Partida Rol por web

Richelle se llevó las manos al corazón cuando Drácula, el mismísimo Drácula apareció en el lugar, hablando familiarmente a todos y cada uno de ellos, como un amigo que los conocía demasiado bien, DEMASIADO, pensó Richelle acongojada, el vampiro empezó a avanzar hacia ellos, y la hechicera, con la cara descompuesta de asombro, retrocedió, la lanza de hielo que habia creado, calló al suelo, rompiéndose con el sonido de un objeto de cristal, haciendo volar por los aires brillantes astillas de hielo, como diamantina plateada.

Por un segundo pensó que lo correcto hubiera sido asesinar al señor Ronchasrobles...realmente Richelle tenía la desgracia de confundir apellidos, miró los musculosos brazos de Alexander, y su espalda de Toro, pensó en la esposa que habian rescatado de su nuevo amigo, y pensó en su madre, siendo quemada en la hoguera, abrasada por las llamas, la hoguera producida por la vente que ella misma se encargaba de proteger, la muchacha sacudió su cabeza, haciendo que su larga y blonda cabellera, se moviera como un abanico. -No...esto se termina aquí, todos están poniendo de su parte, y nosotros haremos lo visto, aunque la vida se me fuera en esto!.- la muchacha extendió sus manos al frente, un viento helado se desató entonces en el interior del lugar, haciendo bailar las velas, ondear la capa de drácula, un viento frío, pero no sobrenatural, como el frío de la muerte, una oleada de viento invernal puro, como si la ira de la naturaleza, se estuviese manifestando en aquella sala.

Las rafagas de viento parecian tomar una forma nitida, como si fuera polvo de estrellas platinado, avanzando frenéticamente, pero no en dirección de Drácula, sino en pos de Richelle, el cabello de la muchacha comenzó a ondear violentamente, levantandose por encima de su cabeza, como la cola de un pavo real, las rafagas de viento y las particulas que este llevaba se concentraron en sus manos, Richelle miró desafiante a Drácula y exclamó valientemente -Mi madre...no murió en vano, para ver a su hija sucumbir ante alguien como tú, ahora verás que no somos la presa, pues este animal, también tiene colmillos para defenderse.- a una orden mental de la muchacha, una masa de hielo salió desprendida de esta, transformándose rápidamente en la cabeza perfectamente detallada de un lobo...la cabeza de un lobo hecho por completo de hielo, y que sin embargo, sus ojos congelados parecían estar vivos, inclusive un prolongado aullido brotó de la boca del animal, en el aire, abrió las fieras fauces, mostrando unos afilados y puntiagudos colmillos de hielo, buscando hacer presa en el cuerpo de Drácula.

-No importa cuantas veces regreses demonio siempre habrá un Belmont para devolverte al abismo- respondí a las palabras del Conde Dracula que solo trataba de amedrentar nuestro espíritu.
El látigo que tenia en mis manos había sido creado especialmente para derrotar al enemigo frente a mi, tal vez era verdad lo que decía acerca del aumento de sus poderes era verdad, pero también era verdad que existían personas llenas de bondad y determinación para hacer lo correcto, como las personas que se encontraban a mis lados, la poderosa hechicera Richelle y el valiente hombre que con su determinación logro controlar una maldición, Ellian.
Al ver a mis compañeros que no habían retrocedido por la poderosa presencia de Dracula, una sonrisa se formo en mi rostro, cuando la joven hechicera lanzo un poderoso lobo formado de hielo, aproveche la oportunidad para lanzarme al ataque con el arma reliquia el Vampirerkiller.

Con lo que me queda de fuerza de voluntad me aferro a mi hacha, la descuelgo de mi espalda y con el recuerdo de los ojos de mi adorada esposa en mi mente cierro los ojos, ya casi no distingo entre el bien y el mal y la oscuridad me envuelve ante le inaudito poder de Drácula quién ha sido liberado y traído al mundo mortal nuevamente.

-No... No me rendiré.- Arrojo mi hacha con todas mis fuerzas -lo que me resta- y caigo de rodillas con el rostro inclinado hacia el suelo, -no sé si te vuelva a ver Estrella...- El hacha gira y gira buscando hacerle algo de daño a nuestro imponente adversario, algo a simple vista imposible.

Visteis como Drácula se despojó de su capa, la cual estaba totalmente destrozada por los ataques recibidos; sus ojos brillaban con más odio que nunca, era un rojo totalmente sanguinario y místico. Entonces alzó sus brazos y comenzó a gritar.

- Nooo conoceeeis, el verdadeeero poderrr de la oscuridaaaaad - comprobasteis pues, como con aquel grito que desbocó toda su ira, el cuerpo de Drácula comenzó a crecer y a transformarse en algo más monstruoso...

La bestia comenzó a volar con ayuda de las alas agrietadas que se habían generado tras su espalda. El mero batir de ellas provocaba pequeñas ráfagas de viento haciendo que moverse fuera bastante complicado. Ahora los ojos de Drácula brillaban con más fuerza que nunca.

Parecía que había perdido su capacidad de hablar, pero no la de provocar sonidos. Comenzó a gemir como lo haría una bestia descontrolada, la batalla final había comenzado.

Todo mi cuerpo me duele después de haber recibido el ataque de fuego de Drácula, lo único que me consuela es que todos los ataques que lanzamos dieron en su objetivo, puedo sentir como mi cuerpo humea y estoy seguro que no resistire otro ataque asi.
Sin importar el mucho dolor que estoy sintiendo me lanzo nuevamente al ataque con la única arma que se que puede dañar de gravedad al señor de este castillo, una vez más le muestro la maestría del clan Belmont con el Vampirerkiller.

Richelle observó como sus compañeros recibian aquellas bolas de fuego,a  tiempo de que Drácula tomara esta vez su forma verdadera, la cruel encarnación de las pesadillas en todo su esplendor, un ser que ni en su más perverso pensamiento hubiese logrado coincidir, era como ver al infierno entero encarnado en una sola persona.

La muchacha retrocedió, por la violenta rafaga de viento lanzada por el conde cuando este se transformó, sintió su espalda golpeando con violencia contra la fría piedra, y luego calló pesadamente al suelo, sentía el cuerpo adolorido por el impacto, pero afortunadamente podía decir que se encontraba " entera", al menos en mejor estado que Alexander y Ellian quienes habian recibido un terrible ataque.

Pero Richelle en el fondo sabia que no iba a aguantar mucho más, no tenía miedo, estaba preparada para lo que fuera, finalmente,  lo único que las personas tienen asegurado es morirse...tal vez debía de morir por un bien mayor, y si era así, aceptaba su final gustosa.

Entonces la muchacha una vez más desató la furia del invierno alrededor de ella, esta vez una espiral de cristales de hielo comenzó a girar alrededor de la muchacha, la chica levantó ambos brazos, y un grupo de estalagmitas...o estalactitas?, Richelle nunca habia entendido la diferencia*, se materializó en sus manos, la chica apuntó a Drácula y las lanzas de hielo surcaron el viento rasgándolo con un prolongado silbido, mientras el frío convocado por Richelle, se dejaba sentir cada vez más presente, pues si su ataque fallaba, estaba preparando el hechizo final.

Las heridas provocadas por el fuego de Drácula ya no las sintió Ellian pues había entrado en una especie de frenesí, las garras surgieron nuevamente de sus manos y sus ojos destellaban furia parecía que lo único que vislumbraba era aquella monstruosa figura frente a él, desclavó su hacha y con un grito desaforado que más bien se escucho cómo un rugido bestial lanzó nuevamente su arma contra aquel ser infernal, el zumbido del acero surcando los aires parecia sacar la misma figura de un lobo y fué lo último que escucho Ellian antes de prepararse para lanzarse sí fuese necesario directo a luchar cuerpo a cuerpo.

A cada segundo los latigazos del Vampirekiller azotaban el cuerpo transformado de Drácula, mientras que un gran grupo de estalactitas se clavaron en el pecho de la criatura... pero fue el hacha cargada de furia de Ellian lo que fue a parar directamente en su cuello musculoso mientras las heridas abiertas comenzaban a emanar más y más sangre.

En un grito ahogado la criatura comenzó a tambalearse, como si estuviese drogada ¿era efecto de la hemorragia tan profunda?

Tan solo cuando se vieron sus horrendas piernas inclinarse se supo que la victoria estaba cerca.

Los primeros rayos de la mañana comenzaron a asomarse por el hueco que había en el techo derruido. La batalla había durado más de lo que pareció a simple vista, una batalla intensa, una batalla concluida.

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En cuanto el haz de luz rozó el cuerpo moribundo del engendro, éste comenzó a deshacerse en un suspiro de ceniza, el cual se dejó llevar por la brisa del alba anunciando la llegada de un nuevo día.

Muerto!!, por fin!, por fin habian puesto fin con la existencia de Drácula, una violenta sacudida en el suelo, hizo que Richelle callera de rodillas, apenas con tiempo de esquivar una gran roca que se avecinaba sobre de ella.

Se levantó como pudo, con el cuerpo cansado, pero el instinto animal la instaba a mantenerse de pie, a sobrevivir..."A VIVIR" Pensó la muchacha, urgió con las manos a sus compañeros aque abandonaran el lugar, y la chica ni tarda ni perezosa, comenzó a correr con la agilidad de una liebre, esquivando con gracilidad las rocas que caían encima de ella, tenian que llegar a ponerse a salvo.

Habian llegado al otro lado del puente por el que habian entrado al castillo, tras mucho correr, Richelle cerró los ojos, disfrutando el suave calor del alba, y luego permitió que aquella mirada de reflejos de esmeralda, se quedara contemplando fijamente el castillo del señor de las tinieblas que comenzaba a derrumbarse, se acercó al borde de la colina-acantilado, desde donde contemplaban la destrucción, se sentó en la fina hierba cubierta de rocío matinal, y luego sin voltear a ver a sus compañeros musitó. -Me parece que su esposa se pondrá feliz de verlo volver a casa...señor...Robleverde?...SI, POR FIN ME ACORDÉ DE SU APELLIDO- Richelle aplaudió animadamente, se limpió la sangre que brotaba de su labio con el dorso de la mano, tenía varias heridas superficiales por todo el cuerpo, que ya el tiempo tan sabio como siempre, se encargaría de curar, el tiempo todo lo cura, era algo tan cierto. Se sacó el gracioso bonete adornado con una pluma, y sacudió con elegancia su larga cabellera rubia, desprendiendo destellos dorados por efecto de los rayos del sol, mientras la jovencita, se ponía lentamente en pie.

Sin saber porque lo hacia, entrelazó los dedos de su mano entre los de Alexander, y se puso de puntillas para darle un suave beso en la mejilla. -Fue un honor ayudar a un miembro tan valiente del clan Belmont, joven Alexander, que la gracia de toda la corte celestial lo acompañe siempre...yo...por mi parte, creo que buscaré un nuevo hogar, no puedo volver a la vieja aldea donde mi madre murió quemada, ya no queda nada ahí, pero estoy segura que en algún lado encontraré un sitio para mi...todos lo tenemos, sólo hay que saber dónde comenzar a buscar.-Soltó la mano de Alexander, se abrazó a si misma por la cintura, gozó un suspiro, dio media vuelta, y comenzó a caminar lentamente, alejándose del lugar....Todo habia terminado.

"Lo cumplí madre...Que Dios te tenga en su santa gloria".

Justo cuando parecía que estábamos apunto de morir Ellian dio el golpe de gracia que mando de regreso a las profundidas a Drácula, derrotamos al Amo y señor del castillo, como consecuencia toda la estructura se estaba viniendo abajo, la celebración tendría que esperar a que salieranos de castillo, corrimos literalmente por nuestras vidas, esquivando rocas que se desprendía de los techos, brincando profundos hoyos que se formaban en el suelo.
Al estar a salvo en una colina cercana, si me preguntaban a mi tenía más parecido a un acantilado, pudimos ver la destrucción del castillo que representaba todo el mal del mundo, la primera en hablar fue Richelle que por fin recordó el apellido de Robleverde -¡Asi es amigo mio, lo logramos HaHaHa- doy una fuerte palmada a Ellian en la espalda.
cuando las manos de Richelle se entrelazaron con las mías y senti sus labios tocando mi piel un calor que nunca habia sentido se encendio, las palabras que me dijo de despedida llenaron de tristeza mi corazón, tal vez nunca más la volvería a ver.
-¡Espera!... Si buscas un lugar al cual pertenecer podrías venir conmigo... podría ayudarte a encontrarlo- lo dije sin pensar, simplemente actúe y de esa misma forma detuve su caminar tomando una de sus manos.
Ahora que la misión por la que nací había terminado podia vivir mi vida, pero sabía que este mal regresaría algún día, debía estar preparado y continuar con la misión sagrada del clan Belmot.

Al ver como el mal es derrotado de mi corazón desaparece todo rastro de maldad que pudiera haber rondado mi alma y el control de mi mente vuelve a la normalidad, mis compañeros corren por sus vidas cuanto Castlevania comienza a desmoronarse, los sigo sin perder tiempo esquivando enormes trozos de escombro de aquel fabuloso pero maldito castillo.

Al lograr salir dibujo una leve sonrisa al escuchar a Richelle pronunciar bien mi apellido, y luego Belmont y su efusivo saludo a manera de victoria, esto sólo es el principio de una estrecha amistad.

Volteo con la pareja la cuál se esta despidiendo. -Gracias por creer en mí palabra, les estaré eternamente agradecidos...- cuelgo mi hacha en la espalda  y asiento con la cabeza en señal de respeto y despedida. -Mi esposa me espera... creo que nuestros caminos se vulverán a cruzar en otras circunstancias más agradables, les deso suerte... Amigos.- les dedico una sincera sonrisa y emprendo el camino a mi aldea con el corazón  desbordando alegría y emoción por volver a ver a Estrella.

El castillo se desmoronaba y había que salir de allí. El grupo atravesó las mismas estancias que ahora permanecían desiertas tras haber perdido el vínculo con su señor oscuro.

Una tremenda humareda azotó vuestras espaldas mientras los héroes daban los últimos brincos hasta lograr salir de lo que quedaba del castillo. Con el cuerpo repleto de polvo y algunas magulladuras por los escombros, Alexander, Richelle y Ellian habían logrado abandonar aquellos dominios que estaban preparados para regentar al príncipe de las tinieblas.

No había sido una tarea sencilla y los sacrificios formaron parte del proceso. Atrás quedó Alucard, cuyo paradero es actualmente desconocido.

En cuanto se llegó al Poblado, las Hermanas de la Caridad no dudaron en cobijaros en la iglesia para atender vuestras heridas. Fueron días muy duros pero la recompensa fue exquisita: todos estabais sanos y salvos.

Alexander se encargaba de velar por la recuperación de su compañera en compensación a todo lo que ella había velado por él. En la cama de al lado, la mujer de Ellian esperaba junto a sus hijos el despertar de su padre.

La mujer miró a su alrededor, y tras comprobar vuestros rostros pudo comprender qué era lo que había sucedido, acto seguido se fundió en un eterno abrazo con su marido mientras vosotros sonreíais por la satisfacción del deber cumplido, por lo menos en esta generación.

Nadie en el pueblo quiso volver a hablar del castillo y del mal que había encerrado en él, eso era ya parte del pasado.

Richelle no tenía donde regresar, o eso creía ella puesto que un nuevo destino junto a Alexander iba forjarse. El vínculo entre alquimia y magia volvería a perdurar a través de las generaciones.

 Richelle nunca llegó a pensar en aquel momento que el futuro de los Belmont recaería en ella, puesto que el pequeño Simon no tardaría muchos años en nacer de la unión de los dos valerosos héroes.

Mientras tanto Ellian rehízo su vida por completo, se había librado por completo de la oscuridad que permanecía latente dentro de él, poniendo así a salvo a su esposa y a sus hijos. Deseó que jamás saliera a la luz de nuevo ese mal; por suerte para eso tenía a Estrella, la mejor cura para contener cualquier oscuridad.

La cuestión era... ¿hasta cuánto durará esta victoria?

Mientras tanto, una figura encapuchada vigilaba desde la oscuridad que la humanidad estuviese preparada para un futuro donde su padre regresaría.

Pero esa sinfonía de la noche forma parte de otra historia…

~~~ FIN ~~~