Sonó el "ping" del ascensor y los dos cainitas comenzaron a ascender hacia los pisos superiores del Hotel... donde se ubicaban las suites. Desde el comentario de Abel dentro del coche el ambiente se había enrarecido. La incomodidad se respiraba en el ambiente. Abel no sabía como retomar la conversación y Tatiana no estaba por la labor de ponérselo fácil. La brasileña era tremendamente obstinada y orgullosa.
Cita:
Victoria... - pensó Tatiana para sí. Al fin el tigre se volvía dócil como un gatito. Cada vez estaba más cerca de su redención y, por lo tanto, de su merecido premio. Aunque ella lo ansiase tanto como él, debía dominar al ventrue para que supiese valorar el privilegio que suponía que Tatiana Dantas le abriese las piernas a un hombre.
- Abel... no quiero que te engañes. Sé perfectamente todo lo que se dice de mí... sobre mi pasado o mis "actividades nocturnas". Y al margen de que todas esas habladurías puedan ser ciertas o no, te digo que el hecho de que ayer te metieras en mi falda no te da derecho a tratarme como una cualquiera. Hombres más poderosos que tú han ofrecido verdaderas fortunas por una noche conmigo y la respuesta ha sido no.
Las palabras de Tatiana sonaron contundentes como cañonazos. Quería dejar bien claro aquel tema y zanjarlo de una vez por todas. El hecho de que la cainita comercie con el sexo no significa que sea una puta.
- Ahora centrémonos en encontrar a Thomas que es lo que importa.
Finalmente, como una rúbrica a sus palabras, el "ping" del ascensor sonó de nuevo anunciando la llegada a la planta seleccionada.
Hago lo de costumbre, amaso lo de los dos y lo subo.
Cuando los dos vástagos se marcharon, Viktor se agarró a la cintura de la setita y empezó a andar con paso firme.
- Bueno, cariño, me han mandado investigar este abrigo. Tengo que ir a buscar a mi pequeña piel roja para seguirle el rastro a esta prenda, ¿te gustaría acompañarme? Tengo mucho espacio en mi coche para que puedas estar cómoda...
Claro digo con aire travieso. Eso si, tienes que prometerme que me traeras de nuevo aqui para recoger mi moto. No me gusta que se quede en la calle.
Me acerco a él de puntillas sobre mis tacones.
¿Que es eso de tu piel roja? Más te vale no estar pegándomela con otra...acerco más mi boca a sus labios y muerdo el aire... al menos sin contar conmigo.
Dicho esto me acerco a su coche y espero a que me abra la puerta.
- Por supuesto que te traeré de vuelta...
El coche de Viktor era un enorme Hammer aparcado en uno de los garajes subterráneos del teatro. El coche estaba lleno de abolladuras, arañazos (y no precisamente arañazos por golpes con otros coches) y trozos de metralla incrustada. El coche parecía que acabase de venir de Afganistán o algún lugar en conflicto.
El Gangrel le abrió la puerta del copiloto y la ayudó a subir al siento, que estaba a más de un metro del suelo. El interior, sin embargo, estaba tapizado y cuidado, sin ningún arañazo y en la parte de atrás había espacio. Mucho espacio.
Con un rugido de motor, se pusieron en marcha.
- Ankhaira es mi chiquilla. Es como esos modernos GPS, pero sin que haya que enchufarlo - se rió con malicia. - Bastará un poco de mano dura para que nos ayude a rastrear ese abrigo.
Aprovecho para curiosear por el coche, en busca de información sobre Víctor (que musica escucha, qué fuma...)
Qué contraste entre el exterior y el interior del coche. Hay gente que dice que los coches se parecen a sus dueños. ¿Quiere decir eso que por dentro eres delicado e impecablemente suave a pesar de ese rudo aspecto exterior?
Todos los cassettes que había desperdigados por el coche tenían el nombre escrito en ruso, resultaba un poco complicado entender algo, pero parecía el tipo de música que tendría que gustarle a alguien como aquel Primogénito: rock, rock y más rock. No había indicios de que fumase.
El Gangrel soltó una risa, el comentario le había parecido gracioso.
- Me has descubierto, ahora tendré que matarte - la miró con una sonrisa afilada antes de volver a fijarse en la carretera. - No puedo estar sacándole brillo a la carrocería de un coche como este, es lo mismo que si estuviera sacándole brillo a la punta de mi polla, lo que es una gilipollez porque eso no hará que sea más delicada - soltó acomodándose en el asiento y agarrándo el volante con una sola mano.
Cuando quieras dar por concluida la charla avisas ;)
Pues eso. Pasemos a conocer a su zorrita.Tengo hambre
xDD
Vale, pues sube el turno describiendo como llegáis al zoo de londres ;) Si quieres comer algo, Viktor tiene un poco de sangre en el maletero xD
El coche se desliza por la húmeda atmósfera del Londres más nocturno. Las luces se suceden por las ventanillas mientras masajeo el paquete de Viktor. A los hombres les encanta que les hagan caso mientras conducen. Al poco llegamos al zoo de Londres. Que gracia, cualquiera diria que encajamos aqui: un lobo y una cobra.
Sube tu turno a la escena correspondiente ;)
Observo el hall del amplio y ostentosa hall sin poder evitar alguna que otra mueca de sorpresa y de desdén. Sin duda alguna esto se catalogaría de "precioso" para la mayoría y un Toreador se cagaría encima de la emoción... A mí sólo me resulta interesante por ser un sitio en el que no he estado ni creo que vuelva a estar nunca. Uf, dar un concierto aquí sería la puta hostia...
Me imagino a la vieja remilgada del sofá intentando romper los cristales con su bolso de pedrería después de oírnos y casi se me escapa la risa. Por suerte me contengo y mientras me acerco al ascensor noto como el resto de presentes esquivan la zona o se muestran molestos por mi simple presencia, como si el hecho de llevar una chaqueta de cuero y el pelo alborotado fuera motivo suficiente para ofenderles. Y supongo que así es.
Cada vez que alguno de ellos me mira le dedico una sonrisa amable y le saludo con un gesto de cabeza. A algunos les asusta más ese gesto a que les ignore.
Me detengo en seco cuando un hombrecillo disfrazado de pingüino se me planta delante. Son educados hasta para intentar echarte, es la leche...
-No es necesario, gracias. Vengo a ver a un amigo- me encojo de hombros como si fuera lo más normal del mundo. Podría apostar que las fulanas que suben a las habitaciones son peor que yo pero claro... deben subir por la parte de atrás o algo así. Tras esa justificación, que a mí me resulta suficiente, procuro seguir mi camino.
Se postea aquí, ¿no? Es que en la privada hay demasiada roña xD
He supuesto que sé la habitación de Thomas.
Escuchó el sonido del teléfono descolgarse, no sabía en realidad quién había en el otro lado.
- Tatiana, ¿estás ahí? Soy Abel, llamaba para saber si todo iba bien.
No quería ponerla nerviosa y por otra parte, no quería dar demasiada información por si no era ella, tal vez era un criado, o tal vez otra persona. Un cainita siempre era prudente, salvo si era Gangrel o Brujah.
Siguió atento a las señales de circulación y a los propios vehículos, la noche solía dejar las carreteras despejadas y era fácil moverse. No podía perder de vista las diversas calles pues quería saltarse aquellos semáforos en los que no se apreciara peligro.
Te pongo aquí el mensaje para que puedas responder.
Tatiana se quedó extrañada con el tono de Abel, impregnado de cierta urgencia... de cierta preocupación.
- Er... si, Abel. Todo bien... ahora estoy ocupada pero, ¿qué tal ha ido por allí?
La llamada le interesaba pero no quería desatender a Lucrecia. No en aquel momento.