Fell entró en la gruta y tuvo claro que dentro del capullo había alguien apresado. Se movía entre jadeos y quejidos, como resistiendose a estar sujeto por el hilo de seda duro como el acero.

El trasgo dio un respingo cuando una sombra calló del techo casi sobre el, no parecía haberle visto si no le habría atacado.

Una aracnoide demoniaca descendió el capullo y lo medio liberó para ver a su presa.

- Que bien, hoy cacé duende, y una hembra nada menos. Aunque poca chica y mucho hueso shht. Creo que al menos antes me divertiré un poco, mi morada puede ser muy solitaria.

Una hermosa duende aparecía entre las redes con gesto enfadado. Atada poco podía hacer mientras ese ser la manoseaba.

Tarron soltó varios gruñidos cuando las lanzas le hirieron y miró a los hombres cabra apretando los dientes mientras sostenía su arco.

-Pero seréis desgraciados...

Al verse rodeado se apresuró a cargar de nuevo el arco, y cuando vio que las bestias se abalanzaban sobre Megami no dudó en pasar a la acción y empezar a disparar mientras se movía entre sus enemigos como un torbellino, haciendo volteretas para confundirlos también con el vuelo de su abrigo.

-¡Soltad a la chica o ninguno de vosotros saldrá vivo de aquí!

Desde donde alcanzó a ver gracias a la iluminación de las llamas, Tarron parecía haber sido herido aunque Megami no se había salvado por completo de la hoguera que había creado para liberarse de la cuerda que la mantenía presa, aun así pudo salir de esta mientras veía como algunos hombres bestia corrían en llamas y otro había sido derribado. No obstante, nada más liberarse, otro de estos saltó sobre ella tirándola de nuevo al suelo. -¡Que dejéis de meterme mano y acosarme, joder.

Pese a la fuerza que tenían aquellas bestias Megami consiguió zafarse en el último momento, quedando en pie antes de ver que Tarron estaba a punto de ser atacado por otros cuatro a lo cual respondió conjurando una vez más su magia para lanzarla a aquel grupo con la intención de dañar a la mayor cantidad posible gracias a su área, al fin y al cabo los que habían sido quemados no estaban lo suficientemente juntos para aprovechar todo el poder de su hechizo. -¡Tarron!, ¿puedes encargarte de los que están heridos? Tenemos que aprovechar este momento para deshacernos de ellos.

Después de la escena montada por la araña con torso de humana, sentí la emoción invadiendo mis verdes venas. Esta es la escena en la que el caballero de brillante armadura levanta su espada para desafiar al mal y rescatar a la princesa, esta era mi oportunidad de brillar como Fell, el Caballero Galante, y no iba a desaprovecharla.

- ¡Atraz, demonio!- grité desafiante mientras desenvainaba la espada en dirección al monstruo con una mirada intimidante.- Máz vale que la zueltez o te laz tendráz que ver conmigo.

Después de mucho arañar la seda veo la luz y al ser que me metió en ella. UNa especie de mujer araña gigante de grandes pechos que se burla de mi. 

- Soltadme y ya vereis como nos divertimos de verdad. Respondí enfadada con una amenaza

Entonces comenzó a tocarme con esas manos de demonia que tenía de forma sucia. - ¡No, parad!- Dije sintiendo sus dedos bajo el vestido donde me apretaba los senos y jugaba con mis pezones tirando de ellos de forma dolorosa.

Alguien grita para llamar la atención del monstruo. Veo su brillante armadura que resplandece en la oscuridad. ¡Un caballero ha venido a salvarme!

Los hombres bestía que estaban heridos se agitaron asustados de encontrar fuerte oposición y el uso de la magia del fuego. Unos corriendo y otros arrastrandose se alejaron perdiendose de vista entre los arbustos.

El resto, aunque con duda a ver reducido su número siguió atacando.

,egumi pensó que estaba libre del que se había lanzado sobre ella pero este la siguió y la tiro al suelo de espaldas donde la abofeteó con el reverso de su mano.

- ¡Perra, tu servir de comida a la manada esta noche! Bramó escupiendo entre sus colmillos.

Tarron lanzó una nueva flecha que hirió a otro de las bestías que perdió su lanza fallando su ataque y se hirió a si mismo.

El otro hombre bestia golpeó al aire fallando y el último ensartó al joven elfo en el costado haciendolo sangrar por la boca.

- ¿Que tierna y graciosa es mi juguete nuevo jajaja!. Arrancó la tela que servía de sostén a la chica duende de un movimiento brusco.

- Así mejor, para ser tan pequeña tienes un busto generoso. Dijo apretando, estrujando y moldeando los senos de la chica a su antojo. Al menos hasta que una voz se alzó a su espalda.

- Insolente a que vienes ahora a molestarme?. Bah, es igual te mataré despacio y luego seguiré jugando con los dos.

Fell se anzó al ataque pero tropezó y su espada quedó trabada en el suelo ahi donde habia fallado su golpe. La araña se removió y golpeó con sus patas acertando y tirando al caballero unos metros a un lado. A pesar del aparatoso porrazo Fell estaba ileso.

Aquel hombre bestia la seguía manteniendo atrapada a Megami, algo que no le gustaba para nada y se podía notar con tan solo escucharla bufar como si se tratase de un gato; su cola se había erizado y sus orejas estaban echadas hacia atrás mientras forcejeaba con tal de intentar liberarse del peso de aquella bestia que ahora se encontraba encima suya.

Por suerte para Megumi había quedado frente al hombre bestia, así que podía dirigir bien sus manos para tratar de lanzarle un hechizo de fuego con la esperanza de quitárselo de encima y ya de paso poder ayudar a su compañero que parecía bastante herido en aquel momento. Con aquella intención en mente aprovechó que el hombre bestia la abofeteaba en vez de sujetarla y dirigió sus manos hacia la cara de aquella criatura con la intención de prenderle fuego. -Te equivocas, la comida la voy a servir ahora mismo... ¡Tu cara es el primer plato!

Cuando aquella lanza se clavó entre las costillas del elfo, Tarron abrió los ojos como platos y tosió sangre. Aquel ataque le había pillado totalmente por sorpresa y ahora estaba pagando las consecuencias. Primero pensó en taparse la hemorragia, pero se dio cuenta de que todavía había demasiados enemigos cerca y seguían en peligro.

Volvió a cargar el arco y apuntó a sus enemigos, intentando apuntar, aunque su vista estaba nublándose y le costaba cada vez más.

-Vamos, hijos de puta...Tengo para todos...