Partida Rol por web

Retrocedo un paso y, mientras junto mis manos, me concentro en las palabras que se agolpan en mi mente. Lentamente las llamas comienzan a rodear al encapuchado, al principio apenas visibles, pero casi al instante crecen, creando una barrera casi infranqueable.

Mantenía el mango de mi hacha ya en mi mano diestra. Observé al hombre enfurecido, por lo que flexioné dicho brazo y desde el ángulo lateral que tenía desde el caballo, me incliné un poco y lancé la pesada arma de manera horizontal en dirección hacía su cuello, siendo concretos a la zona de su yugular externa.

Sonrío ligeramente mientras las llamas rodean al encapuchado. Mantengo la concentración para evitar que se nos acerque. Cuando Belmont no consigue acertar con el látigo frunzo el ceño y aprieto la mandíbula. Justo en el momento que voy a lanzar mi siguiente ataque observo que el desconocido hace ademán de habla y me contengo.

Apretaba los dientes con respecto al golpe que había recibido, frunciendo el ceño. Aprovechando la cercanía me eché hacia atrás y, látigo en mano, lancé otro severo golpe. Esta vez no iba a desarmar sino a retener para estar asegurado.

-Veamos que tienes que decir...-

El gran filo del hacha tuvo contacto con la yugular del extraño, provocándole una herida grave, pero no mortal si era atendida con proximidad. Bajé del caballo y recompuse mis pies en el barro. Lo miré fijamente, notando que quería decirnos algo, a lo me limité a decir:

-Soy todo oídos...- Dije frunciendo el ceño.

El encapuchado hizo sonar una pequeña risa de ¿satisfacción? cuando debería estar abatido por recibir aquellos ataques.

- Tenía mis dudas pero... considero que tenéis al menos una oportunidad - y de pronto desapareció como por arte de magia, haciendo un alarde de velocidad increíble. ¿Quién era aquel tipo y porqué se puso realmente en vuestro camino? y sobre todo ¿por qué ha huido ahora?

Ahora nada ni nadie se interponía en vuestro acceso al castillo.

Tras el encuentro con el encapuchado y caminar unos cuantos metros al frente, uno de ustedes abrió la verja; ganasteis acceso a los jardines exteriores del castillo.

Lo siniestro que era el edificio se veía compensado por la exuberancia de los jardines; aún quedaban unos 300 o 400 metros para llegar a la puerta del siniestro edificio. La extensión de aquel territorio era increíble, pero lo que más ponía los pelos de punta era el tremendo silencio que había.

La vegetación era de todo tipo, estatuas de piedra de mujeres desnudas decoraban con gran elegancia el lugar ¿el mal tenía buen gusto? es posible...

De repente empezasteis a escuchar un ruido acompañado de unos pequeños temblores ¿qué estaba sucediendo? Los temblores eran cada vez más cercanos e intensos, pero según mirabais hacia el castillo no detectabais nada; aún faltaban bastantes metros para llegar a la entrada, aunque suene irónico, parecía el único lugar seguro ante los extraños acontecimientos que se estaban percibiendo.

Poco tiempo después mirasteis hacia atrás, la impresionante imagen de una monstruosa criatura de tres cabezas apareció de entre la oscuridad, mostrando sus afilados dientes y brillantes ojos que rompían la noche

La criatura comenzó a correr hacia vosotros, en aquella situación parecía viable intentar llegar hasta el castillo rápidamente y encontrar refugio bajo su techo...

Aunque en la oscuridad apenas se apreciaba, la exuberancia de los jardines llamaba su atención. Nerviosa, caminaba junto a sus compañeros, observando el camino. El agobio y la oscuridad provocaba que no pudiese disfrutar de las vistas, cosa que en cualquier otro momento y lugar habría hecho sin duda, pero no podía centrarse en nada que no fuese llegar al castillo de una vez. 

Al escuchar el ruido y notar los temblores, se puso alerta, pero el no poder ver nada sólo hizo que se alterase todavía más. La visión del can de tres cabezas fue la gota que colmó el vaso e hizo el ademán de lanzarse a correr sin control hacia la puerta, aún así, en un momento de lucidez lanzó un hechizo a sus espaldas, tratando de invocar un muro de hielo que les diese, tanto a ella como a sus compañeros, algo más de tiempo.

La figura de la imponente túnica se había esfumado de un segundo hacía otro, como si de magia se tratara. Avancé seguro junto a mis compañeros, aunque cierto presentimiento sucumbía en mi, intenté ignorarlo. En efecto, a través de la oscuridad pude percibir el entorno que nos rodeaba; Bellas estructuras de piedras, estatuas y una sublime vegetación que haría parecer el ambiente cálido y festivo... Lástima que eso quedaría arruinado por los bichos, la lluvia, la oscuridad, la niebla y el desgaste del entorno. Creo que Estrella siempre soñó con vivir en un lugar así, como campesino, esto es lo más cercano que he estado al lujo y la elegancia.

Hundido en estos pensamientos, sentí un ruido que me devolvió la cabeza a tierra. Aún tengo muy presente la fisionomía del monstruo, era alto, muy alto, y tenía una cola tan larga que sobre-pasaba su altura, era escamada y terminaba en punta de flecha... Pero eso no era lo más increíble, ese lobo o esos, tenía 3 cabezas que se unían proporcionalmente a ese esbelto cuerpo. He cazado algún lobo durante mi vida, pero esto estaba por encima de todo lo que había hecho.

-¡Mierda!- Grité llevando mi mano diestra hacía el versátil arco de caza que posaba sobre mi torso y con mi mano zurda iba cargando las flechas. Troté rápidamente en reversa junto a mis compañeros en dirección a la puerta, manteniendo el arco y flecha, donde procedí a disparar a las bocas que se abrían para soltar fuertes rugidos. 

-¡No hay tiempo de enfrentarnos ahora! ¡Ecris! ¡Edward! ¡Marchemos al interior! ¡No podrá entrar por la puerta!-

Decía guardando mi látigo antes de empezar a correr, respirando hondo, tomando un bote de agua bendecida y cerrando los ojos, recitando levemente una pequeña oda, preparándola para evitar que la criatura pudiera siquiera tocar la cercanía de la puerta, cerrando cuando los tres hubiésemos entrado.

Huisteis a gran velocidad de la presencia de aquella criatura. Al cabo de un par de minutos, comprobasteis que el portón del castillo estaba justo a vuestro alcance, sin embargo visteis algo más, se trataba de una pequeña escalera que bajaba hasta dar a una puerta mucho más pequeña. Necesitabais tomar una decisión ¿entrar por la puerta principal, o probar por la pequeña escaleras abajo? No sabíais cuanto tiempo pasaría antes de que la criatura llegase ¿o se estaría haciendo cargo vuestro compañero?

La monstruosa criatura, que a fin de cuentas no era más que el centinela que custodiaba la entrada, te tuvo al alcance para que de un enérgico impulso se abalanzase sobre ti. ¡Un furioso combate estaba a punto de comenzar!